lunes, 15 de julio de 2013

Las balas de Wenger

"Mr. Wenger para esta temporada usted dispone de 70 millones de libras para nuevas incorporaciones. El club no va a apostar más a juveniles como hizo hasta ahora, siguiendo su anterior línea de trabajo. Arsenal necesita títulos, los mismos que no consigue desde hace muchos años y solamente podremos obtenerlos si traemos futbolistas de comprobada categoría, jugadores top. Eso sí, le rogamos que compre bien, no podemos darnos el lujo de cometer fallas".
Nueva temporada, nueva política para los "Gunners". La determinación es verídica. La suma es el cheque que está guardado en uno de los cajones del despacho de Arsene Wenger en la sede de Emiratos, al norte de Londres. Las palabras son inventadas, pero cualquier similitud de ellas con la realidad, NO es mera coincidencia. El legendario técnico francés del club más popular de la capital inglesa, ya recibió las órdenes...y también los 70 millones de la moneda británica.
Los cañones que descansan inactivos en las afueras del Estadio de Emiratos, apuntaron primero a Gonzalo Higuaín, el popular "Pipita", cuando se enteraron que el argentino estaba deshojando la margarita con un "me quedo" o "me voy" del Real Madrid. El entrenador galo ofreció por él 23 millones de libras. Florentino Pérez, el viejo zorro merengue, dijo "No, por tan poco no va, aumenten la oferta".
Y entonces a don Arsene, el mismo cuyo nombre de pila posee casi todas las letras del club al que ha entrenado durante 16 años, se le prendió la lamparita. Las declaraciones habían llegado cruzando raudamente el Atlántico. Su jugador favorito se quería ir de Liverpool. Había escuchado bien? Sí, pero el tema era la persecución de la prensa inglesa, el hostigamiento, el sufrimiento de la familia del futbolista...y el interés de Real Madrid. "No, no te afiles que no es para vos", se dijo a sí mismo.
Pero igual decidió esperar, no claudicó del todo. Agazapado, expectante, atento, viejo zorro del fútbol el también, sabiendo que en este negocio las cosas a veces pegan vueltas de carnero que no se ven ni en el circo. Y las ondas trajeron nuevas palabras, otra vez desde Uruguay y luego desde distintos puntos de Brasil, donde el representativo nacional donde brilla su candidato disputaba con singular éxito la Copa de las Confederaciones. Ahora el personaje hablaba de jugar la archi famosa Champions League, de su frustración porque su equipo no había conseguido el ticket para disputarla.
Entonces se decidió, porque qué podía perder? Fue hasta el Estadio, cargó uno de los cañones con una bala de 30 millones de libras, apuntó con cuidado hacia el norte del país y como donde Mr. Arsene donde pone el ojo pone la bala, la oferta cayó en el círculo central del Estadio de Anfield Road, en Liverpool. Y sí, fue un verdadero cañonazo. Todo tembló, también la banca de apuestas. Claro, la bandera blanca de la rendición no apareció. En su lugar el espigado francés se encontró con una resistencia feroz del ejército rojo.
Pero Monsieur Wenger ya lo tenía previsto, estaba todo calculado. El "No" ya lo tenía asumido, casi incorporado. Siempre supo que esa no era la cifra, así que esperó un par de semanas para situarse detrás de otro cañón en las afueras de Emiratos. Esta vez la bala pesaba 35 millones en lugar de 30. Alguien lo había visto subir por la rampa de circunvalación del nuevo Estadio "Gunner", pero a don Arsene no le importó. No perdió su aspostura y menos aún su compostura. Simplemente dejó la gran bala dentro del cañon pero no la lanzó. Decidió aguardar unos días más antes de disparar, pero se dice que lo hará muy pronto. En Jakarta, mientras transcurre la pre-temporada de Arsenal, alguien osó preguntarle al técnico por su "pingo". "Sshhh, el periódo de pases es momento de alta confidencialidad y secretismo", fue la respuesta que recibió. Enseguida Monsieur Wenger ensayó la mejor de sus sonrisas.
Aparecerá esta vez la bandera blanca en la ciudad de los Beatles o seguirá Mr. Wenger encontrando enconada resistencia desde las filas de los "Reds"? Mmmmm...no es recomendable perderse el próximo capítulo, simplemente porque puede ser el último. Y nadie querrá quedarse sin saber qué pasará con el futuro de Luis Suárez.


 
 
 

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