miércoles, 1 de septiembre de 2021
FRÍAMENTE CALCULADO
viernes, 30 de abril de 2021
CAVANI, EL CORAZÓN DE MANCHESTER UNITED
El toque magistral de "El Matador", artístico, con un toque artesanal, dejó al portugués Bruno Fernandes con la "picadita" cantada delante del arquero de la Roma. Nueve minutos y nada más para que el Manchester United, por obra y gracia de Paul Pogba, Edison Cavani y y el mismo Bruno, se pusiera a mandar en su "Teatro de los Sueños".
Lo curioso fue que ese acto inicial de la obra, casi con el telón a medio levantar, pareció luego haber quedado en un espejismo tras los horrores de la retaguardia local y la rápida remontada de los italianos, cosechada prácticamente en un abrir y cerrar de ojos. Un 2 a 1 parcial que no se entendía porque, por otro lado y más allá de haber aprovechado con un cien por ciento de efectividad las gentiles facilidades otorgadas por el anfitrión de la fiesta, la Roma no conseguía disimular una fragilidad que, cuando el dueño del predio cargó las baterías en el descanso, tras reponerse de la sorpresa de la remontada, dar vuelta el partido y sentenciar la serie, fue como soplar y hacer botella.
ANTOLOGÍA. El salteño no los dejó ni respirar. Los romanos no habían dejado atrás aún el ahogo del primer pique del complemento. El uruguayo comenzó y terminó maravillosamente una jugada de antología y empleando una definición muy propia de su estilo, colgó la pelota en el ángulo para empatar el partido casi antes de respirar. A los 19 minutos el de Salto andaba dando vueltas cerca del arquero rival mientras olfateaba a su víctima, con muchas ganas de aplicarle su segunda estocada. Estaba en esas cuando el cuidavallas rechazó con mucho esfuerzo un remate cruzado del lateral Wan Bissaka, sólo para que Cavani se cobrara en efectivo su siguiente conquista.
El 3-2 ponía las cosas en su sitio pero tenía gusto a poco porque en el verde la superioridad del local y sus armas letales personificadas en Paul Pogba, de partido simplemente espectacular, Bruno Fernandes, con su talento siempre a flor de piel y un tal Edison Cavani, cebado como un tigre y por tanto siempre sediento de nuevas víctimas, pronosticaban algo por lo menos similar al festín que luego se concretó y que los hinchas -hoy marginados- hubieran disfrutado a pleno.
Y entonces la fiesta se largó. La música sonó casi celestial. "El Matador" erró la rabona pero Chris Smalling, el ex-United, no pudo frenarse en su cierre desesperado y se llevó puesto el tobillo del goleador. Fue un penal de los que nunca se cobran pero esta vez árbitro y VAR acordaron otra cosa y entonces Bruno Fernandes no perdonó. El 4 a 2 era otro cantar, pero quizás esos dos goles de la Roma, aquellos tan lejanos anotados durante un ya olvidado primer tiempo, siguieron pesando para que el propietario del predio siguiera sin tener la menor consideración por la visita.
Y fue así que la fiesta continuó. El cocazo carente de toda piedad de Paul Pogba, luego de que Fernandes le pusiera el balón en la cabeza, hizo cantar lotería. La llave parecía sentenciada pero el local se dijo "ya que estamos..." y fue así que Cavani, en su quinta participación en el marcador, decidió meter su segunda asistencia, otra vez espectacular, nuevamente de galera y bastón, para que el recién ingresado Mason Greenwood decretara un 6 a 2 completamente imposible de remontar en el Estadio Olímpico de Roma.
Manchester United está en la final de la Europa League, porque sólo un cataclismo icomparable podría cambiar esa realidad. Había llegado el tiempo para los elogios. Esta vez el partidazo de Paul Pogba, moviéndose suelto y a su antojo sobre la izquierda de su ataque en lugar de integrar el doble cinco, lo erigió como "Hombre del Partido". Fue un gran acierto táctico del inteligente Solskjaer y sus consecuencias fueron directamente proporcionales al resultado del partido.
Owen Hargreaves y Paul Scholes, dos ex-Manchester United hoy integrantes del panel televisivo de la cadena BT Sports que televisa Champions y Europa League, dijeron que hoy Edison Cavani "es el corazón del ataque del United" y agregaron que "ningún otro atacante del club puede ofrecer lo que aporta Cavani". Scholes, además ex-capitán de los "Diablos Rojos", enfatizó que el uruguayo "es un centro delantero neto (an "all round centre forward") y agregó que "no estoy nunca seguro de si Rashford, Martial y Greenwood cumplen con la función de un centro delantero auténtico". Enfatizó que "ahí adentro (en la cancha de Old Trafford) vimos un centro delantero real. Cavani lidera y hace que los otros jueguen". Finalmente terminó diciendo: "dos goles brillantes, con una definición de película el primero colocándola en el ángulo y el segundo, una anotación de pescador. Debe estar un poco apesadumbrado por no haber llegado al "Hat Trick" (3 goles), pero tuvo una actuación espectacular".
Por su parte el ex-mediocampista Hargreaves apuntó que "fue una performance típica de un gran centro delantero. Una exhibición que debe haber deleitado a los hinchas en sus casas, pero también es seguro que ahora estarán preocupados por el futuro del goleador (deseando retenerlo)".
Y justamente el Twitter se vió literalmente invadido por los hinchas de Manchester United. Las que siguen son sólo algunas de las expresiones vertidas: "simplemente lloraré si Cavani no firma un nuevo contrato"; "¡hagan que Cavani firme por favor! ¡Qué jugador, oh qué jugador!"; "Ole (Solskjaer) debería encerrar a Cavani en el vestuario y no dejarlo salir hasta que firme el contrato".
Sinceramente no creo que el lector necesite más por hoy. ¿Cierto?
lunes, 12 de abril de 2021
MAN OF THE MATCH
lunes, 8 de febrero de 2021
KANE: EL REGRESO
Los "Spurs" volvieron al triunfo y esto es lo más importante para encabezar cualquier referencia al úlltimo partido del equipo del norte de Londres.
Lo cierto es que, vaya coincidencia, el retorno a la victoria coincidió con la vuelta del goleador y máxima estrella del equipo, el mismísimo Harry Kane. Igual debe aclararse que a los de Mourinho les costó demasiado, quizás más de la cuenta, el llegar al primer gol del partido, ya que recién a los 52 minutos el clavo perforó la tabla y el gran Harry consiguió abrir el marcador.
Tan sólo 5 minutos después una acalambrante corrida del brasileño Lucas Moura fue rubricada con gran asistencia al coreano Son quien, probablemente vuelto a la vida por el retorno de su socio del alma, selló el segundo gol del partido.
La modestia y hasta la pobreza futbolística de West Bromwich Albion es indiscutible, así que el equipo de las West Midlands se defendió mientras pudo y sólo el mal momento de Tottenham Hotspur permitió al elenco del motivador -y muy poco más por cierto- Sam Allardyce, mantenerse a flote hasta ese minuto 52 que señaló el gol de Kane.
Al final fue 2 a 0 pero quedó muy claro que las huestes de "Mou" están lejos de recuperarse. Les costó demasiado, más de la cuenta, superar a uno de los peores -sino el peor- equipo del certamen y todavía hay que poner en la balanza y tener en cuenta que a al West Bromwich Albion le fueron anulados dos goles por posición adelantada.
CHELSEA GANA Y SUBE
Otra vez ganó el Chelsea de Thomas Tuchel y otra vez mostró que juega mucho más de lo que golea.
Nuevamente la dinámica, las variantes, el fútbol moderno del técnico alemán , chocaron con la falta de "punch". En este entorno destacaron Mason Mount y Timo Wener, a la postre la figura de la cancha, rotando, jugando y creando ante un Sheffield United, último en las posiciones, que llegó a complicarles las cosas a los "blues" cuando el zaguero alemán Antonio Rudigger se metió un gol en contra como pocas veces se ve en el fútbol de alto nivel. El defensa pareció ver que su arquero salía de la valla, así que resultó inexplicable a todas luces que le punteara el balón que terminó penetrando lentamente junto al caño derecho, decretándose así el 1 a 1 parcial.
En buen romance, a Chelsea le sobra despliegue, intensidad y hasta clase e ideas, pero continúa sin lograr complementar todas esas virtudes con una buena dosis reforzada de gol. Claro que igualmente gana, así que consecuentemente trepa en la tabla y ya está 5to. en las posiciones de Premier League.
0-0 MENTIROSO
El 0 a 0 entre Wolverhampton Wanderers y Leicester City no fue mentiroso por el empate sino por ser 0 a 0. Ambos hicieron méritos sobrados para anotar casi desde el arranque del partido.
Pedro Neto, el portugués, uno de los tantos del equipo del también luso Nuno Espirito Santo, gestó las maniobras más peligrosas transitanto por la izquierda de su ataque. En los azules de Brendan Rodgers, Ienacho, Maddison y Barnes se confabularon para crear peligro en el otro extremo de la cancha. Mientras tanto lo del catalán Adama Traoré, arma clave de los "lobos", fue sencillamente infernal. Quebró, desbordó como y cuando se le antojó aún cuando nunca tuvo el apoyo, por el centro del avance, del brasileño Willian José, el ex-Real Sociedad de San Sebastián, ni tampoco de los volantes "naranjas" que no aprovecharon jamás el desequilibrio generado por el exótico fisiculturista puntero español.
La sensación de gol estuvo siempre rondando ambas vallas. El partido jamás se pareció a uno de esos 0 a 0 típicos en los que el gol es una luz muy lejana, tan difusa que jamás alcanza a disipar la oscuridad. Ambos lo buscaron hasta el final, hasta el mismo momento en que el recién ingresado Jamie Vardy desvió un cabezazo que en su manual del goleador, era segura conquista.
Leicester City no pudo llevarse los tres puntos pero al final terminó aprovechando la nueva caída de Liverpool y el increíble empate de Manchester United, por lo cual la cosa no le salió para nada mal ya que quedó colocado en el tercer lugar de la tabla de Premier.
ARQUERO-JUGADOR, DESGRACIA DE LIVERPOOL
Lo aplastó. Lo dejó chato, sin reacción, lívido, sin aire, impotente, resignado. Eso terminó haciendo al final el Manchester City con el actual campeón Liverpool, asestándole un durísimo 4 a 1 en Anfield Road, el reducto del monarca.
Mucho antes, desde el comienzo del partido, Liverpool había mandado, tenía la iniciativa, la pelota y las mejores intenciones. Llegaba por las bandas y por el centro, desbordaban sus laterales, Alexander-Arnold por derecha y el escocés Andy Robertson por izquierda, mientras el brasileño Roberto Firmino y el senegalés Sadio Mané amenazaban constantemente, mostraban las fauces peligrosamente. Por ahí un aislado manotazo del arquero brasileño Ederson, echando la pelota al corner, no era suficiente reflejo de la supremacía del campeón.
Manchester City especulaba como nunca lo hace. Defendía bien, dejaba de lado por una vez el mito de la posesión de pelota y cuando llegó, puntualmente una sóla vez en el período inicial, fue penal del brasileño Fabinho sobre el inglés Raheem Sterling, que el turco-alemán Ilkay Gundogán desperdició levantando el balón un metro por encima del horizontal.
