jueves, 30 de octubre de 2014

Una lucha desigual

Aquella era una lucha desigual, vaya si lo era! El torrente comenzaba con una invitación libidinosa: "Apto para remar contra la corriente", rezaba el cartel, clavado en el fango por algún alma artera, pariente quizás de las que se siguen quemando, hoy y por siempre jamás, en el Infierno de Dante.

Una vida le costó remontar ese río revuelto, metiendo remo entre las ramas enredadas, las lianas, los desperdicios, los animales muertos y los troncos atravesados. Pero no se entregó porque tenía un objetivo, había una meta, aunque él no tenía ni la más remota idea de cuánto faltaba remar para alcanzarla.

Cada tanto intentaba tomarse un descanso, así que enfilaba el rudimentario bote hacia la orilla y prácticamente lo encallaba a propósito en la sucia arena húmeda. Los minutos que podía tomarse un respiro eran una auténtica bendición del cielo, pero el problema era que la mayoría de las veces alguien le tocaba el hombro e interrumpía su mirada absorta, casi en blanco, clavada en la corriente del río revuelto. Y entonces era cuando comenzaba el otro calvario: había que subir la colina...y bajarla. Subir y bajar, subir y bajar, tantas veces o más aún de las que le había visto a Sean Connery en "La Colina de la Deshonra". Eran tantas pero tantas como la mano que lo había llamado durante su breve descanso, se le antojara. Y el final no era demasiado contemplativo, porque la mano enviaba al propio Sean Connery a empujarlo desde la cima para que rodara vertiginosamente como una auténtica bolsa de papas y fuera a parar justo junto al bote encallado por él mismo en el barro de la orilla.

Y después seguía remando, trataba de no parar a descansar a la vera del río, porque estaba visto que era peor. Sí, la Colina era peor. Y había una Colina cada pocos metros y una mano escondida detrás de la maleza, pronta para arrancarlo de su momentáneo remanso, así que no tenía demasiado escapatoria: el martirio menos doloroso era luchar contra la turbulencia del río. Para peor una de las veces la mano no lo llevó a la Colina sino a una especie de Circo Romano, donde lo hizo luchar contra los más feroces gladiadores que pudo seleccionar. Milagrosamente salió airoso y pudo escapar de los leones que ya se le venían encima sin vacilar.

Cuando se despabiló, con los brazos acalambrados y el cuerpo hecho una piltrafa, estaba en el mar. Había llegado a aguas profundas remando contra el torrente. Nunca supo cómo lo había hecho ni tampoco tenía demasiado tiempo como para ponerse a analizar tan raro fenómeno. Hacía calor, desde hacía ya un buen tiempo los inviernos en La Tierra eran cada vez más cortos y benignos, aún en las regiones polares, de manera que los icebergs habían pasado a mejor vida y el mar había recuperado el cien por ciento de sus propiedades en el mundo del Senor. Entonces tuvo una intuición: la vida estaba abajo, en las aguas profundas. No supo por qué, pero se dio cuenta que el mundo continuaba allí, que no se había terminado. Así que abandonó el bote y los remos y se zambulló.

Buceó y buceó, sus branquias se dilataron, comprobó que no se había equivocado. De repente vio su cama, su mesa de luz, sus enseres, sus muebles, su casa, todo lo que alguna vez había estado sobre tierra firme. Dejó ir todo aquello porque la necesidad tiene cara de hereje y para peor, se había unido al placer que la sirena le ofrecía sin reparos de ningún tipo. Ella se le brindaba tal cual era, sin inhibición alguna, una sirena con sus dos piernas y cada una de sus partes inferiores perfectamente colocadas, desmintiendo el mito, sencillamente porque no era tal, sino que era una maravillosa realidad, era su mujer que lo esperaba en el lugar donde el mundo continuaba, es decir, en el sitio justo y en el momento justo.

Un mundo bajo el agua, una nueva Atlántida pero con vida, no muerta. Una convivencia con los peces, calamares, tiburones y las más raras especies que sea posible imaginar, buceando entre parques marinos paradisíacos y paisajes infinitamente más increíbles que los que había disfrutado sobre tierra firme desde que brotaron los continentes. Llegó a pensar que si hubiera aprendido algún instrumento musical, en este momento estaría dedicado a buscar a la orquesta del Titanic, para unirse a ellos y practicar una nueva profesión, completamente diferente a la que lo adornó en su anterior vida mundana. Su picardía golpeó las membranas de su cerebro y le susurró muy bajito, como para que no lo oyeran los involucrados: "che, te das cuenta que acá sí que todos fuman y hacen asados abajo del agua? Igual fue inevitable que algunas cabezas se dieran vuelta, sintiéndose aludidas por la inevitable conclusión.

