lunes, 8 de febrero de 2021

KANE: EL REGRESO

Los "Spurs" volvieron al triunfo y esto es lo más importante para encabezar cualquier referencia al úlltimo partido del equipo del norte de Londres.

Lo cierto es que, vaya coincidencia, el retorno a la victoria coincidió con la vuelta del goleador y máxima estrella del equipo, el mismísimo Harry Kane. Igual debe aclararse que a los de Mourinho les costó demasiado, quizás más de la cuenta, el llegar al primer gol del partido, ya que recién a los 52 minutos el clavo perforó la tabla y el gran Harry consiguió abrir el marcador.

Tan sólo 5 minutos después una acalambrante corrida del brasileño Lucas Moura fue rubricada con gran asistencia al coreano Son quien, probablemente vuelto a la vida por el retorno de su socio del alma, selló el segundo gol del partido.

La modestia y hasta la pobreza futbolística de West Bromwich Albion es indiscutible, así que el equipo de las West Midlands se defendió mientras pudo y sólo el mal momento de Tottenham Hotspur permitió al elenco del motivador -y muy poco más por cierto- Sam Allardyce, mantenerse a flote hasta ese minuto 52 que señaló el gol de Kane.

Al final fue 2 a 0 pero quedó muy claro que las huestes de "Mou" están lejos de recuperarse. Les costó demasiado, más de la cuenta, superar a uno de los peores -sino el peor- equipo del certamen y todavía hay que poner en la balanza y tener en cuenta que a al West Bromwich Albion le fueron anulados dos goles por posición adelantada. 

CHELSEA GANA Y SUBE

 Otra vez ganó el Chelsea de Thomas Tuchel y otra vez mostró que juega mucho más de lo que golea.

Nuevamente la dinámica, las variantes, el fútbol moderno del técnico alemán , chocaron con la falta de "punch". En este entorno destacaron Mason Mount y Timo Wener, a la postre la figura de la cancha, rotando, jugando y creando ante un Sheffield United, último en las posiciones, que llegó a complicarles las cosas a los "blues" cuando el zaguero alemán Antonio Rudigger se metió un gol en contra como pocas veces se ve en el fútbol de alto nivel. El defensa pareció ver que su arquero salía de la valla, así que resultó inexplicable a todas luces que le punteara el balón que terminó penetrando lentamente junto al caño derecho, decretándose así el 1 a 1 parcial.

En buen romance, a Chelsea le sobra despliegue, intensidad y hasta clase e ideas, pero continúa sin lograr complementar todas esas virtudes con una buena dosis reforzada de gol. Claro que igualmente gana, así que consecuentemente trepa en la tabla y ya está 5to. en las posiciones de Premier League.

0-0 MENTIROSO

 El 0 a 0 entre Wolverhampton Wanderers y Leicester City no fue mentiroso por el empate sino por ser 0 a 0. Ambos hicieron méritos sobrados para anotar casi desde el arranque del partido.

Pedro Neto, el portugués, uno de los tantos del equipo del también luso Nuno Espirito Santo, gestó las maniobras más peligrosas transitanto por la izquierda de su ataque. En los azules de Brendan Rodgers, Ienacho, Maddison y Barnes se confabularon para crear peligro en el otro extremo de la cancha. Mientras tanto lo del catalán Adama Traoré, arma clave de los "lobos", fue sencillamente infernal. Quebró, desbordó como y cuando se le antojó aún cuando nunca tuvo el apoyo, por el centro del avance, del brasileño Willian José, el ex-Real Sociedad de San Sebastián, ni tampoco de los volantes "naranjas" que no aprovecharon jamás el desequilibrio generado por el exótico fisiculturista puntero español.

La sensación de gol estuvo siempre rondando ambas vallas. El partido jamás se pareció a uno de esos 0 a 0 típicos en los que el gol es una luz muy lejana, tan difusa que jamás alcanza a disipar la oscuridad. Ambos lo buscaron hasta el final, hasta el mismo momento en que el recién ingresado Jamie Vardy desvió un cabezazo que en su manual del goleador, era segura conquista.

Leicester City no pudo llevarse los tres puntos pero al final terminó aprovechando la nueva caída de Liverpool y el increíble empate de Manchester United, por lo cual la cosa no le salió para nada mal ya que quedó  colocado en el tercer lugar de la tabla de Premier.


ARQUERO-JUGADOR, DESGRACIA DE LIVERPOOL

Lo aplastó. Lo dejó chato, sin reacción, lívido, sin aire, impotente, resignado. Eso terminó haciendo al final el Manchester City con el actual campeón Liverpool, asestándole un durísimo 4 a 1 en Anfield Road, el reducto del monarca.

Mucho antes, desde el comienzo del partido, Liverpool había mandado, tenía la iniciativa, la pelota y las mejores intenciones. Llegaba por las bandas y por el centro, desbordaban sus laterales, Alexander-Arnold por derecha y el escocés Andy Robertson por izquierda, mientras el brasileño Roberto Firmino y el senegalés Sadio Mané amenazaban constantemente, mostraban las fauces peligrosamente. Por ahí un aislado manotazo del arquero brasileño Ederson, echando la pelota al corner, no era suficiente reflejo de la supremacía del campeón.  

