Con Luis Suárez en sus filas Liverpool jugó 77 partidos; sin él disputó sólo 14; a su vez con el uruguayo en la cancha los "Reds" ganaron 30, empataron 23 y perdieron 24. De los 14 encuentros en los que faltó el número "7" su equipo ganó 9, igualó 2 y perdió 3.
95.000 personas abarrotan el estadio en Melbourne. La mayoría de ellos son hinchas de Liverpool radicados en Australia. "Mueren" cuando caen en la cuenta que su ingreso a la cancha es inminente. Deliran, cantan la canción que le han dedicado. Los flashes de sus cámaras asemejan a miles de luciérnagas curiosas. Están todos al asecho, a la espera del gran momento. "Esta foto la saqué cuando Luis Suárez iba a entrar a la cancha", explicarán más tarde a sus familiares cuando regresen al hogar.
Cuando el telón vuelve a levantarse, la escenografía se ha mudado a Thailandia. En la capital Bangkock la multitud no es tanta como en el inmenso Melbourne, pero igual alcanza para que se vean pancartas muy grandes que le ruegan al ídolo que no los abandone, que no deje el gran "Imperio Red". Ellos están convencidos que, luego del que ellos adoran con unción, sólo el Imperio Romano abarcó alguna vez tantos kilómetros de tierras a lo largo y a lo ancho del mundo, de modo que no entienden que el gran Emperador Luis quiera abandoner sus dominios. Una vez más, cuando el gran hombre calienta los motores para ingresar al coliseo, dejan la razón a un lado. No consideran que la cordura sea de este mundo, al menos en ese instante crucial, el que muchos habitantes de Bangkock, pintados de rojo de la cabeza a los pies, han estado aguardando desde hace mucho tiempo. Se repiten las pancartas, hay ligeros cambios en la letra pero el ruego es el mismo: "Luis, quedate con nosotros"! Y cada vez que toca la pelota, Mr. Suárez acciona un mecanismo automático y un "Ohhh!" estruendoso parte de los cuatro costados y se hace uno cuando llega a sus oídos.
Los actores vuelven a su teatro original. Ahora el telón que se levanta es el de Anfield Road. El estadio revienta, cantan todos de pie el "Nunca caminarás sólo", el gran himno del Liverpool de Inglaterra. Es hora de homenajear al capitán de siempre, a uno de los grandes en la historia de un histórico: el gran Steven Gerrard. Hoy juegan hasta los que ya supieron colgar los botines: Robbie Fowler se calza la número "9" otra vez y Jamie Carragher decide tomarse la penúltima. Pero pasa de nuevo, se repite. Esta vez él no es el centro, ni por lejos el homenajeado de la tarde. No importa, la ovación destroza los tímpanos de nuevo, las pancartas se despliegan y empapelan el estadio entero, el sentimiento es único. Pero Luis Suárez no les retribuye nada, no saluda siquiera a los hinchas, no los aplaude por su fervor y por su apoyo sin condiciones. Su expresión es seria, adusta y su mueca de frustración choca con tanta pasión desbordante, con el torrente de amor por el ídolo, con el deseo irrefrenable de retenerlo. "Qué amargo!", dice alguien con mucha bronca frente a al televisor de un pub. Pero mientras tanto en Anfield el furor se quedó sin frenos. A ellos no les importa nada, lo siguen ovacionando.
De todas maneras el técnico Brendan Rodgers decide que debe asumir su rol, así que lo condena a entrenar separado del plantel hasta que se disculpe por su desidia, por sus dichos y su mala actitud ante sus colegas de equipo y frente a los incondicionales hinchas "Reds". Es justo y desde ningún sector se objeta la decisión.
Melwood, Complejo de Entrenamiento del Liverpool FC, en una jornada de verano, tan buena como insólitamente han sido casi todas las de 2013 en estas latitudes dominadas por las nubes. Los hinchas están trepados a los techos de los autos estacionados junto al muro de la cancha donde practica el plantel principal del club...con Luis Suárez integrado plenamente al grupo. Todo se ha solucionado de una forma que uno de los improvisados espías del entrenamiento sintetiza casi sin darse cuenta: "tuvo que irse al Japón (con Uruguay para la fecha FIFA) para que ésto se arreglara?" Siguen llegando hinchas y ahora tienen que turnarse para encaramarse a los coches, asomar la cabeza por encima del gran muro gris y así transmitirle al resto que "Luis se ríe, que parece muy pero muy contento, que...".
