lunes, 20 de junio de 2016

La muerte de Jo Cox




El atroz asesinato de Jo Cox, una ejemplar diputada laborista del condado de West Yorkshire y activa militante del "Remain" ("Quedarse"), unido a la inoportuna divulgación por parte del ultraderechista Nigel Farage, de un poster claramente inspirado en propaganda anti-judía del III Reich, estarían por estas horas influyendo decisivamente en la opinión pública y la opción de que el Reino Unido permanezca como miembro de la Unión Europea prevalecería sobre la que incita a los británicos a abandonar el bloque.

 Jo Cox (41) era diputada (Member of Parliament) por el Partido Laborista desde mayo de 2015. Mucho más que carismática, la novel representante de la oposición británica, en su vida privada esposa y madre ejemplar, era una reconocida luchadora por los derechos de los trabajadores, especialmente de los más humildes y de los inmigrantes, quienes veían en ella un soporte inquebrantable, alguien a quien recurrir permanentemente ante cualquier eventualidad que así lo requiriera.

PILAR. En la minúscula ciudad de Birstall, lugar donde nació, creció y fue vilmente asesinada por un fanático pasado el mediodía del jueves 16 de junio, Jo era una mano tendida permanentemente a todo aquel que la necesitara. Según testimonios de los vecinos, proporcionados a distintos medios de prensa en medio del terrible "shock" que su cruenta muerte provocó, la diputada invariablemente utilizó sus fueros para ayudar a la gente, cosa que llevó a cabo de las formas más diversas. Un chico de origen asiático, propietario de un local de "Fish and Chips" ("Pescado y papas fritas"), -un plato muy popular por cierto en el Reino Unido- visiblemente consternado le contaba a la periodista de la BBC que, ante sus dudas y miedos, Cox había sido quien lo alentó a poner en marcha el negocio y que, una vez que el local comenzó su actividad, nunca dejó de visitarlos y de alentarlos a seguir adelante, tanto a él como a las personas que trabajan en el local.

Mi nombre es "Libertad para el Reino Unido y muerte a los traidores", dijo el asesino de Jo, cuando el juez actuante en la causa le interrogó por su identidad. Tras ello, ya no contestó ni una pregunta más...tampoco hacía falta. La joven diputada salía de una reunión en la que había expuesto ardorosamente, como era su estilo, sus argumentos pro-Europa. Había sido estruendosamente ovacionada, lo cual ya era rutina entre los seguidores de la persona más querida del lugar. "Nunca utilizó su cargo (diputada) para tratar de hacer dinero, jamás haría algo así, ella sólo estaba para ayudar a los demás, sobre todo a los más necesitados, a través de distintas instituciones de beneficencia", afirmaba una compungida mujer de religión musulmana. A su lado, otra joven enfatizaba que "Jo era una persona de paz, jamás fomentó el odio en sus disertaciones a favor de la permanencia del Reino Unido en el bloque europeo" y su única guerra la libró contra la injusticia social, la discriminación y las afrentas cometidas contra los más débiles".

ASESINADA. Aún con el eco de los aplausos y vítores resonando en sus oídos, Jo salió del recinto donde, sin saberlo, había expuesto sus últimos argumentos. Allí, un monstruo de 52 anos con apariencia humana le abrió el abdomen con un cuchillo de combate y luego, al grito de "Primero Gran Bretana!" la remató con cuatro balazos disparados, según se sabría luego, con un arma de fabricación casera. Retirado del ejército, el individuo vivía en soledad desde hacía dos décadas y los vecinos lo describieron como un hombre circunspecto, a quien sólo se le escuchaba hablar de jardinería y del clima.

Jo vivía en su Birstall con su marido Brendan y sus dos hijos de apenas 3 y 5 anos, pero cuando necesitaba pasar unos días en Londres debido a sus labores parlamentarias, su morada era una vieja barcaza remodelada, de las tantas que se bambolean a diario por el Támesis y sus canales afluentes, anclada a pocos metros del Puente de la Torre de Londres. Allí era también muy querida por todos y en los últimos días el desfile de gente depositando ofrendas florales en el muelle y hasta en el techo de la cabina de la barcaza, era interminable y no sabía de horas ni de estado del tiempo.

PRECIO. En la sesión especial del Parlamento, en Westimnster, las palabras de James Cameron y del líder opositor Jeremy Corbin, más la de los parlamentarios que conocieron personalmente a la diputada asesinada, salieron de voces quebradas. La lucha quedó congelada, nadie habló de quedarse en Europa o de irse, pero, aún en secreto y hasta caminando en puntas de pie, la horrenda muerte de Jo Cox y ese poster divulgado por el radical derechista  Nigel Farage, claramente extractado de uno casi idéntico que sirvió de propaganda al régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, están jugando su partido en esta hora crucial para estas Islas.

No en vano, antes de esa sesión especial del Parlamento, muchas voces ya se habían alzado contra el "Leave" ("Dejar") y sobre todo habían acusado a Farage de "xenófobo", entro otros calificativos. Muchos parlamentarios habían anunciado, incluso, un cambio radical en su orientación: dejaban el "Leave" para afiliarse al "Remain" ("Quedarse"). De todas maneras queda claro que, en caso de confirmarse un viraje de 180 grados que le daría el triunfo al "Remain" ("Quedarse"), el precio de una vida tan rica como la de Jo Cox, se antoja demasiado alto,. Un precio que nadie hubiera querido pagar.







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