Manchester City especulaba como nunca lo hace. Defendía bien, dejaba de lado por una vez el mito de la posesión de pelota y cuando llegó, puntualmente una sóla vez en el período inicial, fue penal del brasileño Fabinho sobre el inglés Raheem Sterling, que el turco-alemán Ilkay Gundogán desperdició levantando el balón un metro por encima del horizontal.

El insuceso fue suficiente aguijón para que los de "Pep" se decidieran a encarar el complemento con su fútbol habitual y ya a los 4 minutos el propio Gundogán tuvo la revancha capitalizando un rechazo del arquero brasileño Alisson. Pese a que a los 62 minutos Mohamed Salah, el egipcio, no perdonó desde los 12 pasos, tal situación, el penal cambiado por gol, no dejó de ser un simple oasis en el desierto de la falta de protagonismo de los de Klopp: el cielo siguió celeste sobre el rojo de Anfield porque la visita continuó paseando su juego a gusto y placer en casa ajena.

Lo que se veía en la cancha indicaba claramente que el de Salah no sería el último grito del partido, Y no lo fué, porque los tres últimos gritos, esta vez de dolor, de pena, de rabia, de impotencia, los dió el arquero Alisson Becker, quien se equivocó dos veces en la entrega para terminar provocando el segundo gol de Liverpool y de Gundogán y una vez más -otro pase fallido- que derivó en que el turco-alemán habilitara a Raheem Sterling para el tercer gol visitante. El cuarto, un golazo de la mejor figura de la cancha, el inglés Phil Foden, ya fue simplemente anecdótico porque para entonces todo estaba laudado en Anfield. Simplemente redondeó una goleada -4 a 1- inapelable y lindante con lo humillante.

El arquero-jugador es un "snobismo" pero es también una "desgracia" del fútbol moderno que sigue costando partidos y torneos. Sin ir más lejos Liverpool, gracias a los insucesos de un enorme arquero como es el brasileño Alisson Becker, titular indiscutido en el campeón inglés y en la selección brasileña, quedó a años luz de repetir el sabroso manjar que sería el coronarse, una vez más, como campeón inglés.

El arquero está para atajar y después mandar al balón por aire lo más lejos posible para que sus compañeros traten de ganarlo por arriba o bien en la llamada "segunda pelota", opción que los técnicos sensatos, los de buena cabeza y pies sobre la tierra, suelen entrenar concienzudamente. Todo lo demás es moda barata, moda que incomoda, "snobismo" que conduce a derrotas estrepitosas como la de Liverpool ante Manchester City.

El City de Guardiola  hace rato que pisa fuerte de nuevo. Está más fuerte que nunca y por más que aún falte bastante para el final de la temporada, el título, un nuevo título de Premier para el "celeste", podría aventurarse que está casi a la vuelta de la esquina. 

CONCIERTO DE "BLOOPERS"

Parecía que Manchester United se lo llevaba -3 a 2- con esa providencial "peinada" del escocés Scott McTominay cuando corrían 70 minutos de juego, pero lo cierto es que faltaba un concierto más de "bloopers" a cargo, una vez más, de la última línea del local, a quienes se unieron en la última jugada del partido el técnico sueco Olé Solskjaer y el recién ingresado zaguero Axel Tuanzebe. El entrenador había incluido al juvenil Tuanzebe cuando faltaban sólo dos minutos de los descuentos, en un típico cambio para hacer tiempo, de los tantos que, ridículamente, se mandan los entrenadores para "enfriar" el partido en el tramo final, pero que, invariablemente, significa que el árbitro agregue medio minuto más al tiempo adicional. Treinta segundos que esta vez fueron fatales para el de Old Trafford.

Un zaguero que entra frío en medio de los descuentos, puede ser perfectamente un arma de doble filo. Y este fue justamente el caso del tal Tuanzaebe quien, a nada de ingresar a la cancha, en su ansiedad por resultar útil para el triunfo de su equipo, cometió un foul absolutamente inútil en su mediocampo, lejos del área local, pero toda una oportunidad para que, ya en los 30 segundos finales de adición, todo Everton, incluido el arquero, se fuera en malón sobre el arco del español David De Gea. Y era Everton, era el cuadro de Ancelotti, el mismo que encabeza la tabla de Premier en goles convertidos de pelota quieta. El mismo que especula todo el partido, al viejo estilo italiano -no al nuevo- y "vacuna" al rival cuando éste menos lo espera, arteramente, traicioneramente, a la italiana. 

El centro, casi frontal, llegó llovido, como caído de una galaxia, pero suficiente para que, una vez más, otra más en la tarde, fallara groseramente la zaga del sueco Viktor Lindelof y del capitán Harry Maguire, para que, tras un entrevero, el centrodelantero visitante y goleador del equipo, Dominic Calvert-Lewin, tocara en corto y empatara 3 a 3 un partido que estaba perdido para el equipo del italiano Carlo Ancelotti.

El primer tiempo había terminado con un 2 a 0 que parecía inamovible en favor de Manchester United, con el gol de cabeza de Edison Cavani y el golazo, de novela, antológico del portugués Bruno Fernandes, con una "vaselina" (dicho español) milimétrica sobre el término del período inicial. Everton no había pisado el área rival y esto es literal, así que, quizás por esta razón y por el 2 a 0, el United cayó en la "vieja y querida" subestimación, actitud que debería estar convenientemente desterrada en el fútbol de hoy, en el que hace mucho tiempo se ha dejado de ganar con la camiseta o con situaciones que sólo en apariencia son favorables, o al menos lo parecen.

