Un conjuro, un hechizo, un pase de magia -o dos-, un rival aplastado, un jefe maltrecho pero recauchutado, un capitán resignado a idolatrar a su segundo de a bordo. No hay motín, tampoco derrocamiento, sólo magia, mucha magia. Es la sinopsis o, en términos bastante más modernos, el "avant premiere" de la nueva película del Agente 007 de Liverpool.
En menos de lo que canta un gallo, con dos estocadas cuya concesión máxima fue haberle permitido al espectador atisbar por un segundo el centellear de su espada fulgurante al caer para el golpe definitivo, Luis Suárez terminó de hundir al Queens Park Rangers en lo más hondo de la tabla de la Premier League, un pozo tan oscuro y profundo que no le deja ver la luz de la ilusión. "No, ya no hay excusas, se acabaron" twittea Tony Fernandes, el asíatico propietario del club del oeste de Londres, sumido en la más profunda de la desesperanza.
Llegando la sangre al río, con la apuesta a nombres importantes irremisiblemente perdida, este hombre decidió cesar a Mark Hughes y sustituirlo por el gran Harry Redknapp, uno de los técnicos "bichos" del fútbol inglés, uno de los que -cuidado, sin expresarlo explícitamente porque, que Dios salve a la Reina, después de todo estamos en Inglaterra- todavía piensan que el fútbol es para los vivos y aquel que saque ventaja de su condición de listo merece un crédito especial.
Y Harry la iba llevando. A los tropezones, con dificultades, con picos y con pozos. Pero llegó Liverpool. En realidad llegó Suárez, que es la mejor forma de reventar un esfuerzo, hacerlo trizas en uno o dos segundos. "Es un top, es un gran jugador, imparable e imprevisible" reconoce Harry, de modo que agrega: "Terminado el primer tiempo (3-0) lo único que me quedaba era evitar que terminara en masacre. Cambié algunas cosas y cerré un poco los caminos hacia nuestro arco, de otra manera podía terminar perfectamente 8 a 0. Alguien podía pensar que, como estaban dadas las cosas, lo íbamos a empatar?"
Paul Jiggins, periodista de The Sun, encabeza así su comentario: "Luis Suárez conjuró una doble dosis de magia para levantar el ánimo de su técnico enfermo Brendan Rodgers. El principal jugador de Liverpool anotó dos veces a la vez que Rodgers se perdió el partido (ante QPR) afectado por un virus".
"Luis es un mago", afirma lisa y llanamente el capitán de Liverpool Steven Gerrard. "Ha estado brillante desde que vino al club, semana a semana nos demuestra que es un jugador top". El histórico capitán de los de Anfield se compadeció de sus rivales del Queen Park Rangers por haberse visto obligados a lidiar con el uruguayo, pero entre risas aclaró que "por lo menos estos muchachos sólo tienen que jugar contra él dos veces por año, nosotros tenemos que bancarlo en los entrenamientos todos los días!"
Detrás de Gerrard, asoma de improviso Colin Pascoe, el Ayudante Técnico de Rodgers, quien el domingo se encargó de dirigir el equipo al costado a la cancha, ante la ausencia obligada del conductor titular. Casi como satisfaciendo una necesidad impostergable de apoyar al capitán en el juicio sobre Suárez, Pascoe exclama: "Es un inconformista, nunca está satisfecho, siempre quiere más, todo tiene que salirle perfecto. Si no es así, se enoja. Es brillante, no tengo palabras para elogiarlo tanto como se merece, además es un verdadero "gentleman".
En los últimos días hay un tema excluyente a la hora de hablar de Liverpool: a quién o a quiénes traerán los dueños en el período de pases de enero para apoyar a Suárez? Es que un tema que en otros clubes se centraría en la incógnita de los candidatos a reforzar el equipo en sus diferentes líneas, en los "Reds" se sintetiza fácil: quién o quiénes llegarán para ayudar al uruguayo? El ex-Chelsea Daniel Sturridge firma en las próximas horas, pero a nadie le parece suficiente. El momento esplendoroso de Theo Walcott, hincha de Liverpool, atrae como un gigantesco imán, pero a la vez parece harto difícil que Arsenal se resigne a desprenderse de su número "14", uno de los que viene arrasando en la Premier de esta temporada.
"Justo ahora que Wenger (Arsene) lo pone de punta, donde tiene que jugar, justo ahora lo vamos a vender?" La desesperación del hincha, entrevistado en la entrada del estadio "Emirates", al norte de Londres, es la mejor predicción sobre lo difícil que resultará impedir que Theo renueve su contrato con los "Gunners"
Quién llegará a Liverpool además de Sturridge? Realmente vendrá alguien más? Y la otra pregunta, tal vez la del millón: cómo influirán los que lleguen en el juego de Luis? Brillará aún más el salteño al diversificarse las marcas de las defensas que lo enfrenten, dejándolo un poco más libre? Por el contrario, el hecho de que aparezcan co-protagonistas desteñirá su estrella y ya no será el Agente 007 o el Superman del equipo? Cuántas interrogantes!
lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 23 de noviembre de 2012
Los mediocres atacan de nuevo
La guerra sigue, la persecución también. Las últimas aventuras de Luis Suárez le han hecho ganar demasiado terreno en todos los estratos del fútbol inglés. Todos saben que por el momento -y por sus hazañas también- el pequeño demonio de Liverpool les está ganando a todos. Pero es justamente en este punto que, quien está a pedir de boca para ahogarse, comienza a largar manotones para todos lados buscando otras manos que lo mantengan a flote. Es que el espectáculo debe continuar y si no hay nadie que lo detenga en la cancha, habrá que continuar intentándolo afuera de ella...y al precio que sea.
El Redactor Responsable del Daily Mail, Martin Samuel, tira la primera piedra en la página online del conocido diario londinense. Se levanta el telón, comienza el segundo acto de la persecución; o el tercero? o el cuarto? Es que ya no se sabe bien, se ha perdido la cuenta. Ashley Williams, el capitán del Swansea galés, ha aportado su granito de arena "pegándole" al uruguayo y hasta amenazándolo impunemente desde su Diario de la Premier League. Un perfecto desconocido, un ex-rugbista frustrado que se dedicó al fútbol como segunda opción.
Samuel decide entonces mantener la coherencia en su política de fustigar a Suárez. Es uno de los líderes de este movimiento y no va a abandonar justo ahora, cuando el "7" de Liverpool está acaparando los elogios de propios y extraños, aparte de haber trepado al tope de la tabla de goleadores de la Premier League.
"Puede Luis Suárez ser el Futbolista del Año esta temporada? Por supuesto que no. Debe Luis Suárez ser el Futbolista del Año esta temporada? Bueno, qué otro tiene usted en mente?" Así comienza y así precede el Jefe de Deportes del Daily Mail a la serie de elogios al goleador con la que ocupa los siguientes siete u ocho párrafos de su nota. "Este (el anterior) es un cálculo en crudo ya que se presume que ningún otro futbolista podría convertir la clase de goles que ha hecho Suárez". Samuel no ahorra palabras y se extiende a su gusto y antojo, con detalles elocuentes y gráficos, en el rol clave que el jugador viene desempeñando en su actual equipo. El periodista decide ser tan contundente como Luis: "los siete puntos que consiguió Suárez para su club son los que separan actualmente a Liverpool de los puestos de descenso". En un párrafo posterior culmina preguntándose: "puede haber en este país un futbolista más influyente?"
El desconcierto del lector ya no conoce otro límite que el que podría marcar la locura. Samuel sigue con las loas, no para: "en Liverpool Suárez juega sólo, lo que está haciendo allí está lejos de ser confortable. En Uruguay a Tabárez jamás se le hubiera pasado por la cabeza hacerlo jugar así, como único ariete. En su selección ha tenido a su lado primero a Forlán, ahora a Cavani, pero acá no tiene a nadie, juega y hace todo sólo". Enseguida habla de la posición del uruguayo a la cabeza de la tabla de goleadores de la Premier League: "goleador de la Premier League con dos goles más que Van Persie y también máximo goleador de todas las competencias nacionales e internacionales en las que intervienen clubes de la Premier. Pero la diferencia es: Van Persie tiene a su lado a Rooney, Welbeck y Chicharito Hernández, mientras que Suárez juega en la total desolación".
Enseguida se refiere a conocidas declaraciones del veterano zaguero Jamie Carragher, cuando la semana pasada comparó a Luis Suárez con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. El compañero de Luis había aclarado que su goleador no se movía en un gran equipo como el argentino y el portugués, por lo cual él (Carragher) consideraba que el uruguayo estaba un escalón más arriba que ambos. Increíblemente, Samuel implícitamente da a entender que está de acuerdo con esa teoría, pero se pregunta y luego se contesta: "pero Suárez Jugador del Año? No chance (Sin chance)".
Es la señal de largada. El "pistoletazo" que catapulta a Ussain Bolt a una velocidad del demonio. Se largó, ya puede empezar a escupir el veneno, vía libre para "pegar" arriba y abajo, en la cabeza y en los flancos. Pero si no les gusta el boxeo, hay una modalidad de ciclismo de pista muy apropiada para la ocasión: se larga la tercera? cuarta? o quinta? serie de persecución individual...contra Luis Suárez.
Así Samuel surca por enésima vez los mares del racismo, revive los insultos a Evra, el episodio del no estrechamiento de manos con el francés, los planchazos sin sentido a los rivales, "la tomada de pelo" durante el festejo de un gol a David Moyes, técnico de Everton, archirival de Liverpool, porque éste durante la semana previa al clásico había acusado al "7" rojo de dejarse caer fácilmente en la cancha y, finalmente, lo peor, al menos para Samuel: "y todavía, a pesar del oprobio, Suárez permanece fuerte, no se arrepiente ni se disculpa, no hace acto de contricción. Le importará si el reconocimiento no es suyo al final de la temporada? Probablemente no y hasta dirá 'Las he tenido peores'".
Y esa es la clave, ahí está el punto. Es una sóla palabra, dos tal vez, pero no más: miedo, pánico. Miedo, pánico, no solamente a las depredaciones que Luis pueda hacer en la cancha, a las marcas con la letra "S", al mejor estilo de la "Z" del Zorro, que pueda dejar en cada rival que lo sufra. No, eso es sólo una parte del miedo. Quizás la mitad. El otro cincuenta por ciento del pánico es para la inconmensurable fortaleza anímica de Luis Suárez, para la obstinación de negarse a pedir perdón por ofensas que nunca cometió, para ese "qué me importa, que sigan hablando, lo mío es jugar al fútbol y rendirle a mi equipo y a mis compañeros". Porque ese espíritu de hierro, esa mente de acero, es justamente lo que le ha permitido a Suárez seguir jugando y triunfando, goleando a rivales y a detractores, superando con esas armas inquebrantables situaciones ante las que otros -una mayoría abrumadora- hubieran sucumbido inexorablemente. Y eso es lo que les da miedo, lo que les produce un pánico incontrolable.
Ese es el sentimiento que invade a los Martin Samuel, al Jefe de Deportes del Daily Mail y a gente como él. A los Evra, a los integrantes del Tribunal Independiente de la FA que condenó a Suárez sin pruebas y sin testigos, a los David Moyes, a los Tony Pulis (técnico de Stoke City), a los ilustres desconocidos como Ashley Williams, a los...mediocres. Porque ellos -y no otros- son los que envidian a los mejores, a los exitosos, a los que todo lo conquistan en la vida con su actitud y con su calidad.
Fuente de información de esta nota: Ernesto Faría -Co-Director de la oraldeportiva.com.uy
El Redactor Responsable del Daily Mail, Martin Samuel, tira la primera piedra en la página online del conocido diario londinense. Se levanta el telón, comienza el segundo acto de la persecución; o el tercero? o el cuarto? Es que ya no se sabe bien, se ha perdido la cuenta. Ashley Williams, el capitán del Swansea galés, ha aportado su granito de arena "pegándole" al uruguayo y hasta amenazándolo impunemente desde su Diario de la Premier League. Un perfecto desconocido, un ex-rugbista frustrado que se dedicó al fútbol como segunda opción.
Samuel decide entonces mantener la coherencia en su política de fustigar a Suárez. Es uno de los líderes de este movimiento y no va a abandonar justo ahora, cuando el "7" de Liverpool está acaparando los elogios de propios y extraños, aparte de haber trepado al tope de la tabla de goleadores de la Premier League.
"Puede Luis Suárez ser el Futbolista del Año esta temporada? Por supuesto que no. Debe Luis Suárez ser el Futbolista del Año esta temporada? Bueno, qué otro tiene usted en mente?" Así comienza y así precede el Jefe de Deportes del Daily Mail a la serie de elogios al goleador con la que ocupa los siguientes siete u ocho párrafos de su nota. "Este (el anterior) es un cálculo en crudo ya que se presume que ningún otro futbolista podría convertir la clase de goles que ha hecho Suárez". Samuel no ahorra palabras y se extiende a su gusto y antojo, con detalles elocuentes y gráficos, en el rol clave que el jugador viene desempeñando en su actual equipo. El periodista decide ser tan contundente como Luis: "los siete puntos que consiguió Suárez para su club son los que separan actualmente a Liverpool de los puestos de descenso". En un párrafo posterior culmina preguntándose: "puede haber en este país un futbolista más influyente?"
El desconcierto del lector ya no conoce otro límite que el que podría marcar la locura. Samuel sigue con las loas, no para: "en Liverpool Suárez juega sólo, lo que está haciendo allí está lejos de ser confortable. En Uruguay a Tabárez jamás se le hubiera pasado por la cabeza hacerlo jugar así, como único ariete. En su selección ha tenido a su lado primero a Forlán, ahora a Cavani, pero acá no tiene a nadie, juega y hace todo sólo". Enseguida habla de la posición del uruguayo a la cabeza de la tabla de goleadores de la Premier League: "goleador de la Premier League con dos goles más que Van Persie y también máximo goleador de todas las competencias nacionales e internacionales en las que intervienen clubes de la Premier. Pero la diferencia es: Van Persie tiene a su lado a Rooney, Welbeck y Chicharito Hernández, mientras que Suárez juega en la total desolación".
Enseguida se refiere a conocidas declaraciones del veterano zaguero Jamie Carragher, cuando la semana pasada comparó a Luis Suárez con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. El compañero de Luis había aclarado que su goleador no se movía en un gran equipo como el argentino y el portugués, por lo cual él (Carragher) consideraba que el uruguayo estaba un escalón más arriba que ambos. Increíblemente, Samuel implícitamente da a entender que está de acuerdo con esa teoría, pero se pregunta y luego se contesta: "pero Suárez Jugador del Año? No chance (Sin chance)".
Es la señal de largada. El "pistoletazo" que catapulta a Ussain Bolt a una velocidad del demonio. Se largó, ya puede empezar a escupir el veneno, vía libre para "pegar" arriba y abajo, en la cabeza y en los flancos. Pero si no les gusta el boxeo, hay una modalidad de ciclismo de pista muy apropiada para la ocasión: se larga la tercera? cuarta? o quinta? serie de persecución individual...contra Luis Suárez.
Así Samuel surca por enésima vez los mares del racismo, revive los insultos a Evra, el episodio del no estrechamiento de manos con el francés, los planchazos sin sentido a los rivales, "la tomada de pelo" durante el festejo de un gol a David Moyes, técnico de Everton, archirival de Liverpool, porque éste durante la semana previa al clásico había acusado al "7" rojo de dejarse caer fácilmente en la cancha y, finalmente, lo peor, al menos para Samuel: "y todavía, a pesar del oprobio, Suárez permanece fuerte, no se arrepiente ni se disculpa, no hace acto de contricción. Le importará si el reconocimiento no es suyo al final de la temporada? Probablemente no y hasta dirá 'Las he tenido peores'".
Y esa es la clave, ahí está el punto. Es una sóla palabra, dos tal vez, pero no más: miedo, pánico. Miedo, pánico, no solamente a las depredaciones que Luis pueda hacer en la cancha, a las marcas con la letra "S", al mejor estilo de la "Z" del Zorro, que pueda dejar en cada rival que lo sufra. No, eso es sólo una parte del miedo. Quizás la mitad. El otro cincuenta por ciento del pánico es para la inconmensurable fortaleza anímica de Luis Suárez, para la obstinación de negarse a pedir perdón por ofensas que nunca cometió, para ese "qué me importa, que sigan hablando, lo mío es jugar al fútbol y rendirle a mi equipo y a mis compañeros". Porque ese espíritu de hierro, esa mente de acero, es justamente lo que le ha permitido a Suárez seguir jugando y triunfando, goleando a rivales y a detractores, superando con esas armas inquebrantables situaciones ante las que otros -una mayoría abrumadora- hubieran sucumbido inexorablemente. Y eso es lo que les da miedo, lo que les produce un pánico incontrolable.
Ese es el sentimiento que invade a los Martin Samuel, al Jefe de Deportes del Daily Mail y a gente como él. A los Evra, a los integrantes del Tribunal Independiente de la FA que condenó a Suárez sin pruebas y sin testigos, a los David Moyes, a los Tony Pulis (técnico de Stoke City), a los ilustres desconocidos como Ashley Williams, a los...mediocres. Porque ellos -y no otros- son los que envidian a los mejores, a los exitosos, a los que todo lo conquistan en la vida con su actitud y con su calidad.
Fuente de información de esta nota: Ernesto Faría -Co-Director de la oraldeportiva.com.uy
domingo, 18 de noviembre de 2012
El sembrador de pánico
Trancada fuerte, en el límite. Corrida vertiginosa, desborde, centro atrás, palomita, golazo de los rojos. Festejo, abrazos, compaces de baile en la mañana dominguera. Es el Regent's Park, en pleno centro de Londres. La entrada principal queda apenas a un empujón del Museo de los Beatles y de su homónimo del místico Sherlock Holmes. Después de mucho verde y montones de flores multicolores, docenas de canchas de fútbol y más allá, pero mucho más allá, el famoso Zoo de Londres.
Final del primer tiempo. Para aquel visitante ocasional es nada más que un partido entre los "Rojos" y los "Verdes". Se va a quedar media horita más y luego continuará disfrutando del milagro del cielo azul, sin una sóla nube. Quizás decida asomarse a la ribera del Támesis, pero aún no lo sabe. No importa, ya lo decidirá.
El arquero de los rojos comenta con el "4" el titular del Daily Mirror. Lo despliega y entonces el visitante puede ver lo que dice: "Luis rey de los rojos? Chelsea confía que puede contratar a Suárez si Guardiola se transforma en su técnico". Impactante, sobre todo cuando las cenizas todavía están tibias luego de la "arrimadita" del Manchester City para intentar quedarse con el jugador más importante de la Premier League. Y claro, es entendible, luego de sus dos nuevos sablazos, esta vez partiendo al Wigan por la mitad, es comprensible que hagan cola por el nuevo goleador absoluto de la mejor liga del mundo. El ostentoso Robin Van Persie ya le mira el número al uruguayo, ha quedado segundo en la tabla de goleadores.
Para el visitante la letra chica de la nota pasa a ser cuestión de aguzar el oído. De todos modos, a medida que el arquero de los rojos avanza en la lectura, se nota que el "4" pide el cambio en cualquier momento. Su expresión denuncia que su ánimo para enfrentar el complemento no es exactamente el ideal. Pánico? Puede ser pánico? El arquero lee en voz alta: "Chelsea quiere a Luis Suárez y se da cuenta que la estrella puede aterrizar en Stamford Bridge (estadio de Chelsea) si coloca a Pep Guardiola como técnico".
No, definitivamente el "4" no podrá reingresar al campo. Es que está lívido, más que pálido, blanco casi transparente, malherido. En ese momento, más que el receptor de una nota-bomba que un compañero de equipo le está leyendo, mucho más que eso, es la muestra viva del pánico de un hincha de Liverpool. "Otra vez?" atina a balbucear, sólo para agregar: "pero si todavía no pasaron ni dos días que Mancini dijo que no le interesaba Suárez. Sí, ya sé que no es cierto, pero al menos se dio cuenta que ni Liverpool lo vende ni Luis quiere irse, entonces, para salvar la dignidad, qué otra cosa iba a decir? Pero esto no me lo esperaba, lo peor es que si Abramovich (Roman, dueño de Chelsea) lo quiere, se lo lleva".
La tortura para el "4" sigue. Está enmascarada en una simple lectura de una crónica escrita. El arquero no perdona. Es que no ha tenido trabajo durante el primer tiempo. Los verdes no le han llegado nunca, así que ha tomado la decisión de divertirse con su compañero de equipo: "el representante de Suárez es Pere, hermano de Guardiola y Liverpool teme que ese vínculo terminará forzando la salida del uruguayo".
El "4" niega con movimientos de cabeza: impotencia total. Pero el torturador no parará hasta que el árbitro llame a los actores para reiniciar el encuentro: "Roman Abramovich quiere a Guardiola como nuevo técnico y sueña con juntar a Suárez con el goleador del Atlético de Madrid Radamel Falcao. Si bien Mourinho, quien se mantiene en buenos términos con Abramovich, adoraría vincularse nuevamente a Chelsea y además mantiene a su hija Tita estudiando en un colegio de Londres, los hinchas azules piensan que Guardiola es la mejor opción siempre y cuando el catalán pueda garantizar la firma de Suárez".
El "4" vuelve a la cancha. Se arrastra, así que lo pasan como a un poste. Al arquero la "judeada" le resulta un perfecto boomerang. Los "verdes" resucitan como Lázaro y terminan ganando de atrás: 2 a 1. Los goles, claro está, ambos, vinieron por el lado del "4" rojo, el hincha de Liverpool aterrorizado.
Moraleja: Luis Suárez siembra el pánico en extraños y...en propios.
Final del primer tiempo. Para aquel visitante ocasional es nada más que un partido entre los "Rojos" y los "Verdes". Se va a quedar media horita más y luego continuará disfrutando del milagro del cielo azul, sin una sóla nube. Quizás decida asomarse a la ribera del Támesis, pero aún no lo sabe. No importa, ya lo decidirá.
El arquero de los rojos comenta con el "4" el titular del Daily Mirror. Lo despliega y entonces el visitante puede ver lo que dice: "Luis rey de los rojos? Chelsea confía que puede contratar a Suárez si Guardiola se transforma en su técnico". Impactante, sobre todo cuando las cenizas todavía están tibias luego de la "arrimadita" del Manchester City para intentar quedarse con el jugador más importante de la Premier League. Y claro, es entendible, luego de sus dos nuevos sablazos, esta vez partiendo al Wigan por la mitad, es comprensible que hagan cola por el nuevo goleador absoluto de la mejor liga del mundo. El ostentoso Robin Van Persie ya le mira el número al uruguayo, ha quedado segundo en la tabla de goleadores.
