A Guardiola no se le puede imitar porque Guardiola hay uno sólo y lo que manda hacer en una cancha de fútbol es la consecuencia de muchos años de estudio, análisis y trabajo práctico. Al respecto existen anécdotas imperdibles del "Loco" Abreu sobre el tiempo que compartieron ambos en el fútbol mexicano. Asi que, aparte de que las imitaciones nunca fueron buenas, es altamente probable que en este caso puntual las copias salgan rematadamente mal; de hecho esto es así invariablemente.
Lo que ordena hacer "Pep" sobre el verde les resulta a los más veteranos muy parecido al "Fútbol Total" de la "Naranja Mecánica", aquella histórica Holanda del '74, y más aún lo es cuando logra un mayor porcentaje de verticalidad en el juego, cosa que su actual equipo, el Manchester City, no siempre consigue. Justamente esa carencia de vértigo, de "punch", de alma de "killer", que los "citizen" evidenciaron hasta bien entrada la presente temporada, llevó a muchos a preguntarse si el estilo de su técnico estaba ya caduco, perimido, hasta pasado de moda y si habría llegado el momento en que los demás entrenadores le habían tomado los puntos. Es una pregunta que se hicieron tanto el hincha común como los especialistas.
Hoy, pasado ya el ecuador de la temporada, casi puede afirmarse que parece, al menos parece ya que está visto que en esto del fútbol no hay nada escrito, que hay Guardiola para rato. Ante Sheffield United, el último de la tabla y con todos los boletos en su poder para caer a Segunda División, los únicos puestos fijos de los celestes de Manchester fueron los tres de atrás, el arquero brasileño Ederson y, a medias porque también se movió permanentemente, el centrodelantero Gabriel Jesús, a la postre autor del único gol del partido.
El portugués Bernardo Silva, carrilero por derecha, y el ucraniano Zinchenko, su homónimo por izquierda, se meclaron permanentemente con el turco-alemán Gundogán, con el español Ferrán Torres y con el inglés Phil Foden, intercambiando posiciones, triangulando y dialogando constantemente con la pelota y sin ella. Tales asociaciones fueron más que suficientes para generar una superioridad avasallante frente a su modesto rival, pese a que, una vez más, a los pupilos de "Pep" les faltó verticalidad, carencia que al menos esta vez puede explicarse por las ausencias de Raheem Sterling y Kevin De Bruyne, dos símbolos vivientes del cambio de ritmo, la velocidad y la contudencia.
Fue un 1 a 0 con gusto a poco, pero alcanzó para solidificar a Manchester City como líder absoluto de esta edición de la Premier League.
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