Después vinieron las barbaridades, obviamente aún peores que la subestimación. es decir la funesta actuación defensiva del triángulo final local, la típica bronca callada y oculta de los demás, que se habían dejado el alma en la cancha para que los de atrás rebotaran de "blooper" en "blooper", cometiendo errores inconcebibles para futbolistas que ganan millones y millones de libras al mes. Lo de Harry Maguire, el capitán del equipo que cae en un promedio casi fijo de un error grueso por partido -cuando no dos- y lo de David De Gea, uno de los futbolistas mejor pagos de Inglaterra, lo cual es lo mismo que decir que gana una suma sideral, astronómica, es simplemente imperdonable.

En el primer gol de Everton, el del descuento tras el 2 a 0 con que finalizara el primer tiempo, Maguire se deja ganar la posición de una forma tan pasiva que hasta parece hacer una reverencia para que pase el futbolista rival. Tras cartón llega  un centro bajo desde la izquierda y De Gea, arrojándose hacia adelante, le da un cachetazo tan suave a la pelota que más bien parece un mimo, arrimándole el balón al francés Doucouré para que éste con toque suave anote el gol visitante.

El 2 a 2 fue un gran remate de James Rodríguez, realmente inapelable.

Manchester City se va en la tabla y, aunque la presunción resulte bastante apresurada porque aún falta un buen trecho para el final del torneo, si el "celeste" de Guardiola mantiene el nivel actual, recuperado con creces del bajón abrupto del principio de la temporada, parece harto difícil que alguien lo alcance. De todos modos, Solskjaer con su cambio en los descuentos, Maguire, Lindelof y De Gea, hicieron esta vez méritos harto suficientes para colaborar con su rival de ciudad en la escalada hacia el título. 

EDISON EDUCATION

"Cavani cumple 34 en los próximos días y miren el despliegue increíble que hace, corre más que los jóvenes, Edison Education, Edison Education". Las palabras del relator de la TV londinense sonaban como música para los oídos de los pocos uruguayos que lo escuchaban, en un país en el que los nacionales del este del río Uruguay no deben superar los 1.000 residentes, yendo quizás demasiado lejos.

El hombre decía lo anterior cuando recién comenzaba el Manchester United versus Everton y aún estaba relativamente lejos el minuto 24, en el que el de Salto, sin salto, más bien agachándose un poco, aprovechó con un cabezazo letal el centro milimétrico del inglés Marcus Rashford de quien, perfectamente puede decirse, que esta vez, quizás como honrosa excepción, directamente le buscó la cabeza a "El Matador" para el 1 a 0 en el "Templo de los Sueños". 

Antes de ese gol de apertura Cavani se había mostrado con su repetido despliegue de energías, moviéndose de un lado al otro del ataque, aparte de colaborar en el bloqueo de la salida rival y hasta bajar hasta donde fuera menester para aportar su habitual cuota de sacrificio, entrega y marca, agregándole un par de toques sutiles y repentinos, con desmarque inmediato para la recepción de un balón que pocas veces le llegó de vuelta.

Cavani está sufriendo la falta de diálogo, tanto verbal, debido a la barrera del idioma que aún está lejos de dominar, como futbolístico, con compañeros que no lo terminan de sintonizar o bien no quieren hacerlo, al menos unos pocos de ellos, a los cuales directamente no se les antoja asumir que ha llegado un "top", un referente a seguir y no a rechazar, un ícono a mirarse en él como en un espejo y no a darle la espalda como a un paria. Además parece obvio que Olé Solskjaer, el técnico noruego, no cuenta entre sus virtudes un carácter suficientemente fuerte como para ponerle coto a la situación y hacer ver a los referentes la importancia de que el club haya accedido a un futbolista de tal categoría.

En fin, como en tantas y tantas cosas de la vida, el futuro, el tiempo, tendrá la última palabra.....  

viernes, 5 de febrero de 2021

CON 10 ES IMPOSIBLE

 A veces en los partidos manda el trámite, es decir la superioridad de un equipo sobre el otro debida directamente a aspectos técnico-tácticos. En otras oportunidades son las situaciones puntuales las que determinan el propio trámite que desemboca en el resultado final.

El triunfo del visitante Wolverhampton Wanderers sobre Arsenal se encuadra perfectamente en esta última premisa: fue un partido que se encaminó primero y se definió después debido a una situación puntual. Si bien los "Wolves" del portugués Nuno Espirito Santo son un muy buen equipo y de a ratos lo demostraban con alguna llegada peligrosa sobre el arco del alemán Bernt Leno, era Arsenal el que mandaba en su casa del norte de Londres. Una excepcional jugada individual del marfileño Pepé finalizó con remate cruzado de derecha -"la de palo" del africano- que incrustó la pelota a media altura contra el segundo palo del portugués Rui Patricio: un golazo que afirmaba todo lo visto hasta ese momento.