Para el visitante la letra chica de la nota pasa a ser cuestión de aguzar el oído. De todos modos, a medida que el arquero de los rojos avanza en la lectura, se nota que el "4" pide el cambio en cualquier momento. Su expresión denuncia que su ánimo para enfrentar el complemento no es exactamente el ideal. Pánico? Puede ser pánico? El arquero lee en voz alta: "Chelsea quiere a Luis Suárez y se da cuenta que la estrella puede aterrizar en Stamford Bridge (estadio de Chelsea) si coloca a Pep Guardiola como técnico".
No, definitivamente el "4" no podrá reingresar al campo. Es que está lívido, más que pálido, blanco casi transparente, malherido. En ese momento, más que el receptor de una nota-bomba que un compañero de equipo le está leyendo, mucho más que eso, es la muestra viva del pánico de un hincha de Liverpool. "Otra vez?" atina a balbucear, sólo para agregar: "pero si todavía no pasaron ni dos días que Mancini dijo que no le interesaba Suárez. Sí, ya sé que no es cierto, pero al menos se dio cuenta que ni Liverpool lo vende ni Luis quiere irse, entonces, para salvar la dignidad, qué otra cosa iba a decir? Pero esto no me lo esperaba, lo peor es que si Abramovich (Roman, dueño de Chelsea) lo quiere, se lo lleva".
La tortura para el "4" sigue. Está enmascarada en una simple lectura de una crónica escrita. El arquero no perdona. Es que no ha tenido trabajo durante el primer tiempo. Los verdes no le han llegado nunca, así que ha tomado la decisión de divertirse con su compañero de equipo: "el representante de Suárez es Pere, hermano de Guardiola y Liverpool teme que ese vínculo terminará forzando la salida del uruguayo".
El "4" niega con movimientos de cabeza: impotencia total. Pero el torturador no parará hasta que el árbitro llame a los actores para reiniciar el encuentro: "Roman Abramovich quiere a Guardiola como nuevo técnico y sueña con juntar a Suárez con el goleador del Atlético de Madrid Radamel Falcao. Si bien Mourinho, quien se mantiene en buenos términos con Abramovich, adoraría vincularse nuevamente a Chelsea y además mantiene a su hija Tita estudiando en un colegio de Londres, los hinchas azules piensan que Guardiola es la mejor opción siempre y cuando el catalán pueda garantizar la firma de Suárez".
El "4" vuelve a la cancha. Se arrastra, así que lo pasan como a un poste. Al arquero la "judeada" le resulta un perfecto boomerang. Los "verdes" resucitan como Lázaro y terminan ganando de atrás: 2 a 1. Los goles, claro está, ambos, vinieron por el lado del "4" rojo, el hincha de Liverpool aterrorizado.
Moraleja: Luis Suárez siembra el pánico en extraños y...en propios.
lunes, 12 de noviembre de 2012
LuIS the man
Claro que es prensa amarilla, quién puede dudarlo? Sacando al épico The Times y a unos pocos más, la mayoría restante vive del sensacionalismo.
Pero justamente esa faceta es la carta ganadora que la prensa inglesa juega para captar al lector, fundamentalmente a Juan Pueblo, quien exige poco y pide aún menos. "Otra vez lo mismo, otro lunes con Luis Suárez en la tapa, es que no hay nada más de que hablar en el fútbol inglés?", exclama exasperado Joleon, hincha rabioso de Manchester United, a la vez que arroja a un lado de la mesa, con manifiesto desdén, el Suplemento Deportivo de The Sun.
El pub, ubicado en White City, muy cerca de los estudios centrales de la BBC, en el oeste de Londres, hierve de gente. Por eso es que hay periodistas, muchos, unos haciendo un alto en sus tareas, otros de recalada antes de irse a descansar a casa. La cuestión es cumplir con el ritual y tomarse la cervecita en cuestión en compañía de colegas y amigos.
Ringo es de Liverpool. No, no es baterista ni tiene nariz prominente, pero se llama igual que el Beatle y es del mismo sitio. Toma el diario que Joleon arrojó a un lado y elogia el ingenioso título que acompaña el cabezazo letal del 7 de Liverpool y el salto de su festejo solitario frente a su tribuna. Dice "miren qué bueno está, 'Luis SOARez' dice, ja, ja, sí, está muy bueno". Es que "Soar" significa en español elevarse, saltar, llegar bien alto, casi tocar el cielo con las manos. Y sí, serán amarillistas, pero también son muy ingeniosos e imaginativos, como pocos en el mundo.
Jermain cierra el trío en la mesa. Es fanático del cuadro del barrio, el Queens Park Rangers, uno de los colistas del torneo, jugado a todo en lo previo pero quedándose con nada hasta ahora en la Premier League. "Pero es que tienen razón Joleon, es imparable, mirá lo que dice José Enrique (el lateral español de Liverpool): 'Luis es asombroso, es el jugador clave que tenemos'.
Enseguida los amigos se centran en la estadística, tan contundente como asombrosa, que publica el diario. Ringo los guía: "miren, Suárez le costó 20 millones de libras a Liverpool y convirtió 32 goles en 68 partidos; por Torres (Fernando ex-Liverpool) Chelsea pagó 50 millones pero sólo hizo 18 goles en 84 partidos, no se puede creer!" Jermain asiente efusivamente mientras Joleon permanece con la vista fija en la espuma de su cerveza, ya completamente resignado.
Ringo está disfrutando a pleno el momento. Pasa las hojas, llega a la doble central y ríe con ganas. Enseguida pregunta pero sin esperar una respuesta que resulta obvia: "lo más importante en un Suplemento Deportivo es la tapa y la doble central, es así o no? Y despliega el diario triunfalmente. El título ahora dice 'LuIS the man", algo así como "Lu ES el hombre", aunque claro, en inglés queda perfectamente sincronizado. Nuevamente el ingenio periodístico para destacar al futbolista más importante, por lejos, de esta Premier League.
Al costado de la doble página Suárez le dedica a su hinchada el empate ante Chelsea, apuntándolos con su índice izquierdo. Sobre su indumentaria roja, camiseta y pantalón, descansa una estadística tan completa como expresiva, que habla por sí sóla de sus hazañas desde que llegó a Inglaterra en enero de 2011 hasta la última depredación que llevó a cabo el domingo 11 de noviembre.
En el texto el periodista describe al detalle la participación de Luis en el empate de Stamford Bridge. Al final opta por ser tan contundente como el uruguayo y exclama, más que escribe: "dónde estaría ahora Liverpool sin Suárez? Si tan sólo se llegara a lesionar el club se vería en un grave problema!".
Ringo se hace el canchero, sonríe socarronamente. De todas maneras la posición de su equipo en la tabla no lo ayuda demasiado, pero igual decide disfrutar el momento. Es la gran oportunidad para burlarse un poco de sus amigos y no la va a desperdiciar. Joleon sigue serio, no se le mueve un pelo. Jermain, neutral, objetivo, toma la posta y regala otro enfoque del tema: "acá queda claro que la gran víctima del domingo es Fernando Torres, la estadística habla por sí sóla y el periodista termina de matarlo. Miren acá, miren lo que dice: 'después que el español tuvo otra mediocre jornada, los hinchas de Chelsea se deben haber preguntado cómo sería el panorama ahora, si en lugar de Fernando Torres Suárez hubiera sido el que dejara Anfield (reducto de Liverpool) por Stamford Bridge (estadio de Chelsea)".
El brasileño Ramires lo empujó y lo hizo caer sobre la rodilla de John Terry. El capitán de Chelsea completó su desgraciada temporada con una seria lesión que lo marginará seguramente hasta mediados de 2013. Más tarde terminó festejando su gol sólo, tete a tete con sus hinchas, mirando sorprendido cómo sus compañeros ni se acercaban y en cambio abrazaban a Carragher por su participación previa en la jugada.
Lo aman, lo odian, lo idolatran, lo rechazan. Nadie sabe todavía demasiado bien qué pasó en ese festejo de gol, hasta los twits al respecto brillan por su ausencia y eso ya es mucho decir. Pero todos hablan de él, nadie puede ignorarlo, se lo tropiezan a cada paso, él se los lleva puestos a todos cada fin de semana, no deja paso al silencio. Es el futbolista más importante del fútbol inglés, de la Premier League, la mejor liga del planeta. Es "Luis SOARez", el que levanta vuelo, el que corre por las nubes perpetuas de esta parte del mundo. O también es "LuISthe man", el único, el mejor. Y ahora sí, uno de los dos goleadores que tiene la Liga Inglesa.
Pero justamente esa faceta es la carta ganadora que la prensa inglesa juega para captar al lector, fundamentalmente a Juan Pueblo, quien exige poco y pide aún menos. "Otra vez lo mismo, otro lunes con Luis Suárez en la tapa, es que no hay nada más de que hablar en el fútbol inglés?", exclama exasperado Joleon, hincha rabioso de Manchester United, a la vez que arroja a un lado de la mesa, con manifiesto desdén, el Suplemento Deportivo de The Sun.
El pub, ubicado en White City, muy cerca de los estudios centrales de la BBC, en el oeste de Londres, hierve de gente. Por eso es que hay periodistas, muchos, unos haciendo un alto en sus tareas, otros de recalada antes de irse a descansar a casa. La cuestión es cumplir con el ritual y tomarse la cervecita en cuestión en compañía de colegas y amigos.
Ringo es de Liverpool. No, no es baterista ni tiene nariz prominente, pero se llama igual que el Beatle y es del mismo sitio. Toma el diario que Joleon arrojó a un lado y elogia el ingenioso título que acompaña el cabezazo letal del 7 de Liverpool y el salto de su festejo solitario frente a su tribuna. Dice "miren qué bueno está, 'Luis SOARez' dice, ja, ja, sí, está muy bueno". Es que "Soar" significa en español elevarse, saltar, llegar bien alto, casi tocar el cielo con las manos. Y sí, serán amarillistas, pero también son muy ingeniosos e imaginativos, como pocos en el mundo.
Jermain cierra el trío en la mesa. Es fanático del cuadro del barrio, el Queens Park Rangers, uno de los colistas del torneo, jugado a todo en lo previo pero quedándose con nada hasta ahora en la Premier League. "Pero es que tienen razón Joleon, es imparable, mirá lo que dice José Enrique (el lateral español de Liverpool): 'Luis es asombroso, es el jugador clave que tenemos'.
Enseguida los amigos se centran en la estadística, tan contundente como asombrosa, que publica el diario. Ringo los guía: "miren, Suárez le costó 20 millones de libras a Liverpool y convirtió 32 goles en 68 partidos; por Torres (Fernando ex-Liverpool) Chelsea pagó 50 millones pero sólo hizo 18 goles en 84 partidos, no se puede creer!" Jermain asiente efusivamente mientras Joleon permanece con la vista fija en la espuma de su cerveza, ya completamente resignado.
Ringo está disfrutando a pleno el momento. Pasa las hojas, llega a la doble central y ríe con ganas. Enseguida pregunta pero sin esperar una respuesta que resulta obvia: "lo más importante en un Suplemento Deportivo es la tapa y la doble central, es así o no? Y despliega el diario triunfalmente. El título ahora dice 'LuIS the man", algo así como "Lu ES el hombre", aunque claro, en inglés queda perfectamente sincronizado. Nuevamente el ingenio periodístico para destacar al futbolista más importante, por lejos, de esta Premier League.
Al costado de la doble página Suárez le dedica a su hinchada el empate ante Chelsea, apuntándolos con su índice izquierdo. Sobre su indumentaria roja, camiseta y pantalón, descansa una estadística tan completa como expresiva, que habla por sí sóla de sus hazañas desde que llegó a Inglaterra en enero de 2011 hasta la última depredación que llevó a cabo el domingo 11 de noviembre.
En el texto el periodista describe al detalle la participación de Luis en el empate de Stamford Bridge. Al final opta por ser tan contundente como el uruguayo y exclama, más que escribe: "dónde estaría ahora Liverpool sin Suárez? Si tan sólo se llegara a lesionar el club se vería en un grave problema!".
Ringo se hace el canchero, sonríe socarronamente. De todas maneras la posición de su equipo en la tabla no lo ayuda demasiado, pero igual decide disfrutar el momento. Es la gran oportunidad para burlarse un poco de sus amigos y no la va a desperdiciar. Joleon sigue serio, no se le mueve un pelo. Jermain, neutral, objetivo, toma la posta y regala otro enfoque del tema: "acá queda claro que la gran víctima del domingo es Fernando Torres, la estadística habla por sí sóla y el periodista termina de matarlo. Miren acá, miren lo que dice: 'después que el español tuvo otra mediocre jornada, los hinchas de Chelsea se deben haber preguntado cómo sería el panorama ahora, si en lugar de Fernando Torres Suárez hubiera sido el que dejara Anfield (reducto de Liverpool) por Stamford Bridge (estadio de Chelsea)".
El brasileño Ramires lo empujó y lo hizo caer sobre la rodilla de John Terry. El capitán de Chelsea completó su desgraciada temporada con una seria lesión que lo marginará seguramente hasta mediados de 2013. Más tarde terminó festejando su gol sólo, tete a tete con sus hinchas, mirando sorprendido cómo sus compañeros ni se acercaban y en cambio abrazaban a Carragher por su participación previa en la jugada.
Lo aman, lo odian, lo idolatran, lo rechazan. Nadie sabe todavía demasiado bien qué pasó en ese festejo de gol, hasta los twits al respecto brillan por su ausencia y eso ya es mucho decir. Pero todos hablan de él, nadie puede ignorarlo, se lo tropiezan a cada paso, él se los lleva puestos a todos cada fin de semana, no deja paso al silencio. Es el futbolista más importante del fútbol inglés, de la Premier League, la mejor liga del planeta. Es "Luis SOARez", el que levanta vuelo, el que corre por las nubes perpetuas de esta parte del mundo. O también es "LuISthe man", el único, el mejor. Y ahora sí, uno de los dos goleadores que tiene la Liga Inglesa.
martes, 6 de noviembre de 2012
Super Suárez
El periodista se toma el tren a Londres. Las combinaciones que le sirven le indican que la mejor elección es abordar el que tiene más paradas, así que para matar el tiempo le echa mano a un diario que alguien ha dejado abandonado en el asiento. Leer las noticias cuesta tan barato en Inglaterra -sólo unos 5 o 6 pesos uruguayos- que los vagones, al vaciarse de gente tras viajes generalmente largos, quedan poblados de periódicos ya leidos por decenas de ojos. "Zapatero a tus zapatos", piensa aquel periodista y da rienda suelta a la lectura.
Quince minutos después el hombre deposita el diario en el asiento vecino. El asombro se refleja claramente en su cara. Enseguida suben dos muchachos jóvenes y uno de ellos se pone a leer la misma nota que extasió al periodista. Al rato se dirige a su compañero, quien había estado acompañándolo en la lectura del artículo y le comenta: "no te hace acordar a esos malos de las películas que terminan conquistándose al espectador y al final todos hinchan por él para que no lo agarre la policía? El otro suelta la carcajada, el periodista sonríe. La metáfora es perfecta, el tema es tener el ingenio de ese joven para sacarla a luz.
La tapa del Suplemento Deportivo del The Guardian dice: "Super Suárez". Y hasta se preocupan de ponerle el tilde a la "a", algo inédito en cualquier publicación del Reino Unido ya que, como se sabe, la figura del tilde no existe en el idioma inglés. Claro, el periodista se había olvidado que era lunes, ya que sabe perfectamente que, desde un buen tiempo a esta parte, todos los lunes la prensa deportiva inglesa tiene reservado un muy buen espacio para explayarse a gusto sobre lo bueno, lo malo y lo insólito que Luis Suárez ha hecho durante el fin de semana anterior, ya sea sábado o domingo, según el día que le toque jugar a Liverpool.
Una semana atrás lo bueno había sido el gol que Luis le había marcado al local Everton, el clásico rival, lo malo -esta vez no era de su parte- era la conquista que le fuera infamemente anulada por el línea en el último segundo de los descuentos y lo insólito -y hasta pintoresco- era la celebración del primer gol de la visita, que todos llamaron "el festejo de la zambullida", concretado por el uruguayo en las mismas narices del técnico rival, David Moyes, quien durante la semana se había entretenido alertando al árbitro del partido para que no cayera en las triquiñuelas y engaños del 7 de Liverpool.
Esta vez el titular de The Guardian está acompañado por una foto gigante de Suárez, que tras el épico gol convertido a Newcastle, corre hacia la mitad de la cancha con la pelota bajo el brazo y haciendo claras señas con su dedo índice girando cerca del labio, de que sigan hablando que mientras tanto él continúa haciendo goles.
En la nota Brendan Rodgers se ocupa de remarcar que "Suárez es inmarcable", a la vez que aclara que "sólo Messi puede hacer lo que Luis hizo hoy". También promete solemnemente que para el período de pases de Navidad le va a traer muy buena compañía a su número 7. Claro, todos saben que Suárez en Liverpool cocina, pone la mesa, sirve la bebida, lava los platos, teje, cose y lustra los muebles. En buen romance, está más sólo que el uno, así que Rodgers decide abrir el paraguas, no sólo porque vive en Inglaterra, sino también para protegerse de otra lluvia, la de las críticas que le caen encima debido a la soledad con que juega, hace y deshace, su mejor jugador.
Mientras tanto, el zaguero argentino de Newcastle, Fabricio Coloccini, sigue teniendo pesadillas luego de la comida pesada que el domingo Suárez le embutió, en una de las peores tardes que ha conocido el actual capitán del club blanquinegro del norte de Inglaterra. Y lo peor es que, cuando se despierta, tiene que digerir las ácidas críticas que se ocupan de calificar su agresión a Suárez como cobarde y asesina. Al menos Rodgers se apiadó de él: "Coloccini ha sido por años un buen zaguero de Newcastle, pero Luis es un goleador de clase mundial, un top, es imparable y cuando está enchufado como hoy (el domingo) es capaz de provocar y frustrar a cualquiera que intente pararlo".
No está en la nota de The Guardian, pero David Beckham se suma a la legión de admiradores del uruguayo: "la acción del gol es increíble, es asombroso cómo baja la pelota corriendo a toda velocidad y en una posición completamente incómoda y todavía le da para quebrar la cintura y dejar sentado al arquero. Y conste que odio elogiar a alguien de Liverpool porque soy hincha de Manchester United".
Los dos muchachos se bajan. Ya no comentan la nota pero lo estuvieron haciendo durante un buen rato. Quedan el periodista y el diario. En la tapa Suárez sigue festejando su super gol. Es lunes, día de hablar del Agente 007 de Liverpool. De lo bueno, lo malo, lo lindo y lo feo que hizo el fin de semana.
Quince minutos después el hombre deposita el diario en el asiento vecino. El asombro se refleja claramente en su cara. Enseguida suben dos muchachos jóvenes y uno de ellos se pone a leer la misma nota que extasió al periodista. Al rato se dirige a su compañero, quien había estado acompañándolo en la lectura del artículo y le comenta: "no te hace acordar a esos malos de las películas que terminan conquistándose al espectador y al final todos hinchan por él para que no lo agarre la policía? El otro suelta la carcajada, el periodista sonríe. La metáfora es perfecta, el tema es tener el ingenio de ese joven para sacarla a luz.
La tapa del Suplemento Deportivo del The Guardian dice: "Super Suárez". Y hasta se preocupan de ponerle el tilde a la "a", algo inédito en cualquier publicación del Reino Unido ya que, como se sabe, la figura del tilde no existe en el idioma inglés. Claro, el periodista se había olvidado que era lunes, ya que sabe perfectamente que, desde un buen tiempo a esta parte, todos los lunes la prensa deportiva inglesa tiene reservado un muy buen espacio para explayarse a gusto sobre lo bueno, lo malo y lo insólito que Luis Suárez ha hecho durante el fin de semana anterior, ya sea sábado o domingo, según el día que le toque jugar a Liverpool.
Una semana atrás lo bueno había sido el gol que Luis le había marcado al local Everton, el clásico rival, lo malo -esta vez no era de su parte- era la conquista que le fuera infamemente anulada por el línea en el último segundo de los descuentos y lo insólito -y hasta pintoresco- era la celebración del primer gol de la visita, que todos llamaron "el festejo de la zambullida", concretado por el uruguayo en las mismas narices del técnico rival, David Moyes, quien durante la semana se había entretenido alertando al árbitro del partido para que no cayera en las triquiñuelas y engaños del 7 de Liverpool.
Esta vez el titular de The Guardian está acompañado por una foto gigante de Suárez, que tras el épico gol convertido a Newcastle, corre hacia la mitad de la cancha con la pelota bajo el brazo y haciendo claras señas con su dedo índice girando cerca del labio, de que sigan hablando que mientras tanto él continúa haciendo goles.
En la nota Brendan Rodgers se ocupa de remarcar que "Suárez es inmarcable", a la vez que aclara que "sólo Messi puede hacer lo que Luis hizo hoy". También promete solemnemente que para el período de pases de Navidad le va a traer muy buena compañía a su número 7. Claro, todos saben que Suárez en Liverpool cocina, pone la mesa, sirve la bebida, lava los platos, teje, cose y lustra los muebles. En buen romance, está más sólo que el uno, así que Rodgers decide abrir el paraguas, no sólo porque vive en Inglaterra, sino también para protegerse de otra lluvia, la de las críticas que le caen encima debido a la soledad con que juega, hace y deshace, su mejor jugador.
Mientras tanto, el zaguero argentino de Newcastle, Fabricio Coloccini, sigue teniendo pesadillas luego de la comida pesada que el domingo Suárez le embutió, en una de las peores tardes que ha conocido el actual capitán del club blanquinegro del norte de Inglaterra. Y lo peor es que, cuando se despierta, tiene que digerir las ácidas críticas que se ocupan de calificar su agresión a Suárez como cobarde y asesina. Al menos Rodgers se apiadó de él: "Coloccini ha sido por años un buen zaguero de Newcastle, pero Luis es un goleador de clase mundial, un top, es imparable y cuando está enchufado como hoy (el domingo) es capaz de provocar y frustrar a cualquiera que intente pararlo".
No está en la nota de The Guardian, pero David Beckham se suma a la legión de admiradores del uruguayo: "la acción del gol es increíble, es asombroso cómo baja la pelota corriendo a toda velocidad y en una posición completamente incómoda y todavía le da para quebrar la cintura y dejar sentado al arquero. Y conste que odio elogiar a alguien de Liverpool porque soy hincha de Manchester United".
Los dos muchachos se bajan. Ya no comentan la nota pero lo estuvieron haciendo durante un buen rato. Quedan el periodista y el diario. En la tapa Suárez sigue festejando su super gol. Es lunes, día de hablar del Agente 007 de Liverpool. De lo bueno, lo malo, lo lindo y lo feo que hizo el fin de semana.
miércoles, 31 de octubre de 2012
El nuevo miedo de Halloween
El nuevo Halloween viene con otra imagen. Tanto en las redes sociales como en algunos diarios ingleses, un ingenioso dibujo reproduce un contorno familiar en una pose no menos habitual y conocida, mientras que más arriba el nombre de Luis Suárez resalta en grandes letras blancas sobre una suerte de nubarrones, tan oscuros que, de ser reales, darían miedo.
