Con un agónico gol de cabeza de su capitán Virgil Van Dijk cuando hasta el alargue se moría y los penales acechaban expectantes, Liverpool, con una oncena que había quedado poblada de adolescentes y con sus estrellas rutilantes -lesionadas- sufriendo en la platea principal del legendario Wembley, derrotó a un recuperado Chelsea que con frecuencia había asediado el arco del alemán Kelleher, estando a punto varias veces de lograr el objetivo que al final se le escapó. Esa pelota que se metió junto al vertical izquierdo del arco de Petrovic era inatajable porque volaba cargada con el peso de la historia de uno de los clubes más laureados del planeta.
REPARTO. El primer tiempo de la final de la EFL Cup resultó un tuya y mía entre los dos rivales. Se repartieron todo: entrada, plato principal y postre. Comenzó mejor Liverpool, replicó Chelsea con mayor volumen de fútbol y hasta con un gol de Raheem Sterling anulado por un hombro adelantado de su asistidor. En este caso se aplicó, una vez más, la ridícula ley del offside que el mundo del fútbol debe soportar hoy en día.
Aparte de ese gran detalle que obviamente incidió en el resultado parcial, el reparto entre ambos incluyó también a las situaciones de gol: Petrovic le negó la conquista a Luis Díaz, Kelleher hizo lo mismo con Cole Palmer, Andy Robertson se mandó el cierre de su vida ante el mismo Palmer y el caño izquierdo de Petrovic sonó fuerte tras un gran frentazo del neerlandés Cody Gakpo, el sustituto natural de Darwin Núñez. Entre ocasiones no concretadas y reparto de protagonismo, se fue el primer tiempo de la final.
KELLEHER. A medida que transcurría el complemento esa paridad se fue desdibujando, más que nada porque un Chelsea completo fue imponiendo cierta supremacía sobre un Liverpool mermado por las lesiones. En ese entorno el colombiano Luis Díaz se puso el equipo al hombro y lo intentó todo con su clásica movilidad, sus ganas y su técnica. No fue suficiente porque el equipo de Londres estaba mejor integrado y sólo el vertical derecho y un formidable Kelleher se interpusieron nuevamente entre Cole Palmer, Connor Gallagher y el gol. Pese a ese panorama las pelotas quietas comenzaron a esbozarse como un problema para los dirigidos por Mauricio Pochettino y entonces un gol de Van Dijk terminó siendo insólitamente anulado por el VAR, cuyos oficiales interpretaron que el japonés Endo, en posición adelantada totalmente pasiva, obstaculizaba la marca de un defensa rival. El árbitro de cancha concurrió al monitor y, tal cual es casi una regla, terminó dándole la razón a sus pares de la cabina.
COPA. Con una oncena integrada en buena parte por adolescentes de la cantera, Liverpool consiguió forzar el alargue. Ahí fue "otro cantar" porque tras la enfática arenga de Jurgen Klopp, en las primeras de cambio sus dirigidos comenzaron a apedrear el arco rival. Petrovic se lució bloqueando un cabezazo del joven Danns y el "primer chico" terminó siendo una pesadilla para los de Pochettino.
El último cuarto de hora mostró de nuevo la paridad que había reinado en buena parte de la tarde londinense.....hasta que el griego Tsimikas, ejecutando un corner bien estudiado desde la derecha de su ataque, le sirvió la Copa llena al capitán Van Dijk. Con un anticipo ofensivo perfecto el mejor zaguero del planeta dió por tierra con las esperanzas del bautizado como "Poch" y los suyos: Liverpool era una vez más el campeón de la EFL Cup y a otra cosa.
ELIXIR. Liverpool tuvo a todos sus "pacientes" sufriendo en la platea principal de Wembley, así que las cámaras se aburrieron de tomar primeros planos, mayormennte de Salah y de Darwin. El cabezazo final del neerlandés Van Dijk, aparte de darle la Copa a los de Anfield Road, fue el elixir de la cura milagrosa para algunos de esos lesionados. Por ejemplo Núñez practicó salto alto y salto largo cuando, presa de la euforia, se salteó escalones rumbo a la cancha, seguido del húngaro Szoboszlai: ambos terminaron abrazados al costado del terreno de juego.
Más tarde Jurgen Klopp, apelando una vez más a su clásica cuota de humor y de ironía, declararía que "Darwin y Dom (Szoboszlai) no estaban aptos para jugar pero en las celebraciones lucieron al cien por ciento, así que tendré que hablar al respecto con el Cuerpo Médico del club".
PREMIER. Paralelamente, tras la disputa de la fecha 26, Liverpool consiguió también conservar el liderazgo en solitario de la tabla de la Premier League. Es que el miércoles 21 de febrero próximo pasado, en partido anticipado, los de Jurgen Klopp, ya sin Salah, Núñez, Jota, Szoboszlai y Alexander Arnold, habían goleado sin levante a Luton Town -fue 4 a 1- asegurándose así el seguir comandando el torneo aunque luego sus escoltas venncieran en sus respectivos compromisos del fin de semana, cosa que finalmente sucedió.
CITY. Efectivamente, jugando como visitante en el "Vitality Stadium", Manchester City se impuso por 1 a 0 al local Bournemouth que, pese a haber resultado un rival extremadamente incómodo para los de "Pep" Guardiola, no logró un empate para el que hizo razonables méritos.
ARSENAL. Por su parte Arsenal también hizo sus deberes y con muy buena letra por cierto ya que, una vez más, se despachó con una goleada en su "Emirates Stadium" del norte de Londres. Su víctima fue el hoy disminuido Newcastle United y el 4 a 1 final hizo que los "Gunners" se mantuvieran en el tercer lugar de la tabla a sólo dos unidades del líder Liverpool, a la vez que continúan siendo el equipo de Premier League con mejor saldo de goles a favor.
VILLA. Aston Villa también cumplió ante los suyos, ya que en su casa goleó por 4 a 2 a Nottingham Forest y se aseguró de ese modo el permanecer en el cuarto lugar de la tabla, el último puesto que clasifica a Liga de Campeones. En efecto, aún en el hipotético caso de que Tottenham Hotspur derrotara a Chelsea en el partido que ambos tienen pendiente, igualmente no le alcanzaría para dar caza a los llamados "villanos" y, a lo sumo, los del "Lolo" Bentancur mantendrían la quinta posición de la tabla, la que clasifica a Europa League.