El insuceso fue suficiente aguijón para que los de "Pep" se decidieran a encarar el complemento con su fútbol habitual y ya a los 4 minutos el propio Gundogán tuvo la revancha capitalizando un rechazo del arquero brasileño Alisson. Pese a que a los 62 minutos Mohamed Salah, el egipcio, no perdonó desde los 12 pasos, tal situación, el penal cambiado por gol, no dejó de ser un simple oasis en el desierto de la falta de protagonismo de los de Klopp: el cielo siguió celeste sobre el rojo de Anfield porque la visita continuó paseando su juego a gusto y placer en casa ajena.
Lo que se veía en la cancha indicaba claramente que el de Salah no sería el último grito del partido, Y no lo fué, porque los tres últimos gritos, esta vez de dolor, de pena, de rabia, de impotencia, los dió el arquero Alisson Becker, quien se equivocó dos veces en la entrega para terminar provocando el segundo gol de Liverpool y de Gundogán y una vez más -otro pase fallido- que derivó en que el turco-alemán habilitara a Raheem Sterling para el tercer gol visitante. El cuarto, un golazo de la mejor figura de la cancha, el inglés Phil Foden, ya fue simplemente anecdótico porque para entonces todo estaba laudado en Anfield. Simplemente redondeó una goleada -4 a 1- inapelable y lindante con lo humillante.
El arquero-jugador es un "snobismo" pero es también una "desgracia" del fútbol moderno que sigue costando partidos y torneos. Sin ir más lejos Liverpool, gracias a los insucesos de un enorme arquero como es el brasileño Alisson Becker, titular indiscutido en el campeón inglés y en la selección brasileña, quedó a años luz de repetir el sabroso manjar que sería el coronarse, una vez más, como campeón inglés.
El arquero está para atajar y después mandar al balón por aire lo más lejos posible para que sus compañeros traten de ganarlo por arriba o bien en la llamada "segunda pelota", opción que los técnicos sensatos, los de buena cabeza y pies sobre la tierra, suelen entrenar concienzudamente. Todo lo demás es moda barata, moda que incomoda, "snobismo" que conduce a derrotas estrepitosas como la de Liverpool ante Manchester City.
El City de Guardiola hace rato que pisa fuerte de nuevo. Está más fuerte que nunca y por más que aún falte bastante para el final de la temporada, el título, un nuevo título de Premier para el "celeste", podría aventurarse que está casi a la vuelta de la esquina.
CONCIERTO DE "BLOOPERS"
Parecía que Manchester United se lo llevaba -3 a 2- con esa providencial "peinada" del escocés Scott McTominay cuando corrían 70 minutos de juego, pero lo cierto es que faltaba un concierto más de "bloopers" a cargo, una vez más, de la última línea del local, a quienes se unieron en la última jugada del partido el técnico sueco Olé Solskjaer y el recién ingresado zaguero Axel Tuanzebe. El entrenador había incluido al juvenil Tuanzebe cuando faltaban sólo dos minutos de los descuentos, en un típico cambio para hacer tiempo, de los tantos que, ridículamente, se mandan los entrenadores para "enfriar" el partido en el tramo final, pero que, invariablemente, significa que el árbitro agregue medio minuto más al tiempo adicional. Treinta segundos que esta vez fueron fatales para el de Old Trafford.
Un zaguero que entra frío en medio de los descuentos, puede ser perfectamente un arma de doble filo. Y este fue justamente el caso del tal Tuanzaebe quien, a nada de ingresar a la cancha, en su ansiedad por resultar útil para el triunfo de su equipo, cometió un foul absolutamente inútil en su mediocampo, lejos del área local, pero toda una oportunidad para que, ya en los 30 segundos finales de adición, todo Everton, incluido el arquero, se fuera en malón sobre el arco del español David De Gea. Y era Everton, era el cuadro de Ancelotti, el mismo que encabeza la tabla de Premier en goles convertidos de pelota quieta. El mismo que especula todo el partido, al viejo estilo italiano -no al nuevo- y "vacuna" al rival cuando éste menos lo espera, arteramente, traicioneramente, a la italiana.
El centro, casi frontal, llegó llovido, como caído de una galaxia, pero suficiente para que, una vez más, otra más en la tarde, fallara groseramente la zaga del sueco Viktor Lindelof y del capitán Harry Maguire, para que, tras un entrevero, el centrodelantero visitante y goleador del equipo, Dominic Calvert-Lewin, tocara en corto y empatara 3 a 3 un partido que estaba perdido para el equipo del italiano Carlo Ancelotti.
El primer tiempo había terminado con un 2 a 0 que parecía inamovible en favor de Manchester United, con el gol de cabeza de Edison Cavani y el golazo, de novela, antológico del portugués Bruno Fernandes, con una "vaselina" (dicho español) milimétrica sobre el término del período inicial. Everton no había pisado el área rival y esto es literal, así que, quizás por esta razón y por el 2 a 0, el United cayó en la "vieja y querida" subestimación, actitud que debería estar convenientemente desterrada en el fútbol de hoy, en el que hace mucho tiempo se ha dejado de ganar con la camiseta o con situaciones que sólo en apariencia son favorables, o al menos lo parecen.
Después vinieron las barbaridades, obviamente aún peores que la subestimación. es decir la funesta actuación defensiva del triángulo final local, la típica bronca callada y oculta de los demás, que se habían dejado el alma en la cancha para que los de atrás rebotaran de "blooper" en "blooper", cometiendo errores inconcebibles para futbolistas que ganan millones y millones de libras al mes. Lo de Harry Maguire, el capitán del equipo que cae en un promedio casi fijo de un error grueso por partido -cuando no dos- y lo de David De Gea, uno de los futbolistas mejor pagos de Inglaterra, lo cual es lo mismo que decir que gana una suma sideral, astronómica, es simplemente imperdonable.
En el primer gol de Everton, el del descuento tras el 2 a 0 con que finalizara el primer tiempo, Maguire se deja ganar la posición de una forma tan pasiva que hasta parece hacer una reverencia para que pase el futbolista rival. Tras cartón llega un centro bajo desde la izquierda y De Gea, arrojándose hacia adelante, le da un cachetazo tan suave a la pelota que más bien parece un mimo, arrimándole el balón al francés Doucouré para que éste con toque suave anote el gol visitante.
El 2 a 2 fue un gran remate de James Rodríguez, realmente inapelable.
Manchester City se va en la tabla y, aunque la presunción resulte bastante apresurada porque aún falta un buen trecho para el final del torneo, si el "celeste" de Guardiola mantiene el nivel actual, recuperado con creces del bajón abrupto del principio de la temporada, parece harto difícil que alguien lo alcance. De todos modos, Solskjaer con su cambio en los descuentos, Maguire, Lindelof y De Gea, hicieron esta vez méritos harto suficientes para colaborar con su rival de ciudad en la escalada hacia el título.
EDISON EDUCATION
"Cavani cumple 34 en los próximos días y miren el despliegue increíble que hace, corre más que los jóvenes, Edison Education, Edison Education". Las palabras del relator de la TV londinense sonaban como música para los oídos de los pocos uruguayos que lo escuchaban, en un país en el que los nacionales del este del río Uruguay no deben superar los 1.000 residentes, yendo quizás demasiado lejos.
El hombre decía lo anterior cuando recién comenzaba el Manchester United versus Everton y aún estaba relativamente lejos el minuto 24, en el que el de Salto, sin salto, más bien agachándose un poco, aprovechó con un cabezazo letal el centro milimétrico del inglés Marcus Rashford de quien, perfectamente puede decirse, que esta vez, quizás como honrosa excepción, directamente le buscó la cabeza a "El Matador" para el 1 a 0 en el "Templo de los Sueños".
Antes de ese gol de apertura Cavani se había mostrado con su repetido despliegue de energías, moviéndose de un lado al otro del ataque, aparte de colaborar en el bloqueo de la salida rival y hasta bajar hasta donde fuera menester para aportar su habitual cuota de sacrificio, entrega y marca, agregándole un par de toques sutiles y repentinos, con desmarque inmediato para la recepción de un balón que pocas veces le llegó de vuelta.
Cavani está sufriendo la falta de diálogo, tanto verbal, debido a la barrera del idioma que aún está lejos de dominar, como futbolístico, con compañeros que no lo terminan de sintonizar o bien no quieren hacerlo, al menos unos pocos de ellos, a los cuales directamente no se les antoja asumir que ha llegado un "top", un referente a seguir y no a rechazar, un ícono a mirarse en él como en un espejo y no a darle la espalda como a un paria. Además parece obvio que Olé Solskjaer, el técnico noruego, no cuenta entre sus virtudes un carácter suficientemente fuerte como para ponerle coto a la situación y hacer ver a los referentes la importancia de que el club haya accedido a un futbolista de tal categoría.
En fin, como en tantas y tantas cosas de la vida, el futuro, el tiempo, tendrá la última palabra.....
viernes, 5 de febrero de 2021
CON 10 ES IMPOSIBLE
A veces en los partidos manda el trámite, es decir la superioridad de un equipo sobre el otro debida directamente a aspectos técnico-tácticos. En otras oportunidades son las situaciones puntuales las que determinan el propio trámite que desemboca en el resultado final.
El triunfo del visitante Wolverhampton Wanderers sobre Arsenal se encuadra perfectamente en esta última premisa: fue un partido que se encaminó primero y se definió después debido a una situación puntual. Si bien los "Wolves" del portugués Nuno Espirito Santo son un muy buen equipo y de a ratos lo demostraban con alguna llegada peligrosa sobre el arco del alemán Bernt Leno, era Arsenal el que mandaba en su casa del norte de Londres. Una excepcional jugada individual del marfileño Pepé finalizó con remate cruzado de derecha -"la de palo" del africano- que incrustó la pelota a media altura contra el segundo palo del portugués Rui Patricio: un golazo que afirmaba todo lo visto hasta ese momento.
Fue sobre la hora del término del primer tiempo que se dió la acción puntual que cambiaría el curso del partido. El nuevo fichaje de los "lobos", el brasileño Willian José, procedente de la Real Sociedad de San Sebastián, le ganó en el pique corto a la línea final "Gunner" y cuando enfrentaba al arquero Leno David Luiz, que corría detrás suyo, lo tocó involuntariamente haciéndolo caer: penal y roja para el zaguero brasileño. La pena máxima la capitalizó en gol el portugués Ruben Neves.
En un segundo fatal todo había cambiado. Ahora estaban 1 a 1 con todo el segundo tiempo por delante y el local con 10 futbolistas en la cancha, en un fútbol que, como el inglés, ningún equipo que se ve en tal situación puede aspirar siquiera a rescatar un punto. Y así fue también esta vez. No hubo misterios, apenas reanudado el encuentro, el luso Moutinho encajó un golazo tras un espectacular remate de media distancia y ya el resto fue anecdótico.
El arquero local Leno vio la roja a los 72 minutos por meter la mano fuera de su área cortando una clara situación de gol. El visitante pasó esos minutos finales tratando de asegurar el partido para evitar sorpresas desagradables. Extrañamente el Wolves no consiguió ese objetivo y de esa forma fue contra lo que es el patrón en Premier para esta clase de situaciones. Así las cosas casi lo termina pagando carísimo, porque en la hora el gabonés Pierre Aubameyang, en una incursión aislada del local, vió su remate a boca de jarro bloqueado por el cuerpo de un defensor que terminó salvando de milagro el arco de Rui Patricio.
