"Lo peor fue la actitud de los jugadores de Chelsea. Sentí que había 11 bebés rodeándome", dijo Zlatan Ibrahimovic luego de lo que la prensa inglesa califica como "The Battle of the Bridge" ("La Batalla del Puente"), que terminó con la eliminación de Chelsea, actual líder la Premier League, de la Liga de Campeones.
Un 2 a 2 tras 120 minutos de juego a los que no les faltó absolutamente nada para ser lo más parecido que alguien pudiera imaginar a aquellos épicos choques de las Libertadores de los '60 y los '70. Roces de todos los colores, presión de ambos técnicos durante la semana, un árbitro que lució en todo momento condicionado, primero por el local y su entrenador fuera y dentro de la cancha y luego por su propia decisión desmedida en la roja mostrada al polémico sueco del PSG, tres goles convertidos por zagueros en jugadas de pelota quieta y el restante de penal y definición a falta de 5 minutos para el final del el último "chico", fueron los ingredientes de un explosivo choque por la Liga de Campeones.
PRESION. Mientras José Mourinho reconocía en una larga, puntual y muy certera exposición, la justicia de la derrota de sus dirigidos, Laurent Blanc admitió que ambos clubes pusieron presión sobre el rival y sobre el árbitro sueco Bjorn Kuipers, situación que el local había echado a andar ya en los días previos al partido, a través de su entrenador, como parte de sus ya clásicos "juegos mentales". "Dentro de ese clima los míos (PSG) fueron mejores que Chelsea en cada metro de terreno", culminó el campeón mundial de 1998.
El problema para los equipos ingleses a este nivel se da cuando un partido jugado a todo voltaje y con una dosis casi enfermiza de temperamento, como es el caso del disputado el miércoles 11 de marzo en Stamford Bridge, recibe como juicio lapidario el "el dedito para abajo" de connotados periodistas que para empeorar las cosas, en el caso de Jamie Carragher por ejemplo, son ex-futbolistas recién retirados. El ex-zaguero, junto a Graeme Souness, también épico triunfador -pero de otros tiempos- en Anfield Road, calificaron de "patética" la reacción de los futbolistas de Mourinho al caerle en malón al árbitro nórdico luego de la aparentemente dura infracción de Ibrahimovic sobre el local Oscar.
"Por ese tipo de reacciones los equipos de Mourinho no son queridos por más respetados que sean", descargó Carragher ante las cámaras de la televisión inglesa luego del partido. Y continuó su crítica agregando que "intentan ganar recurriendo a esas tácticas (presión al árbitro en este caso) que otros equipos o entrenadores no usan. Todos queremos ganar pero en el caso de Chelsea reacciones de sus jugadores similares a la de hoy (ante PSG), definitivamente siempre han tenido su parte en los triunfos del club".
En cambio su actual colega y antiguo rival en las canchas, Gary Neville, ex-defensor de Manchester United, admitió que él y su equipo reaccionaron muchas veces de la misma forma que lo hicieron los futbolistas de Mourinho el martes, "simplemente tratando de presionar al árbitro y de influir en sus decisiones. A la gente en casa (Inglaterra) puede no gustarle ésto, es más, si la cosa hubiera venido del lado del rival, los llamaríamos sucios. Pues aquí tenemos a un equipo sucio, simplemente porque Mourinho sabe como jugar los partidos".
PERDEDORES. Mientras la mayoría de los ingleses piensan como Carragher y Souness en este punto, sólo una lánguida minoría está del lado de Gary Neville. Poco antes del Mundial de Brasil, Gustavo Poyet les había hablado fuerte, remarcándoles que hasta que la selección inglesa no presionara, "raspara" y hasta provocara, aunque fuere sutilmente, a rivales y árbitros, mostrando un mínimo de viveza dentro de una cancha de fútbol, seguirían sin ganarle a los equipos grandes. Poco después Italia malograba el debut inglés en el Mundial y enseguida Luis Suárez, recién operado de meniscos, con un histórico doblete tiraba a Inglaterra para afuera de Brasil 2014.
Hoy, aplicando el criterio de Carragher y de Souness y el de la gran mayoría de la gente de fútbol de este país, prácticamente todos los equipos ingleses están fuera de las dos magnos torneos europeos. Está bien, por ésta vez a Chelsea no le quedó bien embarrada la cancha, pero si hay que remitirse a la historia reciente, los de Mourinho, aún sin haber sido dirigidos en la ocasión por el portugués pero con su huella siempre marcada, son los únicos de estas Islas que han ganado la Champions League en los últimos tiempos. Hoy a los bebés de Ibrahimovic les tocó soltar el llanto, pero otras veces han reído a carcajadas aplicando esas mismas tácticas.
Y los nenes de Mou volerán a matarse de risa probablemente bastante antes de que termine la Premier League. Mientras tanto, los demás...seguirán sin ganarle a nadie.
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