Y justamente esa es la palabra clave: "Miedo". En Inglaterra Luis Suárez mete miedo y ellos, los locales, no tienen ningún interés en ocultarlo. Al revés, lo divulgan, aunque sea aplicando una dosis de humor inglés, al asociarlo a la tradicional fiesta del 31 de octubre.
Ocultar el miedo que le tienen? Al periodista del Daily Mail, Ian Ladyman, la idea ni se le pasa por la cabeza. El hombre está en otra, mira más allá de sus narices, se da cuenta que detrás del rechazo, las críticas y la persecución está precisamente el miedo. Y qué miedo!
Por donde se lo mire, el material de la página 76 del martes 30 de octubre de esa publicación londinense, no tiene desperdicio, entre muchas cosas, porque desnuda la verdad que se esconde detrás de la repulsión a Luis Suárez: una vez más, el miedo.
"Quince minutos antes del final del clásico de Merseyside (Everton-Liverpool), el hombre sentado delante mío se dio vuelta y confesó su presentimiento: 'Suárez tendrá una chance más y ganará el partido'. Como sabemos ahora el hombre acertó y erró al mismo tiempo. El uruguayo tuvo su gran chance pero sólo para que el asistente se la negara infamemente. Claro que ese horror del línea no sirvió para quitarle de la cabeza a nadie que Suárez es el tipo de jugador al que no se le puede sacar los ojos de encima, ya que es capaz de producir mágicamente, en una fracción de segundo, el momento que pone el punto final a la novela"
Ese comienzo de la nota de Ian Ladyman, es sólo el plato de entrada. Lo que sigue, el plato central, es tan jugoso como pueda serlo un buen entrecotte de carne uruguaya de exportación. "Al técnico de Everton, David Moyes, no le gusta Suárez. Tampoco al conductor de Manchester United, Sir Alex Ferguson. Pero ellos no están sólos en esa aversión porque verdaderamente 'la foja delictiva' de Suárez es demasiado larga para un futbolista que no ha cumplido todavía los dos años jugando en Inglaterra". Enseguida el periodista pasa a meter el dedo a fondo en la llaga: "Moyes se equivocó al sugerir que jugadores como Suárez alejan a la gente del fútbol. La verdad es lo opuesto porque Suárez tiene ese temperamento difícil y complicado que a menudo caracteriza a los grandes deportistas en el mundo". Y claro, a continuación Ladyman los pasa a nombrar y resulta que hay británicos -al menos un par- en esa selecta lista. Pero lo realmente cómico del concepto que sigue es que está ligado, involuntariamente claro está, a un famoso dicho de un técnico uruguayo de excepción, un personaje de la historia de nuestro fútbol, el gran "Pulpa" Etchamendi. Cierta vez, al responder a la pregunta de un periodista sobre la personalidad rebelde y díscola de Julio Montero Castillo, en aquel épico Nacional del '71, se despachó muy suelto de cuerpo: "pero mire que yo no lo quiero para yerno sino para que juegue al fútbol, eh". Al respecto, el hombre del Daily Mail se expresó de la forma que sigue: "John McEnroe, Eric Cantoná, Roy Keane, Paul Gascoigne, no eran en su momento hombres con los cuales usted casaría a su hija. Pero hubiera usted pagado lo que fuera para verlos en acción? Por supuesto que sí, verdad? Y a cada rato si fuera posible".
"Los mejores siempre representan una amenaza al asecho para sus rivales, incluso cuando son perseguidos y están en inferioridad de condiciones debido a eso", continúa Ladyman, solo para agregar que "esto es lo que Suárez hace acá, así provoca la esperanza que su gente (los hinchas de Liverpool) siente cuando lo ven ponerse al cuadro entero sobre sus hombros, ir a cada pelota pletórico de confianza y energía física y mental. Y eso pasa aún cuando ellos saben muy bien que todo está en su contra, a la vez que esa es también la razón por la cual él (Suárez) hace sentirse muy incómoda a gente como Moyes y Ferguson".
Ian Ladyman reconoce también que Luis Suárez ha cometido -y aún comete- algunos errores dentro y fuera de la cancha, pero que no se trata de cosas que no puedan corregirse a tiempo. Esa tarea Ladyman se la encomienda al técnico de Liverpool, Brendan Rodgers. "Darle a Suárez el balance que necesita debe transformarse en su gran desafío", finaliza.
Y justamente esa es la palabra clave: "Miedo". En Inglaterra Luis Suárez mete miedo y ellos, los locales, no tienen ningún interés en ocultarlo. Al revés, lo divulgan, aunque sea aplicando una dosis de humor inglés, al asociarlo a la tradicional fiesta del 31 de octubre.
Ocultar el miedo que le tienen? Al periodista del Daily Mail, Ian Ladyman, la idea ni se le pasa por la cabeza. El hombre está en otra, mira más allá de sus narices, se da cuenta que detrás del rechazo, las críticas y la persecución está precisamente el miedo. Y qué miedo!
Por donde se lo mire, el material de la página 76 del martes 30 de octubre de esa publicación londinense, no tiene desperdicio, entre muchas cosas, porque desnuda la verdad que se esconde detrás de la repulsión a Luis Suárez: una vez más, el miedo.
"Quince minutos antes del final del clásico de Merseyside (Everton-Liverpool), el hombre sentado delante mío se dio vuelta y confesó su presentimiento: 'Suárez tendrá una chance más y ganará el partido'. Como sabemos ahora el hombre acertó y erró al mismo tiempo. El uruguayo tuvo su gran chance pero sólo para que el asistente se la negara infamemente. Claro que ese horror del línea no sirvió para quitarle de la cabeza a nadie que Suárez es el tipo de jugador al que no se le puede sacar los ojos de encima, ya que es capaz de producir mágicamente, en una fracción de segundo, el momento que pone el punto final a la novela"
Ese comienzo de la nota de Ian Ladyman, es sólo el plato de entrada. Lo que sigue, el plato central, es tan jugoso como pueda serlo un buen entrecotte de carne uruguaya de exportación. "Al técnico de Everton, David Moyes, no le gusta Suárez. Tampoco al conductor de Manchester United, Sir Alex Ferguson. Pero ellos no están sólos en esa aversión porque verdaderamente 'la foja delictiva' de Suárez es demasiado larga para un futbolista que no ha cumplido todavía los dos años jugando en Inglaterra". Enseguida el periodista pasa a meter el dedo a fondo en la llaga: "Moyes se equivocó al sugerir que jugadores como Suárez alejan a la gente del fútbol. La verdad es lo opuesto porque Suárez tiene ese temperamento difícil y complicado que a menudo caracteriza a los grandes deportistas en el mundo". Y claro, a continuación Ladyman los pasa a nombrar y resulta que hay británicos -al menos un par- en esa selecta lista. Pero lo realmente cómico del concepto que sigue es que está ligado, involuntariamente claro está, a un famoso dicho de un técnico uruguayo de excepción, un personaje de la historia de nuestro fútbol, el gran "Pulpa" Etchamendi. Cierta vez, al responder a la pregunta de un periodista sobre la personalidad rebelde y díscola de Julio Montero Castillo, en aquel épico Nacional del '71, se despachó muy suelto de cuerpo: "pero mire que yo no lo quiero para yerno sino para que juegue al fútbol, eh". Al respecto, el hombre del Daily Mail se expresó de la forma que sigue: "John McEnroe, Eric Cantoná, Roy Keane, Paul Gascoigne, no eran en su momento hombres con los cuales usted casaría a su hija. Pero hubiera usted pagado lo que fuera para verlos en acción? Por supuesto que sí, verdad? Y a cada rato si fuera posible".
"Los mejores siempre representan una amenaza al asecho para sus rivales, incluso cuando son perseguidos y están en inferioridad de condiciones debido a eso", continúa Ladyman, solo para agregar que "esto es lo que Suárez hace acá, así provoca la esperanza que su gente (los hinchas de Liverpool) siente cuando lo ven ponerse al cuadro entero sobre sus hombros, ir a cada pelota pletórico de confianza y energía física y mental. Y eso pasa aún cuando ellos saben muy bien que todo está en su contra, a la vez que esa es también la razón por la cual él (Suárez) hace sentirse muy incómoda a gente como Moyes y Ferguson".
Ian Ladyman reconoce también que Luis Suárez ha cometido -y aún comete- algunos errores dentro y fuera de la cancha, pero que no se trata de cosas que no puedan corregirse a tiempo. Esa tarea Ladyman se la encomienda al técnico de Liverpool, Brendan Rodgers. "Darle a Suárez el balance que necesita debe transformarse en su gran desafío", finaliza.
lunes, 29 de octubre de 2012
Un 007 uruguayo
Corre sin freno, esquiva los brazos de sus compañeros, ríe sin parar. Al principio parece sin rumbo, pero enseguida aparece la meta: el cuadrado marcado fuera de la cancha dentro del cual se ha ubicado durante una década David Moyes, el tercer técnico más antiguo del fútbol inglés. Llegado al destino, salta y cae tan pesada como aparatosamente junto a la línea del outball, a escasos dos metros del conductor del Everton y todo su séquito. Moyes sonríe. Forzadamente, pero sonríe. Sus ayudantes se agachan y le dicen de todo. Los hinchas del local salen como por milagro del impacto del mazazo del gol de apertura, así que se levantan como impulsados por un resorte y sus caras se deforman por la furia y los terribles insultos que le dedican.
Antes, durante la semana, a pocas horas del derby de Meresyde, David Moyes se había entretenido calentando la olla a presión: "Andre Marriner (árbitro del Everton-Liverpool del domingo pasado) deberá estar muy atento porque en el último derby jugado en Godison Park (estadio de Everton) sufrimos una expulsión injusta ya que Luis Suárez se tiró aparatosamente sin ser tocado por nuestro jugador. Espero que esto no se repita".
El uruguayo remata fuerte y rasante, la pelota da en la pierna derecha del lateral de la selección inglesa Leyton Baines y se mete en el arco del americano Tim Howard. Es gol en contra pero a Luis no le importa eso, lo toma como si fuera de él, así que decide que es hora de revancha. Corre, ríe y se zambulle casi a los pies de Moyes como diciéndole: "tomá, mirá como me tiro, te clavo y me tiro, viste?"
Es cierto también que, con mucha cancha, el conductor de Everton declaró luego públicamente que "fue gracioso (el festejo), yo como jugador lo hubiera hecho, pero lo va a tener que repetir frente a muchos técnicos (que también lo fustigan casi a diario)".
Everton lo remonta casi fácilmente. Del vertiginoso 0-2 inicial fuerza rápidamente un 2-2. Liverpool se pone a remar de nuevo. En la mitad del segundo tiempo Suárez pisa inexplicablemente al lateral derecho de Everton. El pie del defensor se dobla pero, casi por milagro, no se quiebra. Feísimo, pero sobre todo sin sentido. Andre Marriner, el juez, sólo le muestra amarilla al salteño. Luis se disculpa con el agredido y palmotea al árbitro, no se sabe si por condescendencia o, lo más factible, por agradecimiento.
Sebastián Coates, que había ingresado desde el comienzo del segundo tiempo para reforzar una defensa que temblaba, pega un salto tremendo. Dada su enorme estatura el brinco le da hasta para inclinarse sobre la cabeza del zaguero de Everton, la cual queda entonces a la altura del ombligo del gigante rubio, cuyas manos se apoyan en la espalda del defensor aunque sin llegar a desequilibrarlo. Con el cabezazo hacia abajo del ex-Nacional, el tiro libre maestro ejecutado tres segundos antes por el capitán Steven Gerrard termina en los pies de Suárez quien lo impulsa como bala de cañón hacia dentro del arco de Howard: golazo por donde se lo mire y, sobre todo, legítimo, intachablemente legítimo.
En otro partido trascendente "Chicharito" Hernández, el mexicano, anotó el tercer gol del visitante Manchester United casi en la hora de finalización del choque ante el líder Chelsea. Volvía tardíamente del offside, tocó de primera la pelota y definió un partido clave, pero luego todos estuvieron de acuerdo en que la jugada fue tan rápida como la luz, que la posición adelantada de Hernández era realmente muy "fina" y, como si fuera poco, la visión del línea estaba claramente dificultada por la presencia de varios futbolistas.
En cambio en el gol anulado a Suárez, los expertos en materia referil calificaron de "Horror", mucho más que de "Error", el fallo del juez de raya. "Inexcusable", expresó públicamente un connotado miembro de lo que en nuestro Uruguay sería el Colegio de Arbitros. Y agregó para rematar, o más bien para rematar al línea: "al menos yo, no se por qué cobró offside, era demasiado clara la licitud de la jugada".
Sea como fuera, otra vez y van...Luis Suárez es el tema y la comidilla de los medios ingleses el lunes después de una nueva y -como siempre- apasionante etapa de la Premier League. La diferencia es que, hoy por hoy, el cócktail, tan cargado y explosivo como siempre, es todavía más variado
que de costumbre. Una medida de veneno, la misma de todas las semanas aunque esta vez justificada, por el pisotón descalificador que mereció la roja pero solo ligó la amarilla. Una medida de simpatía por la zambullida con buceo incluido delante de la corte de Everton. Y, al final, esta vez hasta entró una medida de compasión por haber sido víctima de un "horror" injustificable del primer línea.
El lunes después todos hablan de Luis Suárez. Siempre es igual, lo odian, lo aman, lo admiran, lo rechazan, le temen, lo respetan. Pero hablan, siempre están hablando de Suárez. Pero lo más sugestivo es que, aún antes que empiecen los partidos de Liverpool, ya saben que van a terminar hablando del uruguayo. Como ayer en la previa del clásico de Meresyde, cuando a alguien con mucha imaginación -algo normal en Inglaterra cuando se trata de armar cualquier tipo de producciones- se acordó que este mes se están conmemorando los 50 años del inolvidable y épico personaje creado por el novelista Ian Fleming. Sí, adivinaron. En la previa de Everton-Liverpool una mágica mente creadora le quitó a Luis Suárez el mote de "Pistolero" y se lo cambió por el de "Agente 007". Las imágenes mostraban el número en su espalda y encontraban los movimientos más adecuados del goleador para combinarlos con la clásica música de las películas. Fue la tarde en que apareció un James Bond uruguayo. Lo que nos faltaba, no?
Antes, durante la semana, a pocas horas del derby de Meresyde, David Moyes se había entretenido calentando la olla a presión: "Andre Marriner (árbitro del Everton-Liverpool del domingo pasado) deberá estar muy atento porque en el último derby jugado en Godison Park (estadio de Everton) sufrimos una expulsión injusta ya que Luis Suárez se tiró aparatosamente sin ser tocado por nuestro jugador. Espero que esto no se repita".
El uruguayo remata fuerte y rasante, la pelota da en la pierna derecha del lateral de la selección inglesa Leyton Baines y se mete en el arco del americano Tim Howard. Es gol en contra pero a Luis no le importa eso, lo toma como si fuera de él, así que decide que es hora de revancha. Corre, ríe y se zambulle casi a los pies de Moyes como diciéndole: "tomá, mirá como me tiro, te clavo y me tiro, viste?"
Es cierto también que, con mucha cancha, el conductor de Everton declaró luego públicamente que "fue gracioso (el festejo), yo como jugador lo hubiera hecho, pero lo va a tener que repetir frente a muchos técnicos (que también lo fustigan casi a diario)".
Everton lo remonta casi fácilmente. Del vertiginoso 0-2 inicial fuerza rápidamente un 2-2. Liverpool se pone a remar de nuevo. En la mitad del segundo tiempo Suárez pisa inexplicablemente al lateral derecho de Everton. El pie del defensor se dobla pero, casi por milagro, no se quiebra. Feísimo, pero sobre todo sin sentido. Andre Marriner, el juez, sólo le muestra amarilla al salteño. Luis se disculpa con el agredido y palmotea al árbitro, no se sabe si por condescendencia o, lo más factible, por agradecimiento.
Sebastián Coates, que había ingresado desde el comienzo del segundo tiempo para reforzar una defensa que temblaba, pega un salto tremendo. Dada su enorme estatura el brinco le da hasta para inclinarse sobre la cabeza del zaguero de Everton, la cual queda entonces a la altura del ombligo del gigante rubio, cuyas manos se apoyan en la espalda del defensor aunque sin llegar a desequilibrarlo. Con el cabezazo hacia abajo del ex-Nacional, el tiro libre maestro ejecutado tres segundos antes por el capitán Steven Gerrard termina en los pies de Suárez quien lo impulsa como bala de cañón hacia dentro del arco de Howard: golazo por donde se lo mire y, sobre todo, legítimo, intachablemente legítimo.
En otro partido trascendente "Chicharito" Hernández, el mexicano, anotó el tercer gol del visitante Manchester United casi en la hora de finalización del choque ante el líder Chelsea. Volvía tardíamente del offside, tocó de primera la pelota y definió un partido clave, pero luego todos estuvieron de acuerdo en que la jugada fue tan rápida como la luz, que la posición adelantada de Hernández era realmente muy "fina" y, como si fuera poco, la visión del línea estaba claramente dificultada por la presencia de varios futbolistas.
En cambio en el gol anulado a Suárez, los expertos en materia referil calificaron de "Horror", mucho más que de "Error", el fallo del juez de raya. "Inexcusable", expresó públicamente un connotado miembro de lo que en nuestro Uruguay sería el Colegio de Arbitros. Y agregó para rematar, o más bien para rematar al línea: "al menos yo, no se por qué cobró offside, era demasiado clara la licitud de la jugada".
Sea como fuera, otra vez y van...Luis Suárez es el tema y la comidilla de los medios ingleses el lunes después de una nueva y -como siempre- apasionante etapa de la Premier League. La diferencia es que, hoy por hoy, el cócktail, tan cargado y explosivo como siempre, es todavía más variado
que de costumbre. Una medida de veneno, la misma de todas las semanas aunque esta vez justificada, por el pisotón descalificador que mereció la roja pero solo ligó la amarilla. Una medida de simpatía por la zambullida con buceo incluido delante de la corte de Everton. Y, al final, esta vez hasta entró una medida de compasión por haber sido víctima de un "horror" injustificable del primer línea.
El lunes después todos hablan de Luis Suárez. Siempre es igual, lo odian, lo aman, lo admiran, lo rechazan, le temen, lo respetan. Pero hablan, siempre están hablando de Suárez. Pero lo más sugestivo es que, aún antes que empiecen los partidos de Liverpool, ya saben que van a terminar hablando del uruguayo. Como ayer en la previa del clásico de Meresyde, cuando a alguien con mucha imaginación -algo normal en Inglaterra cuando se trata de armar cualquier tipo de producciones- se acordó que este mes se están conmemorando los 50 años del inolvidable y épico personaje creado por el novelista Ian Fleming. Sí, adivinaron. En la previa de Everton-Liverpool una mágica mente creadora le quitó a Luis Suárez el mote de "Pistolero" y se lo cambió por el de "Agente 007". Las imágenes mostraban el número en su espalda y encontraban los movimientos más adecuados del goleador para combinarlos con la clásica música de las películas. Fue la tarde en que apareció un James Bond uruguayo. Lo que nos faltaba, no?
sábado, 13 de octubre de 2012
Que se calle el cantor
"Vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas..."
Es seguro que, al menos por respeto, los uruguayos no le van a entonar un insolente "Que se calle el cantor" al gran Joan Manuel Serrat, todo un símbolo de la cultura hispano-catalana, si es que cabe el término y, por sobre todo un viejo amigo del pequeño país del Plata.
No, sin dudas que Joan Manuel es demasiado grande y respetable para tanto atrevimiento, de modo que simplemente se le podría pedir que haga algunas modificaciones a la letra de aquella composición, uno de sus recordados éxitos de los '70.
Por lo pronto "Que vuelva el rico a su riqueza..." o que de hecho ya haya vuelto, es algo que tiene sin cuidado a los orientales. Después de todo es justo reconocer que el rico -al menos por lo visto en los últimos tiempos- merece volver a disfrutar de su riqueza. Tras haber quebrado dramáticamente en julio de 2011, contrató un nuevo administrador de sus incontables bienes, un tal Alejandro Sabella. Inteligente, ubicado pese a que de su sapiencia depende una de las fortunas más grandes del mundo, sabio a la hora de obtener el máximo rédito posible de los enormes bienes gananciales de quien lo contrató y, además, por si todo esto fuera poco, hábil declarante en vísperas de jornadas decisivas, tras las cuales las acciones de su empleador pueden llegar a tocar el cielo o, por lo contrario, caer hasta arrastrarse por el piso.
Por añadidura el ejecutivo más encumbrado de la empresa, un tal Lionel Messi, apodado "El Pulga", extendió a Sudamérica el éxito rotundo de sus transacciones en Europa, algo que el hombre tenía en el debe, con números rojos bien grandes que centelleaban furiosamente hasta hace muy poco. Por todo lo dicho, está claro que el rico puede volver tranquilamente a su riqueza -de hecho ya lo hizo- porque lo tiene bien merecido.
Por otra parte, que el señor cura vuelva a sus misas tampoco es algo que moleste a los uruguayos, por más que consideran que no estaría de más rogarle que las dedique al pobre para que, justamente, no vuelva a su pobreza. Ese sería uno de los cambios en la letra a solicitarle al gran cantautor catalán.
Concretamente, como principal argumento para semejante pedido, habría que tratar de hacerle entender a Serrat que al pobre le costó mucho -demasiado- salir de su pobreza y llegar a un nivel de clase media alta, razón por la cual se resiste enconadamente a perder esa condición.
Es más que eso, al pobre le aterroriza el sólo pensar en que tal debacle pueda llegar a suceder. Es que él comenzó la escuela hace seis años. El maestro de la clase, el que durante todo el período estuvo a cargo de su educación, un tal Oscar Tabárez, lo formó, lo hizo crecer y le regaló una preparación que muy pronto lo dejó en inmejorables condiciones de enfrentar y hasta superar a algunos de los alumnos mas aventajados de las escuelas más caras y prestigiosas del mundo.
Ese proceso fue durísimo. Costó sangre, sudor y lágrimas, pero finalmente de su mano llegó la merecida y ansiada graduación. Se transformó en uno de los mejores alumnos del planeta, de hecho fue el mejor de América como muchas veces antes lo habían sido sus ilustres antepasados.
Por todo eso es que, utilizando términos ciclísticos, al aventajado alumno le dolería muchísimo volver a la cola del pelotón, ya que pretende con total fundamento y justicia seguir a rueda de los punteros, por más laureados que estos sean.
