|Le marca el pase a Pierre Emerick Aubameyang. El francés nacido en Gabón mete el balón magistralmente entre la última línea de los Spurs. Sobre la derecha de su ataque Lucas Torreira pone un pique corto que lo deja mirando a los ojos de Hugo Lloris, el arquero campeón del mundo. Asimilada la ubicación del golero, con una frialdad pasmosa, el uruguayo acaricia la pelota y, dándole efecto hacia afuera, la coloca contra el segundo palo del arco visitante. Corre enloquecido, se quita la camiseta, queda hincado junto al banderín del corner y ya no se le ve más porque sus compañeros forman una montaña humana sobre su pequeño cuerpo, mientras el Emirates Stadium se cae encima de ellos: es el 4 a 2, es victoria clásica asegurada, de atrás, contra un penal fabricado por el coreano Son y "comprado" por el árbitro Mike Dean.
Pero mucho más que todo lo eventual, mucho más que el producto de una tarde clásica gloriosa, ideal, fantástica, es la confirmación de una nueva era "Gunner". La era del nuevo entrenador, el vasco Unai Emery, de dos goleadores envidiables como los franceses Aubameyang y Lacazette, de un equipo que lleva la friolera de 19 partidos sin perder, de una hinchada que vuelve a creer.
RELIQUIA. Y la era de Lucas Torreira, Un ídolo indiscutible de la gente del club más popular de Londres. "Matan" por él acá, apuntaba en la noche de Uruguay-Brasil, un vendedor de reliquias "Gunner" de los alrededores del estadio. En su puesto callejero un cuadro de Torreira mandaba en los escaparates y tenía marcado un precio de nada más ni nada menos que 300 libras esterlinas, esto es, unos 12.000 pesos uruguayos: de locos. Por eso el primer gol de Lucas con la camiseta de Arsenal, con toda su brillantez tanto en la elaboración como en la culminación, y anotado justo en el clásico ante el archirival, Tottenham Hotspur, no deja de ser la simple y lógica culminación de todo lo que ha sembrado el fraybentino en los contados meses que lleva en su nuevo club.
El uruguayo llegaba a una Liga muy diferente a la italiana. En la Serie A un mediocampista de marca es arropado por el entrenador de turno a través de esquemas defensivos y precautorios que cierran los espacios a los delanteros rivales. Precisamente en este aspecto la Premier es implacable, cruda, demoledora. Se juega a cara o cruz, se especula poco y nada, se ataca, se demuele al rival, se mata. Esa es la razón fundamental por la cual, astuto, inteligente, el vasco Emery demoró en confirmar a Lucas Torreira como titular indiscutido de este equipo de Arsenal. Creyó imprescindible que el ex-volante de la Sampdoria "campaneara" los partidos desde afuera, que viera como se jugaban las cartas en la Premier, que calculara sus posibilidades. Así, al principio, Lucas entraba a la cancha en cuentagotas, aunque el ex-técnico de PSG nunca dudó que estaba cercano el día en que Torreira sería inamovible en su alineación. Simplemente quería al de Fray Bentos en su máximo nivel de rendimiento. Preparó la bomba para que explotara en toda su potencia y logró el producto que deseaba o quizás más eficaz todavía. Hoy Lucas, erguido, saca pecho, patrulla el mediocampo. vigila, manda, marca a cada compañero cuál es el mejor pase de acuerdo a la coyuntura del momento. Por momentos parece un león transitando su feudo, rugiendo, temible al defender y al atacar.
VENERADO. "Clase de Historia", tituló el matutino londinense "The Sun" el día después del gran clásico del norte de Londres. Junto a dicho encabezamiento aparece la foto del pofesor de esa clase, Lucas Torreira, de puños apretados y brazos extendidos, corriendo hacia el banderín del corner con la camiseta en la mano, en un festejo desenfrenado y enloquecido. Ha sido el mejor jugador de la cancha en tres de los últimos cuatro partidos de Arsenal por Premier League, una competencia exigente hasta la opresión, que inhibe, que mata, que liquida a quienes no están hechos a prueba de balas...No a Lucas Torreira, ese uruguayo al que la hinchada "Gunner" canta sin parar durante todos los partidos: "Lucas Torreira, el que mide 5 pies y medio, el que llegó de Uruguay..."
Es respetado por los rivales, es venerado y adorado por sus hinchas casi hasta lo incomprensible, tal como se desprende de la afirmación de un hincha durante los festejos del domingo por la noche en Piccadilly Circus, corazón del centro de Londres: "Sí, claro, el clásico ganado de atrás como el Arsenal de antes, es formidable, pero que Torreira haya anotado su primer gol justo en un partido así, es lo que más me llenó el día". Es que Lucas le vino a Arsenal "como anillo al dedo". Pasaron años interminables entre el cierre del ciclo del legendario caudillo, el francés Patrick Vieira y la llegada del fraybentino. Años eternos durante los cuales los delanteros rivales se hicieron infinidad de "picnics" con los defensas "Gunner", sin que nadie los molestara siquiera en sus incursiones desvastadoras.
Quizás el hincha, ya sin garganta, entre el revolear de bufandas y banderas rojiblancas brillando a la luz de las marquesinas de Piccadilly Circus, haya sido infinitamente más gráfico que mil palabras: "el setenta por ciento de La Tierra la cubre el agua y el treinta por ciento restante la cubre Torreira".