sábado, 9 de junio de 2012

Proscriptas

      La piscina del Watford Leisure Centre es un hervidero de gente de todos los grupos sociales, culturales y étnicos. En el gimnasio no queda un sólo aparato libre. Las miradas implorantes de los chicos de la Administración del club, piden más brazos como único medio de llegar al fin de la jornada con un mínimo de energía que, al menos, les permita regresar exitosamente a sus hogares. Watford es una ciudad de unos 75.000 habitantes que limita con Londres por su borde noroeste. Es casi un barrio más de la capital, claro que a sus habitantes no les place reconocerlo.
      Zisha y sus amigas, todas adolescentes de entre 16 y 18 primaveras, están practicando mariposa, estilo libre, en fin, lo que venga porque lo importante es que se criaron en un país y en una cultura que les permite practicar el deporte con absoluta libertad y en todas sus modalidades. Zisha es la que lleva la voz cantante, ella marca el cambio de estilo, cuántas piletas hay que recorrer, en fin, todo.
      Y, como no podía ser de otra manera, es también la que habla y lo hace hasta por los codos. Habla mucho, estudia lo justo según dice y hay que creérselo, va a bailar con sus amigas y...hace deporte. Es que sus libertades son plenas e irrestrictas, simplemente porque no está en Saudi Arabia donde apenas alcanzó a nacer, ya que a la semana sus padres emigraron con ella hacia las Islas Británicas. Dice tanto en tan poco tiempo que el receptor de su verborragia tiene que esforzarse al máximo para retenerlo todo: "ellas (las amigas) son todas de origen asiático, algunas nacidas acá, otras, como yo, las trajeron de bebés. Sabemos que allá las chicas no tienen educación física en las escuelas, así que mis padres siempre me dicen que valoremos todo esto que ellos consiguieron viniéndose para acá".
      Zisha se interrumpe muy brevemente para indicarle a sus amigas un cambio de estilo, pero casi ni toma aire para seguir hablando. El liderazgo le sale por todos los poros: "mis padres me cuentan que en Saudi Arabia son los clérigos radicales los que se oponen a que la mujer haga deporte. Qué ridículo, sabe lo que dicen? Que tanta libertad acerca a la mujer al pecado. A mi simplemente me parece que es un atraso y punto. Es verdad que nosotras (mira a sus amigas que nadan sin parar) nos criamos todas acá y por eso lo vemos todo diferente".
      El agua salta para todos lados, la jarana no para, la competencia se descontrola así que Zisha se vuelve a interrumpir para restablecer el orden perdido. Estudia en la Westfield Comunity Technology School, en la zona oeste de Watford y comenta que allí prácticamente las acalambran con la gimnasia, las carreras y los saltos. "En casa dicen que hay clérigos radicales que ya no saben qué más decir para que las mujeres queden marginadas del deporte, llegaron a inventar que el esfuerzo les puede romper la virginidad, qué disparate!", exclama Zisha mientras los ojos de color azabache casi se le saltan de las órbitas.
     La jinete de equitación Dalma Malhas ya participó en los Juegos Olímpicos Juveniles de Singapur en 2010. Lo hizo a la sombra del pabellón de Saudi Arabia pero sin el reconocimiento oficial del gobierno de su país. En pocas semanas la historia se repetiría y Dalma competiría en Londres bajo las mismas condiciones.
     Zisha y sus amigas son realmente afortunadas. Las mujeres que quedaron en Saudi Arabia y en paísis regidos por la doctrina islamita tienen que esconderse para practicar el deporte. Reema Abdulá (33) es la entrenadora y delantera del Jeddah King's United, un club de fútbol femenino de Saudi Arabia, cuyas integrantes juegan sus partidos y practican con el velo y los vestidos largos puestos. Los muros que las rodean las protegen asimismo de la vista de los hombres. Los vestuarios están acondicionados a la exigencia islamita. Zisha, a quien no se le escapa una, conoce la historia y sabe perfectamente que Reema es además la cabeza de una procesión de mujeres que luchan en Saudi Arabia para que se les permita hacer deporte y, yendo más lejos, "ella aspira a que algún día allá (en Saudi Arabia) puedan ver a una mujer hacer flamear el pabellón patrio en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos".

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