El alumno, pobre pero digno, leal, meritorio, capaz, luchador de dientes apretados, con muchos cuadernos y libros poblados de páginas gloriosas en su portafolio escolar, no quiere y no va a tolerar que la canción termine mal, con un "Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta".
Así que sus padres, los padres del alumno, o sea todos los uruguayos, le van a pedir a Joan Manuel, el catalán, que sea bueno y cambie la letra: que el pobre no vuelva a su pobreza, que el señor cura vuelva a sus misas pero que rece para que al final la fiesta en la calle no se acabe y para que el pobre nunca baje la cuesta. En buen romance, para que haya Uruguay para rato!
Es seguro que, al menos por respeto, los uruguayos no le van a entonar un insolente "Que se calle el cantor" al gran Joan Manuel Serrat, todo un símbolo de la cultura hispano-catalana, si es que cabe el término y, por sobre todo un viejo amigo del pequeño país del Plata.
No, sin dudas que Joan Manuel es demasiado grande y respetable para tanto atrevimiento, de modo que simplemente se le podría pedir que haga algunas modificaciones a la letra de aquella composición, uno de sus recordados éxitos de los '70.
Por lo pronto "Que vuelva el rico a su riqueza..." o que de hecho ya haya vuelto, es algo que tiene sin cuidado a los orientales. Después de todo es justo reconocer que el rico -al menos por lo visto en los últimos tiempos- merece volver a disfrutar de su riqueza. Tras haber quebrado dramáticamente en julio de 2011, contrató un nuevo administrador de sus incontables bienes, un tal Alejandro Sabella. Inteligente, ubicado pese a que de su sapiencia depende una de las fortunas más grandes del mundo, sabio a la hora de obtener el máximo rédito posible de los enormes bienes gananciales de quien lo contrató y, además, por si todo esto fuera poco, hábil declarante en vísperas de jornadas decisivas, tras las cuales las acciones de su empleador pueden llegar a tocar el cielo o, por lo contrario, caer hasta arrastrarse por el piso.
Por añadidura el ejecutivo más encumbrado de la empresa, un tal Lionel Messi, apodado "El Pulga", extendió a Sudamérica el éxito rotundo de sus transacciones en Europa, algo que el hombre tenía en el debe, con números rojos bien grandes que centelleaban furiosamente hasta hace muy poco. Por todo lo dicho, está claro que el rico puede volver tranquilamente a su riqueza -de hecho ya lo hizo- porque lo tiene bien merecido.
Por otra parte, que el señor cura vuelva a sus misas tampoco es algo que moleste a los uruguayos, por más que consideran que no estaría de más rogarle que las dedique al pobre para que, justamente, no vuelva a su pobreza. Ese sería uno de los cambios en la letra a solicitarle al gran cantautor catalán.
Concretamente, como principal argumento para semejante pedido, habría que tratar de hacerle entender a Serrat que al pobre le costó mucho -demasiado- salir de su pobreza y llegar a un nivel de clase media alta, razón por la cual se resiste enconadamente a perder esa condición.
Es más que eso, al pobre le aterroriza el sólo pensar en que tal debacle pueda llegar a suceder. Es que él comenzó la escuela hace seis años. El maestro de la clase, el que durante todo el período estuvo a cargo de su educación, un tal Oscar Tabárez, lo formó, lo hizo crecer y le regaló una preparación que muy pronto lo dejó en inmejorables condiciones de enfrentar y hasta superar a algunos de los alumnos mas aventajados de las escuelas más caras y prestigiosas del mundo.
Ese proceso fue durísimo. Costó sangre, sudor y lágrimas, pero finalmente de su mano llegó la merecida y ansiada graduación. Se transformó en uno de los mejores alumnos del planeta, de hecho fue el mejor de América como muchas veces antes lo habían sido sus ilustres antepasados.
Por todo eso es que, utilizando términos ciclísticos, al aventajado alumno le dolería muchísimo volver a la cola del pelotón, ya que pretende con total fundamento y justicia seguir a rueda de los punteros, por más laureados que estos sean.
El alumno, pobre pero digno, leal, meritorio, capaz, luchador de dientes apretados, con muchos cuadernos y libros poblados de páginas gloriosas en su portafolio escolar, no quiere y no va a tolerar que la canción termine mal, con un "Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta".
Así que sus padres, los padres del alumno, o sea todos los uruguayos, le van a pedir a Joan Manuel, el catalán, que sea bueno y cambie la letra: que el pobre no vuelva a su pobreza, que el señor cura vuelva a sus misas pero que rece para que al final la fiesta en la calle no se acabe y para que el pobre nunca baje la cuesta. En buen romance, para que haya Uruguay para rato!
sábado, 6 de octubre de 2012
Cambiar a tiempo
Agiornarse, despertarse, despabilarse, son expresiones que con un poco de buena voluntad pueden llegar a ser sinónimos. Son pasibles de ser aplicadas en cualquier orden de la vida y entonces, por supuesto, también en el fútbol, que es una de las tantas actividades del ser humano en este mundo.
Poco antes de que estas modestas líneas comenzaran a brotar en la pantalla, Arsenal, dirigido por el ya legendario Arsene Wenger, terminaba de derrotar al local West Ham por 3 a 1, regalando una exquisita demostración de buen fútbol combinado con una buena dosis de determinación y mucha practicidad. "Van a ver que hemos diversificado nuestro juego", había dicho el técnico francés del equipo más popular de Londres, cuando estaba a punto de sonar el pistoletazo de largada de la nueva temporada (2012-2013).
Y sí, ya se vió, el "tiqui-tiqui" tan inexorable e incondicional como por momentos frío, intrascendente e improductivo, tendió rampas para que transiten por ellas el pelotazo largo, el desborde de vértigo, el remate letal de media distancia y hasta el disparo mortal de las pelotas quietas. La apuesta a la cantera no se retiró, pero en cambio se subordinó a una columna vertebral de futbolistas experientes, esos con los que se ganan campeonatos. Arsenal cambió porque Wenger se dio cuenta que para sobrevivir tenía que cambiar. Tuvo cintura, razonó y cambió. Ahora le pisa los talones a Chelsea y vive el mejor comienzo de temporada desde mucho tiempo a esta parte. Porque cambió cuando todavía estaba a tiempo de hacerlo.
Diego Lugano significa mucho para Uruguay, para su técnico Oscar Tabárez, para la gente, para sus amigos y colegas vestidos de celeste. El técnico habla de lo que transmite el capitán, además ya todos lo saben, es demasiado evidente y visible. Claro que cuesta -y mucho- hacerse a la idea de que hay algo más importante que todo eso a la hora de tener en cuenta al líder para integrar el once titular en las guerras -perdón, quise decir partidos- por las Eliminatorias sudamericanas. Pero existe, eso existe, vive, pesa, duele. Lugano no juega, no tiene ni un minuto en el París Saint Germain, su actual equipo. No tiene fútbol de competencia, solamente practica y todos los que han visto cientos de minutos de prácticas y miles de minutos de partidos oficiales, saben perfectamente que la diferencia entre una cosa y la otra es sideral y, lo peor, saben que el mal no tiene cura, salvo que se dé un giro de 180 grados en la situación creada.
Respetar un proceso que ha dado frutos jugosos y hasta exquisitos, es hasta un deber de los involucrados, especialmente de los cabecillas de la revolución. Pero esa postura no obliga a cerrarse a cambios tan obvios que, aunque están impuestos por situaciones o voluntades ajenas, no pueden ignorarse porque, de no concretarse a tiempo, pueden poner en peligro toda la obra edificada hasta el momento.
Wenger parecía de hierro pero cambió, entonces Arsenal cambió...y le va bien, al menos por ahora. A veces en la vida lo más sencillo se transforma en la escalera al éxito. Y, al menos en este caso, lo más sencillo es imitar lo que a otros les da resultado. Y después de todo, quién le prohibe a Tabárez cambiar a tiempo?
Poco antes de que estas modestas líneas comenzaran a brotar en la pantalla, Arsenal, dirigido por el ya legendario Arsene Wenger, terminaba de derrotar al local West Ham por 3 a 1, regalando una exquisita demostración de buen fútbol combinado con una buena dosis de determinación y mucha practicidad. "Van a ver que hemos diversificado nuestro juego", había dicho el técnico francés del equipo más popular de Londres, cuando estaba a punto de sonar el pistoletazo de largada de la nueva temporada (2012-2013).
Y sí, ya se vió, el "tiqui-tiqui" tan inexorable e incondicional como por momentos frío, intrascendente e improductivo, tendió rampas para que transiten por ellas el pelotazo largo, el desborde de vértigo, el remate letal de media distancia y hasta el disparo mortal de las pelotas quietas. La apuesta a la cantera no se retiró, pero en cambio se subordinó a una columna vertebral de futbolistas experientes, esos con los que se ganan campeonatos. Arsenal cambió porque Wenger se dio cuenta que para sobrevivir tenía que cambiar. Tuvo cintura, razonó y cambió. Ahora le pisa los talones a Chelsea y vive el mejor comienzo de temporada desde mucho tiempo a esta parte. Porque cambió cuando todavía estaba a tiempo de hacerlo.
Diego Lugano significa mucho para Uruguay, para su técnico Oscar Tabárez, para la gente, para sus amigos y colegas vestidos de celeste. El técnico habla de lo que transmite el capitán, además ya todos lo saben, es demasiado evidente y visible. Claro que cuesta -y mucho- hacerse a la idea de que hay algo más importante que todo eso a la hora de tener en cuenta al líder para integrar el once titular en las guerras -perdón, quise decir partidos- por las Eliminatorias sudamericanas. Pero existe, eso existe, vive, pesa, duele. Lugano no juega, no tiene ni un minuto en el París Saint Germain, su actual equipo. No tiene fútbol de competencia, solamente practica y todos los que han visto cientos de minutos de prácticas y miles de minutos de partidos oficiales, saben perfectamente que la diferencia entre una cosa y la otra es sideral y, lo peor, saben que el mal no tiene cura, salvo que se dé un giro de 180 grados en la situación creada.
Respetar un proceso que ha dado frutos jugosos y hasta exquisitos, es hasta un deber de los involucrados, especialmente de los cabecillas de la revolución. Pero esa postura no obliga a cerrarse a cambios tan obvios que, aunque están impuestos por situaciones o voluntades ajenas, no pueden ignorarse porque, de no concretarse a tiempo, pueden poner en peligro toda la obra edificada hasta el momento.
Wenger parecía de hierro pero cambió, entonces Arsenal cambió...y le va bien, al menos por ahora. A veces en la vida lo más sencillo se transforma en la escalera al éxito. Y, al menos en este caso, lo más sencillo es imitar lo que a otros les da resultado. Y después de todo, quién le prohibe a Tabárez cambiar a tiempo?
lunes, 24 de septiembre de 2012
La Divina Comedia
John Terry, el capitán del poderoso Chelsea, está de nuevo en el ojo de la tormenta. Había recibido la absolución -le faltó la bendición papal- de la Justicia inglesa por su notoria agresión verbal matizada con ironías de tipo racista hacia su colega del Queens Park Rangers, Anton Ferdinand, mientras capitaneaba a los "blues" en un partido de la Premier League que se disputaba entre dichos clubes, que son vecinos del oeste de Londres, a mediados de 2011. El magistrado lo exoneró de toda culpa, ignorando olímpicamente -quizás porque los Juegos ya estaban demasiado cerca- la filmación de decenas de cámaras que mostraron en primer plano los movimientos de los labios de Terry, permitiendo así una fácil lectura de los fuertes epítetos dirigidos hacia el hermano menor de la dinastía Ferdinand.
Pero ahora la Federación Inglesa de Football (FA) ha decidido que es tiempo de cumplir con lo prometido, muy probablemente porque lo prometido es ley y "nosotros los ingleses ahora tenemos que demostrar que medimos con la misma vara al extranjero (alusión al uruguayo Luis Suárez) que al que fuera hasta hace poco nuestro capitán, ícono y modelo de la selección".
Tras el tórrido -no confundir con el clima- y una vez más conflicitivo Liverpool-Manchester United del domingo, amanece un lunes de pimienta pura, con aderezos tan picantes que amenazan con contaminar, sin miramiento alguno, al resto de la semana. Comenzó la audiencia, la investigación está en marcha, a las 3 de la tarde Terry abandonó las oficinas de la FA en el legendario estadio de Wembley, tras la primera jornada de la indagatoria. Su adversario, Anton Ferdinand, está confiado. Quizás piensa que como el fútbol siempre da revancha, esta premisa puede aplicarse también fuera de la cancha, al menos eso es lo que él espera.
HABIL. Fuerza, temperamento, ascendencia, despliegue a destajo, son las virtudes de John Terry adentro de cualquier cancha de fútbol y se juegue por lo que se juegue. Ayer, al término de la nueva fecha de la Premier League, demostró que de la raya para afuera, sus cualidades son casi opuestas a aquellas. Exhibiendo una cintura de mimbre, muy parecida, casi igual a la nuestro épico Venancio Ramos, el hombre decidió que el papel de víctima frente a la opinión pública y la prensa, le sentaría a las mil maravillas. Así fue que decidió renunciar definitivamente a la selección nacional inglesa. "La FA no me da otra chance, ya que luego de haber sido absuelto por la Justicia, igual me pone bajo acusación y decide iniciar la investigación, así es que no tengo otra opción".
Fiesta para la media, para el Twitter, para el Facebook, todos de parabienes. "Que se vaya, mejor, tenemos otros zagueros mucho más jóvenes y veloces, ideales para el fútbol de hoy", dijo uno, que no faltó a la verdad por cierto. Pero la gran mayoría cayó en la trampa y entronizó a Terry al punto que sólo faltó que pidieran asilo para él en Buckingham Palace, junto a la Reina y la Royal Family. "Ya lo absolvió la Justicia, a qué viene hacer esto ahora con lo que significa este hombre para nuestra selección? expresó otro, de los tantos que fundaron implícitamente una nueva familia de los "Indignados", una especie de émulo de los que supieron crecer y desarrollarse hace muy poquito en Madrid, a la luz de las medidas extremas tomadas por Mariano Rajoy a raíz de la profunda crisis que azota a su país y a Europa.
La tierra ya está sembrada, Terry utilizó los mejores abonos. Las próximas semanas tienen asegurada una cosecha brillante y sobre todo abundante. Los pechos desnudos de la princesa Kate, fotografiados impúnemente durante las últimas vacaciones que la flamante pareja de la familia real se tomó en la Costa Azul francesa, serán material fresco y de lujo para los archivos amarillos de la prensa inglesa.
Actuará la FA con John Terry de la misma manera que lo hizo con Luis Suárez? Por el contrario, resultará el truco del ex-capitán inglés, pasando de victimario a víctima inocente y la FA sacrificará su "transparencia" declarándolo inocente de culpa y cargo, tal como ya lo había hecho la Justicia Civil y dejando asi a nuestro "Lucho" Suárez como el único villano de la tira? No se pierdan los próximos capítulos de la Divina Comedia, serán impactantes...
Pero ahora la Federación Inglesa de Football (FA) ha decidido que es tiempo de cumplir con lo prometido, muy probablemente porque lo prometido es ley y "nosotros los ingleses ahora tenemos que demostrar que medimos con la misma vara al extranjero (alusión al uruguayo Luis Suárez) que al que fuera hasta hace poco nuestro capitán, ícono y modelo de la selección".
Tras el tórrido -no confundir con el clima- y una vez más conflicitivo Liverpool-Manchester United del domingo, amanece un lunes de pimienta pura, con aderezos tan picantes que amenazan con contaminar, sin miramiento alguno, al resto de la semana. Comenzó la audiencia, la investigación está en marcha, a las 3 de la tarde Terry abandonó las oficinas de la FA en el legendario estadio de Wembley, tras la primera jornada de la indagatoria. Su adversario, Anton Ferdinand, está confiado. Quizás piensa que como el fútbol siempre da revancha, esta premisa puede aplicarse también fuera de la cancha, al menos eso es lo que él espera.
HABIL. Fuerza, temperamento, ascendencia, despliegue a destajo, son las virtudes de John Terry adentro de cualquier cancha de fútbol y se juegue por lo que se juegue. Ayer, al término de la nueva fecha de la Premier League, demostró que de la raya para afuera, sus cualidades son casi opuestas a aquellas. Exhibiendo una cintura de mimbre, muy parecida, casi igual a la nuestro épico Venancio Ramos, el hombre decidió que el papel de víctima frente a la opinión pública y la prensa, le sentaría a las mil maravillas. Así fue que decidió renunciar definitivamente a la selección nacional inglesa. "La FA no me da otra chance, ya que luego de haber sido absuelto por la Justicia, igual me pone bajo acusación y decide iniciar la investigación, así es que no tengo otra opción".
Fiesta para la media, para el Twitter, para el Facebook, todos de parabienes. "Que se vaya, mejor, tenemos otros zagueros mucho más jóvenes y veloces, ideales para el fútbol de hoy", dijo uno, que no faltó a la verdad por cierto. Pero la gran mayoría cayó en la trampa y entronizó a Terry al punto que sólo faltó que pidieran asilo para él en Buckingham Palace, junto a la Reina y la Royal Family. "Ya lo absolvió la Justicia, a qué viene hacer esto ahora con lo que significa este hombre para nuestra selección? expresó otro, de los tantos que fundaron implícitamente una nueva familia de los "Indignados", una especie de émulo de los que supieron crecer y desarrollarse hace muy poquito en Madrid, a la luz de las medidas extremas tomadas por Mariano Rajoy a raíz de la profunda crisis que azota a su país y a Europa.
La tierra ya está sembrada, Terry utilizó los mejores abonos. Las próximas semanas tienen asegurada una cosecha brillante y sobre todo abundante. Los pechos desnudos de la princesa Kate, fotografiados impúnemente durante las últimas vacaciones que la flamante pareja de la familia real se tomó en la Costa Azul francesa, serán material fresco y de lujo para los archivos amarillos de la prensa inglesa.
Actuará la FA con John Terry de la misma manera que lo hizo con Luis Suárez? Por el contrario, resultará el truco del ex-capitán inglés, pasando de victimario a víctima inocente y la FA sacrificará su "transparencia" declarándolo inocente de culpa y cargo, tal como ya lo había hecho la Justicia Civil y dejando asi a nuestro "Lucho" Suárez como el único villano de la tira? No se pierdan los próximos capítulos de la Divina Comedia, serán impactantes...
sábado, 25 de agosto de 2012
Las palabras que helaron a Luis
El goleador del West Bromwich Albion se levanta limpiamente, aplica el frentazo cruel y sentencia el 3-0 matando las ilusiones del Liverpool. Partido liquidado.
Como siempre Luis Suárez había sido el mejor jugador de la visita, pero se habia perdido varios goles, así que cuando escuchó el silbato final del árbitro estaba herido, tenso y sobre todo, enojado consigo mismo como parte de esa especie de auto exigencia de corte dictatorial que el uruguayo se impone cada vez que se mete adentro de una cancha de fútbol.
En esas precarias condiciones espirituales vio que Peter Odemwingie, el moreno ariete del local, el mismo que minutos antes le había dado al resultado final el rótulo de "goleada", enfilaba sin vacilaciones directamente hacia él. Fue entonces que la historia reciente, la de la diabólica trama urdida en su contra, la que enarboló las banderas de la injusticia y la discriminación , golpeó a su puerta, casi con urgencia, para preguntarle: "Luis, y ahora qué...?
Luis escuchó a Odemwingie y después que el moreno tomó el camino del vestuario, no logró reaccionar enseguida. Simplemente se quedó helado, sin palabras y solamente horas después, junto a los suyos y en la tranquilidad de su hogar, rememorando las palabras de su rival por enésima vez, se felicitó de nuevo por haberse quedado, por haber firmado un nuevo contrato con Liverpool, por haber aceptado el desafío. "Tenés que olvidarte de toda la basura en la que te metieron, sos un gran jugador y tenés que preocuparte sólo de jugar", le había dicho quien había consolidado minutos antes la derrota de su equipo, un chico de raza negra con quien jamás había cambiado siquiera una palabra.
La extensísima nota del matutino The Guardian al ídolo uruguayo del Liverpool inglés, fue la primera concedida a medios británicos por el futbolista luego del "affair Evra". Una de esas entrevistas ricas, descarnadas, disfrutables, con frases contundentes, claras, transparentes, por parte del protagonista. Un resumen modesto pero medianamente acertado de ellas, podría ser el que sigue:
"Yo jugaba descalzo en la calle con mis amigos y nunca tuve la chance de decirle a mis padres 'quiero este par de zapatos de fútbol'. En cambio cuando llegué a Holanda me encontré en el club (Groningen) con chicos de 17 o 18 anos que iban a las prácticas en Audi 0 km. Lo tenían todo, ya lo tenían todo tan temprano, pero el problema es que cuando se tiene todo tan pronto en la cancha no se da todo y yo no puedo concebir que alguien no dé lo máximo en una cancha de fútbol durante cada segundo en que esté dentro de ella".
"Los brasileros son casi 200 millones, los argentinos 45, nosotros los uruguayos somos sólo 3 millones, pero a cambio tenemos hambre de gloria, deseo extra para correr y sufrir dentro de una cancha".
"La gente me dice 'cómo podés correr tanto? cómo podés sufrir tanto? cómo puede una derrota herirte tanto?' Y es verdad, hay partidos en que me pregunto: 'por qué estoy tan estresado si todo lo que quiero es jugar al fútbol y lo estoy haciendo?' A medida que pasa el tiempo uno se da cuenta que tiene que ser más maduro, tomar los partidos como uno más. Sin dejar de darlo todo, pero no jugarlo antes, ni estar tenso y hasta herido antes del partido".
"Los técnicos me dicen que puedo ayudar más al equipo si no hablo, protesto y me quejo todo el tiempo. Oscar Tabárez, durante un partido contra Argentina, me dijo: 'Luis, si no te calmás te saco ya'. Para el segundo tiempo me concentré, jugué mejor y hasta anoté. Los técnicos que son inteligentes ven eso, te avisan, te ayudan".
"Gerrard (Stephen) se acercó a mi antes de un partido contra Manchester United (el que se jugó tras el famoso episodio de la mano no estrechada a Patrice Evra) y me dijo: 'probá que sos de los mejores jugadores del mundo, eso es lo único que importa ahora'".
"No me importa que me abucheen en el partido cuando tomo la pelota, lo que me hirió fue que abuchearan el himno uruguayo en Cardiff (Juegos Olímpicos, partido Uruguay-Gran Bretana), fue una falta de respeto. Ussain Bolt cortó una entrevista que le estaban haciendo en el Estadio Olímpico e hizo silencio porque en el otro extremo estaban tocando el himno de Estados Unidos durante una ceremonia de premiación, eso es tener respeto".
