La Primer Ministro británica Theresa May se tutea en éstos días con el fantasma del arrepenntimiento ante la posibilidad muy cierta de que el llamado a elecciones generales que propusiera al Parlamento muy poco tiempo atrás, se transforme en un "boomerang" que golpee duramente sus aparentes aspiraciones de negociar una salida radical de la Unión Europea, es decir la aplicación del tan promocionado "Brexit Duro", sin participación del Reino Unido en el Mercado Unico y, por contrapartida, con absoluta independencia para bloquear indiscriminadamente el flujo migratorio proveniente de los países del bloque continental.
RIESGO. "Si estás 20 puntos arriba en las encuestas, no divulgas un manifiesto advirtiendo a las personas vulnerables que habrá cortes en el presupuesto que afectarán puntos claves en sus vidas, tales como el cuidado de los ancianos, los enfermos y los niños", le reprochó a May un parlamentario de su propio partido, el Conservador, ante lo que pretendió ser, muy pocos días atrás, una plataforma electoral diferente, no exenta de las promesas habituales, pero a la vez mostrando una más que arriesgada faceta de sinceridad y crudeza que puede, como mínimo, colocar el objetivo de la Primer Ministro británica sobre una superficie inesperada de arenas movedizas, capaces de tragarse las ilusiones de May en un abrir y cerrar de ojos.
Ya de por sí el sorpresivo llamado a elecciones era extremadamente riesgoso para los planes de la ex-Ministro del Interior del gobierno de David Cameron. El contenido de las urnas develará el próximo jueves 8 de junio si la hoy llamada por sus partidarios "La nueva Dama de Hierro" (alusión a la épica Margaret Thacher), estuvo acertada tratando de explotar al máximo el inusitado margen de popularidad que por entonces le otorgaban las encuestas y de ese modo lograr una mayoría parlamentaria insólita, que le permita bajar a la arena de las espinosas negociaciones post-Brexit con un apoyo único de las Casas del Parlamento de Westminster. Lamentablemente para los intereses de May, los episodios de los últimos días parecen haber alterado bastante ese ambicioso objetivo de la mandamás británica. Es que al resbalón detallado en el párrafo anterior, hay que sumarle un patético intento de May de borrar con el codo lo que había escrito con la mano. La P.M. efectuó declaraciones que fueron guiadas por la desesperación y que estaban destinadas a componer una sinfonía que hiciera flotar entre nubes a los afectados por su insólito manifiesto electoral. Fue entonces que la jefe de editores políticos de la BBC, Laura Kuensberg, le preguntó públicamente si se estaba retractando abiertamente de lo anunciado en dicho documento del Partido Conservador. Entre la espada y la pared, la Primer Ministro intentó negar ante la periodista que hubiera dado una "vuelta de tuerca" en el tema de del cuidado de ancianos y niños, pero lo cierto es que no pudo convencer a nadie con su defensa.
RESBALONES. Nicola Sturgeon, la Primer Ministro escocesa, fiel seguidora de la voluntad de su nación de permanecer en el bloque europeo y ferviente partidaria de convocar a un segundo referendum sobre la independencia del país del Reino Unido, ni lerda ni perezosa, se subió inmediatamente al carro agregando más cáscaras de banana al ya resbaloso camino de May, al negar que su colega inglesa sea "La Dama de Hierro" y afirmar a los medios que, en cambio, "es la reina del Turn Down", es decir, en buen criollo, "la reina de la marcha atrás". Al comprobar lo resbaloso del sendero que estaba transitando, May decidió rápidamente cambiar de frente y centrar su campaña electoral en lo que calificó su "capacidad indudable para llevar adelante las negociaciones post-Brexit" y, por contrapartida, en lo que sentenció como "incapacidad de Jeremy Corbyn (polémico y discutido candidato del Partido Laborista y principal rival de la actual P.M. bitánica) para enfrentar dichas duras conversaciones".
Así las cosas, la candidata "Tory" (mote que designa a los Conservadores), confirmó, tal como había anunciado desde el principio de la campaña, que no se presentará al debate televisivo organizado por la BBC de Londres. En respuesta a dicha deserción, Jeremy Corbyn, el líder y candidato del Laborismo, desafió a May a los cuatro vientos, conminándola a exponer su plataforma en el debate, acusando implícitamente de cobarde a la actual Primer Ministro, por no presentarse al debate público. Sin la presencia de May, el resultado del debate parecería estar revestido de un relativismo indudable, el cual no tendría razones para disiparse hasta bien entrada la noche del jueves 8 de junio, cuando comience a perfilarse la tendencia ganadora en las urnas de todos los rincones del Reino Unido.
CATASTROFE. De todas maneras el matutino "The Times", todo un referente de la prensa escrita británica, mayoritariamente considerado "el uno" de los diarios de las Islas, publicación seria y responsable como pocas en esta parte del planeta, dió a conocer en su edición del miércoles 31 de mayo el resultado de una encuesta que indica que la catástrofe puede asolar las huestes del Partido Conservador, una vez conocidos los resultados de los comicios de la semana próxima. En caso de confirmarse la tendencia que pronostica la encuestadora consultada por la principal publicación británica, los "Tories" enfrentarían una de las peores y más desvastadoras crisis de su larga historia: por primera vez en esta campaña el Partido Laborista estaría al frente en la intención de voto.
De todas maneras, aún en el caso de una victoria "Tory", a esta altura y luego de tanto resbalón, parece desde ya problemático que Theresa May consiga el objetivo primario que la llevó a llamar a elecciones generales, es decir, el ampliar aún más la importante mayoría parlamentaria con la que ya cuenta y enfrentar las conversaciones post-Brexit con la fortaleza de "Dama de Hierro" que le daría un apoyo parlamentario casi insólito, como el que le auguraba el amplio margen de popularidad vaticinado muy poco tiempo atrás por las encuestas...antes de los resbalones que la siempre peligrosa campaña electoral tenía preparados para la confiada Primer Ministro británica.
Aún en el caso de que no se confirmara una increíble derrota de May en las urnas, con una victoria por escaso margen la actual P.M. quedaría en una situación dramática, mucho más que incómoda. Una reducción significativa de la importante mayoría parlamentaria con la que contaba antes de llamar a elecciones con el único fin de acrecentarla aún más, sería simplemente algo trágico para May y para los "Tories", gráficamente una "victoria a lo Pirro", una amarga victoria que dejaría al Partido y a su líder en una posición extremadamente débil para enfrentar las conversaciones post-Brexit con los representaantes de la Unión Europea y que, en consecuencia, podría perfectamente conducir a la renuncia de Theresa May como Primer Ministro británica...recién reelecta.