Fue sobre la hora del término del primer tiempo que se dió la acción puntual que cambiaría el curso del partido. El nuevo fichaje de los "lobos", el brasileño Willian José, procedente de la Real Sociedad de San Sebastián, le ganó en el pique corto a la línea final "Gunner" y cuando enfrentaba al arquero Leno David Luiz, que corría detrás suyo, lo tocó involuntariamente haciéndolo caer: penal y roja para el zaguero brasileño. La pena máxima la capitalizó en gol el portugués Ruben Neves.

En un segundo fatal todo había cambiado. Ahora estaban 1 a 1 con todo el segundo tiempo por delante y el local con 10 futbolistas en la cancha, en un fútbol que, como el inglés, ningún equipo que se ve en tal situación puede aspirar siquiera a rescatar un punto. Y así fue también esta vez. No hubo misterios, apenas reanudado el encuentro, el luso Moutinho encajó un golazo tras un espectacular remate de media distancia y ya el resto fue anecdótico.

El arquero local Leno vio la roja a los 72 minutos por meter la mano fuera de su área cortando una clara situación de gol. El visitante pasó esos minutos finales tratando de asegurar el partido para evitar sorpresas desagradables. Extrañamente el Wolves no consiguió  ese objetivo y de esa forma fue contra lo que es el patrón en Premier para esta clase de situaciones. Así las cosas casi lo termina pagando carísimo, porque en la hora el gabonés Pierre Aubameyang, en una incursión aislada del local, vió su remate a boca de jarro bloqueado por el cuerpo de un defensor que terminó salvando de milagro el arco de Rui Patricio.

Claro, porque esto no deja de ser fútbol y en fútbol, a veces, todo puede suceder por más patrones que impongan las situaciones puntuales. No fue este el caso, pero ¡qué cerca que estuvo! 

POR ESTA VEZ 1 A 0 FUE VENTAJA

El nuevo Chelsea del entrenador alemán Thomas Tuchel mostró otra vez los colmillos y bien afilados por cierto. Impuso el ritmo, marcó el compás, llevó peligro y definitivamente fue más que el Tottenham Hotspur de José Mourinho. El 1 a 0 concretado gracias al penal que certeramente convirtió el ítalo-brasileño Jorginho a los 24 minutos, marcó una victoria con gusto a poco del equipo del oeste de Londres.

Es que el "blue" nuevamente falló a la hora señalada, en el momento clave y crucial de la definición. Todo lo bueno que creó la figura del partido, Mason Mount, complementado por el siempre explosivo pero muy impreciso Timo Werner y el trabajo a destajo del italo-brasileño Jorginho y del croata Mateo Kovacik, terminó corriendo serio riesgo de desmoronarse como un castillo de arena si la gran reacción final del local hubiera sido coronada por el gol.

Variantes ofensivas, certera ocupación de espacios, mucha dinámica e intensidad casi constante, fueron virtudes que se quejaron casi agónicamente de la falta del señor gol que las coronara, el mismo gol que es el rey del fútbol, el todopoderoso que gana los partidos. Mientras tanto los "Spurs" de Mourinho volvieron a sentir demasiado la ausencia por lesión de su goleador y estrella Harry Kane. A su socio, el coreano Son, que le falte Kane es como que le corten una pierna porque su rendimiento cae estrepitosamente. En una imaginaria escala de valores, puede afirmarse tranquilamente que Son, sin Kane, cae de cien a cero.

Y con el coreano se viene abajo todo el equipo que en su propia casa del "White Hart Lane" se mostró lánguido, pasivo, estático e impotente. Solamente el hecho de que Chelsea no lograra concretar en la red la enorme superioridad que mostró en el juego, despertó del sueño a los pupilos de "Mou", los cuales en los últimos 15 minutos arreciaron contra el arco del francés Mendy y estuvieron a punto de igualar un partido que les había sido netamente desfavorable.

Este Chelsea de Tuchel muestra mucho en poco tiempo de trabajo del alemán, pero si la definición sigue brillando por su ausencia, los de Stamford Bridge tendrán más de un dolor de cabeza en lo que resta del torneo. Por esta vez 1 a 0 fue ventaja, pero no siempre lo será.

UN DEBUT SOÑADO

 West Ham United llegaba por todos lados utilizando un sinnúmero de variantes ofensivas que casi invariablemente tenían como actores principales al debutante Jesse Lingard -a préstamo desde Manchester United- y al mediocampista checo Tomás Soucek, ambos magníficamente complementados por el corpulento Michail Antonio en la zona de definición.

Particularmente la sociedad de Lingard con Antonio resultó letal para los intereses del local Aston Villa que nunca encontró el método para frenarlos o interrumpir la conexión entre ambos de alguna manera. De esa manera, con semejante fórmula, la visita dió siempre la sensación de pisar fuerte y de mandar en casa ajena.

Para Lingard y para su entrenador David Moyes fue un reencuentro memorable, ya que ambos llegaron a coincidir en sus respectivos roles defendiendo al gigante de Old Trafford. Y también, por supuesto, fue el debut soñado del volante en el equipo del sur de Londres, con una actuación memorable coronada por dos goles, ambos con sendas y preciosas asistencias de Michail Antonio, un "9" que cuando no convierte aplica, en cambio, aptitudes técnicas estimables a la hora de asistir a cualquiera de sus compañeros.

