Con Luis Suárez en sus filas Liverpool jugó 77 partidos; sin él disputó sólo 18; a su vez con el uruguayo en la cancha los "Reds" ganaron 30, empataron 23 y perdieron 24. De los 18 encuentros en los que faltó el número "7" su equipo ganó 13, igualó 2 y perdió 3, configurando una diferencia de porcentaje verdaderamente impresionante, que inclina claramente la balanza en contra del de Salto. Y claro, hay más, mucho más, por ejemplo los porcentajes de gol por partido son superiores cuando no ha jugado la gran estrella del club, todo, o casi todo en esta estadística cuidadosamente elaborada por la cadena televisiva Sky Sports, se asemeja a un cruel látigo que castiga sin piedad alguna las espaldas de uno de los grandes futbolistas uruguayos que nos ha regalado nuestra riquísima historia.
Los números fueron divulgados el sábado 17 de agosto, poco después que Liverpool derrotara en su reducto de Anfield Road a Stoke City por 1 a 0 tras la primera fecha de la Premier League 2013-2014. Era como remarcarle a los hinchas "Reds": "pero ustedes no ven que sin él (Suárez) se arreglan perfectamente?" Tendenciosa? Sí, sin duda alguna. Malévola? También, como todo lo que ha partido desde la Media contra el goleador de Liverpool. Estratégica? Cómo no! Por supuesto, emitida en el momento justo para confirmar el rechazo de los fans, para entonces ofendidos por la actitud de su jugador estrella al pretender dejar el club por un rival directo en la Premier League.
Pero el tema es que la estadística de marras no se aparta un pelo de la verdad. Por el contrario, es absolutamente cierta y parte del profesionalismo que, después de todo y pese a todo, hay que reconocerle al periodismo de estas latitudes. También tiene una explicación, tal como la tienen todas -o casi todas- las cosas de este mundo. Y además esa explicación, enmarcada en una lógica mucho más pura y clara de lo que a priori podría pensarse, comienza y muere en la escencia de un deporte universal llamado fútbol. El mismo que a veces, frustrados por un resultado adverso, los protagonistas califican en las declaraciones como que "es así". Se acostumbra a decir que "el fútbol es así". Así como?, sería la pregunta.
Y la respuesta se encuadraría en que el fútbol es un deporte que por naturaleza se practica colectivamente y si bien sus puertas están siempre abiertas para la inspiración individual, la misma que lleva al destaque nítido de figuras claves, decisivas, estelares, dichos fenómenos humanos, auténticos ídolos de masas, jamás y en ningún caso lograrán hacer olvidar el sello colectivo con el que se gana, se empata o se pierde un partido de fútbol. Luis Suárez o el héroe de turno del equipo que fuere, con su calidad excelsa, están tocados por la varita mágica para definir uno, dos, tres partidos, pero a la larga, con la suma de los minutos y de los partidos, será el trabajo de equipo el factor decisivo para obtener campeonatos y también, por consecuencia directa, volcar cualquier estadística a favor.
El gran Suárez, el diabólico Messi, el vertiginoso Ronaldo o el implacable Cavani, aparecerán una y otra vez para dar vuelta partidos imposibles, definir otros más peleados y sentenciar los más accesibles, pero nunca podrán ganar campeonatos por sí mismos o, en otras palabras, con su sólo aporte. A la larga siempre terminarán necesitando a los que se calzan el overol para trillar el mediocampo a tracción sangre; o a los pensadores que resuelvan las mejores asistencias de gol; o a los defensas que saquen todo lo que venga; o un arquero que transmita seguridad y confianza; o un entrenador que sepa parar al equipo de la manera más adecuada.
Por eso cuando Liverpool se ha pasado de rosca y ha sido excesivamente "Suárez-dependiente", ha resignado posibilidades de obtener buenos resultados, aún cuando en determinados momentos la figura super estelar del goleador uruguayo haya llegado a destellar, hasta el punto de encandilar al más frío de los analistas...pero no a los números, porque esos sí que son más fríos que un revólver, jamás se dejan llevar por las apariencias y menos aún, mienten. De modo que, aplicada a la relación Suárez-Liverpool -un idilio de raíces profundas- la premisa de que en fútbol los grandes logros se obtienen cuando se juega con auténtico sentido colectivo, no se mueve ni un milímetro. Ni siquiera las dotes magistrales, de novela o, mejor aún, de ciencia ficción que adornan al "Salta" de Salto, logran doblegar este principio fundamental, aunque ciertamente a veces haya podido parecerlo. Alguien puede realmente llegar a plantearse que los números puedan ser alcahuetes, batidores? Y sí, lo son, porque esa estadística tan tendenciosa como auténtica de la cadena Sky Sports, denuncia que la "Suárez-dependencia" a la larga no fue buena para Liverpool. Todos apuntaron siempre al "Gran Luis" y se olvidaron que estaban jugando al fútbol, un deporte que camina bien si se juega colectivamente, aún contando en el equipo con las estrellas más rutilantes del firmamento.
Aunque pocos lo hayan notado, el Liverpool de la segunda rueda de la última Premier League fue, con Suárez primero y sin él en los últimos cuatro partidos, otro cantar. Las llegadas de Philipe Coutinho y de Daniel Sturridge, más la solidificación del "Esquema-Rodgers", de tan buenos resultados en el más que humilde Swansea galés, provocaron el cambio. No fue una gran transformación, simplemente fue notoria, palpable, con Suárez y luego, ya sobre el final, sin él.
Trasladada toda la troupe de la Premier a la última pre-temporada, se vio claramente que pocos trabajos como el que realizó Brendan Rodgers tuvieron tanta respuesta en el acoplamiento y adaptación colectiva de los futbolistas...sin Luis Suárez y con él también, durante los contados minutos en los que participó.
Tras el "pistoletazo" de arranque de la Premier 2013-2014, Begovic, el fantástico arquero de Stoke City, impidió por sí sólo que Liverpool se soltara de ese avaro y mentiroso 1-0 con que tuvo que conformarse para ganar ese partido y los primeros tres puntos del torneo...sin Luis Suárez.
Cuando el 24 de setiembre el número "7" rojo salte nada menos que a la arena del circo de Old Trafford para un nuevo duelo clásico, esta vez por la Capital One Cup, curiosamente el gran desafío no debería focalizarse en el goleador sino en los que jueguen a su lado esa tarde. Deberán conseguir un objetivo clave: mantener el muy buen juego colectivo que están exhibiendo y, fundamentalmente, no volver a ser "Suárez-dependientes" nunca más.
Secundarlo o que él secunde. Elaborar para él o que él elabore para los demás. Regalarle soberbias asistencias o que él se las regale a los otros. Ponerse el overol para que él se luzca o que se lo ponga él para que se luzcan sus colegas. Si se destierra para siempre la "Suárez-dependencia" se verá al mejor Liverpool de la última década. Y eso sí, esta vez ni todo el barro del mundo que prensa y rivales puedan arrojarle a la cara, impedirá la consagración de Luis Suárez como el mejor jugador de la mejor liga del mundo.
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