El 0 a 0 entre Wolverhampton Wanderers y Leicester City no fue mentiroso por el empate sino por ser 0 a 0. Ambos hicieron méritos sobrados para anotar casi desde el arranque del partido.
Pedro Neto, el portugués, uno de los tantos del equipo del también luso Nuno Espirito Santo, gestó las maniobras más peligrosas transitanto por la izquierda de su ataque. En los azules de Brendan Rodgers, Ienacho, Maddison y Barnes se confabularon para crear peligro en el otro extremo de la cancha. Mientras tanto lo del catalán Adama Traoré, arma clave de los "lobos", fue sencillamente infernal. Quebró, desbordó como y cuando se le antojó aún cuando nunca tuvo el apoyo, por el centro del avance, del brasileño Willian José, el ex-Real Sociedad de San Sebastián, ni tampoco de los volantes "naranjas" que no aprovecharon jamás el desequilibrio generado por el exótico fisiculturista puntero español.
La sensación de gol estuvo siempre rondando ambas vallas. El partido jamás se pareció a uno de esos 0 a 0 típicos en los que el gol es una luz muy lejana, tan difusa que jamás alcanza a disipar la oscuridad. Ambos lo buscaron hasta el final, hasta el mismo momento en que el recién ingresado Jamie Vardy desvió un cabezazo que en su manual del goleador, era segura conquista.
Leicester City no pudo llevarse los tres puntos pero al final terminó aprovechando la nueva caída de Liverpool y el increíble empate de Manchester United, por lo cual la cosa no le salió para nada mal ya que quedó colocado en el tercer lugar de la tabla de Premier.
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