Promedio de goles por partido de Liverpool con Luis Suárez en la cancha: 1.6; sin su estrella, 1.8.
Allí está Don Luis en el palco de Anfield Road esperando el arranque de su equipo en la Premier League. Su hija Delfina sostenida por el brazo izquierdo del goleador, el criollo más viejo, el mate, el "Southamerican tea" como lo ha bautizado la televisión inglesa, en su mano derecha. A su lado su esposa Sofía y su familia, todos con distintivos de los "Reds". De repente le da el arranque, como tantos, buenos y malos, que le han atacado en la pasada temporada y en la anterior también. Falta como una hora para comenzar el partido ante Stoke City y a él le da por salir a la cancha con su hija en brazos. Viste campera roja con el escudo del club, pantalón deportivo negro y championes blancos. Es una vestimenta para la ocasión, no es casualidad, lo tenía todo preparado para reconquistar a su gente. Lo aplauden moderadamente, un poco por lo sorpresiva de su jugada -igual a las que usualmente perpetra dentro de la cancha- y mucho porque todavía la gente no se ha instalado en sus butacas. No importa, esta vez él sonríe a diestra y siniestra y hasta le da la mano efusivamente a un periodista televisivo. El cronista le dice algo y él, sin dejar de sonreír ni un instante, le levanta el pulgar asintiendo amistosamente.
Porcentaje de partidos ganados por Liverpool con Luis Suárez en la cancha: 39%; sin él 64.3%. Promedio de puntos obtenidos por partido de Liverpool jugando Suárez: 1.5; sin el uruguayo, 2.1.
La estadística de la cadena televisiva Sky Sports arroja con claridad que a Liverpool le ha ido bastante mejor cuando no ha jugado Luis Suárez, nunca por lesión es cierto y siempre a raíz de las diferentes suspensiones que ha recibido desde el tristemente célebre episodio con el francés Patrice Evra y el del dedito índice levantado en forma insultante hacia la hinchada del Fulham en Craven Cottage. El trabajo periodístico, profesional al cien por ciento como es costumbre en estas tierras, es ante todo auténtico, verdadero, cierto, irrefutable. No hay nada inventado como podría suponerse luego del hostigamiento sufrido por el uruguayo a nivel de la prensa de estas Islas. Su explicación es estrictamente futbolística y será motivo de una nueva nota del "Ojo".
El objetivo de la presente publicación no es entonces buscarle los "por qué" a ese trabajo estadístico. Está muy claro, el lector ha visto y comprobado a través de estas líneas que al hincha de Liverpool éstos números le importan tan poco como nada. Es más, la enorme mayoría de ellos ni se enteró de su existencia porque están demasiado ocupados suspirando de alivio por haber retenido a su ídolo, demasiado extasiados y sorprendidos al comprobar el enorme éxito que coronó su tarea de convencer a la estrella de que se quedara donde está. Ellos sólo ven el resultado del Liverpool fan's job. Fuera de eso no les importa nada y menos aún una estadística de la que no quieren ni siquiera saber que existe.
jueves, 22 de agosto de 2013
viernes, 16 de agosto de 2013
Un hijo pródigo muy especial
Están subidos a los techos de los autos. Los que pueden ver algo por encima del muro "le baten" a los de abajo lo que está pasando: "ahora está hablando con Gerrard, mirá, se ríen los dos"; "ahora está trotando al frente del grupo y no deja de reírse y hacer chistes, es otro, les juro que volvió el Suárez que todos queremos".
El sol ilumina las canchas de Melwood, el Complejo Deportivo del Liverpool FC. El día es espléndido porque ese sol también ilumina las almas de los fanáticos "Reds". El hijo pródigo ha regresado, ha pedido perdón y ha sido recibido con los brazos abiertos, tal como había anticipado el entrenador Brendan Rodgers que iba a suceder si la estrella uruguaya aceptaba disculparse.
