lunes, 4 de junio de 2012

El desafío

      No es una hora pico, así que en la estación de King's Cross St. Pancras el movimiento es casi nulo. Sin embargo, en el centro del inmenso hall, las figuras siempre están presentes. Ella, regada en lágrimas, agita su mano despidiéndolo a él que se va hacia un nuevo destino, quién sabe dónde y por qué. Muy cerca, un combatiente regresa a Londres y su amada se le cuelga del cuello con su rostro empapado por lágrimas muy diferentes. Al lado, un joven besa a su novia con pasión, con una mano en la cintura de la chica y la otra apretando fuerte un poco más abajo, mientras las valijas esperan a un costado.                   
      Ellos y ellas parecen sentir, pero resulta que son de bronce y son parte de una magistral escultura que representa una escena típica de cualquier estación de tren. Frente al gigantesco monumento, allá arriba, los aros olímpicos miran y hasta parecen conversar con las figuras, aprovechando que ahora en el recinto sólo respiran de verdad doce personas de carne y hueso, que admiran la escultura y comentan con entusiasmo las diferentes escenas representadas.
      Casi todos ellos cargan con algún tipo de discapacitación que hoy por hoy está siendo vapuleada, mas que superada, por el orgullo inmenso que les invade luego de haber sido elegidos por un Comité especial, entre los 8.000 privilegiados que transportarán la antorcha olímpica durante los 12.800 kms. marcados por la organización desde su entrada por el surfístico balneario de Cornwall, al suroeste de Inglaterra, hasta su llegada a la Villa Olímpica. En algún momento entre el 19 de mayo y el 27 de julio, cada uno de los doce ahora reunidos, tratará durante el lapso que le demande transportar durante 300 metros el máximo símbolo olímpco, de superar el shock y la emoción, para que no le tiemble la mano durante la que será una de las horas cumbres de su vida. Ahora están reunidas en el hall de la estación, convocadas por el Comité que los seleccionó, para conocerse y planificar una suerte de trabajo en equipo para cuando llegue el momento ansiado.

     Simeon (15) deja por un segundo de admirar la escena en bronce y gira su silla de ruedas para mirar a su interlocutor. Como puede, explica que nació y vive en Bath, al suroeste de Inglaterra, una de las ciudades del país en la que quedaron más marcas del Imperio Romano. El chico nació con una grave discapacitación, pero siempre mostró una rebeldía increíble y conmovedora. "Siempre quiso nadar pese a que al principio no se animaba mucho a hacerlo sólo, pero cuando se largó ya no lo paró nadie. Ahora es tan independiente como puede en el agua y siempre anda con una sonrisa de oreja a oreja". Mientras explica la historia de Simeon, su madre no puede ni quiere ocultar el orgullo que su hijo le produce, más allá aún de la nominación que lo coloca entre los 8.000 privilegiados. Y entonces completa la historia: "ahora también juega tenis y básquetbol en su silla de ruedas, yo sé que sus problemas de salud no le permitirán nunca hacerlo a nivel competitivo, pero me doy cuenta que, aún así, Simeon es un ejemplo brillante a seguir por otros chicos discapacitados".
     El perro guía está sentado tranquilamente junto a Raquel (21), procedente de la ciudad de Daventry, muy cerca de Cornwall, la cuna del surf por donde entrará la antorcha al país, procedente de Grecia. El haber nacido prematuramente nada menos que de 5 meses, la dejó ciega, pero nadie le quita su decisión de llevar una vida normal, dentro de lo posible. Para lograr independencia ella eligió estudiar en una Universidad lejana a su hogar y entonces se fue a Plymouth. Claro que cuando está de vacaciones regresa a su casa, pero tampoco allí se queda quieta, así que explica que "integro una sociedad de voluntarios, centralizada en el mantenimiento de las estaciones de tren de las zonas rurales más alejadas, para que la gente de esas áreas campestres esté mejor conectada".

      Las figuras de bronce parecen cambiar sus actitudes relativas a bienvenidas y despedidas. Las lágrimas de ella, antes vertidas por la partida de él, parecen ahora producto del shock emocional que le producen las historias que está escuchando de las figuras de carne y hueso que revientan de orgullo porque se les acerca uno de los días más importantes de su vida...y no lo piensan desaprovechar.

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