En resumen, la gala fue completa: reencuentro, debut soñado con gran actuación y dos goles del nuevo, excelente rendimiento colectivo y triunfo categórico como directa consecuencia de todo lo anterior: 3 a 1 y el West Ham United que se trepa en la tabla y hoy por hoy ocupa el 5to. lugar, el cual equivale a Europa League 1 por Inglaterra.

LA AVENTURA DE POTTER

 Resumido en una frase, el comentario podría ser que fue muy pobre lo de Liverpool y muy meritorio lo de Brighton en Anfield. Los azules del balneario cerraron todos los caminos hacia su arquero Sánchez y todavía les dió la cuerda para entrenar su audacia cuando se acercaron peligrosamente a la valla local.

Graham Potter, el técnico visitante, planteó el partido perfecto, tal como lo había hecho sólo dos días antes cuando su equipo derrotara al Tottenham Hotspur de José Mourinho. Brighton creó casi siempre una clara superioridad numérica en todos los sectores de la cancha y solamente esa hábil maniobra, optimizada con mucha disciplina y sacrificio, generó supremacía fubolística sobre el poderoso Liverpool.

Aún así, el grande siempre es el grande y por eso sobre los 25 minutos Liverpool se decidió a apretar las tuercas y tratar de ajustar el motor a como diera lugar. Se le fué encima al visitante, pero entonces Brighton, aún replegado más de la cuenta y de lo aconsejable debido al impulso de su encumbrado oponente, mostró que también sabía defenderse con uñas y dientes, ya que para entonces ya se le hacía muy problemático salir a la descubierta.

Sin embargo, en medio de ese asedio por momentos asfixiante, esporádicamente el endiablado belga Leandro Trossard se las ingenió para descolgarse por la banda izquierda, creando, adornando con sorprendente habilidad y definiendo él mismo una jugada casi increíble, realmente una muestra colosal de arte individual como muy pocas veces se ve en el fútbol automatizado y mecanizado de nuestros días. El remate final, ejecutado por el belga casi con el último aliento, fue tapado por el arquero alemán Keller. La jugada personal de Trossard fue la mejor del partido y la chance de gol resultó, pese al asedio en malón del local, la más clara y peligrosa del partido, exceptuando, claro está, la del gol de Alzate, a los 56 minutos de juego.

Lo de Brighton fue sencillamente tremendo, derrotando claramente, no de casualidad por cierto, a dos grandes de la Premier League en tan sólo dos días. Uno de ellos es el campeón inglés actual, nada más ni nada menos. Los de Potter quieren escribir un libro de aventuras y  por eso se separan cada vez más de los colistas de la tabla...ganándole a los grandotes. 

CITY SE FLOREÓ

 El regalo del arquero internacional inglés Nick Pope, obsequiando un rebote infantil al brasileño Gabriel Jesús, a sólo 3 minutos de comenzado el partido entre Manchester City y Burnley, permitió a los de Guardiola elegir entre dos opciones: golear o descansar.

Entre extremarse a fondo o preservar los físicos castigados por un fixture cruel al extremo, la elección fue cuidarse, aún jugando su fútbol habitual. Tuvieron la pelota como siempre, se asociaron y triangularon tal cual es su costumbre pero haciéndolo a media máquina, sin alimentar demasiado las calderas.

Con esa disposición le alcanzó al City para aumentar por medio de Rahem Sterling a los 38 minutos de juego, marcando el 2 a 0 que sería definitivo. Si en ese mismo instante hubiera sonado el silbato del árbitro dando por terminado el partido, estaba bien porque de ahí en adelante, es decir durante todo el segundo tiempo, el líder absoluto Manchester City se floreó en la cancha dando un recital de fútbol ante un Burnley que entregó sus armas, si es que tenía alguna, ya en ese minuto 3 con ese gol regalado casi antes de pisar la cancha.

"CAVANI SERA IDOLO EN EL UNITED"

Lo había buscado desde el primer minuto con el ahínco con que siempre lo persiguen todos los "nueves" del mundo, aunque hoy Edison Cavani lleve, a pedido propio según confesó el noruego Olé Solskjaer, el legendario e histórico "7" en la camiseta del Manchester United.

Claro que estaba a la expectativa de su gol, por supuesto que lo ansiaba y que hasta lo estaba extrañando un poco, pero el salteño es uno de esos pocos goleadores, grandes por dentro y por fuera, que saben reprimir sus ansias de red en beneficio del bien de su equipo. En buen romance, Cavani puede arder por dentro en la búsqueda de su gol, pero jamás va a permitir que ese sentimiento le impida entregarse al equipo en cuerpo y alma y, yendo aún más lejos, si la cosa pasa por capitular y entregarle el tanto a un compañero que está en mejor situación que él para convertir, no sólo lo hará sino que será luego el primero en festejar la coquista con el anotador.

Con esas premisas sobre el mantel, el uruguayo había participado con toques sutiles y geniales en dos de los tres primeros goles de Manchester United al Southampton, cuando Luke Shaw, un lateral que cada día juega más, apuntó directo a su frente y "disparó" un centro exacto, milimétrico, para que Cavani le ´pusiera a la pelota dos dedos de frente y la encajara abajo, junto al caño derecho del arquero Alex McCarthy.

