Todo estaría minuciosamente planificado. Unas 25.000 personas, pertenecientes a lo que en Londres se ha dado en llamar "la familia olímpica", la cual por supuesto incluye en primera fila a los denominados "Olímpicos VIP", núcleo compuesto por las autoridades olímpicas y del deporte universal, tendrían el privilegio, en caso de ser necesario, de consultar a un especialista tras una espera de sólo 30 minutos en el departamento de Accidentes y Emergencias (A&E) de los hospitales de la ciudad. Si el problema sanitario sobrepasa lo que puedan hacer las clínicas especiales que se instalarán en la Villa Olímpica y en algunos hoteles de renombre, los olímpicos podrían recurrir a los A&E haciendo uso de esos privilegios especiales a los que, sin embargo, no pueden acceder normalmente los residentes permanentes de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos 2012.
A la barrida, más que al cruce, salen muchas voces que claman por un tratamiento al menos igualitario en la materia. Los doctores de las emergencias ya manifestaron su preocupación a viva voz por las consecuencias que esto puede acarrear, no sólo en el perjuicio que la medida causaría a los usuarios habituales de la Salud Pública londinense (NHS), sino también en cuanto a las escenas de auténtica rebelión con las que ellos tendrían que convivir prácticamente a diario en sus lugares de trabajo. Es que en Londres, el lapso promedio de espera para ser atendido en un caso de emergencia no extrema, que se da cuando el paciente ha conseguido trasladarse por sus propios medios al hospital de su zona, es de unos 90 minutos, es decir tres veces más de lo que se planifica para la llamada familia olímpica. En adición a esto, el contribuyente no está habilitado para pedir los servicios de un especialista para su dolencia, sino que debe recurrir a los buenos oficios de los doctores de guardia.
Frank Dobson es un político de extracción laborista, naturalmente opositor del actual gobierno de coalición constituido por conservadores y liberales demócratas. Dijo lisa y llanamente que "el acceso con privilegios a los servicios de Accidentes y Emergencias del NHS, sería simplemente ridículo, tanto como tremendamente injusto por cierto". Y agregó que "fíjense que si a Sepp Blatter (presidente de FIFA) se le quiebra un dedo, por qué habría que atenderlo antes que a un contribuyente que concurre a Emergencia con un problema mayor? Simplemente porque es una autoridad del deporte mundial? Al que le parezca que esto es medianamente razonable, que levante la mano ya y entonces sabremos con qué vara medirlo".
Claro que el alegato de Dobson tiene su contracara en los políticos que han sido forjadores del éxito de la candidatura londinense para organizar los Juegos este año. Este grupo afirma sin tapujos ni timidez, que "la promesa hecha al Comité Olímpico Internacional (COI) de privilegios como la atención médica especial para las autoridades olímpicas y del deporte mundial y tantos otros que se han publicitado ya, fue uno de los factores claves para que la balanza se volcara definitivamente a favor de Londres el 6 de julio de 2005". También afirman que "esa clase de actitudes es la que se espera en el mundo del deporte de hoy, le guste o no a la gente".
Sin embargo estas declaraciones, que a primera vista -y a segunda tal vez también- parecen todo un desparpajo, tienen un sustento en lo que afirman los voceros del Departamento de Salud de la ciudad. Ellos juran y perjuran que £1:830.000 (casi U$S 3:000.000) han sido asignados al NHS londinense para que pueda satisfacer los requerimientos de "la familia olímpica" y, al mismo tiempo, asegurarse de que no se resienta la atención normal a los residentes locales.
Pese a la contundencia de dichas cifras, un sector de los liberales demócratas, fracción política que comparte el gobierno con los conservadores, no claudica o, quizás, no cree en las afirmaciones del Departamento de Salud. Se resisten, pero más que resistirse, se retuercen ante la aparente discriminación: "no puede haber una norma para el COI y otra para los contribuyentes que pagan por el servicio de la Salud Pública. La sóla idea de que se salten la cola en las emergencias es horripilante, inaceptable y moralmente equivocada. Y además, el poder ver a especialistas en lugar de los médicos de guardia es algo completamente injustificable y casi imposible de imaginar".
El intercambio de golpes es durísimo por los dos lados. La pelea está planteada. Quizás todo nace en que se habla de instalar privilegios justamente en una nación que los ha negado sistemáticamente a lo largo y ancho de su historia.
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