Claro, porque esto no deja de ser fútbol y en fútbol, a veces, todo puede suceder por más patrones que impongan las situaciones puntuales. No fue este el caso, pero ¡qué cerca que estuvo!
POR ESTA VEZ 1 A 0 FUE VENTAJA
El nuevo Chelsea del entrenador alemán Thomas Tuchel mostró otra vez los colmillos y bien afilados por cierto. Impuso el ritmo, marcó el compás, llevó peligro y definitivamente fue más que el Tottenham Hotspur de José Mourinho. El 1 a 0 concretado gracias al penal que certeramente convirtió el ítalo-brasileño Jorginho a los 24 minutos, marcó una victoria con gusto a poco del equipo del oeste de Londres.
Es que el "blue" nuevamente falló a la hora señalada, en el momento clave y crucial de la definición. Todo lo bueno que creó la figura del partido, Mason Mount, complementado por el siempre explosivo pero muy impreciso Timo Werner y el trabajo a destajo del italo-brasileño Jorginho y del croata Mateo Kovacik, terminó corriendo serio riesgo de desmoronarse como un castillo de arena si la gran reacción final del local hubiera sido coronada por el gol.
Variantes ofensivas, certera ocupación de espacios, mucha dinámica e intensidad casi constante, fueron virtudes que se quejaron casi agónicamente de la falta del señor gol que las coronara, el mismo gol que es el rey del fútbol, el todopoderoso que gana los partidos. Mientras tanto los "Spurs" de Mourinho volvieron a sentir demasiado la ausencia por lesión de su goleador y estrella Harry Kane. A su socio, el coreano Son, que le falte Kane es como que le corten una pierna porque su rendimiento cae estrepitosamente. En una imaginaria escala de valores, puede afirmarse tranquilamente que Son, sin Kane, cae de cien a cero.
Y con el coreano se viene abajo todo el equipo que en su propia casa del "White Hart Lane" se mostró lánguido, pasivo, estático e impotente. Solamente el hecho de que Chelsea no lograra concretar en la red la enorme superioridad que mostró en el juego, despertó del sueño a los pupilos de "Mou", los cuales en los últimos 15 minutos arreciaron contra el arco del francés Mendy y estuvieron a punto de igualar un partido que les había sido netamente desfavorable.
Este Chelsea de Tuchel muestra mucho en poco tiempo de trabajo del alemán, pero si la definición sigue brillando por su ausencia, los de Stamford Bridge tendrán más de un dolor de cabeza en lo que resta del torneo. Por esta vez 1 a 0 fue ventaja, pero no siempre lo será.
UN DEBUT SOÑADO
West Ham United llegaba por todos lados utilizando un sinnúmero de variantes ofensivas que casi invariablemente tenían como actores principales al debutante Jesse Lingard -a préstamo desde Manchester United- y al mediocampista checo Tomás Soucek, ambos magníficamente complementados por el corpulento Michail Antonio en la zona de definición.
Particularmente la sociedad de Lingard con Antonio resultó letal para los intereses del local Aston Villa que nunca encontró el método para frenarlos o interrumpir la conexión entre ambos de alguna manera. De esa manera, con semejante fórmula, la visita dió siempre la sensación de pisar fuerte y de mandar en casa ajena.
Para Lingard y para su entrenador David Moyes fue un reencuentro memorable, ya que ambos llegaron a coincidir en sus respectivos roles defendiendo al gigante de Old Trafford. Y también, por supuesto, fue el debut soñado del volante en el equipo del sur de Londres, con una actuación memorable coronada por dos goles, ambos con sendas y preciosas asistencias de Michail Antonio, un "9" que cuando no convierte aplica, en cambio, aptitudes técnicas estimables a la hora de asistir a cualquiera de sus compañeros.
En resumen, la gala fue completa: reencuentro, debut soñado con gran actuación y dos goles del nuevo, excelente rendimiento colectivo y triunfo categórico como directa consecuencia de todo lo anterior: 3 a 1 y el West Ham United que se trepa en la tabla y hoy por hoy ocupa el 5to. lugar, el cual equivale a Europa League 1 por Inglaterra.
LA AVENTURA DE POTTER
Resumido en una frase, el comentario podría ser que fue muy pobre lo de Liverpool y muy meritorio lo de Brighton en Anfield. Los azules del balneario cerraron todos los caminos hacia su arquero Sánchez y todavía les dió la cuerda para entrenar su audacia cuando se acercaron peligrosamente a la valla local.
Graham Potter, el técnico visitante, planteó el partido perfecto, tal como lo había hecho sólo dos días antes cuando su equipo derrotara al Tottenham Hotspur de José Mourinho. Brighton creó casi siempre una clara superioridad numérica en todos los sectores de la cancha y solamente esa hábil maniobra, optimizada con mucha disciplina y sacrificio, generó supremacía fubolística sobre el poderoso Liverpool.
Aún así, el grande siempre es el grande y por eso sobre los 25 minutos Liverpool se decidió a apretar las tuercas y tratar de ajustar el motor a como diera lugar. Se le fué encima al visitante, pero entonces Brighton, aún replegado más de la cuenta y de lo aconsejable debido al impulso de su encumbrado oponente, mostró que también sabía defenderse con uñas y dientes, ya que para entonces ya se le hacía muy problemático salir a la descubierta.
Sin embargo, en medio de ese asedio por momentos asfixiante, esporádicamente el endiablado belga Leandro Trossard se las ingenió para descolgarse por la banda izquierda, creando, adornando con sorprendente habilidad y definiendo él mismo una jugada casi increíble, realmente una muestra colosal de arte individual como muy pocas veces se ve en el fútbol automatizado y mecanizado de nuestros días. El remate final, ejecutado por el belga casi con el último aliento, fue tapado por el arquero alemán Keller. La jugada personal de Trossard fue la mejor del partido y la chance de gol resultó, pese al asedio en malón del local, la más clara y peligrosa del partido, exceptuando, claro está, la del gol de Alzate, a los 56 minutos de juego.
Lo de Brighton fue sencillamente tremendo, derrotando claramente, no de casualidad por cierto, a dos grandes de la Premier League en tan sólo dos días. Uno de ellos es el campeón inglés actual, nada más ni nada menos. Los de Potter quieren escribir un libro de aventuras y por eso se separan cada vez más de los colistas de la tabla...ganándole a los grandotes.
CITY SE FLOREÓ
El regalo del arquero internacional inglés Nick Pope, obsequiando un rebote infantil al brasileño Gabriel Jesús, a sólo 3 minutos de comenzado el partido entre Manchester City y Burnley, permitió a los de Guardiola elegir entre dos opciones: golear o descansar.
Entre extremarse a fondo o preservar los físicos castigados por un fixture cruel al extremo, la elección fue cuidarse, aún jugando su fútbol habitual. Tuvieron la pelota como siempre, se asociaron y triangularon tal cual es su costumbre pero haciéndolo a media máquina, sin alimentar demasiado las calderas.
Con esa disposición le alcanzó al City para aumentar por medio de Rahem Sterling a los 38 minutos de juego, marcando el 2 a 0 que sería definitivo. Si en ese mismo instante hubiera sonado el silbato del árbitro dando por terminado el partido, estaba bien porque de ahí en adelante, es decir durante todo el segundo tiempo, el líder absoluto Manchester City se floreó en la cancha dando un recital de fútbol ante un Burnley que entregó sus armas, si es que tenía alguna, ya en ese minuto 3 con ese gol regalado casi antes de pisar la cancha.
"CAVANI SERA IDOLO EN EL UNITED"
Lo había buscado desde el primer minuto con el ahínco con que siempre lo persiguen todos los "nueves" del mundo, aunque hoy Edison Cavani lleve, a pedido propio según confesó el noruego Olé Solskjaer, el legendario e histórico "7" en la camiseta del Manchester United.
Claro que estaba a la expectativa de su gol, por supuesto que lo ansiaba y que hasta lo estaba extrañando un poco, pero el salteño es uno de esos pocos goleadores, grandes por dentro y por fuera, que saben reprimir sus ansias de red en beneficio del bien de su equipo. En buen romance, Cavani puede arder por dentro en la búsqueda de su gol, pero jamás va a permitir que ese sentimiento le impida entregarse al equipo en cuerpo y alma y, yendo aún más lejos, si la cosa pasa por capitular y entregarle el tanto a un compañero que está en mejor situación que él para convertir, no sólo lo hará sino que será luego el primero en festejar la coquista con el anotador.
Con esas premisas sobre el mantel, el uruguayo había participado con toques sutiles y geniales en dos de los tres primeros goles de Manchester United al Southampton, cuando Luke Shaw, un lateral que cada día juega más, apuntó directo a su frente y "disparó" un centro exacto, milimétrico, para que Cavani le ´pusiera a la pelota dos dedos de frente y la encajara abajo, junto al caño derecho del arquero Alex McCarthy.
Mucho antes de ese momento de explosión, el relator de la cadena BT Sports, todo un auténtico admirador de "El Matador", había dedicado buena parte de su relato a deshacerse en elogios alusivos todos a la categoría del salteño y a la "gran pegada" de Manchester United al haberlo fichado contra muchos pronósticos que daban al uruguayo, de 33 años, como terminado futbolísticamente. En determinado momento, bastante antes de ese cuarto gol detallado en el párrafo anterior, el periodista comentó que "cuando vuelva la gente a los estadios Cavani será tratado como ídolo por la hinchada del United, simplemente porque con sus goles pero sobre todo con esa entrega y ese sacrificio por el equipo, el público local lo va a adorar y le va a cantar en los estadios". Una alocución como para inflar pechos y hacer erizar la piel de uruguayos varios.
Sobre la hora de finalización de los primeros 45 minutos, el ex-Danubio, Palermo, Nápoli y PSG se mandaba en línea recta hacia el área rival cuando los tapones de un defensa rival se plantaron sobre el cuello de su pie derecho. El árbitro Mike Dean, uno de los "top" de la Premier League, marcó penal pero el VAR, correctamente, comprobó luego que, si bien la punta del zapato de Cavani pisaba la línea del área grande, el "planchazo" sobre el cuello del pie se había dado unos10 centímetros antes de la raya. El tiro libre ejecutado por el experto portugués Bruno Fernandes, quien intentó "la gran Recoba" rematando bajo, por donde reptan las serpientes, para que la pelota, al saltar los integrantes de la barrera, pasara por debajo de todos los pies, no tuvo éxito alguno ya que hubo quien no saltó y en él rebotaron el balón y el peligro para McCarthy.
Más tarde, luego de la goleada casi indecente, la más catastrófica hasta ahora en esta Premier, el entrevistador de la cadena BT Sports le preguntó al técnico Solskjaer por qué había sustituido a Cavani al terminar el primer tiempo, si todo el panel televisivo había estado de acuerdo en que el salteño venía siendo el mejor jugador de la cancha. El noruego contestó que estaba de acuerdo con los periodistas pero que el tobillo del goleador aparecía muy hinchado tras la última jugada por él protagonizada al filo de la terminación del período y que "ya para entonces estaba muy claro -4 a 0 parcial- que no merecía la pena correr el menor riesgo de agravamiento de la lesión".