Una pareja se baja del techo de uno de los autos aparcados junto al muro. Es el turno de sus amigos, quienes ansiosos trepan a la ya castigada plataforma para espiar al ídolo. "Sí", confirma él, "es el mismo de siempre, está haciendo chistes y todos se ríen". A 15 metros de allí otro espía grita su verdad con una seguridad que asombra: "miren que esto no es casualidad, dicen los periodistas de su país que el entrenador de Uruguay le aconsejó que si no lo compraba el Real Madrid se quedara con nosotros". Un rubio con cara y voz de frecuentar los bullangueros pubs de Anfield Road, vocifera entonces: "y tuvo que irse al Japón para cambiar su actitud?"
A esa misma hora Arsene Wenger declara por la tele que "está resultando muy difícil para todos, no sólo para Arsenal, acceder a los futbolistas top. Y si no, miren a Chelsea y a Manchester United, qué han comprado ellos? El francés se defiende de los ataques de su propia hinchada, mucho más que de las preguntas de los periodistas de la cadena Sky Sports. Se perpetuó en el cargo apostando sus fichas siempre a futbolistas juveniles y todavía, preferentemente extranjeros. Los resultados de las últimas temporadas fueron nefastos. Los "Gunners" no ganan nada desde hace un buen tiempo a esta parte y la gente del más popular de Londres está que arde, echan chispas por los ojos y por todos lados.
Wenger habla en la tele, pero en la base de la pantalla la información no deja de aparecer una, dos, tres, diez, cien veces: "Luis Suárez se disculpó y está entrenando ahora junto al resto del plantel de Liverpool".
En Melwood, más al norte de Inglaterra, los hinchas "Reds" siguen fascinados el nuevo capítulo de la "Saga Suárez". "Ahora está dominando la pelota, cada uno tiene un balón", transmite el relator de turno, un moreno con una de las camisetas de alternativa de Liverpool. Abajo, sentada contra el gigantesco muro gris que limita el campo de entrenamiento con la calle, una chica, muy jovencita ella, seguro que no supera los 20, se encarga muy suelta de cuerpo de meterle el dedo en el ojo a todo el que quiera escucharla: "estamos todos contentos, Luis está de vuelta y a las risas como siempre, pero y el Real Madrid? No se olviden que lo de Bale (Gareth) está trancado, mirá si se deciden por Suárez, yo no canto victoria ni loca todavía".
Y sí, el fantasma de Real Madrid todavía flota sobre el Complejo de Melwood, sobre el Estadio de Anfield Road, sobre Liverpool. Los hinchas no pueden sacarse de la cabeza que el consejo del Maestro de Suárez fue "o Liverpool o Real Madrid".
Al caer la tarde, en el especial diario sobre el Transfer Window, los personajes del fútbol entrevistados, hablan de Luis Suárez. Todo el tiempo en este país se habla de Luis Suárez. Siempre se habla de Luis Suárez. Alguien tiró la pregunta sin respuesta: "sabrán los uruguayos lo que le tiraron al mundo del fútbol engendrando a Luis Suárez?"
El periodista que ha vivido en estas tierras por más de una década, está convencido que la respuesta natural a esa pregunta es un "NO" rotundo, inapelable. Aún los uruguayos no han caído en la cuenta del jugador de fútbol que le han regalado al mundo. No, aunque digan que sí, la respuesta sigue siendo "NO", no se dieron cuenta.
lunes, 12 de agosto de 2013
En el país de las disculpas quien no las da puede ser Rey
En el país de las disculpas, a veces quien no las ofrece puede salir ganando. Se trata de no ir contra la corriente y adaptarse a los usos de la tierra en la que uno vive, sobre todo si en ellos están incluidos los buenos modales y el respeto por los demás y sus derechos. En un lugar donde, si el transeúnte espera para cruzar una calle parado en la mitad de la cuadra -en una palabra donde no debe hacerlo- tiene una elevada chance de que en los siguientes cinco segundos un conductor considerado al extremo, frene en seco para dejarlo cruzar y todavía, mostrándole una sonrisa digna del mejor commercial de una pasta dental.