"Pero personas que ni me conocen, que se creen todo lo que les dicen de mi, que además hacen la suya porque juegan su partido para su equipo, no me importa en absoluto que me abucheen cuando tomo la pelota".
"Lo que Odemwingie (Peter) me dijo me importa un millón de veces más que cualquier abucheo".
"Obviamente no vamos a llegar a jugar como Barcelona pero el objetivo, la idea, es un poco esa, tener la pelota todo el tiempo o presionar para recuperarla. Y tenerla sin pánico, buscar los espacios en el momento exacto, no jugar tan apurados y desesperados como lo hicimos la temporada pasada".
Claro que hay mucho más si partimos desde la premisa que la nota es casi interminable. Es como si el periodista encargado de llevarla a cabo se hubiera sacado las ganas -reprimidas por cierto durante mucho tiempo- de hacerle una entrevista nada más ni nada menos que...a Luis Suárez.
Como siempre Luis Suárez había sido el mejor jugador de la visita, pero se habia perdido varios goles, así que cuando escuchó el silbato final del árbitro estaba herido, tenso y sobre todo, enojado consigo mismo como parte de esa especie de auto exigencia de corte dictatorial que el uruguayo se impone cada vez que se mete adentro de una cancha de fútbol.
En esas precarias condiciones espirituales vio que Peter Odemwingie, el moreno ariete del local, el mismo que minutos antes le había dado al resultado final el rótulo de "goleada", enfilaba sin vacilaciones directamente hacia él. Fue entonces que la historia reciente, la de la diabólica trama urdida en su contra, la que enarboló las banderas de la injusticia y la discriminación , golpeó a su puerta, casi con urgencia, para preguntarle: "Luis, y ahora qué...?
Luis escuchó a Odemwingie y después que el moreno tomó el camino del vestuario, no logró reaccionar enseguida. Simplemente se quedó helado, sin palabras y solamente horas después, junto a los suyos y en la tranquilidad de su hogar, rememorando las palabras de su rival por enésima vez, se felicitó de nuevo por haberse quedado, por haber firmado un nuevo contrato con Liverpool, por haber aceptado el desafío. "Tenés que olvidarte de toda la basura en la que te metieron, sos un gran jugador y tenés que preocuparte sólo de jugar", le había dicho quien había consolidado minutos antes la derrota de su equipo, un chico de raza negra con quien jamás había cambiado siquiera una palabra.
La extensísima nota del matutino The Guardian al ídolo uruguayo del Liverpool inglés, fue la primera concedida a medios británicos por el futbolista luego del "affair Evra". Una de esas entrevistas ricas, descarnadas, disfrutables, con frases contundentes, claras, transparentes, por parte del protagonista. Un resumen modesto pero medianamente acertado de ellas, podría ser el que sigue:
"Yo jugaba descalzo en la calle con mis amigos y nunca tuve la chance de decirle a mis padres 'quiero este par de zapatos de fútbol'. En cambio cuando llegué a Holanda me encontré en el club (Groningen) con chicos de 17 o 18 anos que iban a las prácticas en Audi 0 km. Lo tenían todo, ya lo tenían todo tan temprano, pero el problema es que cuando se tiene todo tan pronto en la cancha no se da todo y yo no puedo concebir que alguien no dé lo máximo en una cancha de fútbol durante cada segundo en que esté dentro de ella".
"Los brasileros son casi 200 millones, los argentinos 45, nosotros los uruguayos somos sólo 3 millones, pero a cambio tenemos hambre de gloria, deseo extra para correr y sufrir dentro de una cancha".
"La gente me dice 'cómo podés correr tanto? cómo podés sufrir tanto? cómo puede una derrota herirte tanto?' Y es verdad, hay partidos en que me pregunto: 'por qué estoy tan estresado si todo lo que quiero es jugar al fútbol y lo estoy haciendo?' A medida que pasa el tiempo uno se da cuenta que tiene que ser más maduro, tomar los partidos como uno más. Sin dejar de darlo todo, pero no jugarlo antes, ni estar tenso y hasta herido antes del partido".
"Los técnicos me dicen que puedo ayudar más al equipo si no hablo, protesto y me quejo todo el tiempo. Oscar Tabárez, durante un partido contra Argentina, me dijo: 'Luis, si no te calmás te saco ya'. Para el segundo tiempo me concentré, jugué mejor y hasta anoté. Los técnicos que son inteligentes ven eso, te avisan, te ayudan".
"Gerrard (Stephen) se acercó a mi antes de un partido contra Manchester United (el que se jugó tras el famoso episodio de la mano no estrechada a Patrice Evra) y me dijo: 'probá que sos de los mejores jugadores del mundo, eso es lo único que importa ahora'".
"No me importa que me abucheen en el partido cuando tomo la pelota, lo que me hirió fue que abuchearan el himno uruguayo en Cardiff (Juegos Olímpicos, partido Uruguay-Gran Bretana), fue una falta de respeto. Ussain Bolt cortó una entrevista que le estaban haciendo en el Estadio Olímpico e hizo silencio porque en el otro extremo estaban tocando el himno de Estados Unidos durante una ceremonia de premiación, eso es tener respeto".
"Pero personas que ni me conocen, que se creen todo lo que les dicen de mi, que además hacen la suya porque juegan su partido para su equipo, no me importa en absoluto que me abucheen cuando tomo la pelota".
"Lo que Odemwingie (Peter) me dijo me importa un millón de veces más que cualquier abucheo".
"Obviamente no vamos a llegar a jugar como Barcelona pero el objetivo, la idea, es un poco esa, tener la pelota todo el tiempo o presionar para recuperarla. Y tenerla sin pánico, buscar los espacios en el momento exacto, no jugar tan apurados y desesperados como lo hicimos la temporada pasada".
Claro que hay mucho más si partimos desde la premisa que la nota es casi interminable. Es como si el periodista encargado de llevarla a cabo se hubiera sacado las ganas -reprimidas por cierto durante mucho tiempo- de hacerle una entrevista nada más ni nada menos que...a Luis Suárez.
domingo, 12 de agosto de 2012
Para siempre be my friends
La ola del último día se levantó con sus protagonistas dándole la espalda nada menos que al majestuoso Buckingham Palace. Claro, británicos, venezolanos, colombianos, mejicanos, argentinos, brasileños, ecuatorianos, españoles, alemanes, noruegos, suecos y sobre todo africanos, estaban esta vez para rendirle tributo exclusivo, un homenaje sin igual a los actores del último acto de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Las rejas negras y doradas de la residencia real se ven sólas y ofendidas, su público las ha dado literalmente la espalda, simplemente las ha cambiado por los sacrificados atletas de la Maratón. Un cierre olímpico diferente porque los héroes de la resistencia física están dibujando un perfecto óvalo, de manera que comienzan y terminan su descomunal esfuerzo en el mismo lugar de la capital inglesa: el Palacio de Buckingham. Después de todo los ingleses, siempre constantes en la práctica del deporte de reírse de sí mismos, dicen que mientras el mundo va para un lado ellos agarran para el otro, de modo que por esta vez el Estadio Olímpico se ha quedado sin recibir en su seno a la competencia postrera de los Juegos.
Eso sí, están todos en la calle. Es el último día, hay que llorarlo, es comprensible porque la ilusión fue grande y la fiesta más aún, hay que extrañarlo por anticipado porque el éxito fue total con oros, platas y bronces incluidos, pero entonces también hay que vivirlo y disfrutarlo a pleno. En el día más importante de su vida, los pasos gigantes del ugandés Stephen Kiprotich lo acercan inexorablemente al oro olímpico. Mientras tanto las campanas de la Abadía de Westminster resuenan como enloquecidas y a su lado, casi pegado, inseparable, el Big-Ben mira de arriba al líder que arrasa devorando metros. Sus escoltas kenyatas Abel Kirui y Wilson Kipsang se encandilan y se quedan sordos con el despliegue de gritos y color que sus compatriotas ponen en escena cuando los ven aparecer. A lo lejos el Ojo de Londres lo mide todo, es otro testigo de lujo con mucha altura.
De repente, mientras el paseo del Támesis está tapado de colores, bullicio y esfuerzo titánico, una batucada impresionante mueve hasta el Puente de Westminster. Las Llamadas en Londres? No, no, falsa alarma, pero el ritmo es tan parecido que casi lo único que cambia es el escenario: en lugar de los barrios Sur y Palermo, un gran bote surca las aguas del gran río. Está hasta la boca de africanos ataviados con trajes típicos y las lonjas suenan casi hasta romperse.
Los últimos héroes de la carrera son aplaudidos a rabiar, a algunos solo les falta saltar la valla y empujarlos hasta la meta. "Colombia, Colombia, último pero Colombia!", grita una chica presa de la euforia. No, al final Colombia no llegó última pero el aliento sirve igual. Termina. La Torre de Londres ya les tiró con su historia impresionante pero ellos ni cuenta se dieron. La Catedral de San Pablo se había inclinado reverente al paso de los atletas. La City encontró a su paso el respiro que tanto ansiaba para aliviar el "stress" diario que le provoca la mayor crisis europea luego de la II Guerra Mundial. Y el gran premio es que al final Buckingham los perdona por haberle robado un protagonismo casi sagrado y los recibe bajo palio, ni más ni menos que como ellos se merecen.
Y al final se levantan las barreras y un nuevo Londres, desnudo de tránsito, se descubre ante los suyos y ante los visitantes. Todos a las calles, a caminar, a vivir, a sentir la ciudad, a dejarse llevar por la magia de un momento único, a bañarse de vino, cerveza y del sol que decidió que no podía faltar de ninguna manera. Y después de destrabar el nudo en la garganta y desempañar los cristales de los lentes de sol, con el entrechocar de los cristales de los vasos, hay tiempo para un "cumplimos, hasta pronto amigos...para siempre be my friends".
Las rejas negras y doradas de la residencia real se ven sólas y ofendidas, su público las ha dado literalmente la espalda, simplemente las ha cambiado por los sacrificados atletas de la Maratón. Un cierre olímpico diferente porque los héroes de la resistencia física están dibujando un perfecto óvalo, de manera que comienzan y terminan su descomunal esfuerzo en el mismo lugar de la capital inglesa: el Palacio de Buckingham. Después de todo los ingleses, siempre constantes en la práctica del deporte de reírse de sí mismos, dicen que mientras el mundo va para un lado ellos agarran para el otro, de modo que por esta vez el Estadio Olímpico se ha quedado sin recibir en su seno a la competencia postrera de los Juegos.
Eso sí, están todos en la calle. Es el último día, hay que llorarlo, es comprensible porque la ilusión fue grande y la fiesta más aún, hay que extrañarlo por anticipado porque el éxito fue total con oros, platas y bronces incluidos, pero entonces también hay que vivirlo y disfrutarlo a pleno. En el día más importante de su vida, los pasos gigantes del ugandés Stephen Kiprotich lo acercan inexorablemente al oro olímpico. Mientras tanto las campanas de la Abadía de Westminster resuenan como enloquecidas y a su lado, casi pegado, inseparable, el Big-Ben mira de arriba al líder que arrasa devorando metros. Sus escoltas kenyatas Abel Kirui y Wilson Kipsang se encandilan y se quedan sordos con el despliegue de gritos y color que sus compatriotas ponen en escena cuando los ven aparecer. A lo lejos el Ojo de Londres lo mide todo, es otro testigo de lujo con mucha altura.
De repente, mientras el paseo del Támesis está tapado de colores, bullicio y esfuerzo titánico, una batucada impresionante mueve hasta el Puente de Westminster. Las Llamadas en Londres? No, no, falsa alarma, pero el ritmo es tan parecido que casi lo único que cambia es el escenario: en lugar de los barrios Sur y Palermo, un gran bote surca las aguas del gran río. Está hasta la boca de africanos ataviados con trajes típicos y las lonjas suenan casi hasta romperse.
Los últimos héroes de la carrera son aplaudidos a rabiar, a algunos solo les falta saltar la valla y empujarlos hasta la meta. "Colombia, Colombia, último pero Colombia!", grita una chica presa de la euforia. No, al final Colombia no llegó última pero el aliento sirve igual. Termina. La Torre de Londres ya les tiró con su historia impresionante pero ellos ni cuenta se dieron. La Catedral de San Pablo se había inclinado reverente al paso de los atletas. La City encontró a su paso el respiro que tanto ansiaba para aliviar el "stress" diario que le provoca la mayor crisis europea luego de la II Guerra Mundial. Y el gran premio es que al final Buckingham los perdona por haberle robado un protagonismo casi sagrado y los recibe bajo palio, ni más ni menos que como ellos se merecen.
Y al final se levantan las barreras y un nuevo Londres, desnudo de tránsito, se descubre ante los suyos y ante los visitantes. Todos a las calles, a caminar, a vivir, a sentir la ciudad, a dejarse llevar por la magia de un momento único, a bañarse de vino, cerveza y del sol que decidió que no podía faltar de ninguna manera. Y después de destrabar el nudo en la garganta y desempañar los cristales de los lentes de sol, con el entrechocar de los cristales de los vasos, hay tiempo para un "cumplimos, hasta pronto amigos...para siempre be my friends".
domingo, 5 de agosto de 2012
El agite está en el Hyde Park
El implacable Federer y el sorprendente Del Potro se están matando a raquetazos en la pantalla cuatro. Las mesas tapadas de vasos de cerveza no soportan a nadie más a su alrededor. Los privilegiados testigos del que más tarde se transformaría en el partido de tenis más largo de la historia de los Juegos Olímpicos, vibran tanto que hasta hacen temblar al Hyde Park londinense. En el centro del enorme ruedo en que han transformado una parte del gigantesco espacio verde del centro de la capital inglesa, los más chicos están entretenidos con el ping-pong, el trampolín y el volleyball.
En el escenario que aparece como por encanto cuando se levanta la inmensa pantalla uno al terminar cada evento deportivo allí proyectado, la orquesta que ejecuta marchas es buena pero tiene poco éxito de concurrencia, no compite con los colosos del tenis mundial y tampoco con la persecución individual y por equipos que muestra la pantalla dos. Claro que después, sobre las 17.30, la presentación de la cantante de rock clásico Amy Mcdonald, cambiaría todo y haría delirar a cientos de fans de todas las edades frente al gran escenario. Un poco más tarde el grupo Dodgy terminaría de desbordar la euforia popular que el oro ganado por el anfitrión en persecución por equipos ya había desatado en la multitud. Había sucedido minutos antes, cuando las serpentinas rojas, azules y blancas, disparadas hacia el cielo, habían llegado a eclipsar el sol del Hyde Park.
Se concreta el histórico 19-17 en el tercer set y los suizos, de rojo y cruz blanca, se sacan fotos en las que posan con su amiga llamada "Eterna Euforia". Y, más llamativo aún, es que hasta se animan a pagar £ 7,50 (unos 300 pesos uruguayos) por un "Cuba Libre", para festejar una más del gran Roger. Eso se vio antes de que Serena (Williams) se devorara cruda a la número uno, la bielorusa Victoria Azarenka y el local Andy Murray provocara el delirio popular ganándose a costa del siempre poderoso Novac Djocovic, el derecho a una pronta revancha -esta vez con el oro olímpico en juego- ante el mismísimo Federer.
Sigue entrando gente. Están representadas todas las edades. La seguridad tipo aeropuerto funciona a la perfección, la cola para la revisación es larga pero va rápido. Como es vieja costumbre en los británicos, aquí nadie se queja, todos acatan y así, claro, facilitan todo.
La pantalla uno se baja una vez más y esta vez son los saltos ornamentales los que tapan al escenario y a los músicos. La fiesta sigue, el Hyde Park es el epicentro del terremoto olímpico que azota a Londres. En las estaciones del subte avisan a las personas que ni se acerquen al Parque Olímpico si no poseen entradas para algún evento: serán rechazadas por la seguridad.
La movida está en Hyde Park, habrá agite hasta el mismo 12 de agosto. Hagan Juego...s.
En el escenario que aparece como por encanto cuando se levanta la inmensa pantalla uno al terminar cada evento deportivo allí proyectado, la orquesta que ejecuta marchas es buena pero tiene poco éxito de concurrencia, no compite con los colosos del tenis mundial y tampoco con la persecución individual y por equipos que muestra la pantalla dos. Claro que después, sobre las 17.30, la presentación de la cantante de rock clásico Amy Mcdonald, cambiaría todo y haría delirar a cientos de fans de todas las edades frente al gran escenario. Un poco más tarde el grupo Dodgy terminaría de desbordar la euforia popular que el oro ganado por el anfitrión en persecución por equipos ya había desatado en la multitud. Había sucedido minutos antes, cuando las serpentinas rojas, azules y blancas, disparadas hacia el cielo, habían llegado a eclipsar el sol del Hyde Park.
Se concreta el histórico 19-17 en el tercer set y los suizos, de rojo y cruz blanca, se sacan fotos en las que posan con su amiga llamada "Eterna Euforia". Y, más llamativo aún, es que hasta se animan a pagar £ 7,50 (unos 300 pesos uruguayos) por un "Cuba Libre", para festejar una más del gran Roger. Eso se vio antes de que Serena (Williams) se devorara cruda a la número uno, la bielorusa Victoria Azarenka y el local Andy Murray provocara el delirio popular ganándose a costa del siempre poderoso Novac Djocovic, el derecho a una pronta revancha -esta vez con el oro olímpico en juego- ante el mismísimo Federer.
Sigue entrando gente. Están representadas todas las edades. La seguridad tipo aeropuerto funciona a la perfección, la cola para la revisación es larga pero va rápido. Como es vieja costumbre en los británicos, aquí nadie se queja, todos acatan y así, claro, facilitan todo.
La pantalla uno se baja una vez más y esta vez son los saltos ornamentales los que tapan al escenario y a los músicos. La fiesta sigue, el Hyde Park es el epicentro del terremoto olímpico que azota a Londres. En las estaciones del subte avisan a las personas que ni se acerquen al Parque Olímpico si no poseen entradas para algún evento: serán rechazadas por la seguridad.
La movida está en Hyde Park, habrá agite hasta el mismo 12 de agosto. Hagan Juego...s.
viernes, 3 de agosto de 2012
"Abucheá si estás asustado de Suárez"
"Abucheá si estás asustado de Suárez". Las letras son rojas, bien grandes. Por encima del nombre del ídolo de Liverpool, aparece la imagen del goleador con ambas manos estirando sus orejas, como para aguzar sus oídos dándole una bienvenida a los atronadores "Booooo" de la tribuna.
Es muy fuerte, claro que sí. Es muy fuerte el apoyo del fanático de Anfield Road a su jugador estrella. Es muy fuerte lo que debe haber sentido el propio Suárez al tomar contacto con el nuevo símbolo de aliento, un impulso que le llega justo en el peor momento, que lo agarra con el corazón destrozado, con su amor propio, que es inmenso, herido profundamente luego de la debacle olímpica que nadie esperaba. Es muy fuerte, más inclusive que la protesta oficial del presidente de la AUF por el destrato, por la falta de respeto al capitán celeste y al himno nacional uruguayo.
Al tomar contacto con el nuevo símbolo de apoyo de los hinchas de su club, Luis se habrá acordado de la batucada impresionante, de dos colores, azul y blanco, de un sol amarillo, de mil matices y de mil amores, que formaron los uruguayos invasores de Cardiff a la salida del hotel sobre las 6 de la tarde del miércoles. Habrá revivido los saltos, los bailes, el clásico "Soy celeste..." o "El que no salta es un inglés...", hasta el último detalle de aquella fiesta armada a escasas cinco cuadras del monstruoso Estadio "Millenium". Habrá visto de nuevo las expresiones azoradas de Ryan Giggs, de Craig Bellamy y de cada uno de los futbolistas británicos, que no podían creer que aquella marea celeste les estuviera haciendo sentirse visitantes en su propia tierra, como rezaba el "Y ya lo veee, y ya lo veee, somos locales otra vez...".
"Abucheá si estás asustado de Suárez" es una involuntaria respuesta automática de los liverpoolenses, sin pérdida de tiempo, a las declaraciones del capitán de la celeste mayor, Diego Lugano, al enviado especial de El País, Edward Pinón, cuando en la estación de Paddington, en el mismo centro de Londres, esperó a la delegación que viajaba a Cardiff solo para dejarles un mensaje íntimo de aliento y de fe. "Si te abuchean es porque te tienen miedo, te temen, eso está claro", dijo entonces Diego, antes de retornar a París.
"Abucheá si estás asustado de Suárez", es el replay de las declaraciones del propio Luis a la prensa inglesa, luego de la eliminación olímpica, según lo publica ayer el Daily Mail. "Están asustados de mi, por eso me abuchean, me temen", había dicho cuando todavía la herida palpitaba fresca en los vestuarios del Millenium", demostrando que el mensaje que su capitán le había transmitido el lunes en Londres, se mantenía presente en su pensamiento.
"Abucheá si estás asustado de Suárez" es la explicación de la tozudez de un hombre, de un futbolista, de un goleador, de un ídolo: "no me quiero ir de Liverpool, estoy muy cómodo acá. A mi no me importa el público inglés, solo me interesa el hincha uruguayo y el de Liverpool".
Es muy fuerte, claro que sí. Es muy fuerte el apoyo del fanático de Anfield Road a su jugador estrella. Es muy fuerte lo que debe haber sentido el propio Suárez al tomar contacto con el nuevo símbolo de aliento, un impulso que le llega justo en el peor momento, que lo agarra con el corazón destrozado, con su amor propio, que es inmenso, herido profundamente luego de la debacle olímpica que nadie esperaba. Es muy fuerte, más inclusive que la protesta oficial del presidente de la AUF por el destrato, por la falta de respeto al capitán celeste y al himno nacional uruguayo.
Al tomar contacto con el nuevo símbolo de apoyo de los hinchas de su club, Luis se habrá acordado de la batucada impresionante, de dos colores, azul y blanco, de un sol amarillo, de mil matices y de mil amores, que formaron los uruguayos invasores de Cardiff a la salida del hotel sobre las 6 de la tarde del miércoles. Habrá revivido los saltos, los bailes, el clásico "Soy celeste..." o "El que no salta es un inglés...", hasta el último detalle de aquella fiesta armada a escasas cinco cuadras del monstruoso Estadio "Millenium". Habrá visto de nuevo las expresiones azoradas de Ryan Giggs, de Craig Bellamy y de cada uno de los futbolistas británicos, que no podían creer que aquella marea celeste les estuviera haciendo sentirse visitantes en su propia tierra, como rezaba el "Y ya lo veee, y ya lo veee, somos locales otra vez...".