En cuanto al 9 a 0 de Manchester United sobre un desconocido Southampton, que venía bárbaro, escapado por varios cuerpos de la luz roja del descenso, con actuaciones hasta sorprendentes, buen fútbol y la gran actitud impuesta por el técnico austríaco Ralph Hasenhüttl, un motivador nato, no dejó de ser un resultado asombroso por demás, aún pese a que es conocido que en el fútbol inglés, contrariamente a lo que sucede en el extra terrestre fútbol uruguayo de entre casa, quedarse con un hombre menos es derrota segura. Y los "Saints" lo sufrieron por más de 90 minutos, incluyendo los descuentos, porque desde el minuto uno, en forma absurda y totalmente inexplicable, el mediocampista Alexandre Jankewitz se hizo expulsar por el árbitro Dean y condenó a su equipo a la derrota y al martirio consiguiente de enfrentar al local en "Old Trafford" con un jugador menos durtante todo el encuentro.
El resto lo hizo el golpe psicológico que se llevó el visitante. La vergüenza que pasó Southampton se debió a que sus futbolistas no lograron asumir que debían encarar semejante partido, de visitantes ante tan encumbrado rival, jugando con 10 futbolistas en la cancha. No lucharon siquiera, se entregaron mansamente y esto resultó casi tan inexplicable y fuera de luegar como la absurda actitud de Jankewitz.
lunes, 1 de febrero de 2021
EL PEOR "SPURS"
Fue el peor Tottenham Hotspur que puede verse. Impotente, pasivo, apático, sin fuerza, sin espíritu de lucha, sin rebeldía, permisivo con el rival.
Brighton, pese a la conocida modestia de su formación, mandó en su feudo y hasta resultó extraño por demás, aunque decirlo parezca algo de otro planeta, que no pudiera ampliar ese 1 a 0 que llegó tras gran jugada colectiva muy bien culminada por el belga Leandro Trossard cuando sólo corrían 16 minutos de juego. Para destacar estuvo sobre el césped la gran actuación del argentino con apellido escocés, Alexis Mac Allister. El pampeano comandó a su equipo, a veces de frac y galera, en otras ocasiones a pura tracción sangre. El de la selección argentina fue la figura de la cancha y claro, como no podía ser de otra manera, tuvo participación decisiva en el único gol del partido.
Los Spurs pierden pie rápidamente en las posiciones, ya que luego de su segunda derrota consecutiva han caído al sexto lugar de la tabla, pero José Mourinho, en declaraciones posteriores al encuentro, habló de una recuperación de su equipo, de una gran actitud de sus jugadores en el segundo tiempo que realmente nadie pudo ver. Si bien Harry Kane, su estrella y goleador, estuvo ausente por lesión, nadie sacó la cara por él. Por ejemplo, su compinche, el coreano Son, sigue extrañamente apagado, sin aparecer siquiera en los partidos.
Ante Brighton Gareth Bale arrancó como titular pero su presencia en la cancha fue nominal, así que mientras estuvo en el terreno puede decirse tranquilamente que su presencia en el club del norte de Londres no se justifica ni se explica en lo más mínimo.
LIVERPOOL "POR LOS PALOS"
Con un 3 a 1 contundente y expresivo ante West Ham en Londres, Liverpool confirmó su reencuentro con la senda del triunfo, está tercero a sólo un punto de Manchester United y a cuatro del líder City. Esa sería la información objetiva, somera, clara y concisa. Lo otro, lo que vale más, lo que ausculta audazmente -o quizás no tanto- el futuro, es decir que se avizora tierra a la vista para los de Jurgen Klopp. La nave parece haber encontrado el rumbo y tanto la tripulación como el capitán dan señales claras de que estarán en la conversación por un nuevo título de Premier. Utilizando jerga turfística puede decirse que "Liverpool se viene por los palos".
Lo curioso es que un torneo que comenzó entreverado por demás, con equipos que se turnaban tanto en el liderazgo como en las posiciones de vanguardia, amenaza ahora con terminar definiéndose entre los dos clubes que lo han obtenido en sus últimas dos ediciones: el Manchester City de "Pep" Guardiola y el Liverpool de Jurgen Klopp. Se dará o no, pero lo cierto es que la constante de las últimas fechas, con la recuperación cierta y contundente que ambos clubes exhiben, junto con los tropiezos de aquellos que los amenazaban seriamente, esta posibilidad ha adquirido fuerza inusitada y, por tanto, no puede obviarse.
En el triunfo ante West Ham deslumbró una vez más el egipcio Mohamed Salah, anotando dos de los tres goles del ganador, aunque el segundo de ellos merecería ser pintado al óleo y expuesto en la "National Gallery" de Londres. Debido a que eso no se producirá, esa anotación seguramente estará compitiendo seriamente por el gol del año cuando esté terminando este 2021. La velocidad y la precisión de la jugada que imprimieron primero el carrilero Trent Alexander-Arnold y enseguida el suizo Sherdan Shaquiri, no fueron nada comparadas con la pincelada final del goleador egipcio, "matando" con la pierna izquierda, en plena carrera, una pelota imposible y definiendo con la derecha suavemente a la derecha del arquero polaco Lukas Fabianski.
West Ham no supo nunca aprovechar las ventajas de integración que le otorgó la imprescindible rotación llevada a cabo por Klopp, en una temporada rigurosa por demás, que es más cruda todavía para los equipos más poderosos de las ligas europeas. El de Londres tenía que ser audaz, se imponía tal actitud en su "London Stadium" de Stratford y ante un rival que improvisaba formación y sistema de juego.
Los de David Moyes fallaron feo, no aprovecharon su oportunidad y entonces también perdieron feo.
EL "LOCO" BIELSA GANO OTRA VEZ
El 1 a 1 madrugador firmado con los goles de Harvey Barnes para Leicester City a los 13' y de Stuart Dallas para Leeds United dos minutos después, fue presagio de uno de esos típicos partidos de vértigo permanente, poca marca, muchos espacios y goles varios, que son tan comunes en el marco de la Premier League inglesa.
Nada tan errado porque luego de esos cimbronazos iniciales ambos durmieron una larga siesta que duró hasta los 70 minutos cuando Patrick Bamford, el goleador del equipo dirigido por Marcelo Bielsa, definió bárbaro para remontar el marcador. Fue recién entonces cuando Leicester City se acordó de que es usualmente un cuadro intenso y que gracias a esa virtud, entre otras, estuvo hasta ahora mirando la tabla desde arriba.
Los dirigidos por el nor-irlandés Brendan Rodgers se fueron con todo contra el arco del francés Illan Meslier pero en su desenfreno, tras un corner a su favor, salió una contra de Leeds a 200 kilómetros por hora, tras la cual el encendido Patrick Bamford le sirvió la pelota en bandeja a su compañero Jack Harrison para que la soplara como a una velita hacia el arco vacío del danés Kasper Schmeichel, quien había salido despavorido a tapar el remate del ariete de Bielsa, disparo que nunca se produjo.
De esa forma, con Bamford a la cabeza, el "Loco" Bielsa y su banda del noreste de Inglaterra, ganaron -3 a 1- su segundo partido consecutivo y se van trepando sigilosamente a la mitad de la tabla con la esperanza muy difusa aún, pero esperanza al fin, de meterse en una de las posiciones que clasifican a Europa League.
Leicester City, sin el lesionado Jamie Vardy -ausencia clave por supuesto- se guardó la intensidad que es su arma principal, favoreciendo de esa manera al siempre frágil planteo defensivo de Bielsa, para dejar 3 puntos por el camino, junto con el segundo lugar en la tabla de Premier al que pudo haber accedido con un triunfo ante los del noreste del país, aprovechando el nuevo tropiezo del Manchester United de Edison Cavani.
EL CHELSEA "ALEMÁN"
Avanzaba el reloj y el dominio de Chelsea, del nuevo Chelsea dirigido por el alemán Thomas Tuchel, era cada vez más claro, con mucho vértigo, sorpresa y verticalidad, así que a los 40 minutos, más tarde de la cuenta por cierto, llegó el gol del vasco Azpilicueta tras una enorme jugada colectiva que culminó muy bien el capitán del equipo.
Apareció un Chelsea sin ataduras, liberado, suelto y relajado, que llenó la cancha con dinámica y decisión. Dentro de ese panorama la espigada figura del media punta Callum Hudson-Odoi sobresalió nítidamente y no sólo por su altura precisamente: asistió a Azpilicueta en su gol y además estuvo siempre en la elaboración y culminación de las mejores jugadas del hoy equipo de "TT".
Quizás lo más destacado de la tarde de Stamford Bridge fue que cuando el técnico alemán hizo lugar en el equipo para su coterráneo Kai Havertz y para el estadounidense Christian Pulisic, el ritmo y la intensidad del equipo, que habían comenzado a decrecer, se reactivaron y al final de ese camino tan auspicioso llegó el golazo del español Marcos Alonso, que para el ibérico tuvo claro sabor a revancha, ya que el carrilero hacía mucho tiempo que no jugaba tras un encontronazo mantenido con el entrenador anterior, Frank Lampard.
En cuanto a Burnley, el visitante, se mostró siempre impotente y por largos momentos fue tan sólo un espectador impasible, por cierto que pasivo, del espectáculo futbolístico que daba su encumbrado rival.
No hubo goleada de puro milagro. Fue 2 a 0 pero fue paliza y, lo que es más importante, puede haber representado el comienzo de un camino de franca recuperación de Chelsea, un grande que había estado bastante venido a menos antes de la llegada de Thomas Tuchel.
EL UNITED PIERDE PIE
Muy poco para cada uno y al final no fue para ninguno, Poco por aquí, poco por allá, ambos, Arsenal y Manchester United, quisieron más que lo que hicieron. El partido fue por momentos entreverado, sólo de a ratos clarificado.
El horizontal del arquero español David De Gea negó el gol de Arsenal al francés Alexander Lacazette. Del otro lado de la cancha Edison Cavani tuvo dos de su especialidad, es decir clásicos anticipos ofensivos con apariciones fantasmales de su estilo, pero esta vez la suerte le fue esquiva y el balón lamió primero el caño izquierdo y minutos después el derecho del alemán Leno. Hubo alguna otra ocasión de peligro, pero las descriptas fueron lo más claro de un partido que no lo fue tanto.
En cuanto a Edison Cavani, puede tranquilamente afirmarse que siempre estuvo alerta, no se alteró tampoco su costumbre de sumar kilómetros de recorrido como si los coleccionara y se mostró siempre disponible para el último toque, puso toda la carne en el asador pero esta vez simplemente no le tocó, no se le dió.
Fue 0 a 0 y fue ajustado a la realidad. Y la realidad es, además, que el United sigue perdiendo pie. Se le va el City y todo apunta a que, si este rumbo se mantiene, Liverpool se unirá a los "citizens" en la escapada final por el título.
"PEP" HAY UNO SÓLO
A Guardiola no se le puede imitar porque Guardiola hay uno sólo y lo que manda hacer en una cancha de fútbol es la consecuencia de muchos años de estudio, análisis y trabajo práctico. Al respecto existen anécdotas imperdibles del "Loco" Abreu sobre el tiempo que compartieron ambos en el fútbol mexicano. Asi que, aparte de que las imitaciones nunca fueron buenas, es altamente probable que en este caso puntual las copias salgan rematadamente mal; de hecho esto es así invariablemente.
