jueves, 17 de noviembre de 2011

FRACASADO II

        En Inglaterra a Luis Suárez, a su fútbol de pesadilla, a su picardía, a su obsesión por el arco rival, a su ambición constante, a su habilidad, a su fuerza interminable, NO LO SOPORTAN MAS. Así de simple, así de concreto. Los técnicos rivales están sencillamente hartos de que el uruguayo les destroce en un segundo todo la planificación previa de la semana. Los defensas que enfrentan al Liverpool semana a semana se niegan terminantemente a continuar apareciendo en las imágenes televisivas haciendo el ridículo. Los periodistas ingleses no quieren seguir ni por un segundo más endiosando a un futbolista foráneo que opaca y hasta ridiculiza a los locales en cada partido y, lo que es aún más grave, es oriundo de un país sin marqueting, en otras palabras, Suárez y Uruguay  no venden.
       Pocos días atrás el tremendo problema es que el uruguayo se tiraba y fingía demasiado, situación nada aceptable en el "inmaculado" fútbol inglés. Ahora a Patrick Evra, ese futbolista francés frustrado y de borrosos antecedentes- se le ocurrió acusarlo de racista y eso le vino de maravilla a todos los damnificados por el fútbol del uruguayo. La cuestión es, claramente, sacar a Suárez de la competencia, marginarlo definitivamente. Claro está que esto no es racismo, es simplemente discriminación y segregación, pero sirve para que el camino de rosas siga reservado a futbolistas de países con un potencial económico y político mínimos, para que el factor marqueting no quede desairado.
      Pero de todos modos hoy, jueves 17 de noviembre de 2011, el blanco de los dardos venenosos de la prensa británica no apuntó precisamente a Luis Suárez. Es que a un tal Joseph Blatter, presidente de un organismo llamado FIFA, que dice regir las normas de un deporte universal llamado fútbol, no se le ocurrió mejor idea que declarar que el tipo de incidentes protagonizados dentro de una cancha de fútbol, aún entre jugadores de diferentes razas, deben tomarse como parte del fútbol, un deporte de contacto permanente, y no particularmente como episodios de origen racista, por lo cual dichos choques siempre son pasibles de ser zanjados con un fuerte apretón de manos una vez finalizado el partido. Con estas afirmaciones el mandamás de FIFA se pronunció claramente en el tema, aunque sin dar nombres propios ni mencionar situaciones particulares o concretas.
        Y dijo la verdad, sin agegar ni quitar ni un punto o una coma. Es inadmisible que cada choque, que cada roce o intercambio de palabras o inclusive insultos, entre futbolistas de razas diferentes, sea tomado como un episodio en el cual esté involucrada una figura tan trascendente y dramática como el racismo. Hasta dónde se quiere llegar en este tema? Se trata de una moda macabra o de un truco artero para marginar de la profesión a futbolistas desequilibrantes como Suárez, por ejemplo? La decisión de la Federación Inglesa sentando al uruguayo en el banquillo de los acusados sin siquiera escuchar qué es lo que tiene para decir en su defensa, tiene un sabor a maquinación que es casi imposible de soslayar.
        El capitán de la selección inglesa y del Chelsea, John Terry, enfrenta también la posibilidad de ser acusado de racista tras un incidente que protagonizara, también un mes atrás, con Anton Ferdinand, el defensa de color perteneciente al Stoke City, hermano menor del histórico del Manchester United, Rio Ferdinand. Pero la curiosidad quiso que, en este otro caso, la Federación Inglesa simplemente declarara oficialmente, muy suelta de cuerpo, que hasta que no se demostrara lo contrario, Terry era considerado "inocente" de toda culpa en el tema. Pero quizás pueda tratarse de una inocente diferencia de enfoque entre ambos episodios, o no?
        Como conclusión del tema, y defenestrado Blatter, a quien hoy en Inglaterra se le pide a gritos la renuncia inmediata por el delito de defender la escencia misma del fútbol como deporte de contacto, el camino queda despejado para cualquiera que tenga el antojo de acusar de racismo a un futbolista desequilibrante, con el objetivo exclusivo de marginarlo de la competencia y si es posible de la profesión, utilizando un medio legítimo por supuesto, ya que mezclar el racismo con incidentes comunes y corrientes que ocurren y han ocurrido siempre dentro de una cancha de fútbol, es algo que está de moda y por tanto absolutamente permitido.
        "Avant" Evra, el camino va a quedar despejado...

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