El ejecutivo, hincha de Manchester United, utilizaba su derecho de concurrir al sector del exclusivo "Club de los 100", una suerte de palco selecto al que no va cualquiera por cierto, y que está ubicado en el sector noroeste del estadio de Old Trafford. Cuarenta y cinco minutos antes del pitazo inicial del último partido de la temporada, eran más que suficientes para darle la derecha a sus necesidades fisiológicas, así que el hombre de negocios tomó asiento en el confortable retrete del lujoso lavabo asignado al sector. Pudo ver a su frente como todo brillaba: las canillas, las piletas, los espejos y los azulejos, tal cual corresponde a un servicio asignado a un sector privilegiado del legendario "Templo del Fútbol".
Pero mientras recorría todo con mirada satisfecha y pensaba que no podía esperarse menos de un lavabo para ejecutivos, sus ojos tropezaron con algo inusual que al principio lo dejó completamente descolocado. Y entonces pensó: "debo estar delirando o eso es un celular adosado con cinta aisladora a un tubo (presumiblemente conductor de gas) detrás de esa puerta". Cumplido su cometido íntimo, el ejecutivo se acercó y pudo comprobar acabadamente su presunción inicial.
OLFATEANDO. 20 minutos antes de las 3 de la tarde, hora de comienzo del encuentro ante Bornemouth el domingo 15 de mayo, Old Trafford ya estaba evacuado completamente. Tranquilidad en algunos, lágrimas en otros, trastornos al por mayor en locales y visitantes, Partido demorado al principio, suspendido poco después. Las cámaras, a falta de la pelotita rodando, pasaron a tomar imágenes de personal de seguridad de la Policía Metropolitana, apoyados por perros especializados en detectar artefactos explosivos. "Olfateamos por allá, olfateamos por acá, vos andá para el corner que yo me mando atrás del arco", O quizás "acá no hay nada che, vos encontraste algo del otro lado? Estos bol.... nos están haciendo laburar un domingo al santo botón", podría haber sido el diálogo entre los especialistas caninos. Nada por aquí, nada por allá, así que lo único que se supo poco después, fue que los "Red Devil" habían perdido muchos millones de libras esterlinas tras el hallazgo del ejecutivo en el "toilette" de hombres del "Club 100".
Mientras la escuadra anti-bombas realizaba una explosión controlada del celular en cuestión, apareció un personaje que se golpeó el pecho entonando un "mea culpa". Chris Reid, al frente de una empresa de seguridad, confesó que al término de un ensayo realizado en Old Trafford el miércoles 11 de mayo último, es decir cuatro días antes del partido ante Bornemouth, tenía registrados en sus libros que se habían retirado 13 de los 14 artefactos ficticios utilizados en la prueba, pese a lo cual no dió importancia a que faltaba uno de los aparatos, pensando en una confusión de conteo sufrida por el personal a su cargo. En buen romance, Old Trafford fue evacuado y el último partido de la temporada suspendido con millones de libras perdidas, porque alguien se olvidó de retirar una bomba falsa, producto de un simple ensayo de seguridad.
GUILLOTINA. "Estoy seguro que hay reuniones en éste momento para elegir cuál guillotina van a usar conmigo", declaró el resignado Reid. Pese a ello, a este policía retirado de la Scotland Yard y con actuación en seguridad durante los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, le quedó valor para increpar a las autoridades de Manchester United: "no necesitaban evacuar el estadio, era sólo un dispositivo inanimado, completamente inofensivo". Mientras tanto Ed Woodward, ejecutivo del club local, se defendió diciendo que "no podíamos asumir que el dispositivo detectado era un error del ensayo de seguridad del miércoles pasado (11 de mayo) y si ésta situación se presentara nuevamente en el futuro, tomaríamos la misma medida (suspender el partido) porque la seguridad de los hinchas es nuestro objetivo número uno en cualquier evento que se desarrolle en Old Trafford".
Cuatro millones de libras esterlinas perdió Manchester United tras el insólito insuceso, por concepto de pago de alojamiento y transporte extras para el club visitante y devolución del importe de las entradas a hinchas propios y ajenos, así como por el suministro -a quienes lo solicitaron- de pases gratuitos para ingresar al "Templo del Fútbol" el martes 17 de mayo, cuando finalmente se disputó el partido ante Bornemouth.
PASEANDO? Más allá del ridículo, la situación creada mueve a reflexiones varias. Una de las más resaltables es que el terrorismo a veces golpea sin siquiera proponérselo, simplemente mediante un procedimiento llamado "psicosis". Y es bueno dar gracias porque ésta vez esa psicosis, ese pánico, no causó ni muertos ni heridos, como sucedió con el infortunado joven brasilero Jean De Meneses, acribillado infamemente en el sur de Londres, al ser confundido estúpidamente y sin razón alguna con un terrorista, pocos días después de los cruentos atentados de julio de 2005.
