El implacable Federer y el sorprendente Del Potro se están matando a raquetazos en la pantalla cuatro. Las mesas tapadas de vasos de cerveza no soportan a nadie más a su alrededor. Los privilegiados testigos del que más tarde se transformaría en el partido de tenis más largo de la historia de los Juegos Olímpicos, vibran tanto que hasta hacen temblar al Hyde Park londinense. En el centro del enorme ruedo en que han transformado una parte del gigantesco espacio verde del centro de la capital inglesa, los más chicos están entretenidos con el ping-pong, el trampolín y el volleyball.
En el escenario que aparece como por encanto cuando se levanta la inmensa pantalla uno al terminar cada evento deportivo allí proyectado, la orquesta que ejecuta marchas es buena pero tiene poco éxito de concurrencia, no compite con los colosos del tenis mundial y tampoco con la persecución individual y por equipos que muestra la pantalla dos. Claro que después, sobre las 17.30, la presentación de la cantante de rock clásico Amy Mcdonald, cambiaría todo y haría delirar a cientos de fans de todas las edades frente al gran escenario. Un poco más tarde el grupo Dodgy terminaría de desbordar la euforia popular que el oro ganado por el anfitrión en persecución por equipos ya había desatado en la multitud. Había sucedido minutos antes, cuando las serpentinas rojas, azules y blancas, disparadas hacia el cielo, habían llegado a eclipsar el sol del Hyde Park.
Se concreta el histórico 19-17 en el tercer set y los suizos, de rojo y cruz blanca, se sacan fotos en las que posan con su amiga llamada "Eterna Euforia". Y, más llamativo aún, es que hasta se animan a pagar £ 7,50 (unos 300 pesos uruguayos) por un "Cuba Libre", para festejar una más del gran Roger. Eso se vio antes de que Serena (Williams) se devorara cruda a la número uno, la bielorusa Victoria Azarenka y el local Andy Murray provocara el delirio popular ganándose a costa del siempre poderoso Novac Djocovic, el derecho a una pronta revancha -esta vez con el oro olímpico en juego- ante el mismísimo Federer.
Sigue entrando gente. Están representadas todas las edades. La seguridad tipo aeropuerto funciona a la perfección, la cola para la revisación es larga pero va rápido. Como es vieja costumbre en los británicos, aquí nadie se queja, todos acatan y así, claro, facilitan todo.
La pantalla uno se baja una vez más y esta vez son los saltos ornamentales los que tapan al escenario y a los músicos. La fiesta sigue, el Hyde Park es el epicentro del terremoto olímpico que azota a Londres. En las estaciones del subte avisan a las personas que ni se acerquen al Parque Olímpico si no poseen entradas para algún evento: serán rechazadas por la seguridad.
La movida está en Hyde Park, habrá agite hasta el mismo 12 de agosto. Hagan Juego...s.
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