"Abucheá si estás asustado de Suárez" es una involuntaria respuesta automática de los liverpoolenses, sin pérdida de tiempo, a las declaraciones del capitán de la celeste mayor, Diego Lugano, al enviado especial de El País, Edward Pinón, cuando en la estación de Paddington, en el mismo centro de Londres, esperó a la delegación que viajaba a Cardiff solo para dejarles un mensaje íntimo de aliento y de fe. "Si te abuchean es porque te tienen miedo, te temen, eso está claro", dijo entonces Diego, antes de retornar a París.
"Abucheá si estás asustado de Suárez", es el replay de las declaraciones del propio Luis a la prensa inglesa, luego de la eliminación olímpica, según lo publica ayer el Daily Mail. "Están asustados de mi, por eso me abuchean, me temen", había dicho cuando todavía la herida palpitaba fresca en los vestuarios del Millenium", demostrando que el mensaje que su capitán le había transmitido el lunes en Londres, se mantenía presente en su pensamiento.
"Abucheá si estás asustado de Suárez" es la explicación de la tozudez de un hombre, de un futbolista, de un goleador, de un ídolo: "no me quiero ir de Liverpool, estoy muy cómodo acá. A mi no me importa el público inglés, solo me interesa el hincha uruguayo y el de Liverpool".
martes, 31 de julio de 2012
La fiesta a todo pedal
Resuenan las campanas de la iglesia cercana, el helicóptero de la BBC se detiene sobre la multitud a ambos lados del puente Putney Bridge, sobre el Támesis, al oeste de Londres. Los policías que abren la marcha de la gran caravana hacen sonar sus sirenas, saludan con la mano a la gente, hacen piruetas con sus motos provocando sonoras exclamaciones, viven la fiesta a pleno sin pudores ni prejuicios.La prueba de ciclismo en ruta se acerca al punto final. Se vienen los ciclistas, también se avizora el gran fracaso de Mark Cavendish y el Team G.B. que lo secunda, pero igual la chica le confiesa al hombre que tiene al lado que está excitada con el momento único, inigualable. Le dice que se le ha puesto la piel de gallina, que no puede creer que esté allí.
Claro, por supuesto que no están más las "Spica" pegadas al oído que le cantan a la gente por dónde van los ciclistas, cuánto les falta para pasar por donde ellos esperan ansiosamente, si hay escapados o si llegan todos juntos. Simplemente el vecino circunstancial abre su I Pad e inicia el rastreo: "esa bandera es de Uruguay, no? A ver, a ver". El pulgar se desliza expertamente por la pantalla: "acá está, Soto se llama?, sí, viene en el lugar 118". Enseguida comenta con los de su derecha, portadores de una de las miles de banderas británicas, que aparentemente ni Mark Cavendish ni el propio Wiggins, flamante ganador del Tour de Francia, llegan con chance alguna de ganar oro, plata o bronce. Y cierra su cibernética información: "les faltan 12 kms. para llegar aquí". El sentimiento surge solito: pobre "Spica", qué tiempos aquellos!
Atrás quedan los sandwiches consumidos sobre el césped del parque cercano al puente, mientras la pantalla gigante atrapa a decenas de familias con escenas que dicen de escapadas y trepadas de dientes apretados, mientras a un costado una orquesta de adolescentes de una isla muy chiquitita del Pacífico sur comparte con el tibio sol la amenización de la espera. Un viejo estadio desnudo mira al parque desde arriba. "Son uruguayos? Bueno, este es el estadio donde vuestro Suárez (Luis) nos levantó el dedito mayor de su mano izquierda, ja, ja", aclara simpáticamente Mick, hincha del Fulham de la Premier League inglesa, mientras su cabeza mira hacia el gigante dormido, un estadio tan ancestral como histórico y pintoresco.
Después la historia sigue en el The Mall, la avenida que termina prácticamente besando al Palacio de Buckingham, punto de partida y de llegada de las dos pruebas de ciclismo en ruta, la de los hombres y la de las mujeres. El mismo papel le cabrá en las dos maratones, la masculina y la femenina. Allí los colombianos saltan, se abrazan, se sacan fotos, acaparan micrófonos y cámaras aclamando al "Gran Urán", como ellos han bautizado al brillante medalla de plata de la prueba de ciclismo en ruta. El lugar se ha vaciado pero ellos no quieren irse, pretenden que la fiesta siga para siempre, simplemente no lo pueden creer.
Muy cerca de allí, en el otro extremo del The Mall, a un salto de la épica Trafalgar Square, una multitud abandona el estadio de Volleyball Playa, erigido como un fantasma nada menos que en la explanada del edificio de los guardias de a caballo de la Reina. Los policías, distendidos como siempre, sonríen con ganas y posan junto a la gente, mientras alguien, megáfono en mano, incita al público a circular por la derecha de la calzada desnuda de autos y de buses.
Londres está mas exhuberante que nunca. La fiesta comenzó y la viven todos. Paralelamente la organización es fantástica, brilla, se destaca y...no necesita del "stress". Al "stress" lo ahogaron en el Támesis y ni piensan en reflotarlo...
Claro, por supuesto que no están más las "Spica" pegadas al oído que le cantan a la gente por dónde van los ciclistas, cuánto les falta para pasar por donde ellos esperan ansiosamente, si hay escapados o si llegan todos juntos. Simplemente el vecino circunstancial abre su I Pad e inicia el rastreo: "esa bandera es de Uruguay, no? A ver, a ver". El pulgar se desliza expertamente por la pantalla: "acá está, Soto se llama?, sí, viene en el lugar 118". Enseguida comenta con los de su derecha, portadores de una de las miles de banderas británicas, que aparentemente ni Mark Cavendish ni el propio Wiggins, flamante ganador del Tour de Francia, llegan con chance alguna de ganar oro, plata o bronce. Y cierra su cibernética información: "les faltan 12 kms. para llegar aquí". El sentimiento surge solito: pobre "Spica", qué tiempos aquellos!
Atrás quedan los sandwiches consumidos sobre el césped del parque cercano al puente, mientras la pantalla gigante atrapa a decenas de familias con escenas que dicen de escapadas y trepadas de dientes apretados, mientras a un costado una orquesta de adolescentes de una isla muy chiquitita del Pacífico sur comparte con el tibio sol la amenización de la espera. Un viejo estadio desnudo mira al parque desde arriba. "Son uruguayos? Bueno, este es el estadio donde vuestro Suárez (Luis) nos levantó el dedito mayor de su mano izquierda, ja, ja", aclara simpáticamente Mick, hincha del Fulham de la Premier League inglesa, mientras su cabeza mira hacia el gigante dormido, un estadio tan ancestral como histórico y pintoresco.
Después la historia sigue en el The Mall, la avenida que termina prácticamente besando al Palacio de Buckingham, punto de partida y de llegada de las dos pruebas de ciclismo en ruta, la de los hombres y la de las mujeres. El mismo papel le cabrá en las dos maratones, la masculina y la femenina. Allí los colombianos saltan, se abrazan, se sacan fotos, acaparan micrófonos y cámaras aclamando al "Gran Urán", como ellos han bautizado al brillante medalla de plata de la prueba de ciclismo en ruta. El lugar se ha vaciado pero ellos no quieren irse, pretenden que la fiesta siga para siempre, simplemente no lo pueden creer.
Muy cerca de allí, en el otro extremo del The Mall, a un salto de la épica Trafalgar Square, una multitud abandona el estadio de Volleyball Playa, erigido como un fantasma nada menos que en la explanada del edificio de los guardias de a caballo de la Reina. Los policías, distendidos como siempre, sonríen con ganas y posan junto a la gente, mientras alguien, megáfono en mano, incita al público a circular por la derecha de la calzada desnuda de autos y de buses.
Londres está mas exhuberante que nunca. La fiesta comenzó y la viven todos. Paralelamente la organización es fantástica, brilla, se destaca y...no necesita del "stress". Al "stress" lo ahogaron en el Támesis y ni piensan en reflotarlo...
domingo, 29 de julio de 2012
No se nos pueden escapar
"Parece el Uruguay de antes, el que no quería nada". Luis Suárez, para el deleite venenoso de los ingleses que una vez más lo habían abucheado sin motivo alguno durante toda la tarde, termina de redondear una jornada atroz mandando afuera un cabezazo de gol que todos cantaron antes. Y entonces, cuando luego de ese traspié monumental del capitán y referente máximo, el equipo todo se evapora como por encanto en la tarde de Wembley, aparece esa frase de Jorge, de Punta Gorda, envuelto como tantos en la bandera de un sol y nueve franjas. Punzante, lapidaria, pero por sobre todo dolorosamente cierta, porque así lo atestigua el asentimiento de todos a sus alrededor.
Uruguay sale a calentar en el Templo del Fútbol, un resorte mágico levanta a hinchas, banderas y camisetas celestes. Todos dejan sus asientos y bajan las escaleras. Ahora están a nivel de cancha, entonan el "Soy celeste..." subiendo el alma hasta la garganta. Están ilusionados "al mango", se sacan una y mil fotos con conocidos y desconocidos, porque todos son uno y uno son todos como los Tres Mosqueteros.
Muchos de ellos, la mitad o tal vez más, no se quedan a ver al local ante Emiratos. Enfilan cabizbajos hacia los cientos de salidas de esa ciudad con una cancha de fútbol en el medio. Uno de esos grupos se cruza con una pintoresca familia senegalesa, de los pocos hinchas del ganador presentes ayer en Wembley. Los africanos, ataviados con sus clásicas túnicas de colores llamativos, los detienen y ponen sus manos sobre el corazón: "lo sentimos mucho, de verdad, es que además nos dió mucha rabia escuchar como los abuchearon todo el partido, sobre todo a Suárez. No había motivo para eso". Camelo? Tomada de pelo? No, nada de eso, solo el sentimiento profundo de gente noble y fundamentalmente sufrida, como todos los africanos. Los uruguayos tuvieron que contestarles que no se preouparan, que habían ganado bien jugando con diez la mayoría del partido, que Uruguay, más allá de la mala suerte, había sido...una lágrima.
Les sobra una entradita? Se las compro, se las compro, dale". El azul, el blanco, el sol, el celeste, la euforia en carne viva, es una enorme marea que cubre el largo y el ancho del enorme corredor que une a la estación de Wembley Park con el épico estadio. Los que preguntan, imploran, ruegan por esa entrada salvadora son también uruguayos que se han quedado afuera. Todos, los que entran y los que se quedan afuera, están dominados por la ansiedad, el entusiasmo, la ilusión, la fiebre celeste.
Todos, los que entraron y los que se quedaron afuera, quedaron "muertos" por la forma que en la cancha tomó la gran caída, muchísimo más que por la derrota en sí misma. "Parece el Uruguay de antes, el que no quería nada". Todos, los que entraron, los que se quedaron afuera y los que están a 14.000 kms. de distancia, se fueron con el firme deseo de que el miércoles esa frase de Jorge vuelva a descansar en paz. Esteban, residente uruguayo en Inglaterra, lo tradujo todo bien cortito: "es justo contra ellos (los británicos), con las ganas que les tenemos no se nos pueden escapar, se van a tener que meter los abucheos..."
Uruguay sale a calentar en el Templo del Fútbol, un resorte mágico levanta a hinchas, banderas y camisetas celestes. Todos dejan sus asientos y bajan las escaleras. Ahora están a nivel de cancha, entonan el "Soy celeste..." subiendo el alma hasta la garganta. Están ilusionados "al mango", se sacan una y mil fotos con conocidos y desconocidos, porque todos son uno y uno son todos como los Tres Mosqueteros.
Muchos de ellos, la mitad o tal vez más, no se quedan a ver al local ante Emiratos. Enfilan cabizbajos hacia los cientos de salidas de esa ciudad con una cancha de fútbol en el medio. Uno de esos grupos se cruza con una pintoresca familia senegalesa, de los pocos hinchas del ganador presentes ayer en Wembley. Los africanos, ataviados con sus clásicas túnicas de colores llamativos, los detienen y ponen sus manos sobre el corazón: "lo sentimos mucho, de verdad, es que además nos dió mucha rabia escuchar como los abuchearon todo el partido, sobre todo a Suárez. No había motivo para eso". Camelo? Tomada de pelo? No, nada de eso, solo el sentimiento profundo de gente noble y fundamentalmente sufrida, como todos los africanos. Los uruguayos tuvieron que contestarles que no se preouparan, que habían ganado bien jugando con diez la mayoría del partido, que Uruguay, más allá de la mala suerte, había sido...una lágrima.
Les sobra una entradita? Se las compro, se las compro, dale". El azul, el blanco, el sol, el celeste, la euforia en carne viva, es una enorme marea que cubre el largo y el ancho del enorme corredor que une a la estación de Wembley Park con el épico estadio. Los que preguntan, imploran, ruegan por esa entrada salvadora son también uruguayos que se han quedado afuera. Todos, los que entran y los que se quedan afuera, están dominados por la ansiedad, el entusiasmo, la ilusión, la fiebre celeste.
Todos, los que entraron y los que se quedaron afuera, quedaron "muertos" por la forma que en la cancha tomó la gran caída, muchísimo más que por la derrota en sí misma. "Parece el Uruguay de antes, el que no quería nada". Todos, los que entraron, los que se quedaron afuera y los que están a 14.000 kms. de distancia, se fueron con el firme deseo de que el miércoles esa frase de Jorge vuelva a descansar en paz. Esteban, residente uruguayo en Inglaterra, lo tradujo todo bien cortito: "es justo contra ellos (los británicos), con las ganas que les tenemos no se nos pueden escapar, se van a tener que meter los abucheos..."
jueves, 26 de julio de 2012
Que lo sufran...
A los 88' Sordel revienta el horizontal en el intento desesperado de rescatar un triunfo que se escapaba. Un minuto después el punta senegalés Mane le copia al "Chengue Morales" en Japón-Corea 2002, justamente ante Senegal, y cabecea el balón afuera más como sacándola al corner que definiendo un partido ante el local en Juegos Olímpicos.
Y todo porque a Konate, en el minuto 81', cuando se moría inexorablemente la esperanza africana de igualarle al anfitrión, se le había ocurrido picarla por encima del hasta entonces inexpugnable Jack Butland, ni más ni menos que como había hecho su compinche Mane, a los 25' del primer tiempo. Claro que esta vez la pelota tomó la dirección correcta y decidió besar suavemente la red del arco local. Y allí se desató la guerra, como en el ciclismo cuando todos ruedan en paz en el pelotón y a algún audaz bien ubicado en la general, se le da por escaparse.
El tedio se cambió por vértigo y cualquiera pudo ganar. Mucho más temprano Craig Bellamy había aprovechado a la perfección un rebote originado tras un tiro libre desde el costado derecho del área rival, efectuado como el otro veterano galés del equipo, Ryan Giggs, sabe hacerlo. Después fue un reparto de limosnas entre el ímpetu y las ganas de Bellamy, los contados toques de pelota de Giggs y el quiero y no puedo de Senegal: Mane que picaba a todas, el volante Souare que bajaba a marcar y trepaba incansable una y mil veces, Balde que veía su media vuelta dentro del área británica anulada por la formidable tapada de Butland, otra vez Mane cabeceando solo para que el lateral Rose se la sacara en la línea.
"A Uruguay le cuestan todos y a todos les cuesta Uruguay". La frase, tan corta como auténtica por donde se la mire, fue volcada en el Twitter poco después de la sufrida victoria celeste en Manchester, por el periodista uruguayo Ignacio Quartino, hoy radicado en Buenos Aires. Porque si se necesita un espejo para que Uruguay se mire y a ambos lados aparezcan también las camisetas del Team G.B. y de Senegal, el paisaje global que se verá reflejará -y reafirmará-ese concepto. Los dos próximos rivales tienen armas diferentes, sellos distintos, producto de una formación futbolística tan antagónica como pueden serlo las características completamente disímiles de los continentes a que ambas naciones pertenecen.
Los dos tienen también como herir a Uruguay, tal como lo hizo con dureza Emiratos Arabes en el primer tiempo del debut, mientras los celestes no salían de la sorpresa porque veían que el juego del gato y el ratón que habían planificado confiadamente, se hacía trizas a las primeras de cambio.
Pero "a todos les cuesta Uruguay" y esta premisa no tendrá por qué cambiar ahora, en estos dos próximos choques. Los de Tabárez tienen armas infinitamente más contundentes que Senegal y el Team G.B. Ya se evaporó el vértigo y la incertidumbre del debut, de modo que de aquí en más todo será cuestión de hacer valer las credenciales. Un Uruguay bien parado en la cancha, manejando el balón con la virtud de la paciencia y, fundamentalmente, con sus goleadores inspirados, es una fuerza mucho más potente que sus próximos rivales en la Serie.
Parece estar en la tapa del libro que ante Senegal hay que controlar a como de lugar las subidas incansables del número 16 Souare, el trepador incansable. La última línea, particularmente la zaga central, deberá atender constantemente al "10" Mane, quien jamás se cansa de picar a espaldas de la línea final adversaria y al propio Konate, autor del gol del empate de ayer ante el Team G.B. Y adelante no hay duda alguna respecto a que Suárez y Cavani deberán enchufarse y descargar todo su voltaje mortal sobre una defensa que, como la de casi todos los equipos africanos, muestra frecuentes lagunas de concentración.
El local ratificó en los hechos la influencia de los veteranos galeses, Ryan Giggs y sobre todo Craig Bellamy. Las precauciones serán pocas a la hora de ir sobre ellos y sobre el punta del Chelsea Daniel Sturridge. Y sí, claro, defensivamente son más fuertes que los africanos, pero parece demasiado obvio que hoy por hoy, si Ramírez y Lodeiro andan claros y, una vez más, Suárez y Cavani rugen y muestran sus colmillos, son pocas las defensas en el mundo que pueden resistir.
No va a ser fácil porque esa palabra no está en el diccionario -general o futbolístico, como más guste- de los que viven al este del río Uruguay. Pero habrá que aceitar la máquina para transformar el concepto: que no les cueste Uruguay, que lo sufran...
Y todo porque a Konate, en el minuto 81', cuando se moría inexorablemente la esperanza africana de igualarle al anfitrión, se le había ocurrido picarla por encima del hasta entonces inexpugnable Jack Butland, ni más ni menos que como había hecho su compinche Mane, a los 25' del primer tiempo. Claro que esta vez la pelota tomó la dirección correcta y decidió besar suavemente la red del arco local. Y allí se desató la guerra, como en el ciclismo cuando todos ruedan en paz en el pelotón y a algún audaz bien ubicado en la general, se le da por escaparse.
El tedio se cambió por vértigo y cualquiera pudo ganar. Mucho más temprano Craig Bellamy había aprovechado a la perfección un rebote originado tras un tiro libre desde el costado derecho del área rival, efectuado como el otro veterano galés del equipo, Ryan Giggs, sabe hacerlo. Después fue un reparto de limosnas entre el ímpetu y las ganas de Bellamy, los contados toques de pelota de Giggs y el quiero y no puedo de Senegal: Mane que picaba a todas, el volante Souare que bajaba a marcar y trepaba incansable una y mil veces, Balde que veía su media vuelta dentro del área británica anulada por la formidable tapada de Butland, otra vez Mane cabeceando solo para que el lateral Rose se la sacara en la línea.
"A Uruguay le cuestan todos y a todos les cuesta Uruguay". La frase, tan corta como auténtica por donde se la mire, fue volcada en el Twitter poco después de la sufrida victoria celeste en Manchester, por el periodista uruguayo Ignacio Quartino, hoy radicado en Buenos Aires. Porque si se necesita un espejo para que Uruguay se mire y a ambos lados aparezcan también las camisetas del Team G.B. y de Senegal, el paisaje global que se verá reflejará -y reafirmará-ese concepto. Los dos próximos rivales tienen armas diferentes, sellos distintos, producto de una formación futbolística tan antagónica como pueden serlo las características completamente disímiles de los continentes a que ambas naciones pertenecen.
Los dos tienen también como herir a Uruguay, tal como lo hizo con dureza Emiratos Arabes en el primer tiempo del debut, mientras los celestes no salían de la sorpresa porque veían que el juego del gato y el ratón que habían planificado confiadamente, se hacía trizas a las primeras de cambio.
Pero "a todos les cuesta Uruguay" y esta premisa no tendrá por qué cambiar ahora, en estos dos próximos choques. Los de Tabárez tienen armas infinitamente más contundentes que Senegal y el Team G.B. Ya se evaporó el vértigo y la incertidumbre del debut, de modo que de aquí en más todo será cuestión de hacer valer las credenciales. Un Uruguay bien parado en la cancha, manejando el balón con la virtud de la paciencia y, fundamentalmente, con sus goleadores inspirados, es una fuerza mucho más potente que sus próximos rivales en la Serie.
Parece estar en la tapa del libro que ante Senegal hay que controlar a como de lugar las subidas incansables del número 16 Souare, el trepador incansable. La última línea, particularmente la zaga central, deberá atender constantemente al "10" Mane, quien jamás se cansa de picar a espaldas de la línea final adversaria y al propio Konate, autor del gol del empate de ayer ante el Team G.B. Y adelante no hay duda alguna respecto a que Suárez y Cavani deberán enchufarse y descargar todo su voltaje mortal sobre una defensa que, como la de casi todos los equipos africanos, muestra frecuentes lagunas de concentración.
El local ratificó en los hechos la influencia de los veteranos galeses, Ryan Giggs y sobre todo Craig Bellamy. Las precauciones serán pocas a la hora de ir sobre ellos y sobre el punta del Chelsea Daniel Sturridge. Y sí, claro, defensivamente son más fuertes que los africanos, pero parece demasiado obvio que hoy por hoy, si Ramírez y Lodeiro andan claros y, una vez más, Suárez y Cavani rugen y muestran sus colmillos, son pocas las defensas en el mundo que pueden resistir.
No va a ser fácil porque esa palabra no está en el diccionario -general o futbolístico, como más guste- de los que viven al este del río Uruguay. Pero habrá que aceitar la máquina para transformar el concepto: que no les cueste Uruguay, que lo sufran...
viernes, 20 de julio de 2012
El ostracismo del Team GB
Saint Albans fue el primer mártir cristiano de las Islas Británicas. La catedral de esta ciudad, que es casi un suburbio de Londres saliendo de la capital hacia el noroeste, es tan majestuosa e imponente, que asusta. Allí la ancestral ciudad romana de Verulamium cedió su lugar a un parque maravilloso, desde el cual los restos de las murallas delimitantes casi se hablan con el anfiteatro romano y con la Casa del Mosaico, testigo de lo increíble, como que los romanos fueron los inventores de la calefacción de losa radiante, utilizando un sofisticado sistema de vapor subterráneo.
Pero muy claro está que en Saint Albans nadie podía suponer que a todo ese impactante artefacto turístico le iba a surgir, casi como de la nada, una competencia tan imponente como puedan llegar a ser los desplazamientos de Neymar y de Oscar, la flamante adquisición del Chelsea del millonario Roman Abramovich. Es que nada menos que el Brasil olímpico eligió las canchas de entrenamiento del Arsenal, allí ubicadas, para calentar los motores previo a su participación en los Juegos Olímpicos.