Lo que ordena hacer "Pep" sobre el verde les resulta a los más veteranos muy parecido al "Fútbol Total" de la "Naranja Mecánica", aquella histórica Holanda del '74, y más aún lo es cuando logra un mayor porcentaje de verticalidad en el juego, cosa que su actual equipo, el Manchester City, no siempre consigue. Justamente esa carencia de vértigo, de "punch", de alma de "killer", que los "citizen" evidenciaron hasta bien entrada la presente temporada, llevó a muchos a preguntarse si el estilo de su técnico estaba ya caduco, perimido, hasta pasado de moda y si habría llegado el momento en que los demás entrenadores le habían tomado los puntos. Es una pregunta que se hicieron tanto el hincha común como los especialistas.
Hoy, pasado ya el ecuador de la temporada, casi puede afirmarse que parece, al menos parece ya que está visto que en esto del fútbol no hay nada escrito, que hay Guardiola para rato. Ante Sheffield United, el último de la tabla y con todos los boletos en su poder para caer a Segunda División, los únicos puestos fijos de los celestes de Manchester fueron los tres de atrás, el arquero brasileño Ederson y, a medias porque también se movió permanentemente, el centrodelantero Gabriel Jesús, a la postre autor del único gol del partido.
El portugués Bernardo Silva, carrilero por derecha, y el ucraniano Zinchenko, su homónimo por izquierda, se meclaron permanentemente con el turco-alemán Gundogán, con el español Ferrán Torres y con el inglés Phil Foden, intercambiando posiciones, triangulando y dialogando constantemente con la pelota y sin ella. Tales asociaciones fueron más que suficientes para generar una superioridad avasallante frente a su modesto rival, pese a que, una vez más, a los pupilos de "Pep" les faltó verticalidad, carencia que al menos esta vez puede explicarse por las ausencias de Raheem Sterling y Kevin De Bruyne, dos símbolos vivientes del cambio de ritmo, la velocidad y la contudencia.
Fue un 1 a 0 con gusto a poco, pero alcanzó para solidificar a Manchester City como líder absoluto de esta edición de la Premier League.
viernes, 29 de enero de 2021
LEEDS DE LOS ESPACIOS VERDES
Un partido ideal para ecologistas. Hubo espacios verdes, muchos, como para recrear la vista. El local Newcastle y la visita Leeds United, de Marcelo Bielsa, casi ni pisaron el medio. Surgieron como de la nada facilidades varias y surtidas, franquicias para aprovechar con los ojos cerrados y sin siquiera pensar.
Dentro de ese panorama, un ida y vuelta sin pagar pasaje ni peaje, un "me voy y no vuelvo", un "salgo y no me esperes", Leeds ofendió algo más y, lo que es más importante, ese panorama de ida y vuelta favoreció en algo a lo que siempre hace el entrenador rosarino.
La moneda dijo "Leeds" como pudo haber dicho "Newcastle" o "Empate". porque en un trámite en el que todos corrían, pasaban y hasta fluían pero no marcaban y ni siquiera molestaban al rival, todo podía suceder, cualquier resultado hubiera sido válido, como lo fue, efectivamente, el 2 a 1 con el que, esta vez, los de Bielsa, consiguieron sumar 3 unidades que lo arriman a la mitad de la tabla de Premier.
REMONTADA "GUNNER"
Tres días antes, en el mismo escenario del "Saint Mary's Stadium", el local Southampton, con un gol solitario, había despedido a Arsenal de la FA Cup (Copa Inglesa). Por eso es que a los 3 minutos de juego, con ese gol caído del cielo anotado por un Armstrong que no estuvo en la luna sino muy atento por cierto, pareció que el dueño de casa repetía el plato.
Sin embargo esta vez Southampton se topó con un Arsenal diferente, resuelto a cambiar la cosa tomándose cumplida revancha del insuceso anterior. La dinámica de los Saka, los Pepe, los Smith-Rowe, con su sangre joven empleada a fondo, bien respaldados por el experiente suizo Xhaka y por un inspirado Lacazzette que siempre dió batalla y mostró el camino hacia el gol, fueron elementos contundentes, pesados por demás, que llevaron al "Gunner" a tomarse una merecida revancha para seguir trepando decidido en la tabla de posiciones de la Premier League.
Los goles -de alta factura técnica- de Pepe, Saka y Lacazzette, imprimieron un 3 a 1 expresivo ante un equipo siempre difícil que además está pasando por un momento excelente, lejos de su habitual lucha por la permanencia y con justas aspiraciones de copas europeas.
EL NUEVO CHELSEA
El Chelsea, el nuevo, el del alemán Thomas Tuchel, el posterior a Frank Lampard, nuevo protagonista de "Crónica de una Muerte Anunciada", mostró protagonismo, abundante posesión de pelota y acertado "pressing" sobre la salida rival. También primó el cuidado, el respeto al cartel de "Pare", el pie de plomo y el ancla bien enterrada en el fondo del río para que el barco no se moviera más de la cuenta.
Traducido todo lo precedente, se vió un equipo local que ganó en hacerse respetar por el rival de turno pero perdió en contundencia. Esa fue la primera impresión del Chelsea de "TT". Muy ajustada a la más pura lógica, la que suele manejar un técnico que debuta en un club de primera línea de batalla. Y así fue que Chelsea fue más que Wolverhampton Wanderers, jugó más y mejor, tuvo la pelota y el control del partido, mostró dinámica y variantes ofensivas y lo hizo justamente ante un equipo que, como el del portugués Nuno Espirito Santo, se caracteriza justamente por el afán y hasta el patrón de ser protagonista.
Los "Wolves" se defendieron bien, fueron aplicados y prolijos, pero esta vez, quizás hasta extrañamente, resignaron su poderío atacante, hasta puede decirse que renunciaron a él y claro, con dichas premisas sobre el césped, no ganaron ni perdieron.
Debió ser para Chelsea pero el local no supo culminar todo lo bueno que el nuevo técnico trajo en sus valijas, no metió la pelota en el arco rival y resignó así dos puntos que debieron ser de la casa.
DE ROJO SANGRE
EL LETÁRGICO UNITED
Es feo perder contra el último, siempre lo es, pero cuando la derrota es consecuencia de la desidia. del dejarse estar, del dormirse en los laureles mientras los minutos pasan sin pegar el sacudón de melena que pasa a ser de ley, la frustración del final pasa a ser aún más profunda.
Manchester United salió a la cancha de Old Trafford ganando con la camiseta. Se paseó muy tranquilo y confiado por el verde mientras que su rival, el "pobre" Sheffield United, el colista de la tabla, se tomaba el partido como una final. Se podrá hablar y escribir sobre movimientos, sobre fracasos individuales, sobre la inmensa entrega del equipo del noreste de Inglaterra y hasta del foul previo al primer gol al arquero español David De Gea, el cual hace 25 o 30 años no se penalizaba pero que con las reglas vigentes fue una clara infracción.
Todo eso y más podrá ponerse sobre la mesa de operaciones, pero resultará que al final el paciente no sobrevivió porque no se cuidó, no siguió la prescripciones básicas para superar el bloqueo a que fue sometido. En otras palabras, el fútbol de hoy es competitivo por demás, ya hace muchos años que no se gana más con la camiseta, con la historia ni con el prestigio. Y ni siquiera con presupuestos gigantes. En un planeta fútbol donde el físico y el despliegue desempeñan roles estelares, se necesita darlo todo en la cancha y la subestimación del rival de turno, por más débil que parezca, es palabra prohibida.
Sheffield United se defendió muy bien, no sólo con uñas y dientes sino también con orden, cortando los circuitos hacia y desde el portugués Bruno Fernandes, la usina generadora de su encumbrado rival. Cuando pudo hacerlo, el del noreste trató de armarse manteniendo su disciplina y agregando el buen trato de pelota que ha mostrado en muchos partidos y que no le ha sido suficiente para trepar en la tabla porque generalmente no fue acompañado de la contundencia imprescindible a la hora de definir.
De cualquier manera esos atributos esta vez fueron más que suficientes para superar al letárgico Manchester United, que hizo todo para perder y nada para ganarle...al último de la tabla de Premier. En cambio se quedó sin la punta y todavía con un partido más jugado que el actual líder, su rival de ciudad, el Manchester City de Joseph Guardiola.
En cuando a Edison Cavani, le tocó descanso en la atinada rotación que efectúan los entrenadores europeos para paliar los calendarios demoledores del viejo continente. Cuando Solskjaer recurrió a sus servicios como potencial tabla de salvación, ya era demasiado tarde para evitar el naufragio.
viernes, 22 de enero de 2021
ADIOS INVICTO
Fueron 68 partidos sin perder en su reducto de Anfield, casi inexpugnable. La última caída había sido ante Crystal Palace el 23 de abril de 2017. No puede decirse ligeramente que Liverpool, el encumbrado Liverpool de Jurgen Klopp, haya tocado fondo. Sería un disparate y hasta un atrevimiento por varias razones. La más importante es que el equipo puede levantarse de un momento a otro, ya que le sobra entrenador, futbolistas de calidad máxima y fútbol contundente, que puede quedar a un lado momentáneamente pero siempre está latente y amenazante en el rincón más recóndito de Anfield Road.
Ante el modesto Burnley el partido arrancó soso, desabrido. Liverpool no pesaba arriba y en el mediocampo tampoco cambiaba el ritmo cansino y parsimonioso, así que Burnley aprovechaba esa suerte de desidia para cerrar filas delante del arquero internacional Nick Pope. El primer tiempo terminó con ambos técnicos insultándose, por motivos desconocidos, mientras rumbeaban hacia los vestuarios.
Debido a que en el complemento las cosas no cambiaban, el entrenador alemán soltó los leones: Salah y Firmino a la cancha, se terminó el descanso para ellos, la situación estaba complicada. Acto seguido Nick Pope le dice que no al egipcio y más tarde el brasileño pierde un par de chances claras definiendo mal.
Burnley se agranda, se hace ancho en la cancha ocupando todos los espacios. Es ordenado y prolijo con la pelota, así que se las arregla para crear peligro y hasta para hacer intervenir al arquero brasileño Alisson Becker, que llega a lucirse unos minutos antes de salir a destiempo y cometer un claro penal que Ashley Barnes no desperdicia y transforma en gol.
Es el único gol, el que quiebra el largo e interminable invicto de Liverpool en su estadio, el que deja a los de Klopp en el cuarto lugar de la tabla y todavía amenazados por el Tottenham Hotspur de José Mourinho, que lo sigue a un sólo punto pero tiene un partido menos jugado.
LEICESTER ENCENDIDO
Tras un comienzo arrollador de Leicester City, pautado por el gol de apetura de Ndidi y un tremendo zapatazo de James Maddison que hace temblar el horizontal del arquero francés Mendy, Chelsea se sacude hasta llegar a sacarse de encima a su demoledor rival de los primeros minutos e incluso teje la mejor jugada colectiva del partido que Huddson-Oddoi termina culminando muy mal.
Sin embargo, aparte de esa acción puntual, los de Frank Lampard son livianos, ladran pero no muerden y entonces los de Brendan Rodgers, que están encendidos y vienen muy enchufados en sus objetivos, aprovechan una muy mala defensa de una pelota aérea impulsada por su arquero danés Kasper Schmeichel, para que el implacable Maddison anote el segundo gol y le ponga la cosa muy complicada a la visita, tanto que esa conquista termió sentenciando el lance.
