Parecía que Manchester United se lo llevaba -3 a 2- con esa providencial "peinada" del escocés Scott McTominay cuando corrían 70 minutos de juego, pero lo cierto es que faltaba un concierto más de "bloopers" a cargo, una vez más, de la última línea del local, a quienes se unieron en la última jugada del partido el técnico sueco Olé Solskjaer y el recién ingresado zaguero Axel Tuanzebe. El entrenador había incluido al juvenil Tuanzebe cuando faltaban sólo dos minutos de los descuentos, en un típico cambio para hacer tiempo, de los tantos que, ridículamente, se mandan los entrenadores para "enfriar" el partido en el tramo final, pero que, invariablemente, significa que el árbitro agregue medio minuto más al tiempo adicional. Treinta segundos que esta vez fueron fatales para el de Old Trafford.
Un zaguero que entra frío en medio de los descuentos, puede ser perfectamente un arma de doble filo. Y este fue justamente el caso del tal Tuanzaebe quien, a nada de ingresar a la cancha, en su ansiedad por resultar útil para el triunfo de su equipo, cometió un foul absolutamente inútil en su mediocampo, lejos del área local, pero toda una oportunidad para que, ya en los 30 segundos finales de adición, todo Everton, incluido el arquero, se fuera en malón sobre el arco del español David De Gea. Y era Everton, era el cuadro de Ancelotti, el mismo que encabeza la tabla de Premier en goles convertidos de pelota quieta. El mismo que especula todo el partido, al viejo estilo italiano -no al nuevo- y "vacuna" al rival cuando éste menos lo espera, arteramente, traicioneramente, a la italiana.
El centro, casi frontal, llegó llovido, como caído de una galaxia, pero suficiente para que, una vez más, otra más en la tarde, fallara groseramente la zaga del sueco Viktor Lindelof y del capitán Harry Maguire, para que, tras un entrevero, el centrodelantero visitante y goleador del equipo, Dominic Calvert-Lewin, tocara en corto y empatara 3 a 3 un partido que estaba perdido para el equipo del italiano Carlo Ancelotti.
El primer tiempo había terminado con un 2 a 0 que parecía inamovible en favor de Manchester United, con el gol de cabeza de Edison Cavani y el golazo, de novela, antológico del portugués Bruno Fernandes, con una "vaselina" (dicho español) milimétrica sobre el término del período inicial. Everton no había pisado el área rival y esto es literal, así que, quizás por esta razón y por el 2 a 0, el United cayó en la "vieja y querida" subestimación, actitud que debería estar convenientemente desterrada en el fútbol de hoy, en el que hace mucho tiempo se ha dejado de ganar con la camiseta o con situaciones que sólo en apariencia son favorables, o al menos lo parecen.
Después vinieron las barbaridades, obviamente aún peores que la subestimación. es decir la funesta actuación defensiva del triángulo final local, la típica bronca callada y oculta de los demás, que se habían dejado el alma en la cancha para que los de atrás rebotaran de "blooper" en "blooper", cometiendo errores inconcebibles para futbolistas que ganan millones y millones de libras al mes. Lo de Harry Maguire, el capitán del equipo que cae en un promedio casi fijo de un error grueso por partido -cuando no dos- y lo de David De Gea, uno de los futbolistas mejor pagos de Inglaterra, lo cual es lo mismo que decir que gana una suma sideral, astronómica, es simplemente imperdonable.
En el primer gol de Everton, el del descuento tras el 2 a 0 con que finalizara el primer tiempo, Maguire se deja ganar la posición de una forma tan pasiva que hasta parece hacer una reverencia para que pase el futbolista rival. Tras cartón llega un centro bajo desde la izquierda y De Gea, arrojándose hacia adelante, le da un cachetazo tan suave a la pelota que más bien parece un mimo, arrimándole el balón al francés Doucouré para que éste con toque suave anote el gol visitante.
El 2 a 2 fue un gran remate de James Rodríguez, realmente inapelable.
Manchester City se va en la tabla y, aunque la presunción resulte bastante apresurada porque aún falta un buen trecho para el final del torneo, si el "celeste" de Guardiola mantiene el nivel actual, recuperado con creces del bajón abrupto del principio de la temporada, parece harto difícil que alguien lo alcance. De todos modos, Solskjaer con su cambio en los descuentos, Maguire, Lindelof y De Gea, hicieron esta vez méritos harto suficientes para colaborar con su rival de ciudad en la escalada hacia el título.