lunes, 28 de mayo de 2018

CON UN HOMBRO AFUERA

Difícil para Salah, difícil para Egipto, El "takle"estilo "Lucha Libre" de Leo Ramos puede haber terminado con los sueños mundialistas del barbado ídolo de Liverpool FC y de millones de fanáticos del país de las pirámides. Un hombro dislocado no es cuento. Un hombro dislocado no es lo que parece a simple vista para el hombre común, es decir, "lo colocamos en su lugar y punto, colorín colorado, este cuento se ha acabado".

Un entrenador de la talla y el prestigio del alemán Jurgen Klopp no se juega en vano a la hora de dar pronósticos sobre la lesión de uno de sus futbolistas. No bien terminada la final de la Liga de Campeones, ya bien entrada la noche del sábado en Kiev. el carismático rubio de lentes fue bastante más gráfico de lo que podía esperarse, a la hora de ser interrogado sobre el tenor y el alcance de la dolencia sufrida por la estrella de su equipo, que lo marginara muy temprano del choque más importante de la temporada. Normalmente en estos casos el responsable del plantel trata de mantenerse cauto y precavido, pero sobre todo abierto a las opciones más optimistas sobre el futuro del futbolista malogrado.

Aún sin descartar la participación de Mohamed Salah en la máxima justa del fútbol mundial, llamó la atención el pesimismo de Klopp, cuando dijo que la lesión del egipcio "no pinta bien, parece algo muy malo para Salah, para nosotros y para Egipto". Agregó que el goleador de la Premier League "está ahora en el hospital tomándose placas pero parece algo bastante malo".

Hoy Salah está recibiendo tratamiento especial en un hospital de España (no se especificó región), supervisado por los médicos de Liverpool FC. Si bien los adelantos en la medicina pueden concretar en estos tiempos auténticos milagros en los seres humanos, nunca hay que perder de vista que un futbolista de alta competencia debe encontrarse en perfectas condiciones físicas para estar en condiciones de competir en un Campeonato del Mundo. No parece que el egipcio, pese a los tratamientos de avanzada que ya, hoy mismo, está recibiendo, llegue a presentarse a la máxima justa mundial sin dar importantes ventajas físicas.

 Existen razones estrictamente médicas para no ser optimistas en cuanto a la participación de Salah en el Mundial del mes próximo. Fuentes del "National Health Service" británico aseguran que una recuperación definitiva de un disloque de hombro, toma de 3 a 4 meses para que, una vez colocado en su lugar, el hombro cicatrice perfectamente, es decir, sin el riesgo de que, al menor esfuerzo, vuelva a dislocarse. El hombro es la articulación del cuerpo humano que más movimiento permite a su influjo, superando así al codo y a la rodilla. Como consecuencia, se deduce que, debido al trabajo a destajo que realiza a diario esa articulación, su cicatrización, tras ser recolocado el hombro luego de un disloque, demanda un largo período.

Sin embargo se puede ser más optimista en cuanto a los plazos de cicatrización del hombro afectado que manejan los fisioterapeutas y traumatólogos del Servicio Nacional de Salud, en este caso, los que están afincados en el Hospital General de Watford, donde fueron consultados por quien escribe este informe. La prensa inglesa, siempre tan profesional y diligente en estos casos, cita un antecedente muy conocido del "Caso Salah". Se recuerda por estos pagos que en 2010 el ex-defensa de Liverpool FC Jamie Carragher, hoy devenido en periodista deportivo de la televisión inglesa, sufrió también una dislocación de hombro y le tomó un plazo de 2 meses el poder regresar a las canchas en la plenitud de sus condiciones. Para el partido debut de Egipto ante Uruguay faltan, al momento de escribirse esta nota, solamente 18 días: ni 3 meses, ni 2 meses.

En el caso de Mohamed Salah, tratándose de un futbolista que compite al mál alto nivel, la posibilidad de un mínimo roce, de un golpe o de un agarrón durante una competencia a destajo como es el Campeonato del Mundo, no es ya una posibilidad, sino una certeza. Es decir, Salah va a caer al césped más de una vez, va a chocar con sus rivales, va a sufrir agarrones, tendrá roces y choques, tantos como normalmente incluye un partido de fútbol en una competencia del máximo nivel. Con ese diganóstico y con lo que informan sobre la lesión los traumatólogos británicos del Servicio Nacional de Salud (National Health Service), no parece muy juicioso aventurar que el egipcio llegará sin problemas al Campeonato del Mundo.

Por lo pronto se da por hecho, además, que Salah no podrá entrenar "a full" durante las próximas dos semanas, de modo que, además del riesgo inminente de un recrudecimiento de la lesión que generaría su presencia ante Uruguay el próximo 15 de junio, su estado físico general, independientemente de la lesión sufrida ante Real Madrid, estaría muy por debajo del nivel mínimo requerido para una competencia de tal índole.

Unido a todo eso el temor, aunque sea casi inconsciente, a que se le vuelva a salir el hombro del lugar y termine definitivamente con su participación en la Copa del Mundo, perseguiría implacablemente al egipcio desde el primer minuto de juego del segundo partido del calendario mundialista.

Parece un hecho que Salah viajará a Rusia. Estará con sus compañeros, con su gente. Tratará de ser un soporte psicológico para los que entren a la cancha y para los que se sienten en el banco de suplentes. Sin embargo, pese a los comunicados optimistas de la Federación Egipcia, del propio Liverpool FC y hasta del mismo futbolista, cuesta hoy imaginar al barbado delantero, el mejor futbolista y el goleador absoluto de la Prremier League, enfrentando a Giménez, Godín y compañía.