miércoles, 23 de diciembre de 2020

MASACRADOS POR EL MONARCA

Crystal Palace usualmente se hace muy fuerte en su bunker de Selhurst Park y eso es algo que acá en Inglaterra se sabe, es conocido, pero lo cierto es que esta vez el campeón Liverpool utilizó toda su artillería pesada para asaltar su fortaleza y simplemente lo masacró. Fue 7 a 0 y a disfrutar Navidad como solitario puntero -una vez más- de esta edición de la Premier League.

El local, como siempre hace en su reducto del sur de Londres, intentó protagonismo, quiso pelea, fue al frente y hasta puso nervioso al campeón, pero está claro que a la contundencia no hay con qué darle en esto del fútbol y Liverpool la tuvo a raudales. El nipón Minarmino, el senegalés Sadio Mané y el brasileño Roberto Firmino no perdonaron la indecisión del Palace, ni su falta de resolución y de confianza en los últimos metros.

Con el 3 a 0 del final de la primera etapa, la tempestad del complemento estaba en todos los pronósticos. Era alerta roja a voces, así que un zapatazo del capitán Jordan Henderson, otra rúbrica de Firmino y dos firmas del recién ingresado egipcio Mohamed Salah, transformaron el partido en exhibición.  Cerró el fútbol y abrió el circo, la magia del espectáculo y además todo eso no fue sino el desquite de aquel 7 a 2 ante el asombroso Aston Villa, que hoy parece perdido y difuso en el tiempo.


EL ESCOLTA. Leicester City volvió a ganar, confirmó su recuperación y ya está de nuevo como escolta exclusivo del actual monarca. Tottenham Hotspur totalizó un sólo punto de los últimos seis disputados y ello le significó quedar relegado en las posiciones, pasando del liderazgo absoluto a caer hasta la sexta colocación.

El primer tiempo había transcurrido desabrido. No había pasado nada. Frío por aquí, tibio por allá. Baja temperatura para los arqueros que pasaron frío y sólo pensaron en el cafecito caliente que les esperaba en el vestuario. Eso sucedía hasta que en los descuentos el lateral marfileño Serge Aurier le dió un "topetazo" a un rival que estaba de espaldas al arco del francés Hugo Lloris y, por tanto, sin posibilidades de hacer daño, con nulas aspiraciones de gol pero, eso sí, dentro del área de los Spurs.

Claro está que a Jamie Vardy, el goleador de las huestes de Brendan Rodgers, todo eso no le importó y con remate fuerte y al medio del arco, transformó el penal en la apertura del marcador para la visita. Cuando los de Mourinho machacaban e intentaban, pero sin ideas claras, un acrobático salto de Vardy derivó en el gol en contra del zaguero belga Toby Alderweireld y ahí se bajó la cortina. 

A los de "Mou" ya "no les dió la nafta" para pelear el resultado, un 2 a 0 claro, indiscutible, inamovible y lapidario para los del norte de Londres.


PALIZA MEMORABLE. Manchester United no quiso ser menos que su eterno rival, Liverpool, y entonces le propinó una paliza memorable al Leeds United del argentino Marcelo Bielsa: 6 a 2. Los de Old Trafford caminando casi en puntas de pie, callados y a veces hasta a los tropezones, están terceros en la tabla de Premier y todavía con un partido menos jugado, por lo cual hoy, en una supuesta tabla de puntos perdidos, marcharían segundos, a sólo dos puntos de los de Anfield.

Estancias y no chacras. Interminables extensiones de verde disponibles para que el rival corra, pase, diagrame, dibuje y hasta "chivee" a su costa. Esta es hoy la postal permanente del equipo del "Loco" Bielsa aunque, eso sí, el United tuvo el gran mérito de aprovechar todas y cada una de las ventajas que gentilmente regaló, una vez más, la formación del técnico argentino. Hoy Leeds muestra en la tabla la friolera de 30 goles en contra siendo, por supuesto, el club más goleado, hasta ahora, de la presente edición de la Premier League, incluidos los tres que están en las posiciones de descenso.

Está muy claro que ese auténtico récord no es casual. Es que realmente no se ve que haya un trabajo defensivo específico. No hay marcas y los relevos brillan por su ausencia. Los campeones del ascenso descuidan  a ojos vista uno de los "ABC" del fútbol, parecen desdeñar el claro hecho de que marcar en fútbol, también es un arte. Y un arte imprescindible, por cierto.