Así es, así funcionan las cosas en estas Islas casi siempre cubiertas por las nubes. Y si luego de cruzar, ya en la vereda, el dichoso peatón "se lleva puesto" a alguien, quizás ni siquiera le dé el tiempo para esbozar una disculpa, porque antes será el propio damnificado por el empujón quien lo anticipará, con un claramente audible "I'm sorry". El problema se comienza a plantear cuando el británico, tan acostumbrado a moverse entre disculpas por aquí y disculpas por allá, se vuelve prisionero de su propia buena costumbre y queda así a la deriva, como un barco sin timón en alta mar.
Para aquellos que se la veían venir, sí, es el caso del entrenador de Liverpool, el nor-irlandés Brendan Rodgers. Muy severo él, muy convencido él, muy circunspecto él, muy firme él, así de concentrado y así de decidido, encaró a la prensa en Dublín y les hizo saber que exigía a Luis Suárez las disculpas del caso por sus declaraciones y sobre todo por su actitud de los últimos tiempos, por todo lo dicho y lo hecho, cuyos detalles flotan en las últimas notas de este "Ojo de Londres. El "boss" lo conminó, acorraló a su futbolista estrella, remarcó que le debía esas disculpas al club, a los futbolistas que comparten con él todas las horas y también a los hinchas que siempre lo han apoyado en cada episodio que protagonizó.
Todo muy bonito, muy claro, muy de acuerdo a la mentalidad de estas tierras. Es el país del "Sorry", pero ocurre que a veces -y esta es una de esas tales veces- el "Sorry" ata y amordaza a quien lo emite o, peor aún, en este caso a quien lo exige. Sobre todo si esa conminación para pronunciarlo tiene como destinatario a alguien que viene de una cultura diferente. Y si ese alguien es "listo como el hambre", como dicen los de la Península Ibérica- las consecuencias pueden llegar a ser trágicas.
Con su exigencia de disculpas, Brendan Rodgers le puso a Luis Suárez un revólver en su mano. El entrenador, presa de la cultura de estas tierras, quedó ahora prisionero de sus propias palabras. El uruguayo decidió actuar a la uruguaya, como lo harían casi todos los uruguayos, especialmente los que desenfundan rápido, sacan antes que el otro su pistola, disparan y lo dejan seco, tirado en medio de la calle polvorienta, al mejor estilo de los duelos del Lejano Oeste, durante la segunda mitad del siglo XIX.
Pocos dudaban que nuestro héroe del Western iba a negar las disculpas, mientras puertas adentro esbozaría la más pícara de sus sonrisas, como diciendo, "ahora sí, ésta es la mía, ahora me niego y qué hacen? Me van a seguir teniendo ahí tirado sólo, sin jugar a pesar de que siempre dependieron de mi, pagándome 120.000 libras por semana y perdiéndose 50 millones por una venta al Arsenal o a donde sea? Y si se tiran atrás y me reintegran al grupo, quedan pegados como un chicle y todavía a riesgo de que yo no les rinda porque sigo queriendo irme. O me venden, quedando pegados también porque dijeron que no iban a venderme a ningún lado, pero al menos se llevan los 50 millones".
"Luis el Travieso", todo un émulo de la caricatura norteamericana de las revistas de los '60, de aquel chico insoportable, insufrible, imbancable, que con sus diabluras sin fin hacía sufrir hasta lo indecible a su vecino, el por siempre torturado Mr. Wilson, tiene ahora la sartén por el mango. Nadie piensa que ni Rodgers, ni John Henry, ni el resto de Fenway Sports, el consorcio yanqui propietario de Liverpool, estén dispuestos a mantener la situación como está. La estrella fulgurante del club entrenando en solitario mientras cobra una fortuna en libras esterlinas, mientras al otro lado del mostrador el hincha mira desesperadamente cómo la situación creada resiente -aún más- el poderío del equipo.
Afuera, todavía a la intemperie, los lobos siguen acechando en la noche. Se relamen, se regocijan. Pero esperan, hasta hacen un culto de su paciencia. Arsene Wenger habla de las buenas maneras y del respeto, pero por dentro guarda una fiera, la controla, la sujeta, pero a la vez le da de comer para que conserve todas sus fuerzas a la hora de salir por la presa.