Chelsea no se levanta y ni siquiera amaga hacerlo. Nada indica que las cosas vayan a cambiar en un plazo breve para los dirigidos por Frank Lampard. Es más, el dueño del club, el multimillonario ruso Roman Abramovich no es conocido justamente por su paciencia para tolerar este tipo de circunstancias por demasiado tiempo. El mandamás invirtió como nunca en jugadores top, le hizo todos los gustos a su entrenador, así que casi suena evidente que a Lampard lo está salvando su cartel de hombre de la casa, pero hasta eso tiene un límite, así que hoy muchos se miran de reojo en Stamford Bridge y se preguntan hasta cuándo aguantará el ruso la inoperancia, ineficiencia y hasta desidia del equipo del oeste de Londres.
Volviendo al partido del "King Power Stadium", Mark Albrighton, con su silencio, su bajo perfil, su rendimiento a destajo y su motor fuera de borda que siempre funciona como un relojito, el propio Maddison, todo talento, todo calidad, todo contundencia y la amenaza siempre latente del implacable goleador Jamie Vardy, se encargaron de asegurar lo que estaba casi cantado desde el comienzo: un triunfo que deja a Leicester City tercero en las posiciones, igualado con el City y pisándole los talones al líder United.
Y con muchas ganas de repetir hazañas recientes, como va dicho en notas anteriores.
VOLVIO EL LOBO FEROZ
El "Etihad Stadium" le regaló su marco a una de las muestras de arte futbolístico más destacadas de esta edición de la Premier League. Pocas veces podrá apreciarse una acuarela tan precisa sobre el lienzo creando una combinación casi mágica de fútbol atildado, preciso pero al mismo tiempo vertical e hiriente (Manchester City), con una defensa elaborada, organizada y sincronizada con una salida al ataque pensada, prolija pero también rápida y expeditiva (Aston Villa).
Lo primero que debe aclararse es que el Manchester City es hoy un equipo diferente, básicamente porque incorporó verticalidad y vértigo (las dos "v") a su juego, sin perder por ello precisión ni orden. Parece obvio que "Pep" Guardiola, inteligente por demás, percibió que sus futbolistas habían perdido motivación y hasta interés a la hora de encarar los partidos. Debía terminar con esa desidia, con ese letargo, con ese navegar sin rumbo por la cancha que mostraban los suyos con alarmante continuidad. Supo que tenía que cambiar y cambió: así de sencillo y de contundente.
En cuanto al partido del "Etihad", fue "palo y palo" con mayor continuidad del City pero con el Villa contestando sin respeto alguno. A los 5 minutos Emiliano Martínez salvó su arco por primera vez. Después las llegadas del local ya no fueron tan claras pero igualmente el colectivo de "Pep" no dió tregua, mientras que del otro lado Jack Grealish, el "10" de la "facha" rioplatense y medias caídas, y su socio Ross Barkley, el de Chelsea que encontró su lugar entre "villanos", lo intentaron todo para que las diferencias no se notaran. Así las cosas, el 0 a 0 del final del primer tiempo resultó una especie de milagro: nada menos ajustado a la realidad de acuerdo a lo mostrado por ambos rivales.
Ese panorama se mantuvo en el complemento. Las espaldas "villanas" estuvieron siempre bien cubiertas por los zagueros ingleses Tyron Mings y Ezri Kousa y claro, por supuesto, también por el enorme Emiliano Martínez, siendo como siempre un monumento a la sobriedad y a la tranquilidad. City siguió jugando con la sirena abierta como ha sido común en los últimos partidos, con fútbol elaborado, con las triangulaciones clásicas del equipo de Guardiola, pero con ese nuevo ingrediente picante, hiriente: la verticalidad, parienta directa del cambio de ritmo vertiginoso que lleva al arco rival en un abrir y cerrar de ojos.
A los 53 minutos el portugués Joao Cancelo "reventó" el horizontal y después el duelo entre los ataccantes celestes y los defensas visitantes fue "a muerte", con ambos centrales sacando todo y con Emiliano haciendo, una vez más, de arquero-maravilla. Cada contragolpe de Aston Villa fue también una tortura para el City, así que ese 0 a 0 que se mantenía en el marcador era simplemente un capricho al que el fútbol acostumbra a sus fanáticos.
Cuando a los 78 minutos el luso Bernardo Silva encajó su zurdazo bien pegado al caño derecho de Martínez, se hizo justicia con el fútbol más que con Manchester City. También todos supieron que a esa altura era muy improbable que Aston Villa pudiera empatarlo, así que el penal que el turco Gundogán transformó en gol, puso punto final a una de las mejores muestras futbolísticas de esta temporada.
Manchester City ha recuperado su "status". Es otra vez el lobo feroz, un candidato de fierro al título. Hoy es el segundo, a sólo dos puntos del Manchester United de Edison Cavani pero con un partido menos jugado, por lo cual, en una hipotética tabla de puntos perdidos, es el líder de esta Premier League. Pocas, muy pocas semanas atrás, esta realidad de hoy era por demás difícil de imaginar.
EL LIDER A GATAS
El despertador se trancó y no sonó hasta los 5 minutos de comenzado el partido. Hasta entonces Manchester United no se enteró de que había partido a orillas del Támesis. Más que estar en la cancha, flotaba flácido sobre el icónico río londinense. Así las cosas fue Fulham el que impuso el ritmo, el que marcó el paso, el que trató de llegar al arco de De Gea a velocidad y por las bandas, con Ademola Lookman como abanderado. El inglés, hoy por hoy el mejor delantero del equipo de Scott Parker, fue quien se ocupó de hacer sonar ese despertador trancado, cuando en el minuto 5 aprovechó una distracción imperdonable de la última línea visitante y con fuerte remate cruzado inauguró el marcador.
Sonó entonces la alarma y el United comenzó por ajustarse los cinturones en el fondo, cerrarle caminos al dueño de casa e intentar inquietar al arquero francés Alfonze Areola, hasta que el ex-PSG se ocupó de arruinar él mismo alguna excelente intervención que había tenido, cortando un centro bajo tan defectuosamente que la pelota quedó a disposición de la zurda de Edison Cavani: remate fuerte y bajo y empate sellado en el Craven Cottage.
Cuando más intentos y méritos hacía Fulham para desnivelar de nuevo, porque aunque suene increíble eso fue lo que sucedió, llegó el golazo de Paul Pogba.. Ni siquiera ese zurdazo inapelable luego de una gran acción individual del francés, alcanzó para que el United se vistiera de grande de una buena vez.
El local siguió martillando y dando sensación de superioridad sólo desairada por las malas definiciones. A tal punto llegó la situación, que los minutos finales fueron de un sufrimiento inexplicable para los de Ole Solskjaer, quien llegó al extremo de hacer un cambio en el minuto 95, haciendo ingresar a Nemanja Matic por el portugués Bruno Fernandes, en aras de hacer correr el reloj y así mantener el resultado ante uno de los colistas de Premier.
Claro, todo sea por mantener el liderazgo. A esos efectos cualquier maniobra es válida y esa premisa fue la que aplicó el entrenador noruego. A gatas, a duras penas, pero vale igual.
El "MAN OF THE MATCH"
"Está en el lugar indicado en el momento justo", clama el relator de la cadena inglesa BT Sports, definiendo así el deporte de la pesca que tanto gusta de practicar Edison Cavani dentro y fuera de las canchas. Es que así, con tanza y reel alertas, pescando como tanto le agrada, no supo ni quiso perdonar el error en el rechazo de su ex-compañero de PSG, el hoy arquero de Fulham, Alfonze Areola, y entonces lo fusiló sin piedad, sin perjuicio de que después del partido ambos terminaran pasando largos minutos charlando fraternalmente en francés junto a Paul Pogba y Anthony Martial, como corresponde a los buenos amigos.
Antes y después de ese gol, el del empate, el que catapultó a Manchester United a una trabajosa y muy dura victoria ante el más que meritorio Fulham, en el legendario Craven Cottage, a orillas del Támesis, bien al oeste de Londres, Cavani se dejó el pellejo y mucho más adentro del verde. "Se mató" por el cuadro como siempre lo hace. Jugando de punta, se movió permanentemente arrastrando marcas o bien pivoteando para habilitar a compañeros que llegaban de frente y con posibilidades de herir a la última zona rival. También se le vió marcando y recuperando en el mediocampo y hasta en su propia área.
En fin, nada nuevo para quienes le conocen de sobra. Un adalid para cualquier equipo, un referente para compañeros y rivales, un vagón repleto de entrega sin pausas. En todas partes del mundo esos valores, que no son bursátiles sino humanos y futbolísticos a partes iguales, cotizan alto, pero a los ingleses en particular, asistir a tales demostraciones les encanta, dan lo que no tienen por verlas y apreciarlas.
Ahora bien, el hecho de que quien exhiba esos atributos sea una estrella mundial ya consagrada por sobrados méritos propios, es algo que en Inglatrra tienen que verlo para creerlo. Este es un país en el que los futbolistas de élite suelen aparecer en las portadas de revistas de famosos, se codean con el jet set, se tutean con las estrellas del espectáculo y se distraen con facilidad y liviandad de mister fútbol, un mandamás que hoy por hoy requiere del máximo de concentración y, sobre todo, de dedicación exclusiva. Hoy día ese síndrome del estrellato ha sido mitigado por el seleccionador Gareth Southgate, con mucho carácter, con mano firme y sin concesiones ante actos de indisciplina o dispersión inadecuada.
Sin embargo a la FA y al técnico inglés de la selección aún les queda mucho por hacer al respecto: hay aún ovejas descarriadas a las que encaminar. Por todo eso, cuando los periodistas y el público en general ven que un futbolista top, un goleador empedernido, sabe cambiarse el frac por el overol y se entrega en cuerpo y alma al equipo que defiende, además de regalarle los goles incluidos en su contrato, quedan de boca abierta y no dudan un segundo en colocarle el letrero de "Man of the Match" (Hombre del Partido).
lunes, 18 de enero de 2021
LO TIRARON AL MEDIO
Edison Cavani es demasiado bueno. O quizás respetuoso en extremo, o por ahí es tolerante hasta la exasperación. Otro en su lugar hubiera reaccionado en forma diferente. Como poco, hubiera encararado al entrenador, alertándolo sobre lo que le están haciendo. Al menos le abriría los ojos y después se sentaría a esperar los acontecimientos. Si la cosa cambia, fenómeno. Si no es así, mala suerte, pero al menos él habrá hecho lo posible.
Esa jugada en la que Marcus Rashford se mete en diagonal y se termina encerrando en el bosque de piernas rivales, ignorando olímpicamente a Cavani que se desmarcaba sólo a su izquierda, pudo darle tres puntos de oro a Manchester United pero, en cambio, terminó desflecándose como una prenda vieja y desgastada.
Rashford es un ícono para los ingleses y no precisamente por su rol en el fútbol, sino porque es la cabeza de una campaña social que promueve -y presiona- al gobierno de Boris Johnson para que mantenga los almuerzos en las escuelas para niños carenciados. De hecho el gobierno había suprimido, meses atrás, tal beneficio, hasta que la presión ejercida por Rashford y su madre a través de la prensa y de las redes sociales, obligó a una marcha atrás histórica de la autoridad. Resumiendo, hoy se habla de que Marcus Rashford podría ser condecorado por la Reina con la distinción de "Sir", título que llevan quienes han hecho méritos especiales a cualquier nivel en el Reino Unido.