Pero otra de las reflexiones destacadas que derivan del insuceso del domingo 15 en Old Trafford, es que la falsa bomba fue descubierta de pura casualidad por un civil a tan sólo cuarenta y cinco minutos de iniciarse el partido, luego aplazado en 48 horas. Para dónde miraba el personal de seguridad a cargo de la revisación previa del estadio de Manchester United al recorrer las instalaciones? O estaban disfrutando de un paseíto para digerir el almuerzo? Una cosa es segura: si la bomba hubiera sido verdadera seguramente ésta crónica se hubiese vestido de negro y estaría redactada en otros términos.
viernes, 20 de mayo de 2016
viernes, 13 de mayo de 2016
"Club Uruguay"
Una vichadita a los 23 alcanza y sobra para vaticinar lucha, amor propio, defensa de una camiseta tan gloriosa como la historia que escribió, unidad inquebrantable, solidaridad sin concesiones, marca sin cuartel en cada rincón de la cancha, pero también fútbol y sobre todo contundencia, mucha contundencia a la hora de ejecutar al rival.
Son casi los mismos de siempre porque el recambio ha sido muy lento y selectivo, tanto como lo consideró acertadamente, contra viento y marea, el constructor de la obra, el pilar del proceso de selección más exitoso de la rica historia del fútbol uruguayo, el Maestro Oscar Washington Tabárez. Los que quedaron por el camino desde hace un tiempo ya, habían dado todo también, pero no tenían más para dar, al menos al nivel que se requiere hoy en el exigente mundo del fútbol internacional, Esa es una cruel verdad que lastima, duele, hace sangrar, pero es irrevocable.
RIDICULO. Ya nadie se acuerda que Uruguay fue despreciado una vez más, como tantas, a la hora de designar a los cabezas de serie del torneo que ganó más veces que nadie. "Manda el dinero", "USA es el organizador", "México lleva más aficionados que ningún otro incluido el anfitrión", "Brasil es Brasil, pesa siempre y además también atrae a una multitud impresionante de hinchas" o "Argentina está bien, es el segundo con 14 Copas América conquistadas", fueron sentencias que el uruguayo aprendió casi de memoria a la hora de consolarse por el desprecio de la Conmebol, la falta de respeto a una historia futbolística rebosante de gloria y -peor aún- por las excusas esgrimidas por el máximo organismo continental, cuyo ridículo contenido argumental estropeó aún más la pobre imagen que ya se tenía de dicha institución.
Las redes sociales, como casi todo en ésta vida, tienen cosas buenas y malas. Para el caso en cuestión apareció alguien -de esos que siempre dan el zarpazo en el momento justo- que escribió algo semejante a "muchachos, y si dejamos que se preocupe el cabeza de serie al que le toque Uruguay?".Muchas veces el hincha, a puro ingenio y corazón combinados, supera la pluma del periodista y el recién relatado, es el caso típico del hincha rápido y expeditivo: asunto solucionado para todos...menos para México que por ausencia completa de merecimientos es el cabeza de serie más injusto, el que por lejos menos lo justifica...el que, al menos aparentemente, tuvo en el premio su castigo. Claro, "los pingos se ven en la cancha", reza el dicho popular, pero a priori, por antecedentes, por historia -la lejana y la reciente- al azteca primero le dieron el dulce pero después el azar, la bolilla, la justicia, esa que siempre tarda pero llega, le regó la golosina con la hiel más amarga que pudo encontrar.
CLUB, Uruguay llega con ventaja a la Copa América Centenario. Es la misma que lo tiene como líder de la Eliminatoria Sudamericana, la misma que lo vió quedarse con la cuarta posición en el Mundial de Sud Africa en 2010 y casi enseguida arrebatarle en su propia casa a los vecinos y archi rivales argentinos la Copa América número 15. Porque la selección uruguaya actúa, obra y rinde como un club, de esos que siempre están vestidos para matar y que, de no mediar imprevistos o cambios de árbitros tendenciosos por personajes corruptos, siempre están peleando las definiciones de los torneos cumbres o, en el peor de los casos, quedan siempre cerca de esos momentos.
No existe selección competitiva alguna en el mundo que arrastre un proceso tan largo y exitoso, a partes iguales, teniendo al timón al mismo capitán durante una década. El rumbo nunca se perdió, la tripulación sufrió cambios tan mínimos como imprescindibles y, ni aún los combinados uruguayos que lograron en el pasado lejano campeonatos olímpicos y mundiales, consiguieron perpetuarse en un proceso como el actual. Fueron "dioses", pero por diferentes razones a los gloriosos celestes de otras épocas nunca se les regaló una conducción estable, prolongada y exitosa, aún habiéndolo merecido sobradamente luego de conseguir los éxitos más importantes de la historia del fútbol uruguayo.