Así que hoy las ruinas se quedaron sólas con su historia. Media población de Saint Albans copa las gradas admirando los movimientos de los verdugos del equipo olímpico británico en el partido de preparación jugado la noche anterior en la ciudad de Middlesbrough. Jenny (31) es fanática del fútbol y ahora su lucha es mantener quietos a sus dos hijos varones, al menos lo suficiente como para permitirse disfrutar, aunque sea en cuentagotas, de los garabatos de Neymar y su séquito.
Ella, como tantos y tantos a lo largo y ancho del país, no cree en el Team GB de fútbol y explica por qué: "es que por más que lo nieguen, para los escoceses, los nor-irlandeses y hasta para los galeses que tienen varios jugadores en el equipo, la gran preocupación es el impacto que un equipo de las Islas Británicas pueda tener en el 'status' de independencia y autonomía de sus respectivas naciones. Piensan que si sus futbolistas integran una representación del Reino Unido, sus asociaciones están traicionando esos principios". Jeny refuerza su convencimiento rematando con que "desde el principio estuvieron en contra y después nunca se logró consenso, al revés, sus posiciones se fueron fortaleciendo cada vez más contra el concepto de un Team GB aglutinado, uniendo bajo la bandera de la "Union Jack" a las cuatro asociaciones de fútbol. Eso no va con ellos para nada, no lo conciben".
Muy cerca suyo Greg (43), quien es precisamente escocés, la ha escuchado y asiente elocuentemente, al tiempo que agrega que "por eso al final Stuart Pierce (el técnico del Team GB) no convocó a ningún escocés ni nor-irlandés para integrar el plantel definitivo, a pesar de que había incluido a varios en la lista preliminar. Incluso muchos de ellos habían manifestado públicamente su deseo ferviente de quedar en el grupo, pero el técnico terminó eliminándolos porque la verdad es que nunca pensó retenerlos en el plantel que enfrentará los Juegos. Si ni siquiera fue nunca a ver al menos un partido de la Liga escocesa!! Jamás se interesó porque sabía que al final no convocaría a ninguno para los Juegos aunque anduviera volando por la cancha".Sin embargo, al mismo tiempo el escocés, quien lleva una década residiendo en Saint Albans, reconoce que "tampoco se puede protestar demasiado justamente debido a esa falta de apoyo mostrado por la Asociación Escocesa al equipo olímpico del Reino Unido. Es que quedaron locos de la vida con la actitud del técnico no citando a los jugadores. Es más, lo deben haber llamado para agradecércelo".
Greg completa su pensamiento explicando que "a los futbolistas galeses Pierce los retuvo en el plantel definitivo porque juegan todos en la Premier League inglesa. Y bueno, como consecuencia ahí tenemos a todos los galeses, directivos de la asociación, periodistas, público, todos, poco menos que aullando de dolor y de frustración porque sus futbolistas van a defender al equipo olímpico".
Alastair (41) es hermano de Greg. Ambos trabajan juntos en el negocio familiar, el cual han dejado en manos de sus esposas porque no pudieron resistirse a la atracción del imán "verde-amarelho". Ahora Alastair agrega un condimento para la olla (de grillos) en que se cocina todo lo relativo al anfitrión: "Pierce no estuvo vivo tampoco, porque si al menos hubiera convocado a Beckham (David) se ganaba a gran parte de la opinión pública y de la prensa. Es que no importa que David no esté en su mejor forma, es lo que representa dentro y fuera de la cancha, lo que puede influir en el equipo".
Está clarísimo. Más allá de la notoria debilidad futbolística que el Team GB pueda haber mostrado en el partido de Middlesborough ante el siempre todopoderoso Brasil, la orfandad de apoyo popular, directriz, mediático y de todo tipo, lo transforman en un anémico "in extremis" sin solución posible, simplemente porque la transfusión que podría regalarle un pasar al menos un poco más decoroso y digno, jamás le va a llegar.
Pero muy claro está que en Saint Albans nadie podía suponer que a todo ese impactante artefacto turístico le iba a surgir, casi como de la nada, una competencia tan imponente como puedan llegar a ser los desplazamientos de Neymar y de Oscar, la flamante adquisición del Chelsea del millonario Roman Abramovich. Es que nada menos que el Brasil olímpico eligió las canchas de entrenamiento del Arsenal, allí ubicadas, para calentar los motores previo a su participación en los Juegos Olímpicos.
Así que hoy las ruinas se quedaron sólas con su historia. Media población de Saint Albans copa las gradas admirando los movimientos de los verdugos del equipo olímpico británico en el partido de preparación jugado la noche anterior en la ciudad de Middlesbrough. Jenny (31) es fanática del fútbol y ahora su lucha es mantener quietos a sus dos hijos varones, al menos lo suficiente como para permitirse disfrutar, aunque sea en cuentagotas, de los garabatos de Neymar y su séquito.
Ella, como tantos y tantos a lo largo y ancho del país, no cree en el Team GB de fútbol y explica por qué: "es que por más que lo nieguen, para los escoceses, los nor-irlandeses y hasta para los galeses que tienen varios jugadores en el equipo, la gran preocupación es el impacto que un equipo de las Islas Británicas pueda tener en el 'status' de independencia y autonomía de sus respectivas naciones. Piensan que si sus futbolistas integran una representación del Reino Unido, sus asociaciones están traicionando esos principios". Jeny refuerza su convencimiento rematando con que "desde el principio estuvieron en contra y después nunca se logró consenso, al revés, sus posiciones se fueron fortaleciendo cada vez más contra el concepto de un Team GB aglutinado, uniendo bajo la bandera de la "Union Jack" a las cuatro asociaciones de fútbol. Eso no va con ellos para nada, no lo conciben".
Muy cerca suyo Greg (43), quien es precisamente escocés, la ha escuchado y asiente elocuentemente, al tiempo que agrega que "por eso al final Stuart Pierce (el técnico del Team GB) no convocó a ningún escocés ni nor-irlandés para integrar el plantel definitivo, a pesar de que había incluido a varios en la lista preliminar. Incluso muchos de ellos habían manifestado públicamente su deseo ferviente de quedar en el grupo, pero el técnico terminó eliminándolos porque la verdad es que nunca pensó retenerlos en el plantel que enfrentará los Juegos. Si ni siquiera fue nunca a ver al menos un partido de la Liga escocesa!! Jamás se interesó porque sabía que al final no convocaría a ninguno para los Juegos aunque anduviera volando por la cancha".Sin embargo, al mismo tiempo el escocés, quien lleva una década residiendo en Saint Albans, reconoce que "tampoco se puede protestar demasiado justamente debido a esa falta de apoyo mostrado por la Asociación Escocesa al equipo olímpico del Reino Unido. Es que quedaron locos de la vida con la actitud del técnico no citando a los jugadores. Es más, lo deben haber llamado para agradecércelo".
Greg completa su pensamiento explicando que "a los futbolistas galeses Pierce los retuvo en el plantel definitivo porque juegan todos en la Premier League inglesa. Y bueno, como consecuencia ahí tenemos a todos los galeses, directivos de la asociación, periodistas, público, todos, poco menos que aullando de dolor y de frustración porque sus futbolistas van a defender al equipo olímpico".
Alastair (41) es hermano de Greg. Ambos trabajan juntos en el negocio familiar, el cual han dejado en manos de sus esposas porque no pudieron resistirse a la atracción del imán "verde-amarelho". Ahora Alastair agrega un condimento para la olla (de grillos) en que se cocina todo lo relativo al anfitrión: "Pierce no estuvo vivo tampoco, porque si al menos hubiera convocado a Beckham (David) se ganaba a gran parte de la opinión pública y de la prensa. Es que no importa que David no esté en su mejor forma, es lo que representa dentro y fuera de la cancha, lo que puede influir en el equipo".
Está clarísimo. Más allá de la notoria debilidad futbolística que el Team GB pueda haber mostrado en el partido de Middlesborough ante el siempre todopoderoso Brasil, la orfandad de apoyo popular, directriz, mediático y de todo tipo, lo transforman en un anémico "in extremis" sin solución posible, simplemente porque la transfusión que podría regalarle un pasar al menos un poco más decoroso y digno, jamás le va a llegar.
martes, 17 de julio de 2012
En busca del oro y la plata
"Un pasito pa'delante, un pasito para atrás. Y la pelota dónde está? Andá a buscarla adentro". Los rumanos Pavel y Goran aplican con los turistas de las famosas ramblas de Barcelona lo que ellos mismos bautizaron como "La gran Ronaldinho", una táctica basada en la plasticidad de movimientos y en pases de magia. El gol se concreta cuando tras la gran jugada se le quedan a la gente con la billetera, el I Pod, el I Phone, la cámara HD o hasta con el pasaporte. Pero como todo gran equipo, Pavel y Goran aplican variantes tácticas en su juego, así que de tanto en tanto uno de ellos se coloca por delante de la víctima desplegando un mapa de la ciudad a la vez que acribilla al desprevenido con mil preguntas, mientras su compinche, con tanto sigilo como un gato montés, abre la mochila que cuelga de la espalda del viajero y sustrae de allí todo lo que puede.
Pero Pavel y Goran se consiguieron el pase del siglo, porque en pocos días aplicarán "La Gran Ronaldinho" y sus otras estratagemas durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Es que, según confiesan abiertamente, "nosotros también nos queremos quedar con el oro y la plata, pero de la gente, ja, ja". Ambos esperan que su incursión por Londres les termine reportando infinitamente más que los 1.200 euros que levantan por día en las turísticas ramblas de la ciudad condal. "Después de todo son horas extras", comentan a las risas. Les interesa darse a conocer, la publicidad los seduce y sobre todo les regala poder frente a sus pares, al tiempo que les ayuda a cotizar más alto el producido de sus depredaciones.
Hablan un castellano sencillamente perfecto. Pavel roba desde que tiene uso de razón y lo arrestaron 30 veces en pocos meses. Su cinismo no conoce límites: "a Londres voy a ir (desde Barcelona) en autobús, porque así puedo ir robando en el camino, por ejemplo cuando paremos para que la gente baje para ir a los sevicios higiénicos dejando sus pertenencias en el asiento. Pienso quedarme un mes y llevarme unos 12.000 euros. Todo va a ser más fácil que aquí (en Barcelona) porque ya sabemos que en Londres si te agarran por primera vez te sueltan enseguida".
Su compinche Goran no se le queda atrás en cuanto a caradurismo se refiere. Además es arrogante y desafiante: "han visto como está el desempleo acá (Barcelona)? Pero además lo que hago me divierte muchísimo, me encanta. La gente que va a los Juegos tiene los bolsillos llenos y espero que tambien los tengan bien abiertos, ja, ja".
Sin embargo el embajador rumano en Londres defiende la integridad de sus compatriotas: "el 85% de los rumanos radicados en Inglaterra tienen trabajos decentes, punguistas hubo y habrá siempre en todos lados, con Juegos Olímpicos o sin ellos, no es una actividad solamente de mis compatriotas". Claro que su criterio encuentra fuerte oposición en voceros de la organización de la gesta olímpica, quienes afirman a rajatabla que "esta modalidad de robo tiene el sello indiscutible de rumanos y moldavos y si no, pregúntenle a los italianos, particularmente a los romanos que tienen una guerra sin fin con ellos".
Jack es inglés, vive justamente en Stratford, a pocos metros del Estadio Olímpico. Es el hombre-puente, él recibe cámaras, celulares, I Pod, pasaportes y lo que venga. Cada uno de esos valores tiene una cotización pre-establecida. Jack hace una llamada y a los 15 minutos tiene al comprador con el dinero. Parte del mismo va a parar a su propio bolsillo, mientras que el resto pasa a engrosar el botín de los ejecutores materiales de los robos. Con total desparpajo confiesa que piensa obtener unas 15.000 libras por el botín durante los Juegos Olímpicos, aunque reconoce que "otros podrán llegar a las 25.000".
Los compradores, según Jack, son generalmente asiáticos, "gente que ha vivido desde siempre en este país (Inglaterra) y tienen comercios establecidos desde los que revenden las cosas". Cuidadosamente cubierto con una gran capucha, el inglés sigue su camino: "ahora mismo voy a entregar y a cobrar un I Phone en un comercio que está acá cerca del Estadio Olímpico".
Durante los Juegos Olímpicos de Londres la opción para el turista no es tal, sino que más bien se transforma en un imperativo: las precauciones defensivas tienen que ser mucho más fuertes que las tácticas endemoniadas de los miles de Pavel y Goran que con sus maniobras inverosímiles harán lo imposible para arruinarle la gran fiesta.
Pero Pavel y Goran se consiguieron el pase del siglo, porque en pocos días aplicarán "La Gran Ronaldinho" y sus otras estratagemas durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Es que, según confiesan abiertamente, "nosotros también nos queremos quedar con el oro y la plata, pero de la gente, ja, ja". Ambos esperan que su incursión por Londres les termine reportando infinitamente más que los 1.200 euros que levantan por día en las turísticas ramblas de la ciudad condal. "Después de todo son horas extras", comentan a las risas. Les interesa darse a conocer, la publicidad los seduce y sobre todo les regala poder frente a sus pares, al tiempo que les ayuda a cotizar más alto el producido de sus depredaciones.
Hablan un castellano sencillamente perfecto. Pavel roba desde que tiene uso de razón y lo arrestaron 30 veces en pocos meses. Su cinismo no conoce límites: "a Londres voy a ir (desde Barcelona) en autobús, porque así puedo ir robando en el camino, por ejemplo cuando paremos para que la gente baje para ir a los sevicios higiénicos dejando sus pertenencias en el asiento. Pienso quedarme un mes y llevarme unos 12.000 euros. Todo va a ser más fácil que aquí (en Barcelona) porque ya sabemos que en Londres si te agarran por primera vez te sueltan enseguida".
Su compinche Goran no se le queda atrás en cuanto a caradurismo se refiere. Además es arrogante y desafiante: "han visto como está el desempleo acá (Barcelona)? Pero además lo que hago me divierte muchísimo, me encanta. La gente que va a los Juegos tiene los bolsillos llenos y espero que tambien los tengan bien abiertos, ja, ja".
Sin embargo el embajador rumano en Londres defiende la integridad de sus compatriotas: "el 85% de los rumanos radicados en Inglaterra tienen trabajos decentes, punguistas hubo y habrá siempre en todos lados, con Juegos Olímpicos o sin ellos, no es una actividad solamente de mis compatriotas". Claro que su criterio encuentra fuerte oposición en voceros de la organización de la gesta olímpica, quienes afirman a rajatabla que "esta modalidad de robo tiene el sello indiscutible de rumanos y moldavos y si no, pregúntenle a los italianos, particularmente a los romanos que tienen una guerra sin fin con ellos".
Jack es inglés, vive justamente en Stratford, a pocos metros del Estadio Olímpico. Es el hombre-puente, él recibe cámaras, celulares, I Pod, pasaportes y lo que venga. Cada uno de esos valores tiene una cotización pre-establecida. Jack hace una llamada y a los 15 minutos tiene al comprador con el dinero. Parte del mismo va a parar a su propio bolsillo, mientras que el resto pasa a engrosar el botín de los ejecutores materiales de los robos. Con total desparpajo confiesa que piensa obtener unas 15.000 libras por el botín durante los Juegos Olímpicos, aunque reconoce que "otros podrán llegar a las 25.000".
Los compradores, según Jack, son generalmente asiáticos, "gente que ha vivido desde siempre en este país (Inglaterra) y tienen comercios establecidos desde los que revenden las cosas". Cuidadosamente cubierto con una gran capucha, el inglés sigue su camino: "ahora mismo voy a entregar y a cobrar un I Phone en un comercio que está acá cerca del Estadio Olímpico".
Durante los Juegos Olímpicos de Londres la opción para el turista no es tal, sino que más bien se transforma en un imperativo: las precauciones defensivas tienen que ser mucho más fuertes que las tácticas endemoniadas de los miles de Pavel y Goran que con sus maniobras inverosímiles harán lo imposible para arruinarle la gran fiesta.
jueves, 12 de julio de 2012
El fuego olímpico quema
Las banderas de los países participantes de los Juegos Olímpicos 2012 se desperezan de vereda a vereda en la clásica Oxford Street, ocupando el pasacalles que cada noviembre pasan a ser propiedad privada de los adornos luminosos de Navidad. El colorido creado se trenza en una lucha singular con la artesanía sin igual de las vidrieras de la principal arteria del centro de Londres.
A pocos metros de todo ese vértigo descansa en paz el Hyde Park, el espacio verde más épico y tradicional de la capital inglesa. Zafar del encandilamiento de la Oxford Street a la altura del gigantesco arco de Marble Arch, caminar escasos cien metros y zambullirse en el Mar de la Tranquilidad del Hyde Park, es una experiencia absolutamente recomendable, nueva y muy curiosa.
Ahora las reposeras de alquiler descansan vacías, tanto como el bolsillo de quienes, como tantos otros, lloran amargamente por el verano que, una vez más, no fue tal. En una de las orillas de La Serpentina, el gran lago central del parque, el salvavidas mata su tiempo leyendo un libro mientras cisnes y pelícanos son, una vez más, los reyes del espacio acuático. Dos adolescentes hacen trotar sus respectivos caballos de alquiler a lo largo de la orilla del gran lago. Son los únicos, no hay más, otro negocio sumergido en el agua, no del lago sino de la lluvia implacable.
"No hay verano eh? Y lo peor es que esto va a seguir así. En fin, el escenario hay que levantarlo igual, la gente viene". En el medio de la interminable estancia verde, Peter, uno de los capataces de las obras que erigirán al Hyde Park en una suerte de segundo Parque Olímpico, justifica su optimismo: "en este país la gente no deja de hacer nada por el clima, porque si así fuera nadie haría nunca nada, así que no tengo dudas de que los Juegos Olímpicos serán un éxito enorme pese al tiempo".
La actividad es febril y contrasta con la tranquilidad absoluta del resto del lugar. Es que hay que armar nada menos que cuatro pantallas gigantes que mostrarán el próximo 27 de julio a una multitud de miles y miles de personas, la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El himno olímpico se escuchará con unción y luego vendrán el desfile de los atletas, el izamiento de la bandera del COI, la llegada de la antorcha y el encendido de la llama olímpica.
Peter y los suyos también armarán el enorme escenario desde el cual "Snow Patrol" y los legendarios "Durán Durán" harán delirar a la gente horas antes de la inauguración, durante lo que se dio en denominar "Concierto de celebración de la Ceremonia Inaugural". Al otro día, 28 de julio, tomará la posta sobre el escenario el interminable Tom Jones, el Tigre de Gales, mientras al mismo tiempo las diferentes competencias rivalizarán por acaparar la atención de los espectadores en las cuatro pantallas gigantes del gran parque.
Y así será hasta el final del máximo evento deportivo universal, cuando el 12 de agosto, pocas horas antes de que las cuatro pantallas gigantes muestren la Ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos, sobre el gran escenario la laureada banda británica "Blur" lidere el gran concierto de despedida, en el que también actuarán los grupos "New Order" y "The Specials".
Y eso no sólo sucederá en el Hyde Park sino también en el Victoria Park, donde además de dos pantallas gigantes que mostrarán las competencias, se erigirá una gran plataforma desde donde se disfrutará de una vista única del propio Parque Olímpico. Y así se vivirá la fiesta también en la épica Trafalgar Square, que no podía quedar ausente de semejante cita. Allí el Almirante Nelson, vencedor de la batalla de Trafalgar, vigilará desde lo alto de su obelisco que no falte la música en vivo y que londinenses y visitantes se entretengan con las actuaciones de los artistas especialmente contratados para la ocasión, mientras las pantallas gigantes les obsequian con las performances de sus atletas favoritos.
Ahora sí la ciudad soltó sus amarras. Se despertó del letargo. El fuego olímpico quema, incendia, calcina. Londres se prepara para la mayor fiesta que jamás le haya tocado vivir, la saborea, la disfruta por anticipado. Ahora sí, se largó la gran carrera, la más importante, la obra cumbre del deporte universal. Londres vibra hasta sus cimientos con sus Juegos Olímpicos 2012, los grita, los siente...
A pocos metros de todo ese vértigo descansa en paz el Hyde Park, el espacio verde más épico y tradicional de la capital inglesa. Zafar del encandilamiento de la Oxford Street a la altura del gigantesco arco de Marble Arch, caminar escasos cien metros y zambullirse en el Mar de la Tranquilidad del Hyde Park, es una experiencia absolutamente recomendable, nueva y muy curiosa.
Ahora las reposeras de alquiler descansan vacías, tanto como el bolsillo de quienes, como tantos otros, lloran amargamente por el verano que, una vez más, no fue tal. En una de las orillas de La Serpentina, el gran lago central del parque, el salvavidas mata su tiempo leyendo un libro mientras cisnes y pelícanos son, una vez más, los reyes del espacio acuático. Dos adolescentes hacen trotar sus respectivos caballos de alquiler a lo largo de la orilla del gran lago. Son los únicos, no hay más, otro negocio sumergido en el agua, no del lago sino de la lluvia implacable.
"No hay verano eh? Y lo peor es que esto va a seguir así. En fin, el escenario hay que levantarlo igual, la gente viene". En el medio de la interminable estancia verde, Peter, uno de los capataces de las obras que erigirán al Hyde Park en una suerte de segundo Parque Olímpico, justifica su optimismo: "en este país la gente no deja de hacer nada por el clima, porque si así fuera nadie haría nunca nada, así que no tengo dudas de que los Juegos Olímpicos serán un éxito enorme pese al tiempo".
La actividad es febril y contrasta con la tranquilidad absoluta del resto del lugar. Es que hay que armar nada menos que cuatro pantallas gigantes que mostrarán el próximo 27 de julio a una multitud de miles y miles de personas, la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El himno olímpico se escuchará con unción y luego vendrán el desfile de los atletas, el izamiento de la bandera del COI, la llegada de la antorcha y el encendido de la llama olímpica.
Peter y los suyos también armarán el enorme escenario desde el cual "Snow Patrol" y los legendarios "Durán Durán" harán delirar a la gente horas antes de la inauguración, durante lo que se dio en denominar "Concierto de celebración de la Ceremonia Inaugural". Al otro día, 28 de julio, tomará la posta sobre el escenario el interminable Tom Jones, el Tigre de Gales, mientras al mismo tiempo las diferentes competencias rivalizarán por acaparar la atención de los espectadores en las cuatro pantallas gigantes del gran parque.
Y así será hasta el final del máximo evento deportivo universal, cuando el 12 de agosto, pocas horas antes de que las cuatro pantallas gigantes muestren la Ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos, sobre el gran escenario la laureada banda británica "Blur" lidere el gran concierto de despedida, en el que también actuarán los grupos "New Order" y "The Specials".