Obviamente se impone separar las cartas en este caso. El técnico noruego Ole Gunner Solskjaer es, sin dudas, quien debe hacerle entender a su futbolista que el agua y el aceite no se mezclan o que lo cortés no quita lo valiente. En privado debería remarcarle que el loable hecho de representar un ejemplo de solidaridad y de altruismo dentro de la sociedad británica, todo un símbolo y una referencia para los deportistas que inician el difícil camino de la fama, no incluye el creerse el dueño del cuadro ignorando y "tirando al medio" a un futbolista "senior" que se ganó a puro esfuerzo el respeto de propios y extraños, más allá de las virtudes que como jugador y goleador ha demostrado Edison Cavani en clubes de primer nivel europeo y mundial.
MIEDO A PERDER. Intentos y sólo intentos, más de Liverpool pero siempre con un marco de tibieza, como un horno graduado tan bajito que no alcanza a cocinar la comida. El clásico fue un monumento al respeto mutuo en una Liga en que normalmente esta clase de encuentros se juega a cara o cruz, a matar o morir. Es cierto también que Liverpool perdió aceleración respecto a las dos últimas temporadas y con esa realidad sobre el césped, todo se ha emparejado para abajo.
Si bien el local presionó siempre la salida de Manchester United, la visita estaba encerrada pero consciente y lúcida, nunca "groggy" y cada vez que podía zafar del asedio intentaba herir aprovechando que tras el quiebre de la presión la última zona de Liverpool parecía no responder con firmeza. Las dos ocasiones más claras del partido , casi las únicas, respondieron a esos parámetros. En las dos el protagonista fue Alisson Becker, el arquero brasileño de los de Jurgen Klopp, tapándole sendos remates de gol al francés Paul Pogba y al portugués Bruno Fernandes.
Y no pasó más nada, aparte de la jugada que pudo haber terminado con gol de Edison Cavani y se quedó en la nada por el egoísmo de Marcus Rashford. Más allá de ese episodio puntual que quizás hubiera definido el partido para el United, el salteño, ingresado en el minuto 60, no pudo influir en un trámite muy cerrado, en un clásico pautado por el miedo a perder en ambos protagonistas.
LA RESURRECIÓN DEL CITY. Cuando parecía que su sistema de juego se moría lentamente, cuando los resultados negativos de la primera parte de la temporada amenazaban con pasarle raya a toda una era de "guardiolismo", al tiempo que los traspiés se sucedían y hasta casi gritaban que al "gran Pep" le habían tomado los puntos, engañando a muchos -especialistas y gente común-, resulta que hoy el Manchester City de Josep Guardiola le pisa los talones a su rival tradicional, el Manchester United, en el tope de la tabla de posiciones de la Premier League.
El "celeste" está segundo a sólo dos unidades de los de Edison Cavani, pero curiosamente, en una supuesta tabla de puntos perdidos, es el líder del torneo con 16 unidades dejadas por el camino contra 17 del United.
De cómo el "citizen" aniquiló a Crystal Palace habría muy poco para decir porque todo fue muy fácil y de rápida ejecución. El buen juego, el que pretende siempre el carismático entrenador catalán, apareció de la mano del espíritu ganador que han recuperado sus dirigidos. Se les ve con las ganas de otrora, con la voracidad que habían perdido, con la aplicación de alumnos clase "A" que exige inexorablemente el ex-técnico de Barcelona.
Todo ese libreto, bien aprendido y recitado de memoria, ha resultado más que suficiente para que Manchester City haya resucitado recobrando, casi sin darse cuenta, en puntas de pie y en silencio, el nivel de las últimas temporadas, el que ha exhibido casi con ostentación luego de haberse diplomado como uno de los nuevos ricos del fútbol mundial y, con mayor énfasis todavía, después de haberse entregado en cuerpo y alma a las artes y al estilo de "Pep" Guardiola.
Ante todo ese aluvión de cosas conjuntadas, poco y nada pudo hacer el Crystal Palace dirigido por el veterano Roy Hodgson. Fue exhibición y no partido: un 4 a 0 puro y duro. La muestra dió para golazos como los de Gundogan y Sterling y hasta para que un zaguero, John Stone, convirtiera sus dos primeros goles desde que juega en el club.
LEICESTER GOLPEA LA PUERTA. Fueron dos goles, pudieron ser más para los dos lados. Fue el partido ideal porque Leicester City y el asombroso Southampton crearon, elaboraron fútbol, pero al mismo tiempo se preocuparon de defender con criterio impidiendo el cambio de gol por gol.
En cambio el volumen de fútbol estuvo siempre a un nivel muy alto y así también surgieron algunas chances claras que, en su mayoría, fueron conjuradas por ambos arqueros, quienes desplegaron al aire la bandera de la salvación para sus respectivas vallas.
El local lo resolvió a su favor porque cuando habló lo hizo con el argumento básico del fútbol: el gol. Porque, además, no sólo de Vardy viven los de Brendan Rodgers, quienes dejaron bien claro que cuando necesitan más artillería, también pueden aparecer el talentoso James Maddison y la otra pieza del cañón, el mediocampista con alma de goleador, Harvey Barnes, que en esta temporada parece decidido a todo.
Leicester City fue efectivo, fue letal y entonces ganó: 2 a 0.
CARA DE "POKER". Tottenham Hotspur fue claro dominador en el primer tiempo y entonces ese 2 a 0 que estampó el gran Harry Kane sobre el mismo cierre del período inicial, tuvo pinta de cierre de partido. Tras el "relax" del descanso los de Mourinho se durmieron en los laureles. Fue sólo una siesta corta, suficiente sin embargo para que el entrenador portugués se agarrara una de sus clásicas rabietas y se fuera a sentar en su butaca con notoria cara de "póker".
Sheffield United, el colista por muerte de la Premier, no le hizo asco al descansito tomado por su rival y encontró el fútbol que a veces atina a jugar pese a estar casi condenado anticipadamente al descenso. Con toque livianito pero fino, con sentido colectivo, interesante al menos, se le tiró encima a los "Spurs" y hasta logró descontar.
Unas miraditas de reojo al banco, el silencio de su técnico llegándoles pesado y contundente desde el costado de la cancha, la mirada fulminante del luso, todo eso agravado por el descuento de McGoldrick, fueron elementos más que suficientes para que el equipo reaccionara como tocado por un resorte, de modo que ni 4 minutos necesitaron para que N'Dombele sentenciara el partido con el 3 a 1 definitivo.
Sheffield United siguió con su buen juego, sin profundidad, sin "punch", sin hacer daño al menos adentro de la cancha, porque afuera José Mourinho, el de siempre, el que promete cambiar pero nunca lo hace, no podía ni quería ocultar su molestia por lo que consideraba una actuación inconvincente de su equipo.
EL LÁNGUIDO CHELSEA. Un triste Chelsea, lánguido, desdibujado, desteñido, sin hacer pesar a sus figuras, necesitó de un agónico gol de Mason Mount para doblegar al local Fulham, su rival del oeste de Londres, que había resistido más de media hora jugándole al gigante con un hombre menos.
Cuando a los 41 minutos el portugués Cavaleiro desperdició, con una definición deficiente, una formidable jugada colectiva de Fulham, los pronósticos para el segundo tiempo no podían ser más preocupantes para los dirigidos por Frank Lampard. Nunca habían plasmado en la cancha el poderío que naturalmente debiera emerger siempre de sus figuras, las mismas que conforman un presupuesto multimillonario e infinitamente superior, por cierto, al que ostenta el que fuera ayer su rival de turno.
Por esas razones de peso -y de libras esterlinas- cuando a los 44 minutos el estadounidense Antonee Robinson, defensa de Fulham, dió por el piso con todo lo bueno que había mostrado su equipo al hacerse expulsar infamemente tras una entrada tan tremenda como innecesaria contra el vasco Azpilicueta, no hubo nadie que no pensara que en el complemento Chelsea se comería crudo a los dirigidos por Scott Parker.
Pues no fué así. Ni los cambios introducidos por Lampard consiguieron despertar al equipo, sacarlo de esa languidez y de esa inoperancia. Fulham defendió sin sobresaltos, no pasó mayores sofocones pero cuando parecía que se llevaba un punto que era oro por su posición comprometida en la tabla y porque en la Premier jugar con diez fubolistas equivale siempre a derrota segura, aparecíó Mount y sepultó las ilusiones del local.
Fue triunfo - un pálido 1 a 0- del desteñido Chelsea que, si sigue en este tren, no parece ser un problema mayor a resolver para los que comandan hoy las posiciones de Premier League.
LES FALTÓ APLAUDIR. El gol de Neal Maupay, a los 16 minutos de juego para el 1 a 0 que sería definitivo de Brighton ante el Leeds de Marcelo Bielsa, fue consecuencia de la construcción de paredes, techos, pisos de parquet, edificios enteros, con todo Leeds mirando y admirando la gran obra. Un golazo, claro, pero a nadie hubiera extrañado que los chicos del "Loco" lo hubieran aplaudido. Siguieron los muchachos de Brighton invitándose sólos, navegando 60 metros sin otros barcos en el horizonte , casi hasta "chiveando", siempre sin enemigos a la vista, por supuesto.
Es que está claro que lo del técnico rosarino no es marcar mal, sino que directamente es no marcar, permitir y poco menos que aplaudir. Más que en el fondo, donde los desamparados defensas de la última línea deben enfrentar desarmados a enemigos que les llegan sueltos, libres como pájaros, el problema está en el medio, zona que el técnico argentino no ha poblado precisamente con futbolistas de marca, vestidos con un overol manchado de grasa y aceite, rastrojeros, tractores imprescindibles para trillar un área clave de la cancha.
Con estas franquicias, Brighton jugó a voluntad, pero justamente porque era el discreto Brighton el insuceso no pasó de una simple derrota por un sólo gol de diferencia y no alcanzó el tinte de desastre que ya han causado -y continuarán causando- muchos peces gordos del fútbol de Premier a costa del permisivo Leeds United de Marcelo Bielsa.
martes, 12 de enero de 2021
EL APRONTE DEL LIDER
No pudo matar. Por esta vez las balas fueron de goma. Edison Cavani reapareció, quiso como siempre, estuvo como siempre, corrió como siempre, tapó las salidas del rival como siempre, luchó como siempre. Está claro que no todos los días son de fiesta, así que en la laboriosa victoria de Manchester United ante Burnley, el salteño no pudo anotar pero remó para el equipo como lo hace en cada partido que juega la camiseta que defiende.
El local se preocupó muy especialmente de cortar los circuitos que conducían a "El Matador" y lo cierto es que lo hizo muy bien, no entreveró nunca los cables, no falló en las conexiones y de ese modo evitó la explosión en su propio arco. Así y todo Cavani nunca dejó de intentar su gol. A los 38 minutos su media tijera fue detenida por la cara de un rival. A los 52 erró el zurdazo que hubiera culminado una gran jugada colectiva de su equipo. A los 66 tuvo la más clara cuando enganchó para la zurda pero su remate se perdió alto y desvidado. Por último, cuando corría el cuarto minuto de descuento, se la sirvió en bandeja al francés Anthony Martial, pero el delantero, acusando un problema físico, desperdició una clara oportunidad de gol.
