lunes, 19 de marzo de 2018

"Guerra de Espías"

Porton Down es un complejo de laboratorios diseñados especialmente para el análisis de armas químicas, ubicado a pocos kilómetros de la histórica ciudad inglesa de Salisbury, justo en el centro del país, casi a mitad de camino entre las ciudades de Londres y la universitaria Bristol.

Durante aproximadamente dos semanas el lugar será el centro del escándalo que involucra hoy al Reino Unido, a Rusia y a toda Europa. Allí se reciben ahora las muestras de "Novichok", el Agente Nervioso utilizado el domigo 4 de marzo pasado en la medioeval Salisbury, para intentar asesinar al ex espía ruso Sergei Skripal y a su hija Yulia.

ENVENENADOS. En la mañana de ese día un BMW bordeau circulaba por las calles de Salisbury cubriendo el trayecto desde un pequeño cementerio local hasta el centro de la ciudad. Una vez allí, la pareja, un hombre de 66 años y su hija de 33, dejaron el coche e ingresaron en el restorán italiano "Zissi", del que salieron una hora más tarde presumiblemente para tomar "la del estribo" en un pub de la zona. Pocos minutos después de abandonar el pub, el señor Skripal y su hija Yulia aparecieron inertes en un banco de una plaza cercana, imposibilitados de alcanzar el lugar donde el ex espía había estacionado el BMW.

Los primeros habitantes de la ciudad en avistarlos y dar aviso a los servicios de emergencia, jamás imaginaron que estaban siendo testigos del comienzo de un conflicto internacional, mucho más a tono con los años de la "Guerra Fría" que con los días que corren, tiempos convulsionados también, pero en medio de otra escenografía muy diferente por cierto. Un policía internado (aparentemente ya recuperado), presuntamente por haber tocado a la pareja en un frustrado intento de reanimación, decenas de comercios del área clausurados por tiempo indeterminado y 131 perrsonas sometidas a estudios (con resultados negativos) en el hospital cercano, por presumirse que habían contactado con elementos relacionados circunstancialmente con el dúo afectado, configuran solamente parte de las consecuencias locales del atentado.

La investigación de personal especializado se centró muy pronto en el BMW de Skripal, el cual fue trasladado en un camión con zorra hasta un galpón aislado del resto del centro urbano de Salisbury. Paralelamente las tumbas de la esposa y el hijo mayor del ex espía, visitadas por Skripal y su hija en la mañana de ese domingo 4 de marzo, fueron muy pronto aisladas del resto del pequeño cementerio local y en ellas el personal idóneo trabajó durante largas horas y días, en busca de huellas y restos que por estos días son analizados precisamente en Porton Down, pero ya con el trabajo a cargo de una comitiva internacional de peritos en armas químicas, que arribó al aeropuerto de Heathrow desde distintos puntos del planeta.  

ASESINADOS. En 2006 otro ex espía ruso, Alexander Litvinenko, fue asesinado al haber sido envenenado con "Polonium", una sustancia diferente a la utilizada contra Skripal, pero quizás tan letal -o más- que el "Novichok". El lunes 12 de marzo último, tan sólo 8 días después del suceso de Salisbury, el cadáver de Nikolai Glushkov, un hombre de negocios de nacionalidad rusa, fue encontrado en su domicilio del suroeste de Londres. Inicialmente se caratuló a su deceso como "de muerte natural", pero pasadas las horas, cuando Amber Rudd, la Ministro del Interior británica, ordenó la investigación a fondo de las muertes de ciudadanos rusos asilados en el Reino Unido, la autopsia practicada en los restos de Glushkov, arrojó un diagnóstico asombroso: "muerte por estrangulamiento".

Glushkov había sido director de la aerolínea rusa "Aeroflot", En 1999 fue acusado de fraude y lavado de dinero, por lo cual cumplió 5 años de prisión, hasta que en 2004 consiguió asilo político en el Reino Unido. Ultimamente las autoridades rusas habrían detectado que el empresario asesinado se habría apropiado del equivalente a 100 millones de libras esterlinas, precisamente pertenecientes a la compañía "Aeroflot". Presumiblemente esa sería la razón por la cual estaba prevista para esta semana su presentación en Corte. El empresario tenía, a su vez, gran amistad con el ciudadano ruso Boris Berezovsky y ambos eran asiduos críticos del Presidente ruso Vladimir Putin. Esa relación entre ambos duró hasta 2013, cuando Berezovsky fue hallado colgado en el baño de la residencia de su ex esposa, ubicada en el condado inglés de Berkshire.