El mediocampista McTominay marcó el ritmo del United. Se hizo un "picnic" con el equipo de Bielsa. El escocés anotó dos goles en los primeros 3 minutos de juego y ese fue el despegue para un partido soñado, el inicio de un concierto de fútbol que hizo bailar al endeble sistema defensivo visitante.

Tras su lesión Edison Cavani reapareció para jugar los últimos minutos, cuando el partido ya no era tal y su equipo había entrado en "stand by", guardando energías para el cruel fixture que se avecina a nivel de Premier League y copas parelelas de la Federación Inglesa.


A LA ITALIANA. Una nueva victoria del Everton de Carlo Ancelotti catapultó a los vecinos del campeón Liverpool a la cuarta posición, último escalón de la tabla de Premier que clasifica a Champions League al final de la temporada. Esta vez la víctima fue el sufrido, doliente y muy venido a menos Arsenal, del técnico catalán Mikel Arteta: 2 a 1.

Por momentos Arsenal fue agresivo, punzante, mostró los dientes y hasta pareció armarse para la guerra. Sin embargo Everton llegaba "con viento en la camiseta", confiado en sus propias fuerzas, dispuesto a no dejar pasar nada y a lastimar no bien se le presentaran las ocasiones de hacerlo. El local, con un planteo más italiano que nunca, fue cerrado, no dió ventajas, escalonó marcas y todo sin replegarse demasiado, sin regalar metros de cancha al visitante.

Y cuando las chances llegaron, los de "Karleto" no las desaprovecharon, no las dejaron pasar, habida cuenta de un buena dosis de suerte  en el gol en contra del zaguero "Gunner" Rob Holding y de la cabeza de oro del colombiano Yerry Mina para desnivelar el partido tras el empate que había decretado, cuando aún corría el primer tiempo, el marfileño Pepe.

Everton supo siempre dónde estaba parado y lo que quería, típicos atributos de la vieja usanza italiana a la que parece querer regresar, hasta ahora con éxito indiscutido, el carismático Carlo Ancelotti. Ni siquiera la embestida final de Arsenal, una suerte de estertor agónico del moribundo, consiguió mover ni conmover la estructura edificada por el popular "Karleto".


TRES ESTOCADAS. El conocido salto de tigre  del central brasileño Tiago Siva y el oportunismo del largirucho inglés Abraham, fueron los ingredietes que utilizó el Chelsea de Frank Lampard y que alcanzaron para hacer la diferencia ante un inoperante West Ham United. De esa forma, con tres estocadas profundas, se inició la recuperación del equipo del oeste de Londres luego de dos derrotas sucesivas que lo habían relegado considerablemente en la tabla de posiciones de la Premier.

Pinchó Southampton en pleno repecho, cuando escalaba posiciones rumbo al tope de la tabla. Manchester City, sin sobrarle demasiado pero al mismo tiempo sin muchos sobresaltos, consiguió imponerse como visitante por 1 a 0 a los "Santos". Pese al temprano gol de Rahem Sterling, el local mostró vestigios de partidos anteriores en los cabezazos del zaguero danés Jan Vestegaard, en las siempre vertiginosas incursiones del inglés Theo Walcott, en certeros cambios de frente y en continuos movimientos del balón de un lado a otro de la cancha. Esta vez no fue suficiente porque les faltó "punch" en los últimos metros y entonces los de Guardiola se llevaron el triunfo final.

Jugando a voluntad Jack Grealish y su banda de Aston Villa recitaron un monólogo y se quedaron con un cómodo triunfo ante un West Bromwich Albion que estrenaba técnico en el inglés Sam Allardyce, tras el cese del croata Slaven Bilic. Fue un 3 a 0 expresivo e inapelable.

El modesto Burnley fue sorpresa al derrotar a Wolverhampton Wanderers por 2 a 1. El local jugó su mejor partido hasta ahora en esta Premier League, metiendo cambios de frente exactos, moviendo la pelota constantemente y aplicando la receta del "doble puntero" a la hora de atacar a la visita. Los Wolves se vieron sorprendidos y además carecieron de uno de los elementos claves del fútbol: contundencia.

Paridad, intenciones frustradas, esfuerzo y derroche físico al por mayor. Todo eso se vió en el norte de Inglaterra donde Newcastle recibió al londinense Fulham. Ambos repartieron honores: 1 a 1. 

A Brighton, en su casa del balneario principal de Inglaterra, no le alcanzaron 55 minutos de fútbol para  capitalizar una expulsión sufrida por Sheffield United a los 40 minutos de partido. Tras un primer tiempo para el olvido, llegaron los goles y el tiempo para la inoperancia del local: 1 a 1.

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