"Hay que jugársela!", gritó alguien detrás de una gran roca, agregando que "yo me la jugué, anuncié que el mundo terminaba debajo del agua!", pregonó. Entonces él no pudo aguantarse, le salió su temperamento y contestó: "Le erraste, no terminó, no ves que la vida sigue aún bajo el agua?" Y apuntando con su mirada, mostrando un aire de saberlo todo que no era para nada común en él, le hizo notar al otro, al del pronóstico equivocado, la presencia de un individuo que subía y bajaba sin parar una especie de Colina de la Deshonra submarina. Esquivaba tiburones, peces espada y toda clase de depredadores marinos, los cuales le lanzaban feroces dentelladas, sin merecer siquiera una escueta y pálida reprimenda del Capitán Nemo y sus secuaces, quienes hacían la vista gorda ante la cacería artera que amenazaba con concretarse en cualquier momento.

Ahora el hombre se preocupaba de llegar a la cima de la Colina sano y salvo, cargando algo no identificado pero aparentemente de mucho valor para él; cuando descendió, luego de haber depositado arriba su preciada carga, tampoco lo hizo con sus aletas vacías. Ahora anda a los topetazos con los monstruos marinos, pero sigue peleando, no sabe de pausas, tampoco lo ayuda nadie pero no le importa, el duelo es hasta que su nuevo cuerpo submarino aguante.

El deja de observar al luchador empedernido y, en cambio, mira de reojo una vez más sus enseres, lo que alguna vez fue suyo sobre tierra firme. Está claro que no sirven para nada, pese a que se fueron a pique con él. En cambio la lucha cuenta y mucho. Tendrán que pasar unos cuántos centenares de milenios más y en ese momento recién se verá la resolución final, pero por ahora él tiene muy claro que en este nuevo mundo submarino, la pelea sigue...y sigue.


9 comentarios:

  1. " pero sigue peleando, no sabe de pausas, tampoco lo ayuda nadie pero no le importa"
    Que ironía, mirando el partido de hoy, y viendo a Lucho, en la cancha, no pude evitar sentir tristeza. Era como si un halo de soledad lo rodeara y recordé esa frase que escribiste.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te contesté pero no salió mi respuesta, de modo que te la escribo de nuevo. Si tú supieras que cuando escribí esta suerte de realidad mezclada con ficción, no pensé para nada en Luis Suárez, me creerías? El protagonista de la aventura -porque lo fue y lo es aún- un poquitito más pobre que Suárez, ja,ja,, un poquitito nomás, ja,ja.
      Pero es increíble, con tu comentario me hiciste releer el cuento de puro curioso nomás e insólitamente concluyo que tiene muchos puntos en común con la lucha de Luis Suárez...con diferencias económicas insalvables, claro está, ja,ja,ja.
      Abrazo gigante y gracias por tener la paciencia de haber leido este cuento loco.

      Eliminar
  2. Creo q no podia seguir en Liverpool pero lo pienso y lo pienso y no entiendo la transferencia al Barça. Suárez pierde mucho más de lo q gana el Barça, el rosarino las quiere todas para él, le tiran las sobras de las jugadas q hacen con Neymar. Yo creo q el Atlético Madrid hubiera encajado mucho más en su estilo. ... peeeero... billetera mata galán....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hugo, la primera parte de mi respuesta es exactamente la misma que a Glire, la segunda es que más gráfico no podías ser.

      Gracias por tener la enorme paciencia de leerme y un abrazo grandote.

      Eliminar
    2. Gracias Alvaro por responder, un placer leerte! Gran saludo!

      Eliminar
  3. Hugo, sabés que yo me inclino a pensar que lo hizo mas x la familia?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te puedo contestar de nuevo? Está visto que hoy estoy para lograr acuerdos con todos, si fuera político hoy sería un día ideal para resoluciones importantes hasta en conjunto con la oposición, mirá lo que te digo.

      Al grano: simple y sencillo, lo que decís salta a la vista, rompe los ojos, la flia. de la esposa, casi tanto como ella misma, fue clave en la carrera de Luis Suárez, desde Nacional hasta nuestros días, por lo cual concluyo que Suárez jamás hubiera ido a Barcelona si la familia de Sofía no se hubiera radicado allí, que nadie lo dude (y no creo que nadie lo haga, honestamente).

      Abrazo grande.

      Eliminar
    2. Glire, es verdad, la flia influyó y seguro sería un sueño desde chico, pero Madrid no queda tan lejos de Barcelona y el Calderón estaría rendido ante un jugador como Suárez, se cansaría de hacer goles en un equipo de ese estilo creo. Conjeturas tal vez pero está lindo debatir igual, saludos!

      Eliminar
  4. Alvaro, gracias a vos, por tomarte la molestia de leer nuestros comentarios y contestarlos. Abrazo grandote.

    ResponderEliminar