Es feo perder contra el último, siempre lo es, pero cuando la derrota es consecuencia de la desidia. del dejarse estar, del dormirse en los laureles mientras los minutos pasan sin pegar el sacudón de melena que pasa a ser de ley, la frustración del final pasa a ser aún más profunda.
Manchester United salió a la cancha de Old Trafford ganando con la camiseta. Se paseó muy tranquilo y confiado por el verde mientras que su rival, el "pobre" Sheffield United, el colista de la tabla, se tomaba el partido como una final. Se podrá hablar y escribir sobre movimientos, sobre fracasos individuales, sobre la inmensa entrega del equipo del noreste de Inglaterra y hasta del foul previo al primer gol al arquero español David De Gea, el cual hace 25 o 30 años no se penalizaba pero que con las reglas vigentes fue una clara infracción.
Todo eso y más podrá ponerse sobre la mesa de operaciones, pero resultará que al final el paciente no sobrevivió porque no se cuidó, no siguió la prescripciones básicas para superar el bloqueo a que fue sometido. En otras palabras, el fútbol de hoy es competitivo por demás, ya hace muchos años que no se gana más con la camiseta, con la historia ni con el prestigio. Y ni siquiera con presupuestos gigantes. En un planeta fútbol donde el físico y el despliegue desempeñan roles estelares, se necesita darlo todo en la cancha y la subestimación del rival de turno, por más débil que parezca, es palabra prohibida.
Sheffield United se defendió muy bien, no sólo con uñas y dientes sino también con orden, cortando los circuitos hacia y desde el portugués Bruno Fernandes, la usina generadora de su encumbrado rival. Cuando pudo hacerlo, el del noreste trató de armarse manteniendo su disciplina y agregando el buen trato de pelota que ha mostrado en muchos partidos y que no le ha sido suficiente para trepar en la tabla porque generalmente no fue acompañado de la contundencia imprescindible a la hora de definir.
De cualquier manera esos atributos esta vez fueron más que suficientes para superar al letárgico Manchester United, que hizo todo para perder y nada para ganarle...al último de la tabla de Premier. En cambio se quedó sin la punta y todavía con un partido más jugado que el actual líder, su rival de ciudad, el Manchester City de Joseph Guardiola.
En cuando a Edison Cavani, le tocó descanso en la atinada rotación que efectúan los entrenadores europeos para paliar los calendarios demoledores del viejo continente. Cuando Solskjaer recurrió a sus servicios como potencial tabla de salvación, ya era demasiado tarde para evitar el naufragio.
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