En cambio Florentino Pérez no dice ni "pío", nada, se calla. Pero mascullan las malas lenguas que está cansado de la intransigencia del propietario del Tottenham Hotspur, Mr. Daniel Levy. Es que el inglés ya le hizo dar el brazo a torcer la temporada pasada, cuando logró llevarse para su Madrid al croata Luca Modric, después de muchas idas y venidas, pero pagando una suma que no pensaba gastar. Dicen que a esta altura Don Pérez ya duda seriamente si esta vez su voluntad lo apoyará a la hora de desprenderse de la impresionante suma que piden los del norte de Londres. El super galés Gareth Bale, número uno de la última Premier League, parece remontarse a la capa de nubes más altas que hacen sombra diariamente en esta parte del mundo. Don Florentino sabe muy bien que con la mitad de lo que Levy le pide por Bale, se lleva a la otra "sellada" de la pasada Premier: Luis Suárez.
Los 100 millones de libras que necesita para llevarse al galés están en un cajón de su escritorio del Bernabeu. Pero parece que el titular "merengue" últimamente ya mira más hacia otro cajón: donde tiene guardados los 55 millones que necesitaría para quedarse con Luis, "Luis el Travieso".
jueves, 8 de agosto de 2013
The End: Luis Suárez se queda en Liverpool
Ahora sí. Ahora alguien habló. Ahora ese alguien se pronunció en forma tajante. Ahora ese alguien fue tan claro y contundente que no deja lugar a dudas. Además ese alguien no es cualquiera, no es del grupo de "los de afuera son de palo" como bien decía nuestro Gran Negro Jefe.
Porque ese alguien, que el jueves 8 de agosto de 2013 le declaró a la prensa inglesa -más concretamente al The Guardian- que Luis Suárez no será vendido por Liverpool a ningún equipo del mundo y menos aún al Arsenal, rival directo de los "Reds" en la gran Premier League, es nada más ni nada menos que el mandamás del club, el estadounidense John Henry, titular del Consorcio Fenway Sports, organización propietaria del legendario club de Anfield Road.
"Los grandes clubes del mundo no pueden vender a sus estrellas y menos aún a rivales directos en lo local, como es el caso de Arsenal", comenzó diciendo el norteamericano, para agregar enfáticamente que "esa teoría se aplica muy especialmente para el caso de Liverpool, ya que no estamos esta temporada en la Champions League y no hemos participado de ella en las últimas ediciones, de modo que necesitamos de todo nuestro potencial".
Esta vez el hombre se decidió, desembuchó todo y al hacerlo no se le trabó la lengua por cierto. Por ejemplo, remarcó que "Liverpool es un club de Champions League y debemos clasificar esta temporada para la próxima edición, de modo que vender a una de nuestras estrellas a un rival que inclusive está en la Champions League de esta temporada, sería tan ridículo como absurdo".
Y por si a alguien se le ocurre mostrar la más minima duda sobre sus dichos, Henry la remata: "es inequívoco que no le venderemos a Suárez a Arsenal, cualquiera sea la oferta, y ellos ya lo saben porque yo mantuve conversaciones con Ivan Gazidis (Director Ejecutivo de los "Gunners")dejándole bien en claro que no les venderíamos al futbolista".
El tema es que los dichos del titular de Fenway Sports fueron mucho más lejos: "es más, tampoco venderemos a Luis Suárez a ningún equipo extranjero y esto es por una razón estrictamente deportiva, no financiera. Simplemente no tendríamos tiempo material de buscar, elegir y contratar a un sustituto adecuado para él (Suárez)".
El final de las declaraciones de Henry es tan enfático como claro, diáfano, cristalino y transparente: "repito, no lo vendemos por un tema futbolístico y no de finanzas, el período de pases ya está muy avanzado, muchos jugadores ya están colocados y en los otros casos ya está decretado que sus clubes no los venden. En una palabra, ya no lo podremos reemplazar, por eso no lo vendemos y menos aún a Arsenal".