El entrevero inteligente que Burnley propició en el primer tiempo derivó en un partido mal jugado, desprolijo y cortado hasta por las intervenciones del VAR. En el complemento aparecieron los espacios y fue así que la visita tomó las riendas del encuentro. Hubo un guía, un conductor. Fue tiempo de Pogba. Mandó, quitó, apoyó, se hizo "el Pogba", el de la fama, el del nombre, el del cartel y simplemente destruyó el trámite apretado del primer tiempo. Las armas que empleó fueron el buen juego, el señorío y ese "latigazo" que sacó con carambola a varias bandas, para que el balón terminara en la red del desconcertado Nick Pope.
Despacito y por las piedras, en puntas de pie y sin hacer ruido, con aquellos tropezones preocupantes de principio de temporada, el Manchester United de Edison Cavani es hoy el líder absoluto de la Premier League y, en esa condición, con ese pergamino, habiendo salvado con lo justo un apronte exigente, irá el domingo a visitar a su escolta, Liverpool, el rival de todas las horas y todas las épocas, que lo sigue en la tabla, tres puntos más abajo.
lunes, 4 de enero de 2021
EL ARTE DE DEFENDER
Al final cayó de rodillas. No se podía levantar. Sufrió como nunca pero sus muchachos le respondieron como siempre, o tal vez más que siempre. Es Ralph Hasenhüttl, el del nombre difícil de escibir y de pronunciar. Es el temperamental técnico austríaco, motivador como pocos en la Premier League. El mismo que la temporada pasada sacó de los pelos a Southampton de las posiciones de descenso, pero que ahora tiene a los "Santos" arriba, metidos en la pelea por las posiciones que clasifican a las copas europeas.
Ante Liverpool, Southampton se paró firme y ordenado. Defendió con uñas y dientes, pero al mismo tiempo con mucha calma y propiedad ese gol madrugador de Danny Ings, surgido tras un error colosal del lateral Trent Alexander Arnold, una temprana conquista que remarcó, una vez más, la indiscutible vigencia de "la inexorable ley del ex", porque el scorer fue "durante una vida" hombre de la casa en Anfield Road.
La noche del "Saint Mary's Stadium mostró con una claridad pocas veces vista que defender en fútbol también es un arte, perfectamente equiparable a atacar, a elaborar juego o a la inspiración individual que origina algún preciosismo oportuno y redituable. Mirar cómo un equipo defiende con orden, con prestancia, pero al mismo tiempo con fiereza, es también agradable a la vista. Además nada sería más falso que creer que Southampton se limitó a frenar al campeón y a resignar toda opción de atacarlo, conformándose con el 1 a 0 que terminó siendo definitivo.
Es decir, el libreto del motivador Hasenhüttl no fue avaro pese a que la embestida del toro herido, un Liverpool enojado y hasta frustrado, quizás lo hubiera justificado. Por varios pasajes los "Santos" no lo fueron tanto, le jugaron al monarca de igual a igual y hasta estuvieron en el umbral de una segunda conquista que hubiera bajado la cortina metálica antes de la hora de cierre.
Es cierto que durante el segundo tiempo la sensación de que la visita podría empatar el partido en cualquier momento, fue fuerte en varios pasajes, pero siempre surgió alguna pierna salvadora, alguna cabeza providencial, algún cierre de emergencia, o bien fallas en la definición por parte de gente que normalmente no erra.
Lo dicho: defender en fútbol es también un arte y el austríaco Ralph Hasenhüttl puede decirlo con absoluta propiedad. Y si no, que le quiten lo bailado al Southampton en esta temporada, hacéndole burlas al descenso y acariciando la suave piel de las copas europeas.
EL CITY DE ANTES. En Stamford Bridge, al oeste de Londres, en el elegante barrio de Chelsea, resurgió el Manchester City de antes. Desplegando en abanico todo su rico repertorio, jugando sus mejores cartas y asestando sus golpes más certeros, los de "Pep" aniquilaron desde muy temprano en el partido al irregular Chelsea de Frank Lampard.
Reaparecieron la intensidad sin pausas, la dinámica, la sincronización de las piezas, el cambio de ritmo letal, pero sobre todo las ganas y el hambre de gloria. Como casi siempre sucede en las mejores tardes del City, su mejor figura es el belga Kevin De Bruyne, el "colorado" de la varita mágica, el director de orquesta, el que marca las pausas y las aceleradas repentinas. Todo este arsenal de recursos hace que una asistencia y un gol del belga, sólo pasen a formar parte de la fría estadística como la frutilla sobre la torta de una actuación gloriosa.
A los 34 minutos, precisamente cuando anotó De Bruyne, se bajó el telón del escenario, que volvió a levantarse sólo esporádicamente para que la imaginaria multitud pudiera continuar vivando, de pie, a la obra del equipo de Guardiola. Los celestes de Manchester se subieron así al quinto lugar de la tabla de posiciones de la Premier, desbancando al desparejo Everton de Carlo Ancelotti.
Es fácil deducir que el futuro inmediato del City en el torneo, depende directamente de que mantenga el nivel mostrado en Stamford Bridge, estampando una victoria mucho más expresiva que el 3 a 1 final. Si la respuesta fuera afirmativa, se hace muy fácil pensar que al fin y al cabo, después de tantos bajones y tropezones, los de "Pep" estarán en la pelea por el título.
ENTRE LOS GRANDES. Leicester City sube y baja. El plantel de Brendan Rodgers es de los que más ha sentido en el físico el rigor de un fixture apretadísimo, de máxima exigencia. Es algo lógico que resulta de que los azules, si bien se han acostumbrado a pelear arriba en las posiciones, dentro de ese grupo selecto de clubes que conforman la parte superior de la tabla, son de los planteles más cortos, por lo cual se han resignado a sufrir más de la cuenta con el rigor de un calendario implacable.
El primer tiempo entre Newcastle United y Leicester City transcurrió sin pena ni gloria. Entrecortado, sin dinámica, carente de ritmo, resultó toda una buena siesta dormida entre "Urracas" (Newcastle) y "Zorros" (Leicester). Cuando recién iniciado el complemento el paraguayo Miguel Almirón trataba de llevar al frente al dueño de casa con su clásica velocidad y algún cambio de frente muy preciso, sobrevino un gran pase del siempre utilitario Mark Albrighton que propició la corrida del peligroso Jamie Vardy y el golazo del "10" visitante James Madisson, tras un remate seco y a media altura.
Ese gol de apertura no le daba a Leicester City para ponerse a hacer la plancha, pero al menos le regaló la tranquilidad suficiente para recuperar parte de su fútbol y pasar a manejar el partido con cierta propiedad, situación que se solidificó cuando otro gran pase del inglés Albrighton encontró recompensa en un gran remate del belga Tielemans que también fue a parar a la red del arco local.
Si bien a los 82 minutos el gol de Andy Carroll, en el primer toque de pelota del de Newcastle, encendió la alarma para los futbolistas de Brendan, éstos no entraron en pánico sino que, por el contrario, mantuvieron la calma y también el resultado, un 2 a 1 que los catapultó a la tercera colocación en la tabla.
BATMAN Y ROBIN. Mueven la pelota de un lado a otro hasta que la marean. Rotan, ocupan todos los espacios posibles, buscan por adentro y por afuera a velocidad máxima, pero los horrores defensivos que cometen y las fallas en la definición de todo lo que crean, lo matan, lo destruyen. Es el Leeds United de Marcelo Bielsa, un equipo que se aniquila a sí mismo anulando de varios plumazos todo lo bueno que propone en una cancha.
Claro que si quienes están enfrente son Batman y Robin todo eso se agrava, porque Kane y Son, Son y Kane, jamás perdonan: sólo matan primero y preguntan después. Son "asesinos" a sueldo, son "sicarios" y como tales, no tienen piedad, jamás la tienen.
Por eso al terminar el primer tiempo del choque entre los del "Loco" y los de "Mou", ya estaba todo liquidado con un gol de Harry (Kane) y otro de Son, por lejos el mejor futbolista coreano que ha dado la historia. A los cinco minutos de comenzado el complemento se agregó la anotación del belga Toby Alderweireld, pero lo cierto es que ya ni hacía falta. Simplemente con practicidad y contundencia los Spurs se comían crudos a los del noreste de Inglaterra.
Es que luego de pagar caros los errores defensivos y la falta de "punch", al Leeds nunca le quedan ni fuerza ni ánimos para mantener ese ritmo vertiginoso que pretende imponer desde el comienzo de los partidos y en ese momento es cuando el rival de turno comienza a florearse.
Eso es lo que sucede casi siempre y fue exactamente lo que pasó ante un gran equipo, trabajado, práctico y contundente como el Tottenham Hotspur de José Mourinho, que ya está de nuevo enroscado en la parte de arriba de la tabla: 3 a 0 y a volver a la burbuja.
GOLEANDO EN LA NIEVE. Arsenal se floreó en la nieve de las Midlands occidentales y vapuleó al disminuido West Bromwich Albion: 4 a 0. Más allá de la debilidad indiscutible del equipo dirigido ahora por el inglés Sam Allardyce, un especialista en sacar de los pelos a equipos que están con un pie en el descenso, sorprendió el ritmo demoledor y la eficacia que mostraron los "Gunners" en todas sus líneas.
Por momentos hasta pareció que Bukayo Saka, el inglés afrodescendiente que ya es parte de la selección de Gareth Southgate, se deslizaba sobre la nieve a velocidad supersónica, mientras los rivales sólo atinaban a mirarle el número "7" de su camiseta. Sus compañeros parecieron contagiarse, porque las ganas y la dinámica que mostró el francés Alexandre Lacazzette, eran justamente las que se le venía pidiendo y casi exigiendo, desde hace mucho tiempo. Por la banda derecha el español Héctor Bellerín jugaba a ser un avión y rompía cronómetros subiendo y bajando con su habitual velocidad. Del lado opuesto el otro lateral, Kieron Tierney, inauguraba el marcador con un gol espectacular y acto seguido se mandaba un partido acorde a la calidad de esa conquista.
Quizás faltaron los esquíes, aunque el Arsenal de Mikel Arteta igual se las arregló para deslizarse sobre la nieve y guiado por una espléndida puesta en escena de Saka y Lacazzette, consiguió su tercera victoria consecutiva y comenzó a escalar posiciones en la tabla de Premier.
Wolverhampton Wanderers lo tenía ganado. Los del portugués Nuno Espirito Santo perdían 1 a 0 en su visita al balneario de Brighton y, tras una remontada estupenda, habían sellado un 3 a 1 que parecía definitivo. Sin embargo el local les cayó encima aún con sus claras limitaciones técnicas y de plantel y consiguió, a mérito puro, el 3 a 3 definitivo.
Crystal Palace se recuperó y en su casa de Selhurst Park liquidó al colista Sheffield United con un 2 a 0 claro y contundente. Al final del primer período el canterano Eberechi Eze construyó desde su propio campo una jugada individual memorable que terrminó en la red visitante sellando el resultado final con un gol que, sin dudarlo, competirá con grandes posibilidades tanto a nivel nacional como internacional para ser coronado como el gol del año. Fue una corrida imparable en la que el británico dejó por el camino a rivales como si fueran soldaditos de plomo y terminó definiendo con la exquisitez de un futbolista consagrado.