Y eso no sólo sucederá en el Hyde Park sino también en el Victoria Park, donde además de dos pantallas gigantes que mostrarán las competencias, se erigirá una gran plataforma desde donde se disfrutará de una vista única del propio Parque Olímpico. Y así se vivirá la fiesta también en la épica Trafalgar Square, que no podía quedar ausente de semejante cita. Allí el Almirante Nelson, vencedor de la batalla de Trafalgar, vigilará desde lo alto de su obelisco que no falte la música en vivo y que londinenses y visitantes se entretengan con las actuaciones de los artistas especialmente contratados para la ocasión, mientras las pantallas gigantes les obsequian con las performances de sus atletas favoritos.
Ahora sí la ciudad soltó sus amarras. Se despertó del letargo. El fuego olímpico quema, incendia, calcina. Londres se prepara para la mayor fiesta que jamás le haya tocado vivir, la saborea, la disfruta por anticipado. Ahora sí, se largó la gran carrera, la más importante, la obra cumbre del deporte universal. Londres vibra hasta sus cimientos con sus Juegos Olímpicos 2012, los grita, los siente...
lunes, 2 de julio de 2012
El día después
La ambición de esparcimiento de Londres no tiene límites ni pausas. La más reciente etapa de crecimiento de la ciudad había comenzado a principios de los '90. Fue una suerte de bienvenida anticipada al tercer milenio y abarcó "el lejano oriente" de la capital inglesa, desde el centro financiero en la City hasta el épico Greenwich.
Los viejos muelles del Támesis fueron transformados en modernos puertos de yates, los bares y restaurantes aparecieron como en un pase de magia, los conductores de los trenes se bajaron de apuro porque ultramodernos sistemas automáticos de desplazamiento se desesperaban para ser instalados en las nuevas unidades de la línea llamada Docklands. Fantásticas estaciones brotaron como robadas a alguna galaxia, shoppings, rascacielos de formas caprichosas forrados de cristal por sus cuatro costados, toda una orgía de modernismo y ambición, un rotundo "No" a quedarse solamente con la historia, con siglos y siglos de tradición y, en cambio, desdoblarse de golpe hacia el futuro.
Una gran cola se ha formado como de la nada frente a la puerta de entrada de una importante agencia de empleos ubicada en Baker Street, en pleno centro de la capital inglesa. A pocos metros otras dos filas de gente esperan turno para ingresar al Museo de los Beatles y al de Sherlock Holmes. Son turistas, así que Sven (31), irlandés, sabe que ellos están ajenos a lo que él tiene en mente mientras espera su turno: "soy carpintero, últimamente consigo empleos temporarios más que nada, pero ahí (mira hacia el frente de la agencia) puede estar la oportunidad de mi vida y la de muchas personas. Esta gente representa a una gran empresa de construcción que va a transformar a la Villa Olímpica en un gran barrio residencial. Los trabajos comenzarán no bien finalicen los Juegos. Las residencias de los atletas serán apartamentos de un costo mucho más bajo que en el resto de Londres y además se construirán nuevas escuelas, guarderías y espacios para practicar deporte".
Glenn (24), londinense, termina su descanso del mediodía y está regresando a su puesto de entrevistador en la agencia de empleos. Está apurado porque explica que "estamos trabajando a toda máquina, sabíamos que la oferta iba a atraer a mucha gente pero nunca pensamos que iba a ser tanta. Lo que pasa es que el proyecto es muy bueno, piensan construir 10.000 nuevas casas en la zona del Parque Olímpico durante las próximas dos décadas, así que son miles los empleos que están ofreciendo". Claro que fuentes del gobierno de coalición comandado por David Cameron, ya se han ocupado rápidamente de rotular como propio el emprendimiento, como parte del proyecto de crecimiento del país que, según ellos, navega a contrapelo de la formidable crisis económico-financiera que castiga a Europa.
Glenn corta su exposición y entra a su lugar de trabajo rápidamente, así que Sven, quien ha leído el proyecto como para hablar de él con propiedad absoluta, no duda en proseguir explicándolo: "el Parque Olímpico va a quedar dividido en dos partes separadas por un curso de agua. La zona norte será más dedicada al aire libre y allí permanecerán el Velódromo y otras instalaciones deportivas, mientras que la mitad sur será más de puertas adentro, una suerte de área cultural, con bares, shoppings y edificios altos desde los cuales el visitante podrá apreciar distintas vistas de Londres".
Y sí, estaba cantado. Después que se apagara el fuego olímpico Londres no se iba a quedar vestido y sin visita. El día después no iba a ser el gran problema, al menos esta vez ese no sería el caso. No correría la pregunta del millón que tantos países se han formulado apenas el último atleta desapareciera dentro del avión de regreso a su país: "y ahora qué hacemos con todo esto?"
El este de la gran ciudad siempre fue identificado por los habitantes de la capital inglesa como una especie de zona prohibida, un barrio duro, de raíces complicadas. El aprovechamiento del Parque Olímpico será simplemente el gran golpe de gracia para consolidar la obra iniciada en la última década del Segundo Milenio, un imán gigante para atraer más y más residentes a una gran zona de la ciudad que, más rápido que ligero terminará tirando a las aguas del Támesis aquel ya perimido cartel de "Zona prohibida".
Los viejos muelles del Támesis fueron transformados en modernos puertos de yates, los bares y restaurantes aparecieron como en un pase de magia, los conductores de los trenes se bajaron de apuro porque ultramodernos sistemas automáticos de desplazamiento se desesperaban para ser instalados en las nuevas unidades de la línea llamada Docklands. Fantásticas estaciones brotaron como robadas a alguna galaxia, shoppings, rascacielos de formas caprichosas forrados de cristal por sus cuatro costados, toda una orgía de modernismo y ambición, un rotundo "No" a quedarse solamente con la historia, con siglos y siglos de tradición y, en cambio, desdoblarse de golpe hacia el futuro.
Una gran cola se ha formado como de la nada frente a la puerta de entrada de una importante agencia de empleos ubicada en Baker Street, en pleno centro de la capital inglesa. A pocos metros otras dos filas de gente esperan turno para ingresar al Museo de los Beatles y al de Sherlock Holmes. Son turistas, así que Sven (31), irlandés, sabe que ellos están ajenos a lo que él tiene en mente mientras espera su turno: "soy carpintero, últimamente consigo empleos temporarios más que nada, pero ahí (mira hacia el frente de la agencia) puede estar la oportunidad de mi vida y la de muchas personas. Esta gente representa a una gran empresa de construcción que va a transformar a la Villa Olímpica en un gran barrio residencial. Los trabajos comenzarán no bien finalicen los Juegos. Las residencias de los atletas serán apartamentos de un costo mucho más bajo que en el resto de Londres y además se construirán nuevas escuelas, guarderías y espacios para practicar deporte".
Glenn (24), londinense, termina su descanso del mediodía y está regresando a su puesto de entrevistador en la agencia de empleos. Está apurado porque explica que "estamos trabajando a toda máquina, sabíamos que la oferta iba a atraer a mucha gente pero nunca pensamos que iba a ser tanta. Lo que pasa es que el proyecto es muy bueno, piensan construir 10.000 nuevas casas en la zona del Parque Olímpico durante las próximas dos décadas, así que son miles los empleos que están ofreciendo". Claro que fuentes del gobierno de coalición comandado por David Cameron, ya se han ocupado rápidamente de rotular como propio el emprendimiento, como parte del proyecto de crecimiento del país que, según ellos, navega a contrapelo de la formidable crisis económico-financiera que castiga a Europa.
Glenn corta su exposición y entra a su lugar de trabajo rápidamente, así que Sven, quien ha leído el proyecto como para hablar de él con propiedad absoluta, no duda en proseguir explicándolo: "el Parque Olímpico va a quedar dividido en dos partes separadas por un curso de agua. La zona norte será más dedicada al aire libre y allí permanecerán el Velódromo y otras instalaciones deportivas, mientras que la mitad sur será más de puertas adentro, una suerte de área cultural, con bares, shoppings y edificios altos desde los cuales el visitante podrá apreciar distintas vistas de Londres".
Y sí, estaba cantado. Después que se apagara el fuego olímpico Londres no se iba a quedar vestido y sin visita. El día después no iba a ser el gran problema, al menos esta vez ese no sería el caso. No correría la pregunta del millón que tantos países se han formulado apenas el último atleta desapareciera dentro del avión de regreso a su país: "y ahora qué hacemos con todo esto?"
El este de la gran ciudad siempre fue identificado por los habitantes de la capital inglesa como una especie de zona prohibida, un barrio duro, de raíces complicadas. El aprovechamiento del Parque Olímpico será simplemente el gran golpe de gracia para consolidar la obra iniciada en la última década del Segundo Milenio, un imán gigante para atraer más y más residentes a una gran zona de la ciudad que, más rápido que ligero terminará tirando a las aguas del Támesis aquel ya perimido cartel de "Zona prohibida".
lunes, 25 de junio de 2012
El calentamiento previo
"Qué regalan ahí papi?" pregunta Agnes (7) a su progenitor George (34), cuando al desembocar en Harrow Road, una de las principales arterias de Wembley Central, al oeste de Londres, ambos divisan una larga cola de gente apostada en la parada del autobús de la línea 18 con destino al centro de la ciudad. "No regalan nada Agnes, es que hay un gran paro de autobuses y pasa uno cada mucho tiempo. El bus no llega y cada vez se amontona más gente en la parada".
Para peor es viernes, un día siempre complicado en cualquier ciudad del mundo. Es 22 de junio, la fecha fijada tiempo atrás por los conductores de autobuses para concretar un paro que terminó afectando al 80% de los servicios de las distintas empresas del servicio urbano de la capital inglesa. "A ninguno de nosotros le van a dar un bono de £ 500 (unos U$S 800) para trabajar durante los Juegos Olímpicos. Igual van a tener que ir a trabajar en esa época como lo hacen siempre, así que por qué hay que pagarles extra?", pregunta a viva voz una indignada Joanne (41), de profesión trabajadora social, mientras estira su cuello, impaciente, tratando de hacer aparecer el double decker (bus de 2 pisos) que la conducirá de regreso a casa.
Los conductores de autobuses pretenden un bono extra de £ 500 para desarrollar su labor durante los Juegos Olímpicos. La gran bronca nació cuando supieron que para el momento de la magna justa los trabajadores de las distintas empresas de trenes recibirán bonos de entre £ 500 y £ 900 por cabeza. Mientras tanto Boris Johnson, el Mayor de Londres, está furioso con el reclamo. Dice que ya está acordado que las empresas de autobuses recibirán nada menos que £ 8:300.000 (unos U$S 14:000.000) para repartir entre los conductores. Aclara que "no se puede pagar una suma fija indiscriminadamente para cada trabajador, cada empresa tiene que sacar la cuenta de quiénes trabajarán más horas durante los Juegos y a esos sí les corresponderá el incentivo. Nadie cobra extra por trabajar las mismas horas de siempre".
Claro, en el otro rincón los conductores le responden al Mayor que él no puede dejarlos en manos de las empresas. "El Mayor Johnson y Transporte de Londres tienen que comprometerse, asegurarse que las empresas cumplan con sus empleados, que son los que van a colaborar con su modesto granito de arena para el suceso de los Juegos", dice Jeremy (43), un representante del gremio, en un alto de la reunión zonal en el noroeste de Londres. De todas maneras llama la atención que la atmósfera que se respira en el local gremial es jovial, distendida y por momentos hasta divertida, lo cual contrasta claramente con la posición firme que, al menos en apariencia, muestran los trabajadores.
Mientras tanto en Wembley Central, la parada de la línea 18 se ha transformado en una olla de grillos. La gente está perdiendo la paciencia, el autobús no aparece, se escuchan los primeros insultos, el ambiente se va caldeando con discusiones, la cola ya es monumental y...allá a lo lejos se divisa el double decker. Se abren las puertas y la gente literalmente se embute hacia adentro del autobús. La multitud es la viva imagen del ganado arreado o, visto desde otro ángulo, una foto de la indignidad tangible.
"Y todo porque a los tipos se les ocurre reclamar un pago extra por trabajar como siempre, mirá si cada uno de nosotros se pone a hacer lo mismo...! Es el último grito que se oye antes de que se cierren las puertas y el rodado reanude su marcha. Un claro y grotesco contraste con la sonrisa de oreja a oreja del vendedor que ha instalado en la parada una suerte de cafetería ambulante y, dada la situación creada, simplemente está haciendo un negocio redondo. "Esto también es parte de los Juegos Olímpicos", dice casi en un susurro de complicidad, al tiempo que se le dibuja una sonrisa maliciosa.
Para peor es viernes, un día siempre complicado en cualquier ciudad del mundo. Es 22 de junio, la fecha fijada tiempo atrás por los conductores de autobuses para concretar un paro que terminó afectando al 80% de los servicios de las distintas empresas del servicio urbano de la capital inglesa. "A ninguno de nosotros le van a dar un bono de £ 500 (unos U$S 800) para trabajar durante los Juegos Olímpicos. Igual van a tener que ir a trabajar en esa época como lo hacen siempre, así que por qué hay que pagarles extra?", pregunta a viva voz una indignada Joanne (41), de profesión trabajadora social, mientras estira su cuello, impaciente, tratando de hacer aparecer el double decker (bus de 2 pisos) que la conducirá de regreso a casa.
Los conductores de autobuses pretenden un bono extra de £ 500 para desarrollar su labor durante los Juegos Olímpicos. La gran bronca nació cuando supieron que para el momento de la magna justa los trabajadores de las distintas empresas de trenes recibirán bonos de entre £ 500 y £ 900 por cabeza. Mientras tanto Boris Johnson, el Mayor de Londres, está furioso con el reclamo. Dice que ya está acordado que las empresas de autobuses recibirán nada menos que £ 8:300.000 (unos U$S 14:000.000) para repartir entre los conductores. Aclara que "no se puede pagar una suma fija indiscriminadamente para cada trabajador, cada empresa tiene que sacar la cuenta de quiénes trabajarán más horas durante los Juegos y a esos sí les corresponderá el incentivo. Nadie cobra extra por trabajar las mismas horas de siempre".
Claro, en el otro rincón los conductores le responden al Mayor que él no puede dejarlos en manos de las empresas. "El Mayor Johnson y Transporte de Londres tienen que comprometerse, asegurarse que las empresas cumplan con sus empleados, que son los que van a colaborar con su modesto granito de arena para el suceso de los Juegos", dice Jeremy (43), un representante del gremio, en un alto de la reunión zonal en el noroeste de Londres. De todas maneras llama la atención que la atmósfera que se respira en el local gremial es jovial, distendida y por momentos hasta divertida, lo cual contrasta claramente con la posición firme que, al menos en apariencia, muestran los trabajadores.
Mientras tanto en Wembley Central, la parada de la línea 18 se ha transformado en una olla de grillos. La gente está perdiendo la paciencia, el autobús no aparece, se escuchan los primeros insultos, el ambiente se va caldeando con discusiones, la cola ya es monumental y...allá a lo lejos se divisa el double decker. Se abren las puertas y la gente literalmente se embute hacia adentro del autobús. La multitud es la viva imagen del ganado arreado o, visto desde otro ángulo, una foto de la indignidad tangible.
"Y todo porque a los tipos se les ocurre reclamar un pago extra por trabajar como siempre, mirá si cada uno de nosotros se pone a hacer lo mismo...! Es el último grito que se oye antes de que se cierren las puertas y el rodado reanude su marcha. Un claro y grotesco contraste con la sonrisa de oreja a oreja del vendedor que ha instalado en la parada una suerte de cafetería ambulante y, dada la situación creada, simplemente está haciendo un negocio redondo. "Esto también es parte de los Juegos Olímpicos", dice casi en un susurro de complicidad, al tiempo que se le dibuja una sonrisa maliciosa.
jueves, 21 de junio de 2012
Los eternos protestantes
Hace meses que el campamento ya no está. Después de largos meses de deteriorar el lugar único y maravilloso donde se yergue orgullosa y ostentosa la imponente Catedral de San Pablo, levantaron sus carpas y se fueron con su protesta a otra parte. En cualquier parte del planeta es igual: los activistas siempre protestan contra lo que no se puede evitar. Claro que ni ellos mismos se creían que el gobierno de David Cameron, como cualquier otro en la Europa convulsionada de hoy, iba a prestar oídos a sus aullidos y levantar a pedido las medidas de austeridad y los cortes que la brutal crisis impuso.
Ahora están ahí de nuevo. Sin carpas, sin campamento, pero siempre protestando. Contra lo que venga, contra lo que sea, la cuestión es aullar a los cuatro vientos, gritar presente, acaparar la atención y, sobre todo, no trabajar, hacerle la cruz a las ocho horas, jamás doblar el lomo. Esta vez el enemigo es el deporte, más concretamente los Juegos Olímpicos que están a la vuelta de la esquina. Ahí están otra vez, muy enojados. Este grupo se llama "Nuestros Olímpicos", pero es igual que todos los demás. Mientras ellas han formado un improvisado grupo musical que entona jingles contra la inconvieniencia de los Juegos Olímpicos y el perjuicio que le causan al sacrificado contribuyente, a quien a la vez pintan como "furioso" en un momento en que el país puede entrar en una nueva recesión, en el otro extremo ellos les contestan también cantando estrofas que dicen de políticos cubiertos de vanidad por la organización del evento, luego de engatusar al pueblo con un costo falso que a principios de 2012 trepó misteriosamente a los 11 billones de libras (en dólares unos 18.5 billones).
Claro que esto no es nada, porque este grupo y muchos otros vienen reuniéndose casi subrepticiamente para planear movilizaciones de todo tipo y color que, en lo posible, interfieran al máximo con el éxito del máximo evento deportivo universal. "Estos Juegos Olímpicos representan todo lo que está mal en el Reino Unido y vamos a hacer de todo para distorsionar su marcha", grita a los cuatro vientos frente a la Catedral de San Pablo, al este de Londres, uno de los más exaltados del movimiento.
Nada les cae bien, se oponen contra todo lo que venga. Los sponsors de los Juegos tampoco se salvan. Claman que uno de ellos tiene responsabilidad en una masacre por escape de gas sucedida en la India durante 1984 y que otro está vinculado a los cortes del gobierno para los discapacitados. La policía les responde todos los días, en forma pública, que durante los Juegos no va a tolerar "espectáculos" en la calle y menos aún en las cercanías de los lugares donde se desarrollarán las propias justas deportivas. Pero el Comité Organizador confiesa que los grupos de activistas crecen todos los días, aún reconociendo su pobre organización. Se sabe que intentarán interponerse en el camino de los portadores de la antorcha olímpica cuando ingresen en Londres y también que las vías de tránsito especialmente reservadas para los Olímpicos VIP y para los propios atletas como medio de arribar en tiempo y forma a los eventos, podrían ser bloqueadas por los revoltosos justamente el 28 de julio, día de la inauguración de los Juegos.
El billón de libras que cuestan los 2.400 guardias de seguridad privados, los 12.500 oficiales de policía, los 13.500 militares y la instrumentación completa del procedimiento de seguridad, ya no está solamente destinado a atender un frente único. Claro, el terrorismo sigue haciendo sonar las alarmas de alerta máxima, tanto que Londres no olvida a sus 39 muertos del 7 de agosto de 2005, el día después de vencer sorpresivamente a París en la candidatura para organizar estos Juegos Olímpicos. Pero ahora, como si la siempre latente amenaza terrorista fuera poco, los activistas se asegurarán que el full time del aparato de seguridad no tenga claudicación alguna.
Ahora están ahí de nuevo. Sin carpas, sin campamento, pero siempre protestando. Contra lo que venga, contra lo que sea, la cuestión es aullar a los cuatro vientos, gritar presente, acaparar la atención y, sobre todo, no trabajar, hacerle la cruz a las ocho horas, jamás doblar el lomo. Esta vez el enemigo es el deporte, más concretamente los Juegos Olímpicos que están a la vuelta de la esquina. Ahí están otra vez, muy enojados. Este grupo se llama "Nuestros Olímpicos", pero es igual que todos los demás. Mientras ellas han formado un improvisado grupo musical que entona jingles contra la inconvieniencia de los Juegos Olímpicos y el perjuicio que le causan al sacrificado contribuyente, a quien a la vez pintan como "furioso" en un momento en que el país puede entrar en una nueva recesión, en el otro extremo ellos les contestan también cantando estrofas que dicen de políticos cubiertos de vanidad por la organización del evento, luego de engatusar al pueblo con un costo falso que a principios de 2012 trepó misteriosamente a los 11 billones de libras (en dólares unos 18.5 billones).
Claro que esto no es nada, porque este grupo y muchos otros vienen reuniéndose casi subrepticiamente para planear movilizaciones de todo tipo y color que, en lo posible, interfieran al máximo con el éxito del máximo evento deportivo universal. "Estos Juegos Olímpicos representan todo lo que está mal en el Reino Unido y vamos a hacer de todo para distorsionar su marcha", grita a los cuatro vientos frente a la Catedral de San Pablo, al este de Londres, uno de los más exaltados del movimiento.
Nada les cae bien, se oponen contra todo lo que venga. Los sponsors de los Juegos tampoco se salvan. Claman que uno de ellos tiene responsabilidad en una masacre por escape de gas sucedida en la India durante 1984 y que otro está vinculado a los cortes del gobierno para los discapacitados. La policía les responde todos los días, en forma pública, que durante los Juegos no va a tolerar "espectáculos" en la calle y menos aún en las cercanías de los lugares donde se desarrollarán las propias justas deportivas. Pero el Comité Organizador confiesa que los grupos de activistas crecen todos los días, aún reconociendo su pobre organización. Se sabe que intentarán interponerse en el camino de los portadores de la antorcha olímpica cuando ingresen en Londres y también que las vías de tránsito especialmente reservadas para los Olímpicos VIP y para los propios atletas como medio de arribar en tiempo y forma a los eventos, podrían ser bloqueadas por los revoltosos justamente el 28 de julio, día de la inauguración de los Juegos.
El billón de libras que cuestan los 2.400 guardias de seguridad privados, los 12.500 oficiales de policía, los 13.500 militares y la instrumentación completa del procedimiento de seguridad, ya no está solamente destinado a atender un frente único. Claro, el terrorismo sigue haciendo sonar las alarmas de alerta máxima, tanto que Londres no olvida a sus 39 muertos del 7 de agosto de 2005, el día después de vencer sorpresivamente a París en la candidatura para organizar estos Juegos Olímpicos. Pero ahora, como si la siempre latente amenaza terrorista fuera poco, los activistas se asegurarán que el full time del aparato de seguridad no tenga claudicación alguna.
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