viernes, 8 de junio de 2012

No molestar: Suite olímpica

     Ashkar, uno de los porters de la recepción del majestuoso Hotel Dorchester, ubicado en la Park Lane, famosa por ser la avenida donde se levantan los hoteles más lujosos de Londres, le saca lustre a un Porshe negro descomunal, estacionado a un costado de la entrada principal.
Ashkar (22) es de Sri Lanka, uno de los millones de asiáticos que han llegado a las islas en busca de un futuro mejor, lo cual comprende en casi todos los casos el enviar dinero y unas cuantas valijas llenas de dignidad para su familia. Ahora hace una pausa, aunque no queda claro si es para que descanse el músculo de su brazo derecho o para que no se salte la pintura del coche, habida cuenta del ahínco que pone en la tarea. "Este es de un dignatario olímpico, es un árabe, el Comité Olímpico le reservó hace meses una de las suites más lujosas. Ahora aprovechó que venía a Londres por negocios y la quiso visitar, no sea cosa que después se encuentre con que lo mandaron a una pensión", dice el asiático entre risas.
      Aparece en escena Piotr, uno de los recepcionistas. Lo han enviado para que le remarque a Ashkar que no apure el trabajo, que simplemente se esmere al máximo ya que lo importante, por razones obvias, es que el encerado quede perfecto e inmaculado. "Este huésped es uno de los que han confirmado que vienen para los Juegos. Bah, en realidad la confirmación la hizo el Comité Olímpico, él ha venido para ver la suite", aclara Piotr (34), un checo con varios diplomas a cuestas en hotelería. "Saben cuánto vale esa suite-apartamento? 1.500 libras (unos U$S 2.600) por noche y el hombre va a estar diez días".
      Enfrente el verde inmaculado del Hyde Park compite con el sempiterno gris del cielo londinense. Un Aston Martin plateado y casi galáctico se desliza por la Park Lane y se mete de trompa en una de las automotoras para coches de lujo, que conviven con los hoteles exclusivos de la zona.
"Hace meses que el Comité Olímpico hizo más de 30.000 reservaciones para dignatarios olímpicos. Y todavía están las grandes multinacionales que reservaron suites para sus mejores clientes. Pero ya han habido casi 7.000 cancelaciones, en estos casos siempre pasa eso en las semanas previas al evento, por lo cual quedan suites disponibles y no sólo acá sino en todos los hoteles de este nivel". Quien esto dice es Zumu (36). Es de Senegal y trabaja en el departamento de Reservaciones del Hotel Atheneum, un 5 estrellas ubicado en la Picadilly Street, frente al Green Park y a escasos metros de Hyde Park Corner, uno de los principales accesos a ese gran espacio verde del centro de Londres.
     De regreso en la Park Lane Luke (41), de Dublin, termina de despedir con su mejor repertorio de reverencias, a un importante huésped a las puertas del Grosvenor House, otro de los titanes de la hotelería londinense. "Y, sí, claro, en esta clase de hoteles siempre va a haber disponibilidad, haya o no cancelaciones del Comité Olímpico. Si un huésped tiene 5.000 dólares (atípicamente Luke habla en dólares) para una noche en una suite del Savoy o 6.000 para una velada muy especial en el Ritz y todavía anuncia que se quedará siete o diez días, es seguro que nadie le va a poner obstáculos. Y todavía, en las suites más lujosas, al menos acá, nos encargamos de ponerle un mayordomo para que le ordene los desayunos, las cenas, le pida los taxis y le averigue todo lo que necesite del mundo exterior, qué más puede pedir?", remarca entre sonoras carcajadas.
      Y claro que tiene razón. Es indiscutible, no admite dos opiniones. Este tipo de turista con tan altas calificaciones financieras, no se va a quedar sin ver los Juegos, seguro que no. Hay dos razones medulares para ello. La primera es que tiene en abundancia lo que más se necesita para estas emergencias: dinero. Y la segunda es que ha venido al lugar justo, porque el abanico de hotelería exclusiva que Londres puede ofrecerle a un huésped tan encumbrado y todopoderoso, sencillamente es uno de los mejores del planeta. Tanto, que esa fue una de las razones preponderantes para que el 6 de julio de 2005 el Comité Olímpico la eligiera por tercera vez para acunar a la justa deportiva más importante de La Tierra: los Juegos Olímpicos.

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