Con la muerte de Glushkov asciende hoy a 14 la cantidad de rusos exiliados en suelo británico que han sido asesinados, a consecuencia de lo cual la policía se encuentra en estos días estableciendo contacto con los habitantes que ostentan esa condición, con la finalidad de interesarse por su situación actual y cambiar ideas sobre su seguridad en estas tierras..

ACUSACIONES. La "guerra" de declaraciones de uno y de otro lado que se ha desatado a la vera de estos hechos, pero fundamentalmente a raíz de la utilización en suelo británico, por primera vez en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial, de un arma química como el "Novichok", no conoce términos medios. No se miden las palabras, simplemente se dicen de todo. El Ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, quien no se ha caracterizado nunca por su diplomacia en el tema que fuere, acusó directamente al Presidente Putin de ser perssonalmente responsable  por el uso directo de un arma química en las calles del Reino Unido. Otra persona pública que denotó especial agresividad en sus dichos, fue el Secretario de Defensa, Gavin Williamson, quien se lanzó con una especie de "sigan de largo (los rusos) y cállense la boca". A esto el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, criticó el lenguaje utilizado por Williamson, acusándolo de emplear un vocabulario más propio de "una conventillera de feria" que de un Secretario de Defensa.

Independientemente de los términos empleados por las partes, la situación creada es tensa por demás. Las medidas adoptadas por el gobierno de la Primer Ministro británica, Theresa May, son realmente muy duras y los de Putin recién han comenzado a contestarlas. Ambos, May primero y Putin como respuesta, han decretado la expulsión de 23 diplomáticos de la otra parte, de sus respectivos países. Como agregado, May expresó que su gobierno ha comprobado que muchos de esos diplomáticos rusos eran, paralelamente, altos oficiales de inteligencia camuflados. Lo cierto es que la Primer Ministro británica ha ido mucho más lejos, envalentonada quizás por el apoyo incondicional de los países aliados en la OTAN, así como el proveniente de la Unión Europea, fundamentalmente el manifestado por las economías más fuertes del continente, Alemania y Francia. Por más que al principio de la contienda Donald Trump se mostró dubitativo, poco consistente en su juicio, al final el hombre más poderoso del mundo se decantó por responsabilizar a Rusia de la introducción y uso de armas químicas en Europa, por primera vez luego del final de la II Guerra Mundial y, como consecuencia directa, otorgar al gobierno británico su total apoyo y solidaridad.

Existe, por contrapartida, una encendida negativa rusa, desligando al país de toda responsabilidad en la creación, desarrollo y uso del "Novichok", enfatizándose además, por parte de fuentes oficiales, que "sería el peor momento para Putin para involucrarse en algo así", en clara alusión al acto eleccionario del domingo 11 de marzo, cuyo resultado fue el triunfo del candidato oficialista por una abrumadora mayoría que lo ungió Presidente por un cuarto período consecutivo, También se considera que la afirmación alude paralelamente a la organización del próximo Campeonato Mundial de Fútbol que, como se sabe, excede largamente el aspecto deportivo y abarca también el político, cultural y económico de la nación organizadora.

INCOGNITAS. Es por las razones detalladas en el párrafo anterior, que se considera que la respuesta rusa a la acusación y a las medidas del gobierno británico, tardará algo en llegar con la contundencia que es dable esperar, pero llegará sin duda alguna. No es lógico pensar que Putin y su séquito dejen pasar sin inmutarse, ni las acusaciones ni las medidas de May, las cuales abarcan, además de la expulsión de los 23 diplómaticos rusos, la suspensión de relaciones bilaterales al más alto nivel entre ambos países, el desmantelamiento de la red de espionaje ruso en territorio británico,  la cancelación del viaje de personalidades del gobierno británico y de la familia real al próximo Mundial de junio y la advertencia a los ciudadanos británicos que viajen al torneo -y aún a los que lo hagan en calidad de simples turistas- para que se preparen para toda clase de actos de hostigamiento en Rusia y se abstengan de realizar en público comentario alguno sobre la situación creada.

En el Reino Unido los acontecimientos son tomados como una suerte de guerra de espías, según muchos analistas y políticos, "un claro ajuste de cuentas entre elementos enviados desde Rusia y espías disidentes" que, según la propia Theresa May, hace que el país del este sea "directamente culpable de intento de asesinato en suelo británico", tal cual declaró la Primer Ministro cuando dió a conocer las duras medidas adoptadas contra el régimen de Putin.

Las claras interrogantes planteadas ahora son ¿qué tan lejos podrán llegar el Reino Unido y sus alidados de la OTAN, Unión Europea y Estados Unidos, en este conflicto? y ¿cuánto tardará la verdadera respuesta rusa a esta grave acusación y de qué tenor será?