Como en las viejas películas de Hollywood, el clásico cartel de "The End" ocupa toda la pantalla. Sí, "Fin", al fin. Porque por fin se terminó la "Saga Suárez". Luisito tendrá que aquietar sus inquietudes, pegarle tres cachetazos a sus ataques de fuga...porque se queda en Liverpool: "The End".
lunes, 5 de agosto de 2013
Suárez cuesta lo mismo que Bale
"Don't play Games" es el título de la página 74 del Daily Mail del lunes 5 de agosto. Se refiere a las dos ofertas de Arsenal por Luis Suárez, sobre todo la última de ellas, la ya famosa de los 40 millones más una libras, destinada a apretar el gatillo y así efectuar el primer disparo en el duelo de los "Gunners" con Liverpool para dirimir cuál de los dos se queda con el famoso "Salta" de Salto.
"Encuentro que en este caso ("Saga Suárez") a Arsenal, club al que siempre asocié con la clase y el respeto por los demás, le están faltando justamente esas virtudes". Las afirmaciones de Brendan Rodgers, técnico de Liverpool, luego del 2 a 0 ante el Olympiakos de El Pireo en Anfield, son disparadas cual misiles contra su colega de Arsenal, el legendario Arsene Wenger.
Pero el francés, quien resignadamente tuvo que ver el domingo cómo los dos goles convertidos a su equipo por Didier Drogba para el Galatassaray de Estambul, con Fernando Muslera en el arco, le daban la Copa Emirates a los turcos, no se queda callado, tal cual es su estilo: "tratamos de actual siempre en forma apropiada...hasta donde podemos, porque hay que acordarse que el pase de un jugador representa el acuerdo entre tres partes".
Envido!, grita el de Irlanda del Norte. Quiero!, contesta el de Francia.
"John Henry y Tom Werner (estadounidenses del Consorcio Fenway Sports Group, propietarios del Liverpool inglés) no quieren venderlo (a Suárez). No es un club (Liverpool) que justamente tenga problemas de dinero, así que los propietarios entienden lo que yo estoy tratando de edificar acá y pretenden ayudarme a hacerlo", se despacha Rodgers, como si le gritara "Truco! al espigado y elegante francés.
El domingo lo mostrado por el organizador del Torneo Emirates dejó bastante que desear y el 12 de agosto -demasiado pronto para Wenger- la lista para la primera fase de la Liga de Campeones debe presentarse ante la UEFA. Claro que el reglamento concede que un puesto pueda quedar vacante hasta el día previo al debut de cada club en la magna competición de clubes europea. Y eso, en el caso de Arsenal, es el 20 o el 21 de agosto. Hasta entonces puede esperarse que Monsieur Wenger grite "Retruco! a su colega nor-irlandés. Y en ese instante crucial se sabrá si las cartas que ponga sobre la mesa alcanzan...o no para llegar a tan ambicioso objetivo.
"Lo que hablé con Suárez lo mantendré en secreto. Lo que puedo decir es que no queremos venderlo, que estamos en total control de la situación y que así seguirá siendo", remató el ex entrenador del Swansea galés.
Mientras tanto el sábado 3 de agosto, en el momento de saltar a la cancha a los 60 minutos de juego, Luis Suárez había recibido una de las ovaciones más atronadoras que pueda haber escuchado durante toda su carrera futbolística. Después, cada toque de pelota por parte del número 7 "Red", motivó un sugestivo "Ooohhh!" de los cuatro costados del estadio de Anfield Road. Y eso a cuenta de que, tal como está escrito en el propio Daily Mail del lunes 5 de agosto, en algunos momentos el uruguayo apareció "ausente" del campo de juego. Increíblemente en ningún momento el futbolista celeste agradeció con gesto alguno tanta adhesión, lealtad e idolatría despertadas en la gente.
Pero lo peor estaba todavía por venir. En la noche el club había organizado una gran cena de gala para el homenajeado de la jornada, el eternamente leal y fiel Steven Gerrard. El único futbolista de renombre en el plantel que no concurrió, fue precisamente Luis Suárez. El comentario surge sólo, casi por decantación: después de todas las declaraciones del capitán de Liverpool, siempre defendiendo y prácticamente idolatrando la figura del uruguayo, una vez sí y otra también, resulta inconcebible y desde todo punto de vista inexplicabe e imperdonable, la ausencia de Suárez en semejante acontecimiento.