Mucho antes de ese momento de explosión, el relator de la cadena BT Sports, todo un auténtico admirador de "El Matador", había dedicado buena parte de su relato a deshacerse en elogios alusivos todos a la categoría del salteño y a la "gran pegada" de Manchester United al haberlo fichado contra muchos pronósticos que daban al uruguayo, de 33 años, como terminado futbolísticamente. En determinado momento, bastante antes de ese cuarto gol detallado en el párrafo anterior, el periodista comentó que "cuando vuelva la gente a los estadios Cavani será tratado como ídolo por la hinchada del United, simplemente porque con sus goles pero sobre todo con esa entrega y ese sacrificio por el equipo, el público local lo va a adorar y le va a cantar en los estadios". Una alocución como para inflar pechos y hacer erizar la piel de uruguayos varios. 

Sobre la hora de finalización de los primeros 45 minutos, el ex-Danubio, Palermo, Nápoli y PSG se mandaba en línea recta hacia el área rival cuando los tapones de un defensa rival se plantaron sobre el cuello de su pie derecho. El árbitro Mike Dean, uno de los "top" de la Premier League, marcó penal pero el VAR, correctamente, comprobó luego que, si bien la punta del zapato de Cavani pisaba la línea del área grande, el "planchazo" sobre el cuello del pie se había dado unos10 centímetros antes de la raya. El tiro libre ejecutado por el experto portugués Bruno Fernandes, quien intentó "la gran Recoba" rematando bajo, por donde reptan las serpientes, para que la pelota, al saltar los integrantes de la barrera, pasara por debajo de todos los pies, no tuvo éxito alguno ya que hubo quien no saltó y en él rebotaron el balón y el peligro para McCarthy.

Más tarde, luego de la goleada casi indecente, la más catastrófica hasta ahora en esta Premier, el entrevistador de la cadena BT Sports le preguntó al técnico Solskjaer por qué había sustituido a Cavani al terminar el primer tiempo, si todo el panel televisivo había estado de acuerdo en que el salteño venía siendo el mejor jugador de la cancha. El noruego contestó que estaba de acuerdo con los periodistas pero que el tobillo del goleador aparecía muy hinchado tras la última jugada por él protagonizada al filo de la terminación del período y que "ya para entonces estaba muy claro -4 a 0 parcial- que no merecía la pena correr el menor riesgo de agravamiento de la lesión".

En cuanto al 9 a 0 de Manchester United sobre un desconocido Southampton, que venía bárbaro, escapado por varios cuerpos de la luz roja del descenso, con actuaciones hasta sorprendentes, buen fútbol y la gran actitud impuesta por el técnico austríaco Ralph Hasenhüttl, un motivador nato, no dejó de ser un resultado asombroso por demás, aún pese a que es conocido que en el fútbol inglés, contrariamente a lo que sucede en el extra terrestre fútbol uruguayo de entre casa, quedarse con un hombre menos es derrota segura. Y los "Saints" lo sufrieron por más de 90 minutos, incluyendo los descuentos, porque desde el minuto uno, en forma absurda y totalmente inexplicable, el mediocampista Alexandre Jankewitz se hizo expulsar por el árbitro Dean y condenó a su equipo a la derrota y al martirio consiguiente de enfrentar al local en "Old Trafford" con un jugador menos durtante todo el encuentro.

El resto lo hizo el golpe psicológico que se llevó el visitante. La vergüenza que pasó Southampton se debió a que sus futbolistas no lograron asumir que debían encarar semejante partido, de visitantes ante tan encumbrado rival, jugando con 10 futbolistas en la cancha. No lucharon siquiera, se entregaron mansamente y esto resultó casi tan inexplicable y fuera de luegar como la absurda actitud de Jankewitz.

lunes, 1 de febrero de 2021

EL PEOR "SPURS"

 Fue el peor Tottenham Hotspur que puede verse. Impotente, pasivo, apático, sin fuerza, sin espíritu de lucha, sin rebeldía, permisivo con el rival. 

Brighton, pese a la conocida modestia de su formación, mandó en su feudo y hasta resultó extraño por demás, aunque decirlo parezca algo de otro planeta, que no pudiera ampliar ese 1 a 0 que llegó tras gran jugada colectiva muy bien culminada por el belga Leandro Trossard cuando sólo corrían 16 minutos de juego. Para destacar estuvo sobre el césped la gran actuación del argentino con apellido escocés, Alexis Mac Allister. El pampeano comandó a su equipo, a veces de frac y galera, en otras ocasiones a pura tracción sangre. El de la selección argentina fue la figura de la cancha y claro, como no podía ser de otra manera, tuvo participación decisiva en el único gol del partido.

Los Spurs pierden pie rápidamente en las posiciones, ya que luego de su segunda derrota consecutiva han caído al sexto lugar de la tabla, pero José Mourinho, en declaraciones posteriores al encuentro, habló de una recuperación de su equipo, de una gran actitud de sus jugadores en el segundo tiempo que realmente nadie pudo ver. Si bien Harry Kane, su estrella y goleador, estuvo ausente por lesión, nadie sacó la cara por él. Por ejemplo, su compinche, el coreano Son, sigue extrañamente apagado, sin aparecer siquiera en los partidos.

Ante Brighton Gareth Bale arrancó como titular pero su presencia en la cancha fue nominal, así que mientras estuvo en el terreno puede decirse tranquilamente que su presencia en el club del norte de Londres no se justifica ni se explica en lo más mínimo. 