Por eso es muy difícil para los otros, sean grandes, medianos o chicos, medir fuerzas contra el "Club Uruguay", una institución nueva que nació en 2006, fundada en primera instancia para borrar la amarga cicatriz de una nueva ausencia celeste de un Campeonato del Mundo. Esa fue la primera misión del flamante club comandado por el Maestro Oscar Tabárez. Luego los amigos unidos, con la fé inquebrantable que crece como levadura a fuerza de confianza, sacrificio, orgullo y espíritu de lucha, fueron mucho más allá de aquella casi olvidada meta inicial y lo que lograron luego ya es historia conocida.
Son casi los mismos de siempre porque el recambio ha sido muy lento y selectivo, tanto como lo consideró acertadamente, contra viento y marea, el constructor de la obra, el pilar del proceso de selección más exitoso de la rica historia del fútbol uruguayo, el Maestro Oscar Washington Tabárez. Los que quedaron por el camino desde hace un tiempo ya, habían dado todo también, pero no tenían más para dar, al menos al nivel que se requiere hoy en el exigente mundo del fútbol internacional, Esa es una cruel verdad que lastima, duele, hace sangrar, pero es irrevocable.
RIDICULO. Ya nadie se acuerda que Uruguay fue despreciado una vez más, como tantas, a la hora de designar a los cabezas de serie del torneo que ganó más veces que nadie. "Manda el dinero", "USA es el organizador", "México lleva más aficionados que ningún otro incluido el anfitrión", "Brasil es Brasil, pesa siempre y además también atrae a una multitud impresionante de hinchas" o "Argentina está bien, es el segundo con 14 Copas América conquistadas", fueron sentencias que el uruguayo aprendió casi de memoria a la hora de consolarse por el desprecio de la Conmebol, la falta de respeto a una historia futbolística rebosante de gloria y -peor aún- por las excusas esgrimidas por el máximo organismo continental, cuyo ridículo contenido argumental estropeó aún más la pobre imagen que ya se tenía de dicha institución.
Las redes sociales, como casi todo en ésta vida, tienen cosas buenas y malas. Para el caso en cuestión apareció alguien -de esos que siempre dan el zarpazo en el momento justo- que escribió algo semejante a "muchachos, y si dejamos que se preocupe el cabeza de serie al que le toque Uruguay?".Muchas veces el hincha, a puro ingenio y corazón combinados, supera la pluma del periodista y el recién relatado, es el caso típico del hincha rápido y expeditivo: asunto solucionado para todos...menos para México que por ausencia completa de merecimientos es el cabeza de serie más injusto, el que por lejos menos lo justifica...el que, al menos aparentemente, tuvo en el premio su castigo. Claro, "los pingos se ven en la cancha", reza el dicho popular, pero a priori, por antecedentes, por historia -la lejana y la reciente- al azteca primero le dieron el dulce pero después el azar, la bolilla, la justicia, esa que siempre tarda pero llega, le regó la golosina con la hiel más amarga que pudo encontrar.
CLUB, Uruguay llega con ventaja a la Copa América Centenario. Es la misma que lo tiene como líder de la Eliminatoria Sudamericana, la misma que lo vió quedarse con la cuarta posición en el Mundial de Sud Africa en 2010 y casi enseguida arrebatarle en su propia casa a los vecinos y archi rivales argentinos la Copa América número 15. Porque la selección uruguaya actúa, obra y rinde como un club, de esos que siempre están vestidos para matar y que, de no mediar imprevistos o cambios de árbitros tendenciosos por personajes corruptos, siempre están peleando las definiciones de los torneos cumbres o, en el peor de los casos, quedan siempre cerca de esos momentos.
No existe selección competitiva alguna en el mundo que arrastre un proceso tan largo y exitoso, a partes iguales, teniendo al timón al mismo capitán durante una década. El rumbo nunca se perdió, la tripulación sufrió cambios tan mínimos como imprescindibles y, ni aún los combinados uruguayos que lograron en el pasado lejano campeonatos olímpicos y mundiales, consiguieron perpetuarse en un proceso como el actual. Fueron "dioses", pero por diferentes razones a los gloriosos celestes de otras épocas nunca se les regaló una conducción estable, prolongada y exitosa, aún habiéndolo merecido sobradamente luego de conseguir los éxitos más importantes de la historia del fútbol uruguayo.
Por eso es muy difícil para los otros, sean grandes, medianos o chicos, medir fuerzas contra el "Club Uruguay", una institución nueva que nació en 2006, fundada en primera instancia para borrar la amarga cicatriz de una nueva ausencia celeste de un Campeonato del Mundo. Esa fue la primera misión del flamante club comandado por el Maestro Oscar Tabárez. Luego los amigos unidos, con la fé inquebrantable que crece como levadura a fuerza de confianza, sacrificio, orgullo y espíritu de lucha, fueron mucho más allá de aquella casi olvidada meta inicial y lo que lograron luego ya es historia conocida.
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