Esta vez la macana fue fuera de la cancha, pero la dimensión del error no fue menos grande que la mordida a Branislav Ivanovic, para citar un ejemplo. La difusión de una y otra falta podrá ser de tan diferentes tonalidades como el blanco y el negro, pero la magnitud de ambas es la misma.
Qué mal aconsejado parece estar Luis Suárez a esta altura! Es aceptable y completamente entendible que se sienta frustrado en un club en el cual siempre tuvo que ponerse al hombro el equipo entero y aún así, por aquello de que el fútbol es un juego colectivo, no le dio la nafta al uruguayo para meter, con su sóla influencia, a Liverpool en la Liga de Campeones. Pero...y los fieles hinchas que nunca renunciaron a apoyarlo a rajatabla, ni siquiera en este instante crucial en que el Arsenal está pronto para dar el gran zarpazo y arrebatárselos? Y el capitán, el gran Steven Gerrard, quien no dudó en arriesgar su reputación sin mácula a la hora de salir siempre al cruce de las críticas y los ataques despiadados, tras cada uno de los episodios que Suárez protagonizó desde que pisó las Islas? El no merece nada más que el fugaz y frío abrazo del de Salto al final del partido organizado por el club en su homenaje?
Sí, no quedan dudas. Rompe los ojos, salta a la vista que alguien tiene que mostrarle a Luis Suárez cómo separar las cartas.
Los últimos rumores aseguran que al final el uruguayo terminará presentándole a Liverpool un escrito de solicitud de pase. Dicen las malas lenguas que procediendo de esa forma, Suárez perderá el derecho de cobrar el porcentaje de su pase, pero que a esta altura el iniciado en Nacional piensa que ese es el menor de los males, ya que sería como mostrar el ticket para ingresar al Estadio de Emirates.
Pero Rodgers sigue aferrado a su tabla de salvación. Sus mecanismos de autodefensa se accionan automáticamente y disparan dardos al corazón de Wenger, el francés: "Gareth Bale es un maravilloso jugador pero no es un cien por ciento mejor que Suárez. Ambos encabezaron la lista de los mejores futbolistas de la última Premier League, así que si Bale cuesta 85 millones de libras, Luis no vale menos que eso".
sábado, 3 de agosto de 2013
En el equipo de la fantasía
Una vez fuera de la estación de subte de Finsbury Park, en el norte de Londres, antes de dar siquiera dos pasos rumbo al ultra moderno estadio de Emirates, el afiche que rompe los ojos está por todas partes. Dice "Contrate ya a Suárez hoy! La foto del uruguayo, aún vistiendo la camiseta de Liverpool, aparece con un cartelito colgado de su cuello que lo cotiza en £7.8m para el juego del equipo de la fantasía. La particularidad es que la propaganda está dirigida casi exclusivamente a los hinchas de Arsenal, los mismos que en el fantástico mediodía londinense encaminan raudamente sus pasos al templo del club más popular de la capital inglesa, prontos para presenciar la primera doble jornada del Torneo "Emirates", cita obligada de cada primer fin de semana de agosto. Con tales destinatarios, quienes comparten la imagen de la publicidad del conocido juego, son nada menos que el inglés Jack Wilshere, el galés Aaron Ramsey y el arquero polaco Wojciech Szczesny, casualmente todos actuales integrantes del plantel de los "Gunners". El telón de fondo del mini-poster es el entrenador francés Arsene Wenger, actualmente el técnico más longevo del planeta al frente de un club, al menos entre los que aún están en actividad.
Es decir, mientras en Anfield Road el carismático oriental defendía a su equipo en un partido de pre-temporada ante el griego Olympiakos, mucho más al sur, al norte de la capital, su imagen vendía un conocido producto de la era moderna...a los hinchas de Arsenal. De fantasía el juego. Y de fantasía la imagen del uruguayo en las Islas.
