sábado, 2 de julio de 2016

Marcha por Europa



Se movió hasta el Big-Ben y se conmovió hasta el más duro de los londinenses. Se detuvo el tránsito, así que los buses de dos pisos y los clásicos taxis negros cedieron su lugar a una multitud que invadió las calles del centro de Londres para repudiar la inconciencia de los políticos, la misma que llevó a que triunfara la opción de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero también para ratificar la posición pro-europea de la ciudad más cosmopolita del planeta, expresada con la amplitud esperada en las urnas, el jueves 23 de junio último.

Fue, ante todo,  una manifestación completamente pacífica pero, a la vez, cargada de intensidad , firmeza y convicción, aspectos que se reflejaron en cada coro, en cada batir de palmas, en cada una de las inscripciones insertas en las miles y miles de pancartas, así como en el flamear de las banderas azules con el círculo de estrellas, el distintivo de la Unión Europea, entremezcladas con las de los países miembros del organismo continental.

Desde algún lugar Whitney Houston volvió para cantar "I will always love you", la canción de la famosa película "El Guarda Espalda", sólo que el coro de manifestantes cambió el "you" por el "EU" (Unión Europea en inglés) . Más adelante John Lennon interpretó "Imagine" por millonésima vez y miles de gargantas se le asociaron con emoción. Pero la voz de Paul McCartney también dijo presente, así que la multitud esta vez coreó el "Laaalalalalaaaaa, lalalalaaaaa, EU", en lugar del original "Hey Jude". Los rostros de los tres políticos que, con demagogia indecente, llevaron al 53% de los británicos a votar por una opción que abre la ventana al caos y a una crisis política, económica y social tan impensada como innexplicablemente buscada, aparecieron en las pancartas en actitudes payasescas, producto del ingenio popular que en éstas situaciones límites suele acelerarse al máximo.

Mientras las bocinas de los autos y los pulgares en alto de los conductores aprobaban la manifestación popular, en las cafeterías y pubs los matutinos del día daban a conocer las últimas encuestas: un porcentaje inusual de votantes del "Brexit", nueve días después del referendum y al comprobar las consecuencias de un voto irresponsable fabricado por políticos irresponsables, ya están arrepentidos de su sufragio. "Pero qué es todo ésto? Qué me hicieron votar? No tenía ni idea de lo que se venía!" se cuestionan la mayoría de los arrepentidos. A su vez, miles de jóvenes de entre 18 y 25 primaveras, se lamentan por no haber concurrido a las urnas el 23 de junio para depositar lo que hubieran sido votos para que su país permaneciera en la Unión Europea. Por fortuna un 52% de los encuestados confía en que, aún con el Reino Unido fuera de la Unión Europea, el gobierno encontrará la forma de encauzar al país y lo sacará del pozo en el que se encuentra.

Claro que en medio del drama siempre surge algo para rescatar, un oasis en medio del desierto. Las propiedades en el Reino Unido, sobre todo en Londres, siempre estuvieron "por las nubes". Está claro que es un fenómeno inexplicable, pero comprar una casa o un apartamento en Londres, es hablar de cifras astronómicas. El ya famoso "Brexit" ha conseguido lo imposible: tirar abajo el precio de los inmuebles. Se habla ya de hasta un 30% de depreciación de los bienes inmuebles en Londres, aunque ésta caída se hace más notoria en barrios residenciales de alcurnia, como el "copetudo" Kensington, para dar solamente un ejemplo.

Quien votó al "Brexit" porque le resutaba imposible comprar una casa o un apartamento en Londres o en cualquier parte del Reino Unido y necesitaba que los propietarios "se bajaran del caballo", es evidente que se sentirá satsfecho: su objetivo se ha cumplido.