Darwin Núñez le regaló a Mohamed Salah la séptima asistencia de gol en lo que va de la presente edición de la Premier League. Fué "La Séptima de Darwin", lograda a los 32 minutos del juego ante el siempre peligroso Brentford, la que abrió el camino para la victoria final de Liverpool.
Lo cierto es que antes de la apertura sonaron notas discordantes para el artiguense: dos goles anulados jamás se toman a la ligera por ningún futbolista, pero menos aún en el caso de un goleador de raza como lo es el Darwin encendido, casi lanzando llamaradas, que el mundo está viendo hoy.
Había inaugurado su tarde con un vertiginoso pique al vacío que su compinche de siempre, el ya harto consagrado Salah, aprovechó a las mil maravillas cortándole la pelota en profundidad para que el uruguayo pudiera sacar el latigazo que el arquero visitante repelió con ambas palmas junto al primer caño. El hombre de Artigas venía dulce, muy embalado, así que 6 minutos después anotaba tocando suave a un costado del cuidavallas rival. El VAR trazó las líneas de rigor y resultó que la punta de un pie de Núñez había quedado en posición prohibida: infame, ridículo, absurdo y todos los calificativos que puedan caber.
"LEY WENGER". Un par de años atrás el legendario Arsene Wenger, ya por entonces en un cargo ejecutivo de FIFA, había comenzado a proponer un cambio radical en la ley del offside: se le llegó a denominar la "Ley Wenger". Nunca se aprobó. Quien fuera por muchos años entrenador de Arsenal pretendía que, para ser sancionada una posición adelantada, todo el cuerpo del futbolista involucrado debería estar en infracción. Expresado de otra forma, bastaba con que un talón estuviera en posición legal, para que no se sancionara la infracción. Es decir, el francés quería una regla exactamente opuesta a la actual. "¿Qué influencia puede tener un hombro en offside en la conversión de un gol?", se preguntaba Wenger. Pierluigi Collina y su séquito del Comité de Árbitros de FIFA simplemente no le hicieron caso al galo y de esta manera le siguen negando al fútbol lo más maravilloso que tiene: el gol, anotaciones legítimas que el capricho de los "mandamases" ha rotulado de prohibidas.
NEGATIVA. En suma, a Núñez y a tantos otros les seguirán negando goles tan sólo porque se mantendrán en la negativa de cortarse los dedos de los pies, los hombros o las rótulas.
Volviendo atrás hacia el viejo Anfield Road, puede remarcarse tranquilamente que, más allá de la séptima asistencia a Salah, de "quemarle" las manos por dos veces al arquero rival y de buscar su gol a como diere lugar, la tarde no estaba para sonreirle a Darwin Núñez. A los 28 minutos tras volver de una -esta vez sí- muy clara posición adelantada, encajó una chilena brutal que terminó con el balón incrustado junto al caño izquierdo del arco de Brentford.
En el segundo tiempo Darwin no tuvo casi participación. Quizás las repetidas frustraciones del período inicial le pasaron factura o tal vez, sólo tal vez, la imagen de La Bombonera se le dibujó ante sus ojos como objetivo muy apetecido, unida al hecho de que el 3 a 0 ante Brentford se presentaba claramente como irreversible.
TITANES. El increíble 4 a 4 entre el local Chelsea y el ilustradísimo visitante Manchester City, fue literalmente un duelo de titanes. Jamás se dieron tregua, en su momento ambos remontaron un resultado adverso y después, agotadas las remontadas, fue gol a gol hasta el final. Fue también una tarde fantástica para Erling Haaland, quien llegó al extremo de anotar un gol con la única parte del cuerpo que estaba en deuda con el llamado "Androide", esto es que, aunque muchos digan que fue con la entrepierna, su segunda conquista -la primera fue de penal- fue concretada con el mismísimo ano.
Fue un duelo de planteos diferentes, con el City en la suya, tratando de tocar en corto, rotar continuamente, hacer circular el balón y cuando lo perdía, recuperarlo con la urgencia de siempre. El nuevo Chelsea de Pochettino, nunca cayó en la trampa de Guardiola, jamás fue a su juego y entonces, toda vez que recuperó la pelota, salió catapultado en ofensiva, con un Raheem Sterling incontenible, más rápido y hábil que nunca, siendo una pesadilla para su ex-equipo, que lo sufrió como nunca antes.
INOLVIDABLE. Cada uno con su libreto, los de "Pep" con su paciencia, tejiendo su telaraña habitual, rotando y recuperando lo más rápido posible y los de "Poch" con una receta de intensidad, velocidad y verticalidad que atragantó al rival. Jamás se dieron ni pidieron tregua, protagonizaron un partido inolvidable que será muy pero muy difícil de superar a nivel de todo el fútbol europero de aquí al final de la temporada.
Por ahora, lo cual significa que, por como viene la mano en esta Premier, por sólo dos semanas, el City lidera en solitario la tabla, pero le comen los talones, a una sóla unidad, Liverpool y Arsenal, mientras que dos puntos por detrás está ubicado el sorprendente Tottenham Hotspur del entrenador greco-australiano Ange Postecoglou.
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