Adentro del estadio, más precisamente bajo los tres palos del campeón turco Galatassaray, Fernando Muslera atajaba brillantemente un penal atragantando el grito de gol de los portugueses del Porto. Era el primer partido del torneo en Emirates y en la primera incidencia de peligro dentro de las rojas y combadas tribunas, el "Nene" se llenaba sus guantes en la primera emoción del certamen. Mucho después, ya en el segundo tiempo, "desvió" con la mirada otro remate desde el punto fatal y como su equipo había metido en el trampero el tiro desde los doce pasos de que dispuso, los de Estambul terminaron ganándole a los de Oporto: 1 a 0.
Durante los 90 minutos al uruguayo no se le escapó de las manos ni una sóla pelota. Simplemente se quedó con cada una de las que le llegaron. Y también fue el propietario de la cara insólita del partido, porque quién puede imaginarse una alianza perfecta entre el número uno y el número nueve de cualquier equipo en el mundo? Ese increíble "feeling" es el que existe entre el arquero de Uruguay y el patriarca de Costa de Marfil, todo un dios en su país, el brillante Didier Drogba, el delantero más importante y famoso de la oncena turca. Difícil de creer, pero sí, es así, Muslera y el ex-Chelsea se entienden con los ojos cerrados. Cada vez que el uruguayo se dispone a sacar desde su zona, preferentemente en las ocasiones en que el balón está en movimiento, el carismático goleador se mueve hacia un lado o hacia el otro, siempre paralelamente a la línea central de la cancha y sin dejar de mirar a su arquero. A la vez el popular "Nene" siempre le lanza la pelota en el lugar exacto para explotar la potencia física y las cualidades técnicas de Drogba, quien en un ochenta por ciento de las veces logra bajarla e iniciar un peligroso ataque.
Para aquellos que saben ver el fútbol entre líneas, no es nada difícil darse cuenta de que tanto Muslera como Drogba son "Gardel" en el Galatassaray, sin duda sus dos futbolistas más trascendentes.
El plato central de la jornada deparó lo mejor. El primer tiempo fue todo del Nápoli pos-Cavani. Con la muralla que levantaron el capitán Paolo Canavaro y el uruguayo Miguel Britos, a Arsenal le fue muy difícil. Encima los celestes fueron sancionados con un penal mal cobrado, pero el debutante "Pepe" Reina rechazó el balón y Britos lo espantó al corner. Bien parados, concentrados, los del "Rafa" Benítez contragolpearon siempre con peligro y así se fueron al descanso ganando con justicia por 2 a 0 al local. En el transcurso del complemento Arsene Wenger accionó la palanca y metió los cambios que tenía que meter. Arsenal volvió a mostrar su nueva receta, la de un equipo que no renunca al fútbol prolijo y atildado de pelota al pie, pero que ahora adereza con velocidad, fuerza y potencia, virtudes con las que se llevó por delante y le empató el partido a los italianos del sur.
Un uruguayo en cada partido. El celeste Muslera estuvo brillante y mostró que es clave en este campeón turco de Estambul. Miguel Britos fue la misma muralla que se vio durante toda la última temporada de la Serie "A". Eso sí, no es celeste, aunque en realidad nadie sabe demasiado bien por qué.
A la salida, rumbo a la estación de Finsbury Park, cruzando el puente desde el que se disfruta de una vista exterior fantástica del coliseo "Gunner", alguien sigue ofreciendo los panfletos de propaganda del famoso juego del equipo ideal: "Sign Suárez Today!" titula el papel. De fondo Wenger abre los brazos, lo mismo hace Wilshere, a la vez que Ramsey festeja a rabiar y Szczesny aplaude frenéticamente. A un costado de la imagen la lista de los futbolistas del equipo de la fantasía muestra al arquero de la selección inglesa, Joe Hart, costando £4.6m, al lateral izquierdo de Everton y una de las revelaciones de la última temporada de la Premier, Leighton Baines, avaluado en £4.7m, al volante local Santi Cazorla, de gran Premier 2012-2013, cotizado en £5.4m. Un cartelito azul cuelga del cuello de Luis Suárez. Dice en letras blancas £7.8m. El más caro, quedará sólo en la fantasía?
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