 

LIVERPOOL "POR LOS PALOS"

Con un 3 a 1 contundente y expresivo ante West Ham en Londres, Liverpool confirmó su reencuentro con la senda del triunfo, está tercero a sólo un punto de Manchester United y a cuatro del líder City. Esa sería la información objetiva, somera, clara y concisa. Lo otro, lo que vale más, lo que ausculta audazmente -o quizás no tanto- el futuro, es decir que se avizora tierra a la vista para los de Jurgen Klopp. La nave parece haber encontrado el rumbo y tanto la tripulación como el capitán dan señales claras de que estarán en la conversación por un nuevo título de Premier. Utilizando jerga turfística puede decirse que "Liverpool se viene por los palos".

Lo curioso es que un torneo que comenzó entreverado por demás, con equipos que se turnaban tanto en el liderazgo como en las posiciones de vanguardia, amenaza ahora con terminar definiéndose entre los dos clubes que lo han obtenido en sus últimas dos ediciones: el Manchester City de "Pep" Guardiola y el Liverpool de Jurgen Klopp. Se dará o no, pero lo cierto es que la constante de las últimas fechas, con la recuperación cierta y contundente que ambos clubes exhiben, junto con los tropiezos de aquellos que los amenazaban seriamente, esta posibilidad ha adquirido fuerza inusitada y, por tanto, no puede obviarse.

En el triunfo ante West Ham deslumbró una vez más el egipcio Mohamed Salah, anotando dos de los tres goles del ganador, aunque el segundo de ellos merecería ser pintado al óleo y expuesto en la "National Gallery" de Londres. Debido a que eso no se producirá, esa anotación seguramente estará compitiendo seriamente por el gol del año cuando esté terminando este 2021. La velocidad y la precisión de la jugada que imprimieron primero el carrilero Trent Alexander-Arnold y enseguida el suizo Sherdan Shaquiri, no fueron nada comparadas con la pincelada final del goleador egipcio, "matando" con la pierna izquierda, en plena carrera, una pelota imposible y definiendo con la derecha suavemente a la derecha del arquero polaco Lukas Fabianski.

West Ham no supo nunca aprovechar las ventajas de integración que le otorgó la imprescindible rotación llevada a cabo por Klopp, en una temporada rigurosa por demás, que es más cruda todavía para los equipos más poderosos de las ligas europeas. El de Londres tenía que ser audaz, se imponía tal actitud en su "London Stadium" de Stratford y ante un rival que improvisaba formación y sistema de juego.

Los de David Moyes fallaron feo, no aprovecharon su oportunidad y entonces también perdieron feo. 

EL "LOCO" BIELSA GANO OTRA VEZ

 El 1 a 1 madrugador firmado con los goles de Harvey Barnes para Leicester City a los 13' y de Stuart Dallas para Leeds United dos minutos después, fue presagio de uno de esos típicos partidos de vértigo permanente, poca marca, muchos espacios y goles varios, que son tan comunes en el marco de la Premier League inglesa. 

Nada tan errado porque luego de esos cimbronazos iniciales ambos durmieron una larga siesta que duró hasta los 70 minutos cuando Patrick Bamford, el goleador del equipo dirigido por Marcelo Bielsa, definió bárbaro para remontar el marcador. Fue recién entonces cuando Leicester City se acordó de que es usualmente un cuadro intenso y que gracias a esa virtud, entre otras, estuvo hasta ahora mirando la tabla desde arriba.

Los dirigidos por el nor-irlandés Brendan Rodgers se fueron con todo contra el arco del francés Illan Meslier pero en su desenfreno, tras un corner a su favor, salió una contra de Leeds a 200 kilómetros por hora, tras la cual el encendido Patrick Bamford le sirvió la pelota en bandeja a su compañero Jack Harrison para que la soplara como a una velita hacia el arco vacío del danés Kasper Schmeichel, quien había salido despavorido a tapar el remate del ariete de Bielsa, disparo que nunca se produjo.

De esa forma, con Bamford a la cabeza, el "Loco" Bielsa y su banda del noreste de Inglaterra, ganaron -3 a 1- su segundo partido consecutivo y se van trepando sigilosamente a la mitad de la tabla con la esperanza muy difusa aún, pero esperanza al fin, de meterse en una de las posiciones que clasifican a Europa League.

Leicester City, sin el lesionado Jamie Vardy -ausencia clave por supuesto- se guardó la intensidad que es su arma principal, favoreciendo de esa manera al siempre frágil planteo defensivo de Bielsa, para dejar 3 puntos por el camino, junto con el segundo lugar en la tabla de Premier al que pudo haber accedido con un triunfo ante los del noreste del país, aprovechando el nuevo tropiezo del Manchester United de Edison Cavani.

EL CHELSEA "ALEMÁN"

 Avanzaba el reloj y el dominio de Chelsea, del nuevo Chelsea dirigido por el alemán Thomas Tuchel, era cada vez más claro, con mucho vértigo, sorpresa y verticalidad, así que a los 40 minutos, más tarde de la cuenta por cierto, llegó el gol del vasco Azpilicueta tras una enorme jugada colectiva que culminó muy bien el capitán del equipo.

