domingo, 17 de diciembre de 2023

NO TODOS LOS LIVERPOOL SON DE FIESTA

        Liverpool no pudo doblegar la tenaz resistencia que le opuso Manchester United y el clásico más clásico del fútbol inglés terminó con un desteñido 0 a 0. En su casa los dirigidos por Jurgen Klopp no pudieron emular, sin saberlo claro está, a su homónimo, el negriazul uruguayo, y entonces no hubo fiesta en Anfield. En cambio Arsenal superó claramente -fue 2 a 0 pero la diferencia futbolística fue mayor ya que a veces los números mienten- al siempre complicado Brighton y se trepó de nuevo al primer puesto de la Premier League, superando por un punto al equipo de Darwin Núñez y al sorprendente Aston Villa, que, como visitante, derrotó al duro Brentford.

Era de esperar, estaba cantado que Liverpool iba a tener la iniciativa, que aplicaría una presión sostenida y asfixiante sobre la salida de su eterno rival, que propondría la clase de partido que más le servía. Todo lo enumerado se dió, pero el caso es que con el correr de los minutos al dueño de casa se le presentaron un par de problemas, los mismos que le cerraron el arco enemigo tanto o más que el arquero camerunés Onana.

BORRONEADO. El primero de los inconvenientes fue que el visitante Manchester United, a sabiendas de que hoy por hoy es mucho menos que su contendor de siempre, le jugó un partido de otra Liga: lo hizo tan cortado, trabado y enredado, que fue casi una prohibición al habitual ritmo de ida y vuelta de la Premier League. Cerró filas con una zaga experiente y firme compuesta por el mundialista Rafael Varane y el interminable norirlandés Jonny Evans, ambos muy bien secundados por el arquero Onana, de gran partido clásico. Adelante de este trío el técnico neerlandés ten Hag aplicó la vieja receta del escalonamiento de marcas y el corte de los circuitos principales del rival, mientras que los extremos Antony y Garnacho trabajaron a destajo en la ayuda a sus marcadores laterales. En pocas palabras, Liverpool quiso hacer buena letra pero el United le borroneó la caligrafía. 

DARWIN. El segundo problema que tuvo el local es la evidente crisis de confianza que exhibieron sus principales delanteros. Mohamed Salah intentó hacer lo suyo, trabajó, mostró su movilidad habitual, pero se nota que le está faltando convicción. Darwin Núñez está lejos de su mejor momento. El artiguense pasó el partido naufragando entre Varane y Evans, las dos torres rivales, y de esa forma casi no estuvo presente. Cuando a los 15 minutos de juego pudo cabecear casi a quemarropa contra el arco visitante, eligió mal bajándole la pelota a Salah, quien no estaba bien posicionado y así el peligro se evaporó. Y fue la única, porque después no hubo ninguna igual. Además al uruguayo le ha dado por protestarlo todo, lo cual es siempre muy mala señal porque cuando el futbolista adopta esa actitud, la desconcentración de su objetivo está cantada, es un hecho. Por último, el colombiano Luis Díaz está a años luz de su excelente nivel de la temporada pasada cuando, pese al muy mal momento del equipo que hizo que hasta se quedara sin Champions League, se mostró siempre desequilibrante con su velocidad y sus quiebres por todo el frente de ataque.

CAÍDO. Manchester City, en su casa del Etihad Stadium, le ganaba cómodamente a Crystal Palace por 2 a 0, pero en un final insólito y para nada emparentado con el trámite que había tenido el partido, la visita terminó empatando un encuentro que le había sido tan desfavorable como era de prever.

El Campeón de Europa lleva tres partidos sin poder ganar en su feudo y hoy duerme en el cuarto lugar de la tabla a 5 unidades del líder Arsenal.

REVELACION. Aston Villa igualó en puntaje a Liverpool tras remontarle en Londres a Brentford un partido que resultó muy complicado y friccionado. Una fea y absurda entrada del defensor local Ben Mee, cuando su equipo ganaba 1 a 0, mereció la tarjeta roja directa y provocó que, como casi siempre sucede en la Premier League, la visita aprovechara la circunstancia casi al instante. En efecto, habían transcurrido 6 minutos de la expulsión y el equipo del vasco Unai Emery empataba el partido. 14 minutos después de esa fatal incidencia para el local, el Villa anotaba el segundo gol, se llevaba el partido y seguía asombrando a propios y extraños.


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