Es cierto que cuando a los 3' el húngaro Szoboszlai colocó un remate cruzado y preciso para abrir la cuenta y el camino para la victoria del local en su reducto de Anfield, facilitó todo lo que vendría luego, porque muchas veces el primer gol -si viene desde el vestuario con mayor razón- es clave para el desenlace inmediato de cualquier partido de fútbol.
Después Darwin y Salah levantaron la mano como en la escuela, pidiendo así permiso para terminar de cortar la torta. Gran diablura del egipcio por la derecha de su ataque, perfecto pase al artiguense y soberbia "picadita" del larguirucho número 9 por encima del siempre petulante "Dibu" Martínez a quien, como tantas veces, la fortuna le dió una mano gigantesca, de modo que el balón, caprichoso y antipático, se empeñó en darse contra el horizontal del arquero mundialista argentino.
Corrían 22' y Liverpool seguía golpeando la puerta. Otra vez la alianza Uruguay-Egipto apareció sobre el verde. Cuando recibe el pase largo, Salah corre pero ni siquiera mira a Darwin, simplemente le cachetea la pelota para que Núñez le pegue con la derecha. Es discutible el hecho de si en esta ocasión el de Artigas ligó o no ligó, porque el balón da de lleno en el caño izquierdo del arco de Martínez, pero el lateral-volante de los "villanos", Matty Cash, que corría desesperado de frente hacia su valla procurando un cierre que a esa altura era como mínimo utópico, no pudo evitar "llevarse puesta" la pelota que fue a parar al fondo del arco visitante para sellar un 2-0 bien marcado y bien puesto.
Ya en el complemento y tras no poder darle bien de cabeza a una pelota cruzada desde la derecha que se le fue afuera sólo por un suspiro, en el minuto 55 Darwin regala un anticipo ofensivo perfecto para peinar el balón justo hacia donde entraba Mohamed Salah, quien tuvo que hacer poco más que soplarla para que besara la red del "Dibu", sellar el tercero de Liverpool y contribuir a que el "compadrito" cuidavallas argentino sea hasta ahora uno de los arqueros más vencidos en la presente edición de la Premier League.
Por las razones vertidas, cuando a los 65' Klopp decidió sustituir a Núñez, quizás para preservarlo tras el 3-0 que ya era hacía rato irrevocable, la ovación que bajó de todo Anfield fue ensordecedora y estuvo acompañada del clásico "Nunez, Nunez, Nunez!". Sí, claro, sin la "ñ", por supuesto, porque seguramente no nació aún el inglés que pueda pronunciar una letra....que no existe en su vocabulario.
REGALO. El cierre de la fecha fue un regalo que Arsenal y Manchester United hicieron a propios y extraños. Fue un tuya y mía espectacular. Por momentos parecía que se lo llevaba uno y de repente, casi sorpresivamente, la balanza parecía inclinarse para el otro. Hasta el VAR dividió honores, ya que hizo justicia desesetimando un penal -inexistente- que cobró Antony Taylor a favor de Arsenal, pero con el correr de los minutos la tecnología evitó que el hispano-argentino Alejandro Garnacho definiera el pleito para la visita, cuando le marcó uno de esos offsides realmente tan odiosos como absurdos: hombro adelantado o rótula en infracción.
Al final lo definió en los descuentos un derechazo de Declan Rice, el ex capitán de West Ham United, con bonificación incluida por desvío en un defensa que descolocó al arquero camerunés Onana. La gran jugada y excelsa definición del brasileño Gabriel Jesús, de enorme segundo tiempo, simplemente abrochó una victoria "Gunner" que ya estaba consumada y que mereció un festejo eufórico del técnico Michel Arteta, de todo su banco de suplentes y....claro, también de más de medio Londres.
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