Apareció un Chelsea sin ataduras, liberado, suelto y relajado, que llenó la cancha con dinámica y decisión. Dentro de ese panorama la espigada figura del media punta Callum Hudson-Odoi sobresalió nítidamente y no sólo por su altura precisamente: asistió a Azpilicueta en su gol y además estuvo siempre en la elaboración y culminación de las mejores jugadas del hoy equipo de "TT".

Quizás lo más destacado de la tarde de Stamford Bridge fue que cuando el técnico alemán  hizo lugar en el equipo para su coterráneo Kai Havertz y para el estadounidense Christian Pulisic, el ritmo y la intensidad del equipo, que habían comenzado a decrecer, se reactivaron y al final de ese camino tan auspicioso llegó el golazo del español Marcos Alonso, que para el ibérico tuvo claro sabor a revancha, ya que el carrilero hacía mucho tiempo que no jugaba tras un encontronazo mantenido con el entrenador anterior, Frank Lampard.

En cuanto a Burnley, el visitante, se mostró siempre impotente y por largos momentos fue tan sólo un espectador impasible, por cierto que pasivo, del espectáculo futbolístico que daba su encumbrado rival.

No hubo goleada de puro milagro. Fue 2 a 0 pero fue paliza y, lo que es más importante, puede haber representado el comienzo de un camino de franca recuperación de Chelsea, un grande que había estado bastante venido a menos antes de la llegada de Thomas Tuchel.

EL UNITED PIERDE PIE

 Muy poco para cada uno y al final no fue para ninguno, Poco por aquí, poco por allá, ambos, Arsenal y Manchester United, quisieron más que lo que hicieron. El partido fue por momentos entreverado, sólo de a ratos clarificado.

El horizontal del arquero español David De Gea negó el gol de Arsenal al francés Alexander Lacazette. Del otro lado de la cancha Edison Cavani tuvo dos de su especialidad, es decir clásicos anticipos ofensivos con apariciones fantasmales de su estilo, pero esta vez la suerte le fue esquiva y el balón lamió primero el caño izquierdo y minutos después el derecho del alemán Leno. Hubo alguna otra ocasión de peligro, pero las descriptas fueron lo más claro de un partido que no lo fue tanto.

En cuanto a Edison Cavani, puede tranquilamente afirmarse que siempre estuvo alerta, no se alteró tampoco su costumbre de sumar kilómetros de recorrido como si los coleccionara y se mostró siempre disponible para el último toque, puso toda la carne en el asador pero esta vez simplemente no le tocó, no se le dió.

Fue 0 a 0 y fue ajustado a la realidad. Y la realidad es, además, que el United sigue perdiendo pie. Se le va el City y todo apunta a que, si este rumbo se mantiene, Liverpool se unirá a los "citizens" en la escapada final por el título.

"PEP" HAY UNO SÓLO

 A Guardiola no se le puede imitar porque Guardiola hay uno sólo y lo que manda hacer en una cancha de fútbol es la consecuencia de muchos años de estudio, análisis y trabajo práctico. Al respecto existen anécdotas imperdibles del "Loco" Abreu sobre el tiempo que compartieron ambos en el fútbol mexicano. Asi que, aparte de que las imitaciones nunca fueron buenas, es altamente probable que en este caso puntual las copias salgan rematadamente mal; de hecho esto es así invariablemente.

Lo que ordena hacer "Pep" sobre el verde les resulta a los más veteranos muy parecido al "Fútbol Total" de la "Naranja Mecánica", aquella histórica Holanda del '74, y más aún lo es cuando logra un mayor porcentaje de verticalidad en el juego, cosa que su actual equipo, el Manchester City, no siempre consigue. Justamente esa carencia de vértigo, de "punch", de alma de "killer", que los "citizen" evidenciaron hasta bien entrada la presente temporada, llevó a muchos a preguntarse si el estilo de su técnico estaba ya caduco, perimido, hasta pasado de moda y si habría llegado el momento en que los demás entrenadores le habían tomado los puntos. Es una pregunta que se hicieron tanto el hincha común como los especialistas.

Hoy, pasado ya el ecuador de la temporada, casi puede afirmarse que parece, al menos parece ya que está visto que en esto del fútbol no hay nada escrito, que hay Guardiola para rato. Ante Sheffield United, el último de la tabla y con todos los boletos en su poder para caer a Segunda División, los únicos puestos fijos de los celestes de Manchester fueron los tres de atrás, el arquero brasileño Ederson y, a medias porque también se movió permanentemente, el centrodelantero Gabriel Jesús, a la postre autor del único gol del partido.

El portugués Bernardo Silva, carrilero por derecha, y el ucraniano Zinchenko, su homónimo por izquierda, se meclaron permanentemente con el turco-alemán Gundogán, con el español Ferrán Torres y con el inglés Phil Foden, intercambiando posiciones, triangulando y dialogando constantemente con la pelota y sin ella. Tales asociaciones fueron más que suficientes para generar una superioridad avasallante frente a su modesto rival, pese a que, una vez más, a los pupilos de "Pep" les faltó verticalidad, carencia que al menos esta vez puede explicarse por las ausencias de Raheem Sterling y Kevin De Bruyne, dos símbolos vivientes del cambio de ritmo, la velocidad y la contudencia.

Fue un 1 a 0 con gusto a poco, pero alcanzó para solidificar a Manchester City